Séptimo Flechazo [Primera Parte]
Una forma de remediar las cosas.
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Hoseok salió del ascensor viéndose muy pulcro mientras sostenía una taza de café de la cafetería cerca al edificio, esa que solía visitar seguido Hyungwon; tenía sus gafas medicadas ese día y su traje era llamativo por lo moderno —Como siempre.— De camino a su escritorio saludó a uno que otro que encontró de paso y sin poderlo evitar dirigió su mirada curiosa hacia el pasillo que daba a la oficina de él, al final se obligó a seguir hasta que alcanzó su escritorio.
Soltó un quejido nada más sentarse.
—¡Ey! ¿Qué tal amaneciste hoy? — Hoseok miró por un tiempo a un punto fijo en su escritorio buscando una respuesta lógica a esa pregunta, así que luego de pensarlo lo suficiente recobró la compostura viendo a su amigo directamente al rostro, así se forzó a sonreír y asintió antes de hablar.
— Bien... Todo está bien... —Muy estúpido de su parte.
Sacando algunas carpetas que necesitaba para comenzar a trabajar se dedicó a pensar en sí estaría bien lo antes posible, si quizá pronto dejaría de pensar en él, si podría volver a dormir, si ya no se sentiría tan preocupado y solo como se estaba sintiendo; todo era tan sofocante que comenzaba a ahogarse, y lo peor es que no podía culparlo de nada porque fue su culpa aunque no lo hubiese querido aceptar en aquél momento, debido a su tonto orgullo que nada bueno le trajo.
Suspiró totalmente destrozado.
Era estúpido esperanzarse en algo que seguramente ya no tenía vuelta atrás ¿No? Debía superarlo y ya ¿Cierto?.. Entonces ¿Por qué seguía tan reacio a aceptarlo?
—¿Estás seguro? — La voz de Changkyun lo abordó en medio de sus pensamientos y flaqueo levemente, pero de nuevo volvió a asentir no permitiendo que sus sentimientos reales salieran a flote.
—Sí, estoy bien. —Aseguró con una sonrisa a medias. — No se preocupen. — Ambos hombres se quedaron mirando por un momento y regresaron a ver al hombre de cabello naranja que tecleaba ya centrado en su trabajo; estaban tan seguros de que algo le sucedía, que no era sino cuestión de tiempo para que alguno de los dos le dijera la verdad de lo que estaban percibiendo en los últimos días.
— ¿Saben? Deberíamos ir a beber algo una vez salgamos.— Propuso Changkyun buscando un espacio propicio para que Hoseok intentara abrirse a ellos, ese era el plan; al menos parte del mismo.
— ¿Es en serio, Im Changkyun? — Jooheon se lo murmuró incrédulo de que dijera algo como eso. Se suponía que debían animarlo de algún modo, pero no estaba seguro de que salir a beber a algún bar fuera una buena idea, tampoco confiaba en lo que fueran a decir en algún desliz de ebriedad.
—Me parece estupendo ¿Por qué no? — La propuesta de Changkyun no le pareció una mala idea al mayor, él necesitaba despejar un poco su mente y salir a beber algo con sus amigos sonaba perfecto; al menos lo intentaría.
—Oh, está bien. Claro...— Jooheon asintió volviendo a sus cosas, mientras que Hoseok lo escuchó soltar un suspiro pesado y comprendió su mucha preocupación.
Era muy extraño.
Dos semanas antes habría pensando que era una gran tontería discutir con otra persona de esa manera tan infantil, quizá estaría un poco molesto y se mantendría haciendo una que otra tontería mientras huía de él, simplemente porque Hyungwon nunca se rendía en su fiel misión de mostrarle su amor sin control alguno; pero ahora era diferente. Deteniéndose de escribir en el teclado miró en el calendario la fecha, ya prácticamente terminaría febrero y la llegada de Marzo estaba más que latente, el tiempo pasaba volando pero su lindo dongsaeng no regresaba, todos comentaban sobre su posible renuncia luego de San Valentín, pero eso no podía ser posible.
¿O sí?
Lo aceptaba, que la última vez que habló con él fue meramente desastroso, todo pasó demasiado rápido como para alcanzar a comprender y no pensó que las cosas terminarían de la forma en la que terminaron; si tan sólo hubiese ignorado sus sentimientos inconclusos como siempre, quizá no habría armado un escándalo bochornoso en el lobby de su edificio, quizá no habría herido a SunHae y a HyungWon a su paso, quizá si hubiese sido sincero cuando él le dio la oportunidad de serlo no estaría entonces a la espera de volver a verlo...
Quizá
Pero un quizá no era lo mismo que una certeza, y justo ahora necesitaba una base sólida que le dijera que al menos tendría la oportunidad de volver a verlo; no estaba siendo fácil aceptarlo y era su primera vez sintiendo algo igual.
Dos semanas pasaron demasiado ligeras para su gusto y lo desagradable es que Hyungwon no regresaba a su acostumbrado puesto, quería pensar que seguramente había pedido algún tipo de licencia para ausentarse, pero tantos días ya comenzaban a preocuparle en demasía; y mentiría si dijera que no intentó nada por su propia cuenta, pues lo llamó buscando saber sobre él, en otro ataque de locura excesiva esperó fuera de su casa, lo buscó en el apartamento de enfrente y en la clínica de su hermano; respecto a eso, le preguntó muy angustiado al doctor Minhyuk sobre el paradero de Hyungwon, sin embargo él tampoco le dio la ubicación exacta de dónde podría estar, simplemente dijo que se encontraba bien y que no se preocupara por nada.
Pero...
¿Cómo no iba a preocuparse?
Era consciente de que exactamente no tenían una relación oficial que sacar a relucir, que lo que sea que tuvieron terminó por decisión de Hyungwon, quien estaba en su derecho de sentirse furioso y todo lo demás; pero, de verdad ¿Cómo no iba a preocuparse?
Estaba asustado, temeroso, su mente no para de pensar y desear hablar con él lo más pronto posible. Soltó el aire sintiéndose muy, pero muy cansado, las pocas horas que dormía no estaban siendo suficiente para dispersar el estado de aturdimiento, comía poco pues apetito no tenía y cuando estaba en casa permanecía encerrado en su habitación con las cortinas cerradas; alimentaba a sus gatos porque eran su adoración, trabajaba porque era demasiado responsable como para dejar su puesto tirado y porque aún guardaba la esperanza de poder verlo una de esas mañanas. No quería nada, el tiempo era un extraño de ojos rojos y los espacios resultaban ser criaturas espantosamente gigantes.
A toda hora, en cada momento, en todo lugar, como fuera y cuando fuera, Hoseok siempre se la pasaba pensando en él; en HyungWon.
La mayor parte del tiempo sentía que era un tonto desalmado cruel sin remedio, lo sabía perfectamente, y que sus acciones terminaran por herir a quienes más apreciaba no le sorprendía porque siempre fue así, sólo que no lo quiso ver en el momento justo, fue tan terco y obstinado, que no midió el alcance de sus acciones; no estaba siendo consciente, además, por ignorar sus verdaderos sentimientos terminó por perder lo que más deseaba tener. Era inútil recalcar lo obvio, lo suponía, pero no tenía en sus manos mucho más que pudiera hacer ¿No es así? Lo estuvo pensando lo suficiente a su parecer y quizá decidirse a aceptarlo iba siendo la mejor opción por el momento.
Pero no, porque de nuevo el temor a eso aterrador se hacía punzante y dañino sin saber exactamente por qué.
El timbre del teléfono lo regresó de sus pensamientos tan dispersos.
—¿Señor Lee? Le hablo de recursos humanos. El señor Kang necesita verlo un momento ¿Está usted disponible? — Se extrañó del llamado tan repentino, pero estuvo de acuerdo con ir de inmediato.
En el ascensor se arregló la corbata, peinó su cabello naranja, y mientras cambiaban los números uno por uno el recuerdo de un cabello rubio y una sonrisa esplendorosa cruzaron por su mente; suspiró con los labios temblorosos por el sentimiento tan profundo de añoranza. Varios días pasaron y ya no sabía qué demonios le dolía más, el orgullo comenzaba a parecerle una enorme estupidez tan inservible y sólo deseaba poder tener la oportunidad de verlo al menos una vez, sentirlo, hablarle, explicarle lo sucedido y así mismo convencerlo de que las cosas no podían terminarse así; pero mientras tanto habría de esperar, por algún motivo estaba seguro de que regresaría.
Él no podía dejar el trabajo tanto tiempo; no... ¿Podía?
Salió del ascensor con una extraña angustia en el pecho, se hizo anunciar antes que nada y entró a la espaciosa oficina encontrando a Kang centrado en el montón de papeles en los que usualmente mantenía sumergido, él se alegró de verlo ahí de pie y de inmediato le ofreció sentarse.
—Buenos Días, Lee, ¿Cómo amaneció el día de hoy?
Hoseok sólo asintió antes de hablar.
—Bien, gracias por preguntar. — Tomó asiento mirando alrededor, notando en la acción que la oficina siempre estaba igual, le gustaba el estilo de Kang quién alguna vez fue decorador de interiores y ayudaba mucho que el espacio fuera tan iluminado; siempre sintió debilidad por los espacios de ese estilo. —Y ¿Cual es la razón para ser llamado aquí?
El hombre elegante sonrió y juntó sus manos.
— Te llamé para pedirte un enorme favor. — Comenzó diciendo él. — No sé cómo lo tomarás, pues al principio se decidió que serías el director del área de proyectos, pero al final el CEO pensó que el director Chae se acomodaba mejor al cargo por su gran habilidad. — Kang fue cuidadoso con sus palabras y enseguida quiso aclarar sus palabras que podrían ser malinterpretadas. — No estoy diciendo que no tuvieras el talento suficiente, pero el trabajo del director Chae era increíble. Tú mismo fuiste testigo de ello. —Hoseok frunció el ceño ante las palabras del hombre que tenía enfrente tratando de explicar algo que no lograba entender y sus ojos hicieron un extraño queriendo comprender, pero no podía. — Ahora que él ha renunciado a su cargo, nos gustaría que fueras tú quien ocupe su lugar.
— ¿Cómo dice? —Hoseok no logró dimensionar lo que estaba escuchando en un principio. —¿Cómo que el director Chae renunció?— Hoseok no supo cómo ocultar su mucha angustia— ¿Cuándo sucedió?¿Le dijo por qué?
— Oh... Bueno, pues hace poco vino el señor Chae a dejar su carta de renuncia explicando que dejaba el puesto por un motivo de fuerza mayor. Fue una lástima porque queríamos seguir contando con su gran talento, pero al ser así, alguien debe ocupar pronto su lugar y no pensamos en nadie que encaje mejor que tú, Hoseok, ya llevas años en la empresa y sabes cómo funciona todo. ¿Estás de acuerdo?
Varios minutos pasaron después de la pequeña reunión de la que salió sintiéndose muy desorientado, estuvo en blanco por el tiempo en que se dirigió al ascensor y reaccionó en el momento en que recordó que Hyungwon estuvo en el edificio; abriendo los ojos a ese hecho casi que corrió por el pasillo directo al ascensor y oprimió el número del piso en el que se encontraba la sección de contabilidad. Tenía que intentar hablar con él y no se le ocurría otro lugar que no fuera ese.
Un tanto desesperado salió del ascensor asustando a un par de personas que esperaban para entrar, caminó mirando alrededor y como no logró ver una figura similar a la suya siguió hasta que llegó donde la secretaria que estaba centrada en sus cosas. — Necesito hablar con la directora Jaein.
— ¡Oh, señor Lee! — Ella lo saludó muy animada y hasta acomodó su cabello nerviosa de sólo pensar en no estar perfecta para él que era tan atractivo. — Lamento informarle que en este momento la directora se encuentra ocupada con alguien más ¿Desea dejarle algún mensaje? quizá ella lo atienda más tarde.
Hoseok no logró satisfacerse con esa respuesta.
— ¿Con quién está ahí adentro? — La mujer lo miró un tanto aterrada por su tan evidente falta de paciencia, miró hacia atrás a la oficina que resguardaba y luego se inclinó levemente hacía él que sostenía una expresión toda distorsionada.
—Está hablando con el director Chae.
Hoseok no tuvo que esperar dos veces para comprobar lo que la nerviosa secretaria le decía, fue camino hacia la oficina de Jaein y abrió la puerta sin siquiera tocar; ahí sentado frente a la mujer de cabello negro lo encontró y por fin pudo ver su rostro a medias, que aunque brillaba, se notaba un poco más delgado. Eso le hizo doler el corazón.
Había tanto en su pecho justo en ese momento.
— ¡Lee! ¿Qué cree que hace? — La mujer estaba sorprendida de verlo entrando a su oficina tan repentinamente, pero eso no le impidió dar un paso hacia él intentando hablarle. Era mucho lo que esperó para hacerlo ¿Por qué ahora recibía la noticia de que se iría? ¿A donde? Si Hyungwon renunciaba significaba que ya no tendría la oportunidad de verlo en las mañanas con su típica cara de sueño, sus gestos, su esencia, todo, absolutamente todo se perdería.
¿Tan mal lo había hecho?
Tal vez sí, pero no lograba dimensionar, era demasiado para comprender y necesitaba que él se lo aclarara.
—Necesito hablar contigo, Hyungwon. —El menor le dio la espalda y quien se interpuso en su camino fue la mujer de cabello negro bien estilizado; ella lo tomó del hombro buscando que la viera de una vez, ya que Hoseok insistía en ver el rostro de Hyungwon el cual rápidamente ocultó una vez lo vio entrar.
—Creo que debería ser en otro momento ¿No crees?— Le habló ella llamando su atención por fin — Lee, este no es el lugar y mucho menos puedes entrar a mi oficina de esa manera tan grosera ¿Qué pensarán los demás?
Nada podría importarle menos en realidad.
—Por favor, Jaein, será sólo un momento, — Se lo rogó desesperado — No te molestaré más si tan sólo me das un momento para hablar con él. — Ella dudó de todo lo que le decía con tanto desespero e intentaría sacarlo de su oficina de nuevo, de no ser que Hyungwon se levantó y llamó su atención.
— Está bien, Jaein, no te preocupes. Hablaré con él y luego me iré a casa como se lo prometí a hyung. — Su voz, una profunda y tranquila le llenó el alma; Hoseok se alegró de que Hyungwon fuera el mismo chico noble que le daba la oportunidad cada que se lo pedía, eso lo tranquilizó y lo llenó de esperanzas.
Porque estaba seguro que lograría convencerlo de no irse y de quedarse a su lado.
— ¿Estás seguro? — Ella no se veía muy convencida de dejarlo ir a su lado, pero Hyungwon insistió hasta el final en que estaría bien, que no había problema. Despidiéndose con un abrazó prometió llamarla y por fin salieron juntos hacia el ascensor prometiendo en el camino que hablarían en la terraza que era más privada y segura.
En el camino Hoseok se dedicó a ver lo muy alto y delgado que él era, su enorme abrigo negro era muy elegante y su cabello ahora estaba de un color rojizo muy particular, le sentaba muy bien; mucho más de lo que cualquiera podría llegar a lograr. Era fascinante, los hombros de Hyungwon eran muy anchos, su espalda era atractiva, sus labios también, verlo de perfil era un encanto sin igual y descubrió que le gustaba cada detalle, cada minúscula cosa que cualquiera podría pasar por alto, porque sentía que nadie podía ver en él lo que sus ojos sí.
Lo escuchó aclarar la garganta y se fijó en que Hyungwon se había había distanciado mucho de el.
—No me mires así, por favor, me haces sentir muy incómodo.
— ¿Ah?— No entendió a la primera lo que él le decía con tanta molestia, hasta que cayó en cuenta de que estuvo viéndolo sin ningún escrúpulo haciéndolo sentir incómodo; sinceramente no fue consciente de ello en un principio, pues sólo se perdió en su contemplación que no era diferente a la que normalmente hacía a lo lejos cuando lo veía pasar. — Oh...Lo siento...— Se disculpó, por supuesto, pero aún estaba tan aturdido y añoraba tanto estar cerca de él, que incluso la distancia le dolía.
El pesado y frío suspiro de Hyungwon rebotó entre las paredes del angosto lugar, Hoseok se vio estando un poco consternado por la manera extraña en la que se comportaba el menor y ya no estuvo tan seguro de que sería fácil obtener su perdón. Le dio la razón, por supuesto, todo lo que estaba sucediendo entre ellos no era nunca más una tontería o una simple rabieta de las que solía librarse nada más haciéndose el tonto, claro que Hyungwon debía de estar enojado ¿Cómo no? No esperaba ser recibido con flores, bombos y platillos...
Pero, tampoco esperaba esa frialdad...
Algo de culpabilidad y miedo comenzó a sentir.
Una vez arriba se dedicó a comprar un par de bebidas calientes en la máquina expendedora y mientras escogía lo que beberían lo miró a lo lejos, la manera en que el viento movía sus cabellos rojizos que estaban mucho más cortos que hace semanas atrás, y su perfil de nuevo lo encontró verdaderamente atractivo, mucho más que el de cualquiera que hubiese conocido a lo largo de sus días; se abrumó y regresó a terminar de obtener las dichosas bebidas.
El sentimiento en su pecho sólo crecía con cada gesto de su parte y lo peor es que no hallaba forma de sacarlo.
—Ten, creo que esta bebida te haría bien. Está caliente. — Lo extendió hacia él y el roce de sus largos dedos en su mano le hizo temblar, una corriente extraña le atravesó el cuerpo y por poco olvida hasta su nombre.
La mente se puso en blanco.
—Gracias...
El silencio después de eso fue algo incómodo; Hoseok le pidió en un principio hablar urgentemente, sin embargo no tuvo claro cómo ni por donde debía comenzar a explicar. Mirando al patio de suelo verde pensó y pensó, pero nada más le venía a la cabeza.
Sólo su necesidad de él.
—Verás, Hyungwon...
— Me encantaría que por favor dejaras de insistir en buscarme, Hoseok hyung. — Él no lo dejó siquiera terminar de hablar, que de nuevo marcó una línea entre los dos. Entendía perfectamente que estuviera enfadado, que no quisiera verlo por un tiempo determinado, pero pedirle que se alejara por completo era demasiado descabellado; no lograba concebir cómo hacerlo.
—Oh, respecto a eso. —Rápido buscó las palabras adecuadas para explicarle al menos un poco lo que por su mente atravesaba, pero Hyungwon no se veía muy convencido de nada de lo que escuchaba. — Hyungwon-ah, yo sé que dije muchas cosas aquella vez en tu oficina, que prometí que no volvería acercarme a ti, pero eso fue porque estaba furioso de que lo defendieras a él antes que a mi, fui muy infantil ¿Sí? No quise decir lo que dije con tanta crueldad y...
—Sólo detente. —Él lo miró directo al rostro una vez le dijo eso, se sintió apenado, pero la verdad era que hubo un punto en que no supo qué más hacer con ese enorme sentimiento que tenía hacia él.
Aunque no se lo dijo porque le resultaba casi imposible revelarlo.
—E-está bien... Pero antes de irte escúchame primero— Hoseok atinó a tomar su mano, más Hyungwon lo alejó con fuerza no permitiendo que lo tocara.
—¿Y qué es eso tan importante que debes decir que incluso tienes que esperar afuera de mi casa? ¿Sabes cuántas llamadas tuyas he tenido que borrar? ¿Cuántos mensajes? Ya detente, creo haberte dicho claramente que no quería verte nunca más, pero aquí estás balbuceando cosas que no entiendo para nada — Hyungwon bufó furioso y no era para menos.
—Lo siento, enserio, pero es que...—Hoseok sintió verdadera vergüenza, sudo a mares y eso que estaba aún poco frío aún, tomando aire apretó la lata entre sus manos y lo miró de nuevo.—Fui un idiota, Hyungwon, y de verdad lo siento mucho por todo lo que hice. Fue mi error...— Sintió una opresión en el pecho al intentar continuar, pensó que en cualquier momento lloraría frente a él porque algo no estaba bien, sentía que algo no estaba nada bien y todo eso se reducía a la actitud distante por la que optó Hyungwon; el miedo cada vez era mayor. — Yo-yo te hice daño y también a SunHae. Sé que merezco ser maldecido por mis acciones, pero Hyungwon, de verdad necesito que por favor no me apartes.
—¿Por qué debería escucharte? — Hyungwon soltó el aire y se encogió de hombros no creyendo en su voz temblorosa a punto de quebrarse. — Para mi ya fue suficiente de estar esperando, hyung, así que escojo no seguir aferrándome un amor que es imposible. No quiero.
— ¿Y no puedes darme otra oportunidad de remediarlo? —Se le preguntó ya sintiéndose al borde de la verdadera desesperación.— Yo sé que aún puedo hacer algo que...
—¿Y el día de mañana qué dirás?—le preguntó y eso lo detuvo de seguir hablando.— ¿Dirás que es asqueroso? ¿Dirás que te he arruinado la vida y te molesto? ¿Saldrás con alguien más por simples celos? — Hyungwon bufó sin poderlo creer —¿Siquiera te gusto como para hacer esto? No entiendo en realidad, porque hasta donde yo sé, eres el hombre que es incapaz de enamorarse de otro hombre porque le parece una aberración, así que ¿Qué quieres que haga yo con eso? ¿Que siga tras de ti sin ninguna queja? ¿Eres humano siquiera?
No pudo decir nada
Por alguna razón no era capaz de decir las palabras atoradas en voz alta, se sentía muy cohibido con todo y el corazón le latía muy fuerte, se mordió el interior de la mejilla intentando no frustrarse más por su propia inutilidad. — Si me dejas intentarlo, quizá...
Hyungwon soltó a reírse —Quizá... — Dijo no creyendo que en serio siguiera balbuceando en una situación tan delicada, así que suspiró con tintes de desilusión. — No quiero seguir escuchando. — Se alistó para salir primero, pero Hoseok lo tomó del brazo impidiendo que se fuera.
—Hyungwon, por favor, escuchame.
—No quiero ¿¡Por qué debería!? No estoy obligado a tener que esperar a que tus sentimientos estén claros; tampoco quiero hacerlo, ya no más. Así que no me sigas.
Y se fue
Al darse cuenta de que Hyungwon dejó atrás la lata sin abrir, sus hombros cayeron sintiéndose sin el derecho de seguirlo, él no lo escucharía y tampoco creía que debía intentarlo más; si tenía algo de vergüenza debía escucharlo y detenerse de una vez. No sabía que estaba esperando obtener al final, seguramente estuvo tan confiado de tener el amor de Hyungwon, que no se fijo que fácilmente podría perderlo por sus tontearías.
No lo creyó hasta ese momento.
Con el viento dándole en rostro sus ojos ardieron, la garganta la sintió llena de algo que le impedía respirar, el pecho le dolió y la mente se le nubló toda; ahí de pie sintiéndose más solo que nunca, se arrepintió de haberlo arruinado todo.
Porque nunca creyó que una separación dolería tanto.
◇◇◇
El bar al que fueron una vez salieron del trabajo fue uno solitario y de ambiente bastante sobrio que escogió Jooheon antes de siquiera pensar a dónde irían. Sentado mirando su copa se dejó llevar una vez más por esa inmensa inquietud que lo abordó desde esa misma mañana, ya que era muy difícil imaginarse que de nuevo Hyungwon saldría de su vida, perdiendo con la acción la oportunidad de siquiera tenerlo cerca; él fue muy claro al decirle que no quería que lo buscara más, y si tenía algo de consciencia, entonces debía escucharlo y parar de una vez.
Ya debía de dar por terminado todo, aunque fuera difícil de aceptar.
Sentado ahí quiso largarse a llorar, pero en su lugar tomó todo el licor que contenía su copa, sus ojos se cerraron por lo fuerte, la garganta le ardió y soltó un quejido que no pasó desapercibido para sus amigos que aguardaban aún curiosos, a saber por qué.
— Hyung, ¿En serio estás bien? — Jooheon estuvo insistente desde temprano en la mañana y Hoseok a esa altura ya no sabía qué responderle en realidad; era muy confuso en su cabeza, su pecho era un desastre incontrolable y el cuerpo lo sentía extraño, le hacían mucha falta sus caricias, sus besos y no sabía cómo expresarlo exactamente.
¿Qué debía hacer? Iba a enloquecer a ese paso.
En su lugar negó con la cabeza y se sirvió otro trago escuchando de fondo alguna canción de un cantante extranjero al cual no reconoció para nada.
— ¿Qué sucede, chicos? Pensé que habíamos venido a este bar para beber y ustedes están ahí con esas caras aburridas ¡Brindemos! —Bebió su copa de un tirón aparentando estar animado, pero los rostros llenos de preocupación de sus amigos no cambiaron ni con eso.
— Deberías detenerte, Hoseok hyung, estás bebiendo demasiado. — Changkyun estaba muy serio, eso no pasó desapercibido para el mayor que pretendía mantenerse aparentando tranquilidad, una que hacía mucho había perdido por culpa de aquel hombre alto de bellas facciones; no quería pensar más en él, de verdad que quería detenerse, debía hacerlo pronto o terminaría por en serio enloquecer a ese paso; así que sirviéndose otro trago pensó en que si estaba más ebrio seguro ya no tendría que pensar en él, seguramente sus impulsos desmedidos por ir a buscarlo se aplacarían y terminaría por tener algo de paz, una que no experimentaba desde que lo conoció muchos años atrás.
— No pongan esas caras y vamos a beber. —Sirviendo el licor para todos intentó nuevamente aparentar una alegría inexistente, hasta que se escuchó un claro bufido que lo detuvo de seguir sonriendo a medias.
—Hablo en serio, deberías detenerte. — Intervino de nuevo Changkyun buscando que él entendiera. —Si tanto quieres ahogarte en licor entonces hazlo, pero ya deja de sufrir solo y pretender frente a todos que todo está bien, cuando es evidente que nada lo está; estás siendo grosero con nosotros que queremos ayudarte y verte bien.
Hoseok escuchó aquello por parte de Changkyun, sus palabras llenas de comprensión despertaron en su interior esa necesidad de expresar lo que en su mente estaba, de repente no quiso callar lo que en su pecho se encontraba atorado, así que jugó con su copa buscando las palabras adecuadas; en eso Jooheon habló.
— Si quieres puedes tomarte tu tiempo, Hoseok hyung, tal vez Changkyun exagera un poco al enfadarse, pero estamos preocupados por ti. Desde que llegaste hace dos semanas con el rostro hecho añicos has estado muy extraño y... — Jooheon se le quedó viendo por un par de segundos intentando buscar las palabras, luego miró a Changkyun y este último soltó el aire inclinándose sobre la mesa.
— Sabemos que tienes algún tipo de relación con el director Chae — Changkyun lo dijo por fin y Jooheon bebió de su copa preso de los nervios, todo porque no sabía en qué terminaría aquello después de que el mayor supiese que estaban enterados de su relación con el alto rubio.
— ¿Qué? — Los ojos de Hoseok estaban abiertos de par en par, miró a todos lados y luego volvió la vista a ambos hombres que de veían preocupados. — ¿Cómo es que saben eso?
— Los vi en el market cerca de tu casa. Fue casualidad, lo juro, sólo estaba preocupado de verte tan desanimado, que terminé por seguirte y...— Changkyun dudó sobre si decirlo, pero ya lo había comenzado y lo último que deseaba era que las cosas siguieran el curso extraño que venían tomando.— Bueno, te vi besándolo ¿Está bien? Así que no tienes derecho a enojarte conmigo, lo mantuve para mi porque ¡No sé! Ni siquiera me molesta nada de esto. Sigues siendo el mismo Hoseok terco que he conocido desde siempre.
—Lo siento, hyung, yo tambien los vi en la sala de reuniones. Fue un accidente, no pretendía espiarte ni nada parecido, solamente quería invitarte a un café. Bueno...
—¿Por qué nunca me lo dijeron? —Hoseok pasó de estar un tanto ebrio a la plena sobriedad en un instante, se sintió incómodo por todo lo que escuchaba, sí, pero debía aceptar que no hallaba nada de hostilidad por parte de sus amigos, al contrario, usaban un tono bastante comprensivo, muy amable; el mismo que acostumbraban a usar siempre que le halaban.
Y fue en gran parte de mucho consuelo, pues un peso enorme desapareció de sus hombros.
Al principio pensó que sus amigos no comprenderían nada de lo que sucedía en su vida, creyó que estaba solo y que tendría que afrontarlo todo por su propia cuenta, así, en silencio sin decir nada, pero la descomplicada actitud por parte de ambos hombres lo motivó de nuevo a abrirse un poco más y quiso mucho probar algo que no trató antes, simplemente porque ya no podía guardar nada más dentro de su pecho que estaba a punto de explotar.
Nervioso se quedó en silencio por un par de segundos y después de un determinado tiempo trató de hablar.
—Yo...—Vio al rostro de ambos que parecían tan curiosos, expectantes sobre lo que diría a continuación, así que tomó aire antes de continuar. — Conozco a Hyungwon desde hace mucho tiempo ya, desde la universidad para ser exactos. Me... — Lo pensó de nuevo, no sabía exactamente por qué le era tan difícil, pero el motor que lo impulsaba no para de decirle en su cabeza que no se detuviera de hablar — Hyungwon me atrajo desde el principio. — Jooheon asintió escuchando y entendiendo al mayor, mientras que Changkyun bebió mucho más tranquilo ahora que escuchaba hablar a su amigo. — ¿Saben? no entendía por qué, pero cuando él sonreía yo me sentía con el mejor de los ánimos, si él estaba angustiado yo buscaría la forma de tranquilizarlo prometiéndole cualquier cosa que él quisiera y si no se encontraba cerca haría lo que fuera para así saber de él, dónde se encontraba y con quién...— Y en medio de ello Hoseok tuvo una realización. —A-a ése extremo conmocionó mi ser Chae Hyungwon... — Dijo lo último en un hilo de voz, casi como un murmullo.
Hoseok se quedó en silencio un tiempo pensando en que aquello que sentía en ese mismo momento no era nada nuevo, escucharlo de su propia boca le daba la oportunidad de recapacitar sobre esos días y así mismo darse cuenta de que siempre se sintió de igual forma hacia Hyungwon, que ignoró por mucho tiempo algo que era tan vital en su vida como respirar, lo sentía tan natural, que le impresionó haber podido ocultarlo por tantos años ya.
Y le dolió mucho.
Porque era el tonto que no tendría ni la más mínima idea de cómo expresarse, que le era muy difícil decírselo a viva voz, que fue tan estúpido y patético al no conocerse a sí mismo, ignorar sus propios sentimientos y negarse a la realidad, que terminó por ser el peor patético como alguna vez se lo dejó saber su vecino del apartamento de enfrente.
Extrañamente las lágrimas no evitaron salir, las mismas cayeron por su rostro y las limpió muy rápido haciéndose el fuerte para así evitar quebrarse delante de sus amigos, debido a la sencilla razón de que extrañaba muerte a Hyungwon; sin embargo, había perdido ya la oportunidad— la segunda en la vida— de poder tener todo lo que más deseaba en la vida, lo que podría ser la cura para su soledad; el único con el que se sentía completo.
¿Cuán miserable iba a ser por su estúpido error?
No quería ni pensarlo.
— Fui un toto, lo herí y ahora no quiere saber de mi ¿Está bien? herí tanto a Sunhae como a Hyungwon al mentirles y usarlos para protegerme como el tonto egoísta que soy, porque no quería aceptar que...—se detuvo de hablar incapaz de continuar y Changkyun se sirvió una copa tomándola de golpe, su rostro hizo la mínima expresión y volvió a ver al rostro al mayor.
— Sé un hombre y remédialo ¿Qué crees que haces aquí arrepintiéndote? Si lo quieres, aférrate a él. —Hizo un gesto exagerado con sus manos, Changkyun estaba incluso más animado que el mismo Hoseok, y todo porque le era sorprendente escuchar hablar a su amigo tan apasionado sobre alguien; eso lo conmovió. — Hyung, no dejes que el tiempo pase, sólo ve tras él y dile todo lo que nos estas diciendo. Ya verás que él te escuchará.
—Es cierto, hyung, Changkyun tiene toda la razón ¿Crees que alguien ignorará unos sentimientos tan puros? —Jooheon negó ventilando su mano de manera exagerada. — Atrapalo y no lo sueltes, dile todo, sólo así entenderá que no eres una mala persona; somos humanos, todos nos equivocamos alguna vez, así que si él también es humano sabrá perdonarte. Creeme.
Hoseok se sintió avergonzado de tener que decirlo, pero prefirió ser sincero ante la gran animosidad de sus amigos.
— No es la primera vez que le rompo el corazon a Hyungwon....— Tanto Jooheon como Changkyun abrieron los ojos sorprendidos de escuchar esas palabras. —Por mi cobardía he lastimado sus sentimientos muchas veces, así que es compresible que no quiera volver a verme. Tampoco lo culpo si quiere renunciar e irse.
— ¿¡Estás queriendo decir que de verdad renunció!? —Jooheon por poco lo grita, sus pequeños ojos estaban abiertos de par en par y su rostro expresó todo la sorpresa que lo invadía —Es decir ¿Cómo es eso? ¿Por qué? —Preguntó desconcertado.
—Yo lo llevé a hacerlo. Él... no quiere verme nunca más...— Lo dio por sentado; sin embargo, Changkyun no estaba de acuerdo con ello.
— ¿Entonces pretendes dejarte morir de pena de amor porque la persona que amas no quiere verte nunca más?—Hoseok se sorprendió por las palabras cargadas de sentimiento de Changkyun. —Lee Hoseok, escucha bien lo que te voy a decir y espero que te quede muy claro, sólo tenemos mínimas oportunidades de encontrar a alguien en el mundo que nos haga sentir llenos, realmente cómodos y amados, el universo es así de vasto, ¿y ahora dices que vas a dejar ir a esa persona porque no puedes decirle con simples palabras o acciones lo que sientes? — Changkyun bufó —Estoy muy decepcionado de ti, me haces sentir muy avergonzado también.
— Oye, vas a hacer que hyung se enoje, Changkyun, cuida tu boca y discúlpate.
— No, necesita saber que no todos tienen la suerte que tiene para remediar las cosas, miralo de esta forma: Se encontró con su amor de universidad después de mucho tiempo, tropezó y ahora dice que dejara las cosas así como un cobarde. —Cada que lo pensaba sentía que quería darle un golpe a Hoseok para que reaccionara. — El hyung que yo admiro no huiría jamás con la cola entre las piernas, el Hoseok que conozco y admiro correría hacia él y diría que lo siente, luego buscaría la manera de remediar todo, porque es lo que una persona auténtica haría. No seas más un cobarde.
Hoseok miró la botella por un tiempo indefinido mientras escuchaba al menor hablar afanado haciendo que su corazón se encendiera en esperanza, una que no sabía exactamente si daría frutos o si le daría la oportunidad de acercarse a él nuevamente; pero, si aquello le daba al menos la oportunidad de pedir por su perdón y así remediar el mínimo del daño enorme que había hecho, entonces lo intentaría, porque lo último que deseaba era dejar los cosas sin resolver como lo hizo en el pasado.
Una vez en su apartamento, luego de haberse despedido de sus amigos en el bar y dirigirse a descansar, cambió su ropa por una cómoda, dio de comer a sus preciados gatos, se quedó un tiempo en la sala mirando a la nada, y cuando dieron las dos de la madrugada se fue a la cama tirándose sobre ella con pocas ganas. Era muy extraño, los encuentros con Hyungwon eran muy pocos, pero cada uno lo habían marcado de manera inexplicable, su soledad que ya era demasiada se vio siendo multiplicada, le dolía mucho cada cosa y el deseo de llamarlo fue mucho más grande cuando, después del castigo mental, vino el arrepentimiento.
¿Por qué el ser humano era así?
Se lo preguntó seriamente, mientras sufría por esa terrible soledad.
No era mucho de revisarse en retrospectiva cuando cansado dejaba de lado a alguien, pero el arrepentimiento fue real una vez lo escuchó decir esas palabras en un tono frío que le desgarró el alma; viendo cuán herido estaba por la lección aprendida y lo mucho que deseaba tenerlo de nuevo entre sus brazos, optó por creer en las palabras de sus amigos e intentar remediarlo todo.
Era tiempo de cambiar.
☽☽☽
Hyungwon entró a la oficina muy relajado, tenía un vaso de color púrpura con una pajita decorandolo, vestía unos jean azules ajustados al cuerpo muy modernos, una camiseta negra con un estampado singular de La Pantera Rosa, sus lentes negros combinaban con su estilo y su cabello negro largo le daba ese toque atractivo que tenía loca de amor a más de una en el lugar. Ensimismado en el teléfono leyó el mensaje de Kihyun, quien le confirmaba que la reunión de egresados se daría el las próximas semanas, hace tiempo que no iba a una reunión de esas —Desde el tiempo en el que conoció a Hyunwoo, para ser exactos.— Así que estaba convencido de querer ir a pasar el rato con sus colegas.
Sólo debía buscar la forma de escapar del trabajo para así lograr su objetivo, más cuando despegó la vista del teléfono la halló ahí de pie, tan compacta como siempre y más huraña como nunca antes.
—Director Chae, llega 1 minuto tarde. —Hyungwon rodó los ojos desesperado de tener que escuchar a su enemiga #31 en la tierra. — Le he dicho que si quiere irse temprano como sabe hacer todos los días, entonces debe llegar temprano. Es una norma básica.
Terrible.
Después de dejar la anterior empresa para la que trabajaba, se pasó dos meses enteros encerrado en su habitación intentando olvidar y superar todo lo que carcomía su mente, el dolor en su corazón permanecía intacto, pero pensaba que ahora lo manejaba muchísimo mejor que al principio cuando no tenía ni idea de cómo sobrellevar tal trago amargo. Después de sentar cabeza y de que Hyunwoo le recomendara su actual empresa, se arregló el cabello, lo cambió de color y junto a Minhyuk enviaron el curriculum esperando tener la misma suerte de la primera vez; y sí, aunque era una pequeña empresa que estaba en crecimiento, tomó el puesto de director de proyectos porque el CEO se le hacía de lo más buena gente y gracioso.
Fue bueno, hasta que le asignaron a su secretaria.
Shin Dae era una réplica exacta de Edna Moda, igual de chiquita y con un genio de los mil demonios, ella siempre iba de un lado a otro detrás de él recordándole lo que debía hacer y lo que no, cómo debía vestir para las reuniones importantes con los contratistas, qué debía leer sin importar su problema de concentración, cómo firmar, cómo debía respirar e incluso llegó a interrumpirlo en el baño para decirle que debía tener presente las mil y un cosas que no había hecho en la mañana por estar viendo programas para niños; Shin Dae no era tolerante con el para nada y sus tacones de punta fina siempre sonaban como azotes del infierno dispuestos a someterlo a una tortura indescriptible que duraría durante largas ocho horas enteras.
Esa mujer era la peor que había conocido en todos sus años de vida.
— La reunión con los nuevos inversionistas será en la tarde, así que debe estar preparado para recibirlos. Me encargué de hablar con el director en persona antes de esto y dice que está muy interesado en reunirse con nosotros, así que, por favor, lea lo que dejé en su escritorio. — Hyungwon bostezo —Usted es la cara de esta empresa ¿Recuerda? El presidente confía en que logrará obtener ese contrato, así que tómelo con seriedad. — Él siguió el camino a su oficina sin mirar a la mujer de baja estatura que iba tras él diciéndole todo lo tenía para hacer, quiso gritar enloquecido, pero en su lugar tomó de su batido y saludó con una sonrisa a las personas de la oficina. Ello lo miró vengativa.—Y de nuevo llegaron algunos presentes a su nombre, los recibí y dejé sobre su escritorio junto al lo que debe leer para la reunión de la tarde, así que por favor disponga de ellos usted mismo.
Hyungwon se detuvo abruptamente, sus rostro se deformó en horror y giró a ver a la mujer que acomodaba sus lentes que eran más grandes que su mismo rostro.
—¿¡Por qué lo hiciste!? ¡Te dije que todo lo que llegara lo tiraras a la basura, no importaba si era del mismo presidente de los estados unidos debías deshacerte de todo, Dae-ssi!
—No me pagan lo suficiente para eso.— Refutó ella orgullosa de haber llamado su atención— Además, el ramo de flores se veía muy hermoso como para tirarlo a la basura. — Shin Dae levantó la frente sintiéndose digna y poderosa de rechazar sus mandatos, esa mujer era más dura que el concreto. — ¿Por qué no hace una excepción al menos una vez? Esa persona parece desesperado en querer comunicarse con usted, pero usted ni siquiera hace el intento de ver lo que le envía. Incluso ha fijado citas con usted, pero jamás asiste ¿No cree que está siendo demasiado grosero?
Hyungwon embraveció al escuchar eso.
—Shin Dae, escúchame bien, tú no tienes por qué opinar sobre lo que no sabes ni entiendes.—Le advirtió. — Está bien que te encargues de mi agenda y estés atenta a muchas cosas que me son necesarias para poder hacer mi trabajo lo mejor posible, te lo agradezco, pero en mi vida personal no te metas.
La mujer lo miró desde su posición bien orgullosa.
—Sigue yendo tarde a su oficina. —Ella dijo lo evidente y Hyungwon sintió cómo la ira iba subiendo por su espina dorsal, hasta posarse en toda la coronilla de su cabeza.
— ¡Aarggggg!
—Quieto. —Le indicó y siguió adelante dejándolo atrás. Ella abrió la puerta para él y Hyungwon entró hecho una furia.
Esa mujer seguramente lo mataría de un infarto o algún tipo de derrame cerebral, lo sentía, no estaba mintiendo. Dejando su maleta sobre el sillón de cuero negro que decoraba su oficina, miró hacia su escritorio donde descansaba un lindo ramo de rosas amarillas, y junto al ramo una linda bolsa de regalo y un sobre.
Se tiró en el sillón dándole la espalda y cerrando los ojos para obtener las fuerzas necesarias.
Llevaba meses enteros huyendo, de verdad huyendo de Hoseok; nunca antes habría imaginado que algo así podría suceder, y menos cuando en un principio fue el mismo quien se propuso a no rendirse en su intento de enamorar al mayor a como dé lugar— cosa que no resultó bien, pues terminó por hacer que le rompieran el corazón por segunda vez — La cuestión era que parecía que a Hoseok se le había metido el diablo, porque no supo en qué maldito momento se cambiaron los papeles, ni cómo aquella intensidad que solía tener para expresar su amor inagotable le había sido traspasada a él como por arte de magia.
Aprendió su lección y se arrepintió mucho de a veces ser tan intenso, incluso se disculpó con Hyunwoo, porque lo que estaba viviendo era de lo más terrible.
Hyungwon ya tenía suficiente de todo, eran muchos años de amar al mayor, el poco tiempo que estuvo en su anterior empresa los dedicó a ir siempre tras él, a respirar por él, vivía por él y no obtuvo sino una decepción enorme que casi lo mata, por eso no quería saber absolutamente nada de Hoseok, quería borrarlo de su mente y corazón; pero le resultaba imposible si todo el tiempo estaba apareciendo por cualquier lado con detalles y mensajes de todo tipo, Hyungwon no estaba manejándolo bien, así que le encargó a su secretaria deshacerse de todo los detalles que pudieran llegar en el futuro, sin embargo ella era más terca que una mula.
Levantándose fue directo al escritorio, decidido tomó todos los detalles y saliendo de la oficina caminó a paso firme bajo la mirada atenta de todos los presentes que lo veían curiosos. Sin importarle lo que estuvieran diciendo o pensando fue al ascensor, entró, oprimió el botón directo al depósito de basura, y una vez ahí, se dedicó a ver el ramo de flores que tenía tan lindo diseño; la última vez recordaba fueron lirios y la anterior a esa margaritas, Hoseok se mantuvo haciendo lo mismo por diez largos meses sin falta, no importaba la fecha, la hora, si era primavera, verano, invierno u otoño, si Hoseok consideraba que era momento de agobiarlo con sus regalos ostentosos y tentadores, entonces lo haría, y lo peor es que con ello llegaban las llamadas insistentes, las citas en restaurantes que ignoraba por completo y las cartas que llegaban por correo como si estuvieran en alguna película del siglo XIX.
Todo se le hacía muy romántico de su parte, le gustaba y mucho, pero ya eso no lograría convencerlo de darle ningún tipo de oportunidad de acercarse; Hyungwon no confiaba en el mayor ya, no quería hacerlo. Con el corazón pesado se deshizo de los regalos, de todos, menos el sobre; vacilante miró a un lado y a otro, y sin pensarlo más lo abrió encontrando una carta en el.
Una de las tantas que había ignorado a lo largo de los meses.
"Para mi querido Hyungwon"
Al leer esa primera línea sintió el rostro enrojecer de la emoción, casi, por poco y una sonrisa se le sale como sol en pleno amanecer, así que cerró los ojos recordando que estaba profundamente enojado con el remitente de la carta. Colocando una expresión dura continuó queriendo saber de qué se trata todo el show que mantenía a Hoseok tan insistente.
"Las estaciones pasan desapercibidas últimamente, el ambiente frío tampoco ayuda mucho a que mis pensamientos inquietos dejen de cuestionarse por el día en que decidirás responder a alguno de mis mensajes o al menos una de mis cartas aunque sea por azar, no importa el sentimiento, odio o no, quisiera saber cómo estás, lo que haces por estos días y por supuesto saber si eres feliz.
Sé que no tengo derecho a preguntártelo, HyungWon, que perdí ese privilegio en el momento en que traicione tu confianza y te herí; pero me decidí a obtener tu perdón y no descansaré hasta que eso suceda, incluso si no quieres recibir nada de mi parte, si no respondes a mis llamadas e incluso si no quieres verme, lucharé hasta que por fin obtenga tu perdón, porque eres importante para mi y lo que más deseo es poder remediar parte del daño que te hice.
HyungWon, las estaciones han pasado imperceptibles para mi desde que no te tengo, y aunque no estés conmigo, aunque no quieras verme y me odies, el sentimiento que guardo en mi pecho no me permite rendirme, no importa si lo único que obtengo de ti sea un terrible silencio y rechazo; debo confesar que por fin entiendo lo que sentías cuando, como un tonto, te ignoré y te herí, fui un estúpido sin consciencia que creyó que lo tenía todo asegurado por el simple hecho de que me dabas tu amor incondicional sin ningún reparo.
Mi más grande error fue ese y me arrepiento de todo corazón. No sabes cuánto.
Cariño, las estaciones han pasado tan silenciosas y amargas, que mi dolor sólo crece con cada día, cada hora, cada minuto; a veces creo ver tu silueta pasar por los corredores de la oficina y otras veces me pregunto si me necesitas, si me quieres aún, tengo tanto miedo de perderte por completo, que comienzo a enloquecer de verdad de sólo pensar que en cualquier momento alguien más se dará cuenta de esa preciosa alma que posees y me arrebate la oportunidad, la última a la que aferro.
Te extraño demasiado, el frío de este invierno no se compara con lo frío que está mi corazón desde que te fuiste de mi lado. Me pregunto si algún día decidirás escribir devuelta, me lo pregunto de nuevo en este día en que me doy cuenta que las estaciones siguen pasando a un ritmo pausado e intangible..."
Hyungwon se quedó mirando un punto fijo en el suelo esmaltado una vez terminó de leer la carta, un profundo suspiro se deslizó entre sus labios gruesos, pues se sintió muy confundido y curioso por saber qué sucedía exactamente con Hoseok; su carta era muy profunda, habían muchos más sentimientos de los que él jamás le mostró en todo el tiempo que estuvo junto a él, además, le preocupaba que en serio algo le estuviese sucediendo. Doblando la carta regresó a su oficina sintiéndose incómodo con la idea de responderle, pero todavía deseaba buscar la manera de acercarse o al menos saber de él, sin embargo, temía que si lo hacía terminaría por ceder fácilmente, tal y como lo estuvo la última vez que hablaron en la terraza.
En medio de una ola de suspiros pasó la mañana y llegó el almuerzo, uno que por cierto no tuvo el valor de disfrutar porque sentía el corazón pesado y la mente nublada; más llegada la tarde tuvo que prepararse para recibir a los representantes de la empresa con la que colaborarían en el nuevo gran proyecto del centro comercial que diseñó con tanto empeño. Shin Dae misma se había encargado de concretar todo e incluso le llevó un traje acorde a la reunión, la corbata la sentía innecesaria, pero al menos combinaba con su cabello largo negro y su camisa blanca.
— Aquí tiene los papeles necesarios. Cada uno tiene un post-it con el núcleo de lo que tratarán paso por paso en la reunión, apóyese por favor en los audios que le envié sobre la empresa inversora, espero que los haya escuchado todos.
—Lo hice, mamá. —No era cierto. La mujer se abstuvo de gritar furibunda y en su lugar levantó la frente aún más orgullosa.
—Sólo asegúrese de no tartamudear, lo hace cuando se desconcentra pensando en Pocoyó.
—Aish, esta condenada mujer.
Ella abrió las puertas de la sala de reuniones dejándolo pasar, así que guardó la manos en los bolsillos de su pantalón negro y dispuesto a entrar bostezó apenas puso un pie dentro; Shin Dae lo golpeó desde atrás para que se disculpara por su grosera acción, así que con rapidez hizo una leve inclinación y continuó hasta tomar asiento en un extremo de la mesa, sólo para encontrarse que al otro lado de la misma se encontraban Jooheon, Changkyun y Hoseok mirándolo con asombro
Los ojos casi se le salen de las cuencas una vez se aseguró que eran ellos.
Asombrado por lo que veía se levantó dispuesto a salir huyendo del lugar, siendo aquello imposible porque su secretaria se plantó como un roble frente a el, haciendo que regresara a su silla con sólo la mirada; así, ella se inclinó y le habló al oído furiosa de que en serio hubiese intentado escapar de tal reunión tan importante.
—Ni se le ocurra dejar la reunión— Se lo advirtió con palabras. — Por favor, centrense en obtener esta inversión, su empresa es muy reconocida y están dispuestos a firmar con nosotros, pues el director Lee mismo insistió en venir en persona. El presidente estaría feliz si lograra convencerlo de firmar con nosotros. — Hyungwon volteó verla con ojos fulminantes en la intimidad que compartían y murmuró muy bajo con la mandíbula apretada.
—¿Y quién diablos va apagar mi terapia una vez termine esta reunión? — Se quejó y frunció en ceño queriendo que ella comprendiera, pero no estaba dando treguas a nada.
—Decirles su propuesta no le hará ningún daño, así que va a tener que hacerlo o será despedido. No me pagan lo suficiente para esto. — Shin Dae lo enfrentó viéndolo directamente al rostro, Hyungwon estaba furioso porque ella no entendía absolutamente nada sobre su más grande dolor de cabeza; pero, de ahí a hacer que lo despidieran era algo demasiado bajo.
—Juro por dios que...
Alguien entre los presentes aclaró la garganta muy fuerte llamando la atención de ambos, cuando Hyungwon y su secretaria volvieron a ser conscientes de que no eran los únicos ahí dentro, voltearon a ver a todos dándose cuenta de que era Hoseok quien los interrumpía, él los veía fijamente e incluso intentó levantarse, pero Changkyun se lo impidió.
—Lo siento, el director Chae se encuentra un poco indispuesto, pero daremos continuación a la reunión de inmediato. — Haciendo una reverencia se disculpó con todos y comenzó a distribuir los ultimos papeles bajo la mirada atenta de Hoseok; una que no era muy amistosa, por cierto.
—Oh, claro. ¿En serio está todo bien? mmmm.... wow, espero que no esté siendo incómodo, ya que anteriormente solía ser director en nuestra empresa. —Jooheon siempre fue amable, su sonrisa era sinónimo de tranquilidad y paz, razón por la que Hyungwon se sintió apenado de estar causando problemas y de inmediato negó con la mano.
—No, no es eso. — Lo dijo con un tono de voz medio imperturbable — No te preocupes, es sólo que no estaba preparado para verlos. Espero que no hayan tenido problemas con llegar aquí. —Shin Dae lo miraba asombrada por lo que decía el hombre de hoyuelos y cabello rubio, pues era la primera vez escuchaba algo igual; durante las reuniones con el director Lee jamás lo mencionó ni un vez, pero la familiaridad con la que el director Chae los trataba debía ser tal y como el otro hombre decía.
— El tráfico estuvo liviano, gracias al cielo. — Changkyun sonrió de manera educada y su voz profunda inundó el ambiente dándole mayor familiaridad al mismo, una familiaridad que rompió el hielo y la incomodidad latente. —Bueno ¿Por qué no comenzamos con la reunión?
Y eso hicieron.
En general el encuentro tuvo el resultado esperado. Tal vez porque los distinguía y había tenido una buena relación con ambos hombres durante el tiempo que estuvo como director para ellos, que terminaron por acordar los puntos más importantes de manera muy rápida, incluso pudieron añadir más cláusulas que beneficiaba a ambos en el mismo contrato; un total éxito.
Terminada la reunión Hyungwon se levantó dispuesto a despedir a su invitados, estaban tan entrados en confianza que el primero en acercarse fue Jooheon, con una sonrisa le extendió la mano antes de hablar. —Es un placer haber vuelto a verlo, director Chae, me hace feliz que sea usted quién esté al frente de este gran proyecto. Estamos seguros de que todo irá perfecto, porque confiamos en su buen trabajo.
Hyungwon se sintió halagado por su palabras y sostuvo su mano con entusiasmo.
— Es cierto, si tan sólo hubiésemos sido avisados que sería usted quien estaría frente el proyecto, no habríamos dado más vueltas y hubiésemos venido sin dudar ni un momento — Changkyun golpeó las costillas de Hoseok con su codo, pretendía que no era con él la cosa, así que intuyó que no le había dicho a ninguno de los dos sobre nada.—¿No es así, Hoseok?
— Oh... sí, claro...— Hoseok se le quedó viendo muy intensamente, mucho más de lo normal, razón por la cual Hyungwon se sintió incómodo y lo hizo ver en el momento en que se quedó sin qué decir; miró a todos lados en la oficina no sabiendo qué más hacer y nuevamente Jooheon intervino para que dejara de parecer que en cualquier momento se helaría la sala de reuniones por el frío panorama trágico que daban ese par.
— Creo que es hora de irnos. — Lo comentó el rubio sosteniendo el hombro de Hoseok, esperando que dejara de ver al peliazabache como a alguna pintura demasiado divina —Estaremos atentos a cualquier notificación correspondiente al inicio de la obra, tambien nos gustaria visitar el terreno antes de todo, si es posible.
—Cla-claro, mi secretaria les comunicará el día y el lugar.
Haciendo una reverencia dio por terminada la reunión, los hombres salieron y esperó cobrar algo de tranquilidad una vez se hubiesen marchado por completo, pero una vez dirigió la mirada hacia la puerta para confirmar que estaría solo vio que Hoseok se quedó de pie frente al umbral, tomó aire y cerró la puerta con seguro.
El alma se le fue con la acción.
—¿Qué...— Hyungwon frunció el ceño y se tensó todo creyendo que moriría de los nervios. —¿Qué crees que estás haciendo justo ahora Lee Hoseok? — Esperó confrontarlo, no iba a permitir que le hiciera una emboscada de ese calibre y creer que se saldría con la suya así sin más.
— ¿Sucede algo? — Hoseok volteó a ver con sorpresa a la mujer que se encontraba en una esquina de la sala, se notaba curiosa y esperando por una respuesta clara a su acción tan extraña; él aclaró la garganta inquieto, porque al parecer no se había percatado de que la mujer todavía estaba presente ahí con ellos, simplemente hizo lo que hizo en medio de su desespero y punto.
— ¿Podrías por favor darnos unos minutos? — Hoseok se lo pidió con voz firme y segura, pero Hyungwon no se veía muy convencido de ello.— Lo que le dire será corto, prometo no molestar. —La mujer vaciló en si permitirle algo igual, pues su jefe se veía más pálido que nunca, sus labios casi temblaban y en general el director Lee no le daba muy buena pinta, ya que durante la reunión el hombre fornido de cabello castaño no le quitó la mirada al alto de cabello largo negro ni por un momento; sin contar con que le había ocultado que conocía de antes al director Chae, y eso ya dejaba mucho que desear.
Sin perder tiempo, Hyungwon intervino interrumpiendo los pensamientos de su secretaria que aún se decidía por si salir o quedarse ahí acompañandolo.
— Lo que sea que tengas que decirme puede ser por medio de Shin Dae, justo ahora estoy muy ocupado. No tengo tiempo qué perder. — No tuvo que pensarlo mucho para decidirse a ir directo a la puerta, pasó por el lado de Hoseok y este lo tomó del brazo por debajo del codo; Hyungwon giró a verlo muy falto de paciencia porque ya muchas veces se lo había advertido, que nunca más volviera a tocarlo, así que entendiendo de qué iba su mirada intensa lo soltó, para enseguida ponerse frente a la puerta imponiendo su enorme cuerpo.
— ¿Qué es ella para ti? — Se lo preguntó queriendo saberlo en serio — Ha-hablaré incluso si ella está escuchando, te lo advierto. No me importa lo que puedan pensar.
— No me importa lo que tengas que decir, ahora muévete de la puerta. — Intentó dar un paso hacia adelante y Hoseok extendió los brazos para impedirle dejar la sala
—No cambiaste tu número de teléfono ni dirección y aún así no respondes a mis mensajes, ni mis cartas ¿Estás saliendo con alguien más? Si no es ella ¿Quién es?— a Hyungwon le quería estallar la cabeza de sólo escuchar los disparates del mayor. Escuchó a su secretaria aclarar la garganta e interpretó eso como sinónimo de incomodidad, no quiso perder más su tiempo, así que bufó molesto e intentó abrirse paso de nuevo.
— No tengo la obligación de escucharte más, así que déjame salir. — HyungWon volvió a intentar salir, quiso hacerlo, pero veía a Hoseok como una pared gigantesca y eso que era más bajo.
—Si no estás saliendo con alguien ¿Qué te parece ir en- en una cita?.. Conmigo... Salgamos juntos.
— ¿¡Pero qué dices!? — Hyungwon no podía ni creer lo que escuchaba.
— Estoy invitándote a una cita, quiero salir contigo ¿Es tan difícil de creer? — Hoseok intentó acercarse dando un paso hacia adelante y Hyungwon retrocedió dos pasos huyendo de él — Cariño, no haces si no dejarme plantado en cada momento, nunca aceptas mis invitaciones y estoy tan malditamente loco que incluso convencí al CEO de que esta inversión sería de vida o muerte para nuestra empresa, haría lo fuera por estar cerca de ti y no me avergüenzo de nada.
— Te creo que te has vuelto loco, hyung. — El menor tenía el ceño profundamente fruncido por la molestia. — Y deja de decirme cariño, no soy tu cariño. Aish, en serio debería callar esa sucia boca a puñetazos. — Sin embargo Hoseok no vaciló ante su amenaza clara de callarlo si seguía hablando, al contrario, quiso dejar muy claro quién era y por qué estaba ahí. Mirando a la secretaria cobró fuerzas y continuó.
—Es por ti que lo hago, cariño, porque llevas meses enteros ignorandome y haciéndome a un lado, Hyungwon. — Dijo sintiendo el corazón pesado — ¿En serio no me necesitas? ¿Ni un poco? porque yo sí te necesito tanto y haré lo que sea que me pidas, sólo quiero que por favor me des al menos la oportunidad de explicarte todo.
—Esto no se compara con nada de lo que me hiciste pasar, así que hazte a un maldito lado. Me voy.
—¡Lo sé, lo sé! — Hoseok volvió a imponer su cuerpo para que no se marchara y en estado de emergencia puso sus manos en alto para que se detuviera y lo escuchara. —Lo siento mucho, perdóname, por favor. No debí decirlo de esa manera, sé y entiendo lo que debes estar sintiendo, sé que no tengo derecho, pero... — Hoseok se veía incluso más desesperado que nunca — Sólo será una pequeña cita. Quiero remediar las cosas ¿Por qué no me crees? No tengo ningún otro recurso más que esto. He cambiado por ti y para ti, porque quiero hacerte feliz.
Hyungwon se quedó mirándolo, su rostro estaba mucho más delgado y se notaba que se había dedicado al gimnasio sin cansancio porque sus hombros anchos eran constancia de ello, sin embargo, no quiso darle rienda suelta a ese montón de sentimientos que le expresaba y el enorme anhelo que dentro de él parecía habitar; si era mentira que hubiese cambiado y aceptaba ir en una cita con Hoseok, seguramente terminaría ilusionado y entraría de nuevo en esa montaña rusa de sentimientos que lo hacía sentir tan patético y poco amado.
No quería eso de nuevo en su vida; le temía más a ese hecho que a cualquier otra cosa.
—No, Hoseok hyung, no lo haré. — Hoseok pareció perder toda esperanza con esa última respuesta de Hyungwon, él bajó los brazos muy lentamente y su rostro evocó la enorme tragedia por la que estaba atravesando; HyungWon sintió su corazón arrugarse debido a ello, pero es que no había nada que quisiera escuchar de su parte en ese momento, las palabras ya estaban dichas y lo mucho que escuchó en el pasado fue suficiente para comprender. — Ahora, déjame ir.
Y eso hizo, Hoseok se hizo a un lado dándole paso, esperó a que pasara y sin previo aviso se acercó una vez más para robarle un beso en la comisura de los labios. Hyungwon estaba con los ojos bien abiertos, desorientado miró a Hoseok quien se separaba con las orejas rojas, muy rojas, él miró a algún punto en la sala con el pecho agitado, se notaba que estaba nervioso por su misma acción y que había tomado mucha fuerza para hacerlo; pero eso no fue suficiente para contener la enorme furia que creció en el interior de Hyungwon, quien se acercó a él dispuesto a romperle la cara, estaba tan cerca, que su respiración chocaba en su rostro, y Hoseok que no mostró signos de mayor temor, se le quedó mirando directamente a los ojos y luego miró por encima de sus hombros a la secretaria que había dado la espalda para evitar ser testigo de algo más grande, así en intimidad volvió a dirigirse a él.
— Sé que podrías llegar a matarme por lo que hice, pero prefiero un puñetazo tuyo en el rostro a no tener nunca más la oportunidad de tenerte, HyungWon. Por que estoy seguro de que no existe nadie que sienta lo que yo siento por ti— El corazón se le detuvo a Hyungwon, Hoseok cortó mucho más la distancia y fijó sus ojos marrones en sus gruesos labios, tanto que se sintió devorado; lentamente él subió la mirada recorriendo cada facción en su rostro.— Gracias a Dios tuve la oportunidad de verte de cerca, te he extrañado tanto... No me arrepiento de toda esta locura. — Él parecía contenerse a muerte, se pasó la lengua por los labios aún viéndolo con una profunda mirada que lo demostraba todo y se separó con dificultad. — Espero verte pronto, por favor responde.
Hoseok hizo una reverencia hacia la secretaria que permanecía de pie tras la mesa, y echándole una última mirada a un muy sorprendido Hyungwon, abrió la puerta y salió ajustando su traje con orgullo. El joven de cabello negro tenía el aire atascado en el pecho, su rostro estaba completamente rojo a más no poder y los ojos se le veían brillantes, los labios los sentía húmedos y los latidos del corazón le hacían eco en los oídos; una vez Shin Dae cerró la puerta, permaneció estupefacto ahí de pie por un momento sin decir ni una palabra, así que ella fue primera en hablar.
Antes que nada aclaró la garganta intentado regresarle los pies a la tierra.
— De saber que conocía tan bien al director de la empresa aliada, no me habría esforzado tanto en hacer todas esas reuniones con el director Lee ni todas esas presentaciones para esta reunión, simplemente le hubiese pedido que lo convenciera y tendríamos ya el contrato firmado hace mucho. Habríamos ahorrado tanto de saberlo.
HyungWon no la escuchó exactamente, se agachó cubriéndose el rostro y gritó eufórico sin saber qué más hacer —¡Loco bastardo! ¿¡Qué cree que le hace a mi preciado corazón!? — Apretó muy fuerte los ojos y tocó su corazón que quería salirse de su pecho — No puedo caer ante su encanto ¿Qué clase de idiota sin dignidad sería si lo hago? — Miró a la mujer esperando a que ella le dijera algo que fuera de ayuda, más sólo encontró un rostro simplon sin mucha expresión.
— Es un adulto saludable, usted sabrá qué hacer con ese tema. Ahora lo importante es que llegará tarde a su próxima cita, por favor levantase, lávese el rostro y cámbiese de traje. Lo prepararé para usted.
Hyungwon quería desfallecer por culpa de un muy extraño Hoseok y aún no terminaba el día.
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Hola, bellezas tropicales, aquí les traigo la primera parte del capítulo final de 14th, espero que les guste,que lo disfruten tanto como yo disfruté escribiéndolo, y claro, si tienen alguna duda pueden hacermelo saber por los comentarios, mensajes o demás.
¡Gracias y se les quiere un monton!
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