Love Actually AU

Cuando se enteró que su pareja lo engañaba con su mejor amigo el día de su segundo aniversario, Vegetta supo que era momento de irse a recorrer aires nuevos. No se permitiría hundirse en la agonía del desamor, corriendo y comprando el ticket al primer lugar que encontrara, siendo este un lugar muy idílico llamado Isla Quesadilla. Daba igual, simplemente no quería pensar, subiendo al avión y llevando consigo cambios de ropa, su fiel máquina de escribir y papeles, muchos papeles. Rentó una pequeña cabaña donde se quedaría, junto a un lago, teniendo la soledad para él y solo para él... hasta que se dio cuenta de que necesitaba una ayuda extra. Llamó a la casera y le preguntó si alguien se encontraba disponible para ayudarlo a ordenar la casa, ofreciendo una paga considerable y libertad total de no tener que trabajar horas fijas todos los días. La casera le dijo que tenía a la persona perfecta, pero que solo había un problema: no hablaba español. A Vegetta no le importó, total, no tenía pensado ser su amigo, solo quería a alguien que le ayude a tener ordenado todo para que así solo pueda concentrarse en escribir y no agobiarse con algo más.

— Él es Foolish, estará hasta unas semanas antes de Navidad por aquí. — dijo Baghera, presentándole a un chico de casi su edad, de ojos esmeraldas muy atrayentes y el cabello rubio desordenado escondido en una gorra con forma de cabeza de tiburón.

— Bonjour, Foolish. — pero el muchacho solo ladeó la cabeza — ¿Bom dia? ¿Guten morgen?

— Inglés, Vegetta, él habla inglés.

Genial, justo el único idioma que no sabía hablar.

— Huh... ¿gud morni? — dijo, temeroso.

— Good morning, Veyitta. — respondió —You look so funny speaking another language.

— ¿Eh?

— Que te ayudará en todo lo que pueda — mintió la rubia, dándole unas palmaditas en la espalda al rubio — Los dejo entonces, ¡cualquier cosa me avisas!

La rubia se fue y los dejó solos.

— Pues... ¡pasa! — dijo Vegetta, mas Foolish ladeó la cabeza. — Humn... ¿casa? ¿jous? ¿entrar?

— Come?

— Yes! Creo... coum? — hizo un ademán para que pudiese entenderlo, suspirando aliviado de que el muchacho le hiciera caso e ingresara.

Hablaban muy poco los primeros días, limitándose a un "buenos días/good morning" y cada quien a sus cosas. Foolish era muy bueno con la limpieza y sus desayunos eran espectaculares, y Vegetta siempre le agradecía en su inglés particular, aunque no parecía entenderle. Cuando lo llevaba de nuevo a su casa en coche Vegetta intentaba ser gracioso, mas solo recibía miradas curiosas del rubio, y frases que no era capaz de traducir.

No sabía si esta convivencia funcionaría.

— Coffee? — le preguntó cierta vez el de ojos esmeraldas, dejando la tacita a un lado de su improvisado escritorio.

— Oh, tenkiu — respondió — Eres muy amable.

Vegetta había decidido escribir fuera de casa, en un pequeño escritorio improvisado que daba a una laguna como vista, muy maravillosa y tranquila. Pasó toda la mañana ahí, imaginando las escenas para su nuevo libro y contento con el ataque de inspiración que le había llegado. Foolish solo asintió luego de las palabras del de ojos amatistas, haciendo que le fuera imposible saber si le entendió o solo lo hacía por formalidad. El rubio se quedó observando los papeles llenos de capítulos que Vegetta estaba terminando, curioso por entender lo que estos decían.

— Too many papers. — susurró, intentando agarrar uno, Sin embargo, su mano chocó con el pisapapeles que los contenía, haciendo que todos los escritos terminaran volando por el viento hacia el lago que se encontraba al frente — Oh shit!

— ¡Mi historia! — gritó Vegetta — No te preocupes Foolish, aún tengo la idea en mi men...

— We need to save them!

— ¡Espera, Foolish! — pero no pudo evitar que el muchacho corriera hacia el borde de la laguna y comenzara a sacarse la camisa para lanzarse al mar. Vegetta no pudo evitar admirar su belleza, sonrojándose inmediatamente y apartando la mirada del hombre que se zambulló sin pensarlo dos veces. — ¡Foolish!

Vegetta corrió hacia el lago y se lanzó también. Los papeles yacían mojados, todo estaba perdido, mas la única preocupación de este ahora era que a Foolish no le pasara nada. Lo llamó un par de veces más, pero el rubio estaba tan concentrado en agarrar los papeles que ni caso le hacía. Se armó de valor y se acercó, agarrándolo de los hombros y pidiéndole que regresara.

— ¡El agua está helada! — dijo, titubeando.

— The water is cold! — respondió el ojos esmeraldas — but the papers are saved... partially... I think.

— ¡Solo salgamos de aquí!

Unos minutos después los dos se hallaban con toallas en el cuerpo secándose por su pequeño... día de piscina. Foolish había hecho café para los dos, y Vegetta había juntado todos los papeles que logró el rubio reunir, aunque la tinta estaba desparramada en algunos.

— .. ¿Qué escribir? — preguntó en un roto español — gen... genre? ¿Qué genre escribir?

— Oh... de misterio, crimen, ¡buuh! — respondió Vegetta, alegre de que el muchacho lo entendiera.

— ¡Booh! — rio. A Vegetta le parecía una sonrisa espléndida.

Intentaron seguir comunicándose por el resto de la tarde mientras sus ropas se secaban. Reían con las palabras que sonaban raras e intentaban explicar el significado de otras, no podían comprender como dos personas que a las justas y entendían ciertas frases del otro podían divertirse de tal modo que el tiempo no pasaba, pero les daba igual. Eran felices y eso era todo lo que importaba. Los días continuaron y la confianza en ambos siguió creciendo. Foolish llegaba muy temprano a su hogar y le ayudaba con todo lo que podía, mientras que Vegetta lo llevaba a su casa al terminar la jornada y, durante el viaje, el rubio le decía una palabra aleatoria intentando que este la diga en español (aún si no el mismo Foolish sabía si la respuesta era correcta).

Vegetta ya ni pensaba en su ex desde que conoció a Foolish, sintiendo alegría nuevamente en su corazón cada vez que aquel animoso muchacho lo saludaba al empezar el día.

Sin embargo, todo inicio debía tener un final y eso, para este par inusual, había llegado. Faltando poco para Navidad Foolish ya debía irse, pues su paso por la isla era efímero. Vegetta, con el dolor de su corazón, lo llevó por última vez en su carro, aunque esta vez al aeropuerto, llevando consigo algunos recuerditos que el rubio llevaba para su familia. Fueron en silencio, sin saber muy bien qué decir. Ambos no encontraban las palabras para una despedida que no deseaban.

Cuando bajaron del carro, a puertas de la entrada del aeropuerto, Vegetta le dijo en un básico ingles que lo extrañaría y esperaba verlo algún día. Foolish asintió, deseando lo mismo, con una sonrisa nostálgica de los días que ya habían pasado.

— I'm going to miss all the drives to my house. — susurró el de ojos esmeraldas.

— Me too.

Se abrazaron, brevemente, esperando recordar el aroma del otro. Vegetta no quería separarse de él. Foolish tampoco. En un acto impulsivo, el rubio se acercó más a él y le dio un fugaz beso en la boca, dejando estupefacto al escritor, quien se tocó los labios mientras veía como el muchacho corría sin dar marcha atrás hacia el aeropuerto.

Los días siguientes pasaron en automático para Vegetta. Ni siquiera había continuado con su obra, pues aún sentía el roce de sus labios con los de Foolish. Lo extrañaba muchísimo, queriendo volverlo a ver y sonreír a su lado como en todas aquellas semanas junto a su lado, y decirle que se había vuelto muy especial para él.

Decirle que se había enamorado incluso a pesar de la barrera del lenguaje.

Decididó que ya era momento de hacer algo con ello y corrió hacia su computadora para buscar las clases de inglés acelerado más cercanas que pudiese encontrar. Cada día iba sin falta a sus clases, escuchando en audios para mejorar su listening, hablando con sus compañeros para su speaking y leyendo todos los libros que su profesor le prestaba para su reading. Hasta llegar la Navidad, Vegetta se esforzó en aprender todo el inglés posible para impresionarlo y pedirle estar con él, dispuesto a no perder su oportunidad solo porque Foolish ya no se encontraba en el mismo lugar.

En la víspera de Navidad Vegetta tomó el primer vuelo al país de origen del rubio. No pudo dormir durante todo el vuelo, preparando sus oraciones para que Foolish lo entendiese e imaginándose su cara de felicidad al volver a verlo y, ojalá, besarse nuevamente. Bajó del avión y salió corriendo a tomar el primer taxi que encontró, diciéndole la dirección de la casa de Foolish gracias a la ayuda de Baghera. Se agarraba las manos del nerviosismo mientras las casas pasaban una tras otra, suspirando pesadamente cuando el taxi se detuvo y salió, ya frente a la puerta de su amado.

Tocó tres veces, impaciente, dando un pequeño brinco cuando la puerta se abrió y una chica de cabellos marrones lo recibió con curiosidad.

— And you are...? — dijo, arqueando una ceja.

— Vegetta, my name is Vegetta. — respondió — Are you Tina? — preguntó.

— It depends, do I know you?

— Not you, but your brother yes. I am here because... I want to marry him.

La joven agrandó los ojos. Comenzó a llamar a su hermano y el corazón de Vegetta se aceleró, llevándose una decepción cuando, quien apareció en su lugar, no era Foolish.

— Hey, Bad. — dijo la chica — This Veyitta guy said he wants to marry you.

— Oh, he is attractive, I do not oppose.

— I was not talking about you! — se apresuró a corregir Vegetta — Your other brother, eh... Foolish?

— Ah! Foolish... wait! So you are that guy, huh. — el de ojos amatista ladeó la cabeza, mas la chica lo miró pícara — Follow me, he is working.

Vegetta así lo hizo. Los tres (pues Bad se metió) caminaron unas cuadras más en busca del lugar dond Foolish trabajaba, notando el escritor como poco a poco todo el barrio se sumaba a su caminata. No se sorprendía, después de todo, Bad estaba gritando que un extranjero muy apuesto estaba por pedirle matrimonio a su hermano. Ya se encargaría de eso después, ahora solo le importaba encontrar a Foolish. Finalmente, Tina abrió la puerta de una cafetería muy pintoresca y Vegetta se adentró como si la vida dependiera de ello. Buscó con la mirada a su ser amado, encontrándolo en el segundo piso, vestido de camarero, atendiendo a unos cuantos comensales. Cuando sus miradas se cruzaron el tiempo se detuvo, sin importarles quienes más se encontraban en el local aparte de ellos.

— Good evening, Foolish. — dijo, encantado de poder volver a encontrar.

— Good evening, Veyitta. — respondió, con un tono de estupefacción. Aun así, su mirada esmeralda no rompió la conexión con las amatistas.

Vegetta carraspeó. Ahora, con la atención de Foolish en él, era momento de expresar todo lo que sentía en esos instantes, incluso desde hace mucho atrás, cuando apenas y se conocieron.

— My beautiful Foolish. — inició — I've come here with a view to asking you to marriage me. —no estaba seguro de si estaba diciendo todo correctamente o la gramática estaba mal, pero rogaba a los cielos darse a entender lo suficiente para que el rubio pudiera comprender su sentir. Los ojos de Foolish se agrandaron, no sabiendo a donde ver además del rostro colorado pero decidido de Vegetta — I know I seems an insane person because I hardly know you, but somethings things are so transparency, they don't need evidential proof. And... — extendió sus manos, aún temeroso — I can live here with you, or you can live with me in Quesadilla Island...

— Of course you must go for Quesadilla Island! — gritó Bad a su hermano. — You can meet an even handsome and rich guy and marry him instead — se burló, recibiendo un codazo de parte de Tina.

— ...I do not expect you to be as foolish as me. — continuó Vegetta, riendo bajito al notar la palabra que había utilizado — Oh well, maybe a little, haha. Also, I know you can just say "no" ... but it's Christmas and I just wanted to... check... if you love me, too.

Ahora era el turno de Foolish, por supuesto. Un breve silencio reinó en el local, con la gente igual de expectante por saber la respuesta a tan inesperada confesión de amor.

— Just say yes, muffinhead! — volvió a gritar Bad, recibiendo una mirada filosa de parte de Tina, nuevamente.

Luego de esa escena, Foolish volvió a dirigir su mirada a Vegetta. Le sonrió, acercándose a la barandilla del segundo piso y, luego de un suspiro, habló:

— Gracias— dijo, en un tímido español — Eso... sería muy bonito. Yo... sí, también te amo a ti, esa es mi respuesta.

Vegetta sonrió.

— What did you say? — fue Tina quien esta vez habló, dirigiéndose a su hermano.

— That I love him — respondió — and I will marry him.

Los aplausos no se hicieron esperar. Foolish bajó las escaleras y de un salto corrió a los brazos de Vegetta, quien le correspondió y no dejó que se alejara tan pronto de él para sentir nuevamente a su lado. Juntos, por fin, ganando ante las barreras del lenguaje solo con su amor.

— Así que... ¿aprendiste español? — le dijo el de ojos amatista, viendo el rostro de su acompañante quien no dejaba de sonreír.

Foolish asintió, sin dejar de mirarlo.

— Por si acaso. — respondió, mientras sentía las manos de su amor tomarlo con delicadeza y besándolo en los labios.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top