Repaso nuevamente la lista de tareas que me dejó la bruja antes de largarse, al parecer, ella está haciendo competencia con la madrastra de Cenicienta... hay tantas tareas que no se cuando terminaré:

-Lavar
-Cocinar
-Planchar
-Desempolvar
-Barrer
-Limpiar
-Sacar la basura
-Recoger la casa
-Fregar
-Baldear el baño
-Regar las plantas
-Podar el jardín
-Etc, etc, etc

LA ODIO TANTO.

Mientras yo me jodo aquí haciendo todo lo que se supone que debe hacer ella, la bruja se la pasa en la cama de cualquier imbécil que se le ponga delante... Otra razón para tenerle más odio, y sobre todo asco.

Me repugna y avergüenza.

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-¡Te dije que nó me gusta que lo hagas así! -Grita mientras me golpea nuevamente.

Sip, había llegado antes a casa y yo aún no terminaba todas las tareas.

Las ganas de gritarle un "¿¡Entonces por qué mierda no lo haces tú!?" no me faltaron, pero me estaba conteniendo, me tengo que contener.

Por el bien de ella y sobre todo por el mío.

-De la forma que yo lavo la ropa queda igual de limpia, no veo donde está el problema en la forma en que yo lo hago. -Conteste con los dientes apretados.

Una sonrisa maliciosa se asoma en sus labios. Como si todo el tiempo hubiera esperado a que yo le respondiera algo.

-El problema está en que no lo estás haciendo a mi forma -Otro golpe -Si yo digo que es de una forma, así debes hacerlo. -Me empuja violentamente haciendo que me estrelle contra la pared.

Apreté los puños conteniendo las ganas de devolverles los golpes de igual o peor manera que como me los da ella a mí, me quedé quieta por un instante intentando disipar los pensamientos que se empezaban a formar en mi cabeza.

Pensamientos con sangre.

-¿Por qué no estás haciendo nada? -Me sacude- Esto es para que sigas desafiandome. - Toma un pequeño bulto de ropa blanca que ya había lavado y las tira al suelo pisandola una y otra vez. - Lávalas de nuevo. -Me ordena con una descarada sonrisa en su rostro.

Con lágrima en mis ojos debido al odio y la impotencia me agacho lentamente y tomó la ropa.

Las vuelve a tirar al suelo con la sonrisa cada vez más amplia.- Recógelas de nuevo.

Siento mi cuerpo arder y no es por los golpes, una lágrima llena de frustración y rabia se desliza por mi mejilla, tengo las uñas de ambas manos encajadas en mis muslos pero no me duele, desde hace tiempo uso el método de lastimarme a mí misma para contenerme. Con mi orgullo por el suelo vuelvo a doblarme para tomar la ropa, mis piernas tiemblan y debido a las lágrimas todo lo veo nublado y borroso, en mis pensamientos solo veo escenas donde estrello su cabeza violentamente contra el suelo hasta que solo se reduce a sangre y sesos. Bajo la mirada a mis muslos tintados en sangre he imagino que la sangre es de ella logrando que una pequeña sonrisa se asome por mi rostro, siento como la parte de mi que siempre trato de contener se abre paso por mi interior, ese odio que trato de aprisionar ahora fluye libre en mi interior . Tengo miedo, pero por alguna razón se siente placentero ver como la destripo en mis pensamientos...

Cuando estoy por echar a lavar una ves más el montículo de ropa se me es arrebatada nuevamente y arrojada a una maceta con tierra...

Una sonrisa se formó en mis labios, tal vez era lo que en el fondo estaba esperando, como si fuera una señal para al fin poder dejar de contenerme, y eso es lo que voy a hacer, hoy mi odio llegó a su límite.

HOY NO VOY A AGUANTAR MÁS GOLPES.