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Era una escuela de élite, solo se podía entrar a través de becas o pagando una millonada. Solo se podía acceder a través de un sorteo, por lo tanto, no se podía amañar o no se podía pagar más para tener más posibilidades de entrar al saltarse dicho paso previo a la entrada... Era un sorteo totalmente aleatorio y totalmente imprevisible, por lo tanto, cualquier persona podría acceder a esa gran escuela con tanto prestigio y tan buena educación. Claro, cualquiera que pudiera pagarlo. Todo aquel que pagaba (becas, metálico o lingotes) y luego no accedía por el sorteo se le devolvía el dinero. Aquellos que lograban entrar, seguían con los procedimientos de una escuela normal.

La escuela se encontraba en Gran Bretaña, en una zona perdida entre bosques y campos silvestres, un paisaje idílico para algunos, una pesadilla para los alérgicos y los que tenían fobia a los insectos o a los arácnidos.

Si era escogido debería viajar y atravesar el Atlántico para asistir a esa prestigiosa escuela, debería viajar lejos de su familia, lejos de su hogar e instalarse durante cuatro años en aquella escuela. En cierta parte si quería ser escogido porque quería ir a esa gran escuela, aprender y ser alguien con un gran futuro. Agradecía mil veces que el sorteo fuera anónimo y nadie pudiera sacarlo de la clasificación. Y este en realidad, él tenía un gran problema a la hora de entrar en aquella escuela...

Era negro y gay.

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Año 1950

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Cerró sus maletas con sus manos sudadas y temblando, estaba nervioso, estaba feliz, era un popurrí de emociones lo que había en su interior, su madre lo miraba desde el marco de la habitación, sonreía orgullosa por que a su hijo le hubiera tocado en aquel sorteo. Iría a Gran Bretaña y se haría un gran hombre, estudiaría en una escuela de élite y sería alguien bueno, alguien estudioso. Giró sus ojos con nerviosismo y se acomodó la chaqueta del traje elegante que llevaba para el viaje. Todo buen hombre y adinerado debía llegar un buen traje cuando viajaba. Aquellas eran las palabras de su padre. Inspiró profundamente.

- Estoy orgullosa de ti, Token.

- Gracias mamá...- dijo este acomodando los gemelos en sus muñecas, le sonrió, ella le acomodó un sombrero de copa sobre la cabeza y tomó sus mejillas para depositar un beso en su frente.

- Vamos a la estación, hijo mío.

Salieron de la casa arrastrando las maletas hacia la estación que lo llegaría al puerto, y de ahí tomaría un ferry y atravesaría el atlántico hasta su destino. Inspiró la brisa marina con satisfacción, miró y besó la frente de su madre, ella tomó sus mejillas y después se lo acercó para besarlo en cada una al menos dos veces, lo soltó, pero no del todo, porque lo abrazó con fuerza. Su hijo se iba de su lado. Crecía. Se iría. Estaría lejos de ella cuatro años y después regresaría siendo un gran hombre con un gran diploma y siendo alguien perfecto que representase a los afroamericanos.

Aquella ciudad costanera era un completo caos, había muchísimas personas, todas blancas, todas lo miraban con desagrado, lo pisaban, le escupían a los pies, lo empujaban, entorpecían su paso, lo insultaban incluso. Él estaba acostumbrado a esa clase de trato, no por estar en aquel lugar le afectaría que lo atacasen con los mismos trucos sucios de siempre. Llegó al tren y pagó su viaje hacia la última parada, cuando accedió al lujoso tren lo miraron con desagrado y allí donde se sentó, todos se levantaron y se fueron, dejándolo solo en aquel lugar. Él bufó y dejó sus maletas entre sus piernas o delante, un lugar cercano donde nadie pudiera robarle.

- ¿A dónde te diriges?- un elegante acento aturdió sus oídos, lentamente movió sus ojos castaños de la ventana hacia la voz.

Era alguien andrógino físicamente, un cabello corto, lacio y rubio adornado por una boina, unos ojos azules como el cielo y una sonrisa cortés elegante y segura, tomó asiento delante de él. Apartó la maleta para no molestarlo y la dejó entre sus piernas como las otras.

- Le paradise.- respondió escueto.

- ¿La escuela de élite? ¿Tu también vas allí?- lo miró fijamente.- Me sorprende gratamente que consiguieras entrar. Debes darle gracias a Dios porque fuese un sorteo anónimo, ¿Verdad?

- Desde luego.- asintió con la cabeza.

Ese tono de voz angelical aturdía sus oídos cada vez más, le parecía increíble que alguien blanco fuese amable con él, las únicas personas que lo habían sido... Ya no estaban con vida, había olvidado lo que era sentir el respeto de alguien que, según la sociedad, estaba por encima de él. Aunque todos dijeran eso, él seguía creyendo que había igualdad entre todos los seres humanos, mujeres incluidas.

- Mi nombre es Token Black.- sacó unos guantes blancos de su bolsillo para colocárselo y estrechar su mano formalmente, la persona contraria se adelantó a esto y tomó su mano con las dos suyas.

- Encantado... Soy Phillip Pirrup...- tomó sus manos y entrelazó las suyas, se cruzó de piernas elegantemente y apoyó sus manos sobre la rodilla.- ¿De dónde vienes? Ese acento no es de aquí...

Todavía estaba sorprendido y procesando lo que había pasado, guardó los guantes torpemente en su bolsillo y después lo miró carraspeando para aclarar su garganta. La angelical y bella figura esperó pacientemente a que se recompusiera y respondiera su pregunta.

- Estados Unidos... Colorado.

- Hermoso lugar... Estuve allí cuando era un niño, mis padres aborrecieron ese lugar, yo me enamoré literalmente.

- ¿Se enamoró usted de una bella mujer allí?

- Desde luego...- asintió con la cabeza.- Me enamoré de alguien con una belleza inhumana... Tenía unos ojos color de la pasión y un cabello azabache impresionantemente rebelde... Desgraciadamente no cuajó la relación.

- ¿Le rechazó?

- Más o menos...

- ¿Cuál fue el problema? ¿Cómo una mujer podría rechazar a alguien tan elegante como vos?

- Era un hombre.

Se atragantó con su propia saliva al escuchar aquello y lo miró con los ojos desorbitados.

- Puedo marcharme si le incomodó...- hizo amago de levantarse del asiento, no lo permitió, le dijo que podía sentarse de nuevo su gustaba, que no le resultaba incómodo.- Eso estuvo fuera de lugar por mi parte.- giró los ojos hacia la ventana, el paisaje corría, las plantas desaparecían, apenas eran un tachón borroso de color verde, las aves volaban libres...- No debería haber contado tal barbaridad, ruego que me disculpe.

- No hay ningún problema.- negó con la cabeza.- De hecho, me parece muy valiente por su parte que hable naturalmente de un enamoramiento hacia un varón. Deberían haber más personas como vos...

-Hablas como si a vos no le resultara incomodo besar a un varón.

- No lo hace.

Sonrió, sin maldad, era una sonrisa angelical y casi como si hubiera visto un milagro pasar.

- Estamos en el mismo barco en este caso.- su tono de voz fue pícaro al mismo tiempo que juguetón.- No sé como serán en Estados Unidos, pero aquí somos fieras salvajes elegantes y posesivas.

- Eso si estuvo fuera de lugar.- musitó carraspeando con incomodidad.

Hizo silencio unos segundos y carraspeó, se disculpó.

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El lugar era grandioso. Las instalaciones enormes, la gran entrada era imponente. Phillip y Token se bajaron del elegante coche que era un carruaje tirado por caballos con sus pertenencias y se miraron algo acobardados por la magnitud tan exagerada del edificio. Token se sintió más achicado al ver que absolutamente todo el mundo se lo quedaba mirando con ojos recelosos y asqueados. Todos. Literalmente todos eran blancos. Era la una persona con una piel diferente, al menos en aquel momento. Miró a Phillip y le dijo que si quería podía irse por su lado y así no sería discriminado por acercarse a él. Este negó amablemente y siguió caminando con sus preciadas maletas hacia la imponente entrada de ladrillo rojo. Todos los alumnos fueron bienvenidos con un comunicado del director de la escuela y, por nombres y cursos fueron accediendo al interior del edificio, donde se les darían las llaves con el número de la habitación, el uniforme de la escuela, los horarios, los libros y todo aquello que necesitasen.

Sintió el gran peso de las miradas cuando fue llamado.

Sintió como si miles de agujas se clavaran en su espalda simultáneamente mientras arrastraba las maletas.

Sintió y escuchó posibles insultos racistas a su espalda.

Siguió caminando pese a todo, no solucionaría nada girándose e insultando de vuelta a quien sea que le hubiera insultado, en todo caso lo empeoraría todo más. Entró en el edificio un poco desorientado y maravillado por los cuadros, la arquitectura interna, los pilares decorado, la belleza de las estatuas; le entregaron las llaves de su futura habitación los próximos cuatro años, el horario de sus clases, los libros, todo eso. Después le dieron indicaciones amablemente para llegar a su habitación y caminó con nervios por los pasillos hasta que vio la puerta con el número tallado y pintado en oro, o al menos imitación al oro. Abrió la puerta lentamente pidiendo permiso por si acaso ya había alguien dentro.

No había nadie.

Suspiró aliviado.

Dejó sus cosas en una parte de la habitación, claramente, al llegar antes, tenía el derecho de escoger cual sería su habitación. Aunque... Cuando estuvo por guardarlo todo se detuvo abruptamente. Si escogía y luego llegaba otra persona que resultaría si o si ser blanca, y que fuese arrogante, pretenciosa, amenazante y rica, podría hacer que lo expulsaran con una falsa acusación de agresión. Inspiró profundamente y después suspiró. No pasaría eso... 

¿A quien engañaba?

Eso podía pasarle.

Negó lentamente con la cabeza y después bufo con exageración. Giró sus ojos hacia la puerta al escuchar la cerradura. La puerta se abrió casi a cámara lenta y pudo ver, así de primeras, un cabello castaño, corto, lentes de sol sobre su cabeza, ropa elegante deportista, tal vez por el dibujo de la chaqueta sería un uniforme de la anterior escuela. Tenía unos ojos... Síndrome de Alexandría... Abrió los ojos sorprendido.

Aquellos ojos morados eran verdaderamente atractivos.

- Oh, mierda, me tocó con el negro.

Oh, genial, acento americano, abreviaciones burdas, desagradables, vulgares y encima racista, arrugó el labio con desagrado.

- Saludos.- dijo Token con formalidad.- Mi nombre es Token Black.- se colocó los guantes con elegancia y extendió su mano para un apretón de manos formal.

- Clyde Donovan.- ignoró sus manos y miró la habitación dejándolo colgado.

Token retrajo su mano. Tomó una gran inspiración, aquellos cuatro años serían muuuuuuy largos. Giró sus ojos hacia los del chico, este miraba con detalle la habitación y se arrojó a una cama de forma desvergonzada.

- Esta es la mía.

Con esas palabras dio por decidido los pensamientos que tenía Token sobre cómo preguntarle sobre la división de la habitación. Agradeció internamente que no se tirase de espaldas a la cama que había decidido internamente antes de que él llegara. Musitó en bajo que le parecía bien y empezó a desempacar sus cosas y guardarlas en los armarios, colocó sus cosas en la mitad de escritorio que le pertenecía y después extendió el uniforme sobre la cama para verlo al completo. El uniforme de invierno y el de verano era eran idénticos, menos por la obvia razón de que en uno los pantalones eran cortos y en los otros largos y de fibra interna. Guardó el de verano. Miró el de invierno con detalle, después decidió probárselo para saber si era su talla o como le quedaba.

- ¿Qué mierdas haces?

- Probarme el uniforme.- Contestó con evidencia pero sin arrogancia mientras se quitaba la camiseta, dejando el pecho expuesto.

Lo miró con desagrado.

- ¿Te puedes ir al baño a cambiarte?

- Somos hombres. Además, solo me verías en bóxer.

- Repito. ¿Te puedes ir al baño? No quiero verle el cuerpo a un negro.

Se armó de valor para no contestar algo indebido, simplemente tomó el uniforme con una brazo, su camiseta con la otra y se fue al baño compartido, conteniendo sus ganas de azotar la puerta para descargar la molestia que sentía. Debía tener orgullo y no dejar que su compañero lo machacase, pero tampoco podía luchar contra el racismo que existía y no podía evitarlo. Se miró al espejo, después suspiró y acabó a cambiarse. Se miró al espejo y rodó sobre su eje, después miró su perfil, su espalda, acomodó la ropa. El pantalón era azul marino, zapatos elegantes negros, una camisa blanca de mangas giradas, un chaleco con un estampado a cuadros, como si fuera un estampado escocés en diagonal, con los colores azul marino, rojo granate y las rayas blancas y negras. Finalmente una chaqueta azul marino forrada con borreguito rojo. Le gustaba el uniforme, era agradable, algodón, suave. Ató los botones de la chaqueta, acomodó el cuello y después se miró al espejo una vez más. El uniforme era bellísimo. Salió del baño y guardó su ropa para poderla usar los fines de semana, los únicos días que, según había leído, podían usar su propia ropa. Después de eso tomó una hoja de papel y empezó a escribirle a su madre para informarle de todo.

Había llegado bien, tenía un compañero de habitación de mierda, había conocido a una persona increíble en el tren de camino a la escuela, era el único negro en el instituto, etc, etc, etc.

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Habían pasado varios meses desde que empezó el primer curso, no le iba mal. La gente se había acostumbrado a verle, y, de hecho, todos sabían quién era solo porque destacaba en los pasillos o donde estuviera, no porque hablarán con él. De hecho, nadie se juntaba con él, solo Phillip, otro chico que había en el instituto llamado Kyle Broflovsky, quién también estaba algo marginado por ser judío y Clyde (Este último solo en la habitación y porque eran compañeros, porque sino, tampoco). Pero con eso le bastaba, tener tres amigos... Bueno, amigos entre comillas; tres compañeros con los que más o menos se llevaba bien.

Un negro gay, un judío y un británico gay.

Que gran grupo... ¿Se nota el sarcasmo?

Suspiró pesado. Estaba satisfecho con eso, ya estaba contento por tener alguien con quien hablar. Claramente aquellas dos personas con las que se reunía habitualmente, al principio los miraban con cierta arrogancia o descaro al juntarse con él, después de todo eran los años cincuenta, donde ellos seguían siendo tratados como esclavos en algunos países o zonas, lo que le había pasado a él fue un golpe de suerte, la fortuna que sus padres habían reunido, una beca relativamente grande y un golpe de suerte fueron los que le habían llevado a estar en aquella prestigiosa escuela.

Todavía agradecía que el sorteo fuera anónimo...

- Te veo algo despistado  hoy, ¿Escuchaste lo que dije?- alzó la cabeza lentamente, Kyle tenía un acento americano que le sorprendía bastante algunas veces, le había preguntado por ese acento y este siempre respondía cosas vagas o ambiguas, no daba una respuesta concreta.

- Ah, n-no, lo siento, estaba pensando en mis cosas...- confesó bajando los ojos nervioso y como muestra de disculpa, se dio cuenta de que apenas había tocado su desayuno y entonces partió un trozo de tortita con el tenedor.- ¿Qué dijiste?- preguntó antes de llevarse el tenedor a la boca.

- Dije si habías dormido bien, tienes ojeras. Pero creo que con lo que me dijiste ya tengo tu respuesta.- dio un sorbo a su taza de té verde.- ¿Tú compañero de habitación te deja dormir?

- Ronca.

- Diablos... Al menos tú tienes suerte, mi compañero es xenófobo y cada vez que me ve la cara hasta que se queda dormido, pasa el día entero insultándome, incluso balbucea insultos en sus sueños.- habló Kyle con desinterés y algo de molestia por la arruga de su labio.

- Ronca como un cerdo.

Phillip dejó escapar una risilla.

- ¿Qué tal es tu compañero de habitación?- preguntó Kyle mirándolo de reojo, justo antes de llevar su taza a sus labios y dar el último sorbo.

El pelirrojo había acabado de desayunar el primero, ahora simplemente se cruzó de brazos con una sutil elegancia sobre la mesa para más comodidad.

- Todos sabemos que este lugar tiene a las damiselas y a los varones separados... Pues mi compañero pasa más tiempo en la sección femenina que en la nuestra.- rodó los ojos.

- ¿Se puede ir al lado de las chicas?- alzó una ceja Token con extrañeza.

Phillip miró alrededor, cas como asegurándose que nadie estuviera escuchando, incluso que nadie estuviera cerca y bajó su tono de voz, se acercó para que aquello quedará entre los tres de forma confidencial.

- El alcantarillado conecta las dos secciones, él se escapa por la noche por la ventana, la deja entre abierta y se va por el alcantarillado de la zona norte, atraviesa todo el instituto por debajo y sale en la parte sur, donde las chicas ya lo están esperando.

- ¿Te lo ha contado?

- Me ha propuesto más de una vez ir con él.- gesticuló un poco y después apoyó su mano en su barbilla para así apoyarse.- No quiero que me atrapen y me expulsen por escaparme de noche a la sección de la chicas, que yo sepa, si estamos separados es por algo, así que no voy a arriesgarme.- negó lentamente.- También existen otras razones por las que no quiero ir.

- ¿Tienes pareja?- preguntó Kyle.- ¿Te está esperando a cuando salgas del instituto?

- No, no tengo pareja, pero me enamoré de alguien y es alguien a quien no quiero traicionar...- Token miraba a uno y a otro, esa conversación le sonaba, de hecho, Kyle no sabía que se juntaba con dos homosexuales, tampoco es que lo fuese gritando por ahí, bueno, Phillip si, porque era muy gestual, demasiado dulce, angelical...- Aunque no me corresponda.

- Me parece totalmente imposible que no te corresponda con lo educado y elegante que eres.- Token sintió un déjà vú.

- A mi también, la verdad.- musitó este.

Token tomó su vaso de zumo de naranja con lentitud, sin apartar los ojos de Phillip, este giró sus ojos con disimulo y le sonrió de forma cómplice. Después giró su mirada hacia Kyle, este lo miraba al tenerlo en frente y no tener más remedio, después desvió la mirada hacia Phillip.

- ¿Cómo es esa persona?

- Atractiva, fuerte, valiente... Adoro sus cabellos azabaches...

- Debe ser alguien extraordinario según como describes...

- Era alguien de una belleza increíble.

- Me estoy poniendo celoso y aún no he visto a esa persona.

Phillip ronroneó, aunque parecía querer reírse burlón, no lo hizo solo dejó escapar ese sonido y después se levantó lentamente de la mesa para tomar su bandeja.

- Puede que te corresponda a ti si le conocieras.

Kyle dejó escapar una risilla y se levantó detrás de él. Token los imitó, después salieron del comedor y se dirigieron a sus habitaciones a por los libros y las mochilas. Finalmente entraron cada uno en su clase con completa normalidad. El maestro llegó y empezó a impartir su clase, los alumnos tomaban anotaciones, subrayaban lo que necesitaran del libro y escuchaban atentamente al maestro.

Cuando acabaron las clases los pasillos se llenaron de estudiantes que se dirigían a sus habitaciones o al comedor directamente. Token se fue a su habitación para dejar su mochila, después se reuniría con Phillip en su habitación que quedaba cerca del pasillo que se dirigía al comedor, Kyle también debería estar allí para cuando él llegase. Sacó las llaves del bolsillo y giró el pomo con un suspiro cansado. Clyde no estaba en la habitación, tal vez él fuese de los que se llevaba la mochila al comedor porque se muere de hambre y es tan impaciente que prefiere llevar el peso. No le dio importancia y dejó su mochila en la pata del escritorio apoyada, se giró y sus ojos se abrieron con sorpresa al ver a Clyde llegar comiéndose los morros con un chico de otro curso, uno mayor.

Se sintió abrumado y sin saber que hacer, los dos estaban tan apasionados que ignoraron su presencia y se arrojaron a la cama entre jadeos, suspiros y gemidos. Token salió casi corriendo de la habitación y se apoyó en la puerta procesando lo que acababa de ver, obviamente no quería seguir viendo lo que iba a pasar allí. Sacudió la cabeza violentamente para quitarse esas imágenes tan eróticas de la cabeza y caminó a paso ligero lejos de su habitación. Al llegar a la habitación de Phillip, este lo esperaba allí y alzó una ceja al verlo llegar tan agitado, casi como si hubiera salido corriendo de su habitación.

- ¿Estás bien?

- S-Si.

- ¿Te ha pasado algo?

- No, no, estoy bien... ¿Dónde está Kyle?- preguntó con el pulso en el oído, sus manos temblando y la adrenalina todavía bombardeando sus venas.

- Todavía no ha venido. Supongo que seguirá en su habitación...- lo miró detenidamente mientras el moreno miraba por le pasillo esperando al pelirrojo, supuestamente debía aparecer por allí. Se apoyó lentamente en la pared con la espalda y guardó sus manos en los bolsillos.- ¿Seguro que te encuentras bien?- preguntó de nuevo.

- Si.

- ¿Por qué parece que hayas venido corriendo de tu habitación? ¿Viste algo que no debías?- se tensó de pies a cabeza al escuchar eso último.

- ¿Qué quieres decir?- lo miró alzando una ceja.

Phillip sonreía de oreja a oreja con picardía. Esto avergonzó bastante más al moreno, desvió sus ojos para dejar el tema aparte y centrarse en esperar a Kyle, hasta sentir un tirón en su muñeca que lo obligaba a entrar en la habitación del rubio, que a saber cuando la había abierto porque no había escuchado la llave al abrir la cerradura. Lo empujaron a la cama para sentarlo y lo miraron fijamente.

- ¿Qué has visto?- preguntó.- ¿Algún alumno besando a alguna maestra? ¿Alguien teniendo sexo en el despacho del director? ¿En la sala del conserje? ¿Qué viste?

Tragó saliva lentamente y con bastante ruido por los nervios. Phillip seguiría insistiéndole hasta que le dijera lo que había visto o Kyle llegase para salvarlo de aquello, por lo tanto tendría que rendirse y decir todo lo que había visto o dar más rodeos que un camino de curvas para despistarlo y salir del tema con otro totalmente diferente.

- Mi compañero de habitación...- acabó decantándose por la primera.

- ¿Ajá?

- A punto de acostarse con un chico de un curso mayor...

- ¡No fastidies!- exclamó de repente sonriendo de oreja a oreja.- ¡Llévame a tu habitación inmediatamente!

- ¡Por supuesto que no!- gritó sorprendido por lo que acababa de escuchar.- ¿¡Por qué diantres quieres ver a dos hombres tener sexo!?

- ¿De verdad acabas de preguntarle eso a un marica?- alzó una ceja con sarcasmo. Token no dijo nada, Phillip rodó los ojos.- Para tocarme, listo, ya lo sabes, ahora vamos a tu cuarto.

- No, gracias.- se levantó y salió de la habitación hacia el comedor.

- ¡TOKEN!- gritó saliendo detrás de él y cerrando la puerta.

- ¡No! ¡No te voy a lle-!

-¿Por qué gritan tanto?- Kyle llegó hasta ellos con una ceja alzada.- ¿Qué me he perdido?

- Nada.

Pip tuvo que cerrar la boca por la evasiva de Token.

- Vamos al comedor.

Ni Kyle, ni Phillip opinaron ni se opusieron a sus palabras y simplemente empezaron a caminar hacia el comedor. Cada uno tomó un plato de los que había a escoger y se sentaron los tres juntos en alguna mesa que hubiera libre. Entablaron una conversación banal en la que Token comentaba con evasivas cada vez que Pip le lanzaba algún tipo de indirecta respecto a lo que había pasado en la habitación del moreno. El pelirrojo no comprendía aquellas indirectas y simplemente los miraba en silencio intentando comprender porque los dos estaban lanzándose evasivas e indirectas por un tubo. Tomó un trago de agua y después dejó el vaso con un golpe conciso en la mesa que no llamó la atención de los demás en el comedor, solo de los dos chicos cercanos a él.

- ¿Sois pareja?- aquellas fueron sus conclusiones después de ver tantas indirectas, miraditas y evasivas entre ellos.

- ¡No!- exclamó Token.

- No.- negó Pip.

- ¿Entonces que son las indirectas?

Phillip miró a Token, este lo miró a él, después miraron a Kyle.

- El compañero de habitación de Token se acostó con uno de curso mayor.

La expresión de Kyle se crispó en sorpresa.

- ¿En serio?- el pelirrojo lo miró fijamente, asintió con la cabeza en respuesta.- ¿Cómo pasó?

- Entré, dejé mis cosas y cuando iba a salir ellos entraron besándose apasionadamente. Simplemente me fui antes de que me vieran.

- ¿Te fijaste en el chico de curso mayor?- negó con la cabeza.

- La sorpresa fue muy grande. Salí corriendo.

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Se acercó a la puerta y sacó sus llaves temblando un poco, inspiró profundo e introdujo la llave en la cerradura, giró lentamente y con miedo a encontrarse algo desagradable a la vista. Empujó suavemente la puerta y sus ojos recorrieron una habitación cargada de hormonas y sudor, tuvo que hacer de tripas corazón. Accedió del todo, sus ojos se desviaron a la cama, solo estaba Clyde. Cerró la puerta y se acercó a la ventana para ventilar y que el fuerte olor masculino se fuera de la habitación.

Tragó saliva.

Dejó las llaves en su mochila una vez más y sus ojos volvieron a desviarse hacia el castaño. Estaba desnudo, acostado boca abajo, con un brazo en la cara sirviéndole de almohada porque la susodicha estaba en el suelo, junto con la ropa del castaño y los  cojines que adornaban la cama. Las sábanas estaban removidas y casi arrancadas del colchón. El castaño estaba totalmente tirado en la cama como si lo hubieran empujado, su expresión y su cuerpo estaba brillante y perlada por el sudor, agotada, sus muñecas enrojecidas, igual que en su cintura había marcas rojizas al haber apretado mucho la piel. Agarró la almohada y los cojines y los dejó en la cama. Acomodó al castaño hacia un lado, una posición más cómoda y lo arropó para que no tuviera frío al haber abierto la ventana.

Una vez hizo esto se fue a bañar para poder pasar la tarde relajado y tranquilo.

Después de eso salió del cuarto de baño individual con la toalla en la cintura y otra en los hombros. Miró a un somnoliento Clyde que recién despertaba entre quejidos dolorosos y un gruñido de su estómago. Entreabrió los ojos.

- Oh, por Dios, ¡Ponte algo de ropa, pervertido!- le recriminó.

- Tu también estás desnudo, no tienes derecho a exigirme que me ponga ropa.- le respondió indiferente mientras sacaba los libros de su mochila y los ponía en el escritorio ordenados en una pila apoyada entre la pared y el armario.- ¿Podrías explicarme quien es tú amigo?- preguntó de forma cortés.

- ¿Qué amigo?- preguntó a la defensiva.

- El chico con el que te acostaste. Parece haberte hecho daño, tienes la cintura y las muñecas rojas.- habló con desinterés.

- No tengo por qué decirle nada a un negro como tú.

- Gracias por el insulto, muy amable.- respondió con sarcasmo para después quitarse la toalla del cuello y ponerse  una camisa blanca que formaba parte del uniforme escolar.- Deberías ducharte, estas sudado.

- No me des ordenes.- espetó con arrogancia.

- Solo te lo aconsejé, si no quieres ducharte, no lo hagas.- se encogió de hombros mientras se ponía el chaleco con estampado escocés.

- Tsk.

Sin decir nada más se levantó con un ligero quejido entre dientes que reprimió al morderse el labio, tomó su ropa de mala gana y se metió en el baño con un portazo en la puerta. Token rodó los ojos y se puso la ropa interior, se quitó la toalla y se puso el pantalón.

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Hola a todos, bienvenidos a esta historia.

¡SI! ¡ME INSPIRÉ CON UN TYDE!

Chido <3

Esta es mi segunda historia tyde (Bueno, la segunda historia en la me centro en esta pareja en concreto y en ninguna más, claro).

La primera fue: "Alien" uwu

Bien, primero que nada, quería escribir esta parte para presentar a Token, el año en el que está basado esto, el trato que se le da y bueno...

Los intereses/?

Nah, okay... Ahora si, seriedad... uwu

Esta historia tendrá varias partes (4 para ser concreta), como pueden ver, publicaré cada día una parte, por lo tanto, no se impacienten, si no la tienen hoy, la tendrán mañana y, sobre todo, quiero que piensen y lean esta historia con mente abierta.

Hay, posibilidades, de que haya insinuación a shipps extraños.

Por el momento los personajes que han entrado en acción de forma directa o indirecta son: "Pip", "Token", "Kyle", "Clyde", "Cartman" y "Kenny".

Hay mención a dos personajes que han fallecido y que eran los únicos que aceptaban a Token, estos personajes son: "Craig y Tweek", por lo tanto ellos no aparecerán, de hecho, técnicamente no debería aparecer ningún personaje más a parte de esos seis, (puede que se le mencione de forma indirecta, pero no aparecerá directamente en la historia).

Por ahora esto es todo lo que debo mencionar sobre este trozo de la historia.

Espero que os haya gustado, hacédmelo saber con un voto y nos vemos en el próximo capítulo

Bye~

By Ecchisforlife

[4848 Palabras]

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