Capítulo 28: Polvo estelar.

Todos llegaron a sus destinos, Alexander se despidió de Alice y se dirigió a su departamento, para poder descansar porque a partir del día de mañana, el tendría que hacer muchas cosas.

Al día siguiente, Alexander y Alice llegaron a la base militarizada de la ciudad Mirandor y él trajo consigo una máquina de traslación de información y conocimiento portátil, además que fue empleada la nueva tecnología de la raza humana espacial.

Ahora la máquina transfiere la información inalámbricamente y puede hacerlo a la cantidad de gente que uno quiera, también puede configurar de un radio o diámetro que uno quiera, incluso como un geoide.

Alexander y Alice estaban parados frente a los doscientos soldados para poder explicarle todo lo que tienen que hacer.

- Soldados, ahora mismo les trasladaré todo el conocimiento necesario para que puedan manejar la nave espacial. - Dijo Alexander mientras deja en el suelo la máquina de traslación de información y conocimiento portátil.

- ¡Señor, si señor! - Respondieron los soldados enérgicamente.

Alexander activó la traslación de la información del manejo de la nave espacial, ahora con la nueva tecnología, ya no es necesario que la persona que está recibiendo la información se quede dormida después y además es instantáneo, ya no tarda tiempo como antes, es sin duda, una gran y clara mejora del producto.

Eran doscientos soldados y eran cien naves espaciales ¿Por qué? La razón es porque en cada nave espacial pueden entrar dos personas, una maneja la nave espacial y la otra maneja las armas.

La máquina de traslación de información y conocimiento vibra rápidamente y acto seguido expulsa un pequeño vapor, rápidamente los soldados se sintieron confundidos, porque ya tenían toda la información en sus cabezas, estaban sorprendidos y a la vez emocionados.

- Con esto, ahora deben practicar el manejo en la de la nave y las armas en esta semana que queda antes de que los interceptemos ¿La razón? Es porque la máquina de traslación de información y conocimiento no hace maravillas, ustedes pueden saber cómo manejar la nave o las armas, pero no tienen experiencia. - Explicó Alexander a cada uno de los soldados y estos miran a Alexander.

- ¡Señor, si señor! - Respondieron los soldados enérgicamente nuevamente.

Alexander les da las instrucciones a los soldados para que ganen experiencia manejando las naves y las armas, luego de eso los soldados se retiran hacia las naves espaciales para emplear los consejos y las instrucciones de Alexander.

Ahora, él y Alice se quedaron solos, ella lo mira con los ojos llenos de admiración, ya que su novio es alguien increíble e importante.

Alexander se da cuenta que Alice lo estaba mirando de forma extraña y le comenzó a incomodar.

- ¿Alice? ¿Por qué me miras así? - Preguntó Alexander mientras se rasca la parte trasera de su cabeza un poco incomodo.

- Porque mi novio es genial y alguien muy importante, el salvador de la raza humana en este planeta. - Dijo Alice mientras toma su brazo con una sonrisa en cara que reflejaba enamoramiento y admiración.

Alexander recuerda toda su vida en la raza humana espacial y también recuerda la información enviada por el supremo general Aurora.

- Alice, tú ya sabes desde que recibimos la información y nuestros recuerdos, pero yo solo soy un simple soldado explorador de la raza humana espacial y hay personas infinitamente más importantes y geniales que yo. - Dijo Alexander mientras miraba hacia abajo triste.

Por un momento Alexander sintió que él no es digno de estar con ella, aunque fue por un solo momento, eso molestó mucho a Alice.

- No te atrevas a pensar en eso de nuevo. - Dijo Alice severamente enojada, ya que lo reflejaba en su rostro.

- ¿Ah? ¿Pensar qué? - Preguntó Alexander sorprendido por el repentino enojo de Alice.

- Tú sabes, pensaste que no eres digno para estar contigo. - Dijo Alice mientras lo miraba mientras ella cruzaba los brazos en señal de enojo.

- ¡Ah! ¿Cómo supiste? - Preguntó Alexander patidifuso ya que ella lo descubrió sin el haber dicho nada.

- Eres como un libro abierto, se puede ver en la expresión de tu cara. - Dijo Alice mientras suspira.

- Ah, lo siento, si lo pensé, pero fue solo por un segundo. - Dijo Alexander intentando dar excusas.

- Sin excusas, lo pensaste igual. - Dijo Alice mientras lo mira con una mirada fulminante.

- Ah, yo... Lo siento. - Dijo Alexander totalmente rendido a la situación.

Alice que estaba actuando enojada, repentinamente suelta una pequeña risita al ver a Alexander triste mirando hacia abajo.

- No estoy enojada, solo quiero que entiendas que eres el hombre perfecto para mí y nadie más lo será. - Dijo Alice con una sonrisa gentil mientras vuelve a tomar el brazo de Alexander.

- Alice... - Dijo Alexander mientras mira a los ojos a Alice,

- ¿Yo soy la mujer perfecta para ti? - Preguntó Alice con un tono de voz que reflejaba seriedad.

- Eres más que perfecta, siento que he acabado toda mi suerte para estar contigo. - Dijo Alexander mientras suelta una leve sonrisa en su rostro.

- ¡Cielos! ¡Tú y tus ocurrencias! - Dijo Alice mientras se ríe levemente avergonzada.

En ese momento se besaron y nuevamente, reforzaron más su relación, a una que es irrompible.

Pasó la semana y ya llegó el día en el que Alexander con su escuadrón de doscientos soldados irán a interceptar a las naves invasoras.

Todos los soldados estaban subiendo a las naves espaciales y Alexander también se subió a una que el construyó después para él.

Alice estaba abajo, al lado de su padre y madre, mirando toda la situación con una expresión que reflejaba preocupación en su rostro.

Alexander se da cuenta así que rápidamente tomó un minuto de su tiempo que le sobró porque se preparó más rápido que todos y fue a hablar con su querida novia.

- Alice, no te preocupes ¿sí? Sabes que ellos no pueden matarnos ni por nada en el universo. - Dijo Alexander mientras le acaricia la mejilla a Alice con gentileza.

- Está bien cariño, confío plenamente en ti. - Dijo Alice mientras dejaba de estar preocupada poco a poco.

- Yerno, cuídate por favor, si por tu culpa mi hija entra en depresión, nunca te lo perdonaré. - Dijo Gregor mientras hace una leve sonrisa en su rostro.

- Si, cuídate mucho. - Dijo Sara también con una leve sonrisa en su rostro.

- U... Ustedes ¡No digan estupideces! - Gritó Alice levemente avergonzada por sus padres.

- No se preocupen Señor y Señora Crowbell, volveré sano y salvo. - Dijo Alexander, luego se dio la vuelta y se dirigió a su nave espacial.

Alice se quedó viendo como Alexander se sube a su nave con una gran sonrisa en su rostro.

- Chicos, a la cuenta de tres, saldremos hacia las afueras del planeta. - Dijo Alexander a través del micrófono cuántico.

- ¡Señor, si señor! - Respondieron todos los soldados con mucha energía.

- Bien. Tres... - Dijo Alexander mientras encendía el motor doscientas veces más veloz que la velocidad de la luz.

Los demás también encendieron el motor para poder arrancar antes de que Alexander termine el conteo de tres.

- Dos... - Dijo Alexander mientras activa la máxima potencia del motor y los demás lo siguen.

Los soldados están emocionados ya que serán los primeros en toda la raza humana de su planeta en hacer viajes interestelares.

- Uno... ¡Ya! - Gritó Alexander con firmeza y los soldados escucharon su grito a través del micrófono cuántico.

Instantáneamente las naves espaciales desaparecieron de la vista de las personas, para las personas presentes fue como si se esfumaran de la nada, pero en realidad se habían movido doscientas veces más rápido que la luz.

En un microsegundo, llegaron a la zona que habían concordado, que era a unos veinte mil kilómetros de distancia de la atmósfera del planeta.

- Bueno, según mi informe, las naves invasoras están llegando desde este punto cardinal, a una velocidad del noventa y ocho por ciento de la velocidad de la luz, nosotros llegaremos a una velocidad de doscientas veces la velocidad de la luz, no usaremos los motores deformación, sería demasiado rápido. - Dijo Alexander mientras enviaba a información a cada soldado.

- ¡Entendido, señor! - Respondieron los soldados rápidamente.

Rápidamente se dirigieron a sus destinos, van a tardar una hora en llegar al lugar en dónde están el enemigo, llegando en sus primitivas naves espaciales.

Mientras tanto Alexander está revisando su plan para ver si no hay ningún fallo, es protocolo de cada soldado de la raza humana espacial, revisar sus planes todo el tiempo, no importa si sabes que no tiene errores por revisarlo decena de veces.

- «Bien, todavía no encuentro ningún error, este plan saldrá bien.» - Pensó Alexander mientras esperaba a llevar a su destino.

Después de cuarenta minutos, Alexander se levantó de su asiento, y procedió a hablar por el micrófono cuántico a los soldados.

- ¡Soldados! Colóquense los trajes espaciales, el traje espacial les permite moverse a una velocidad veinte veces la velocidad de la luz, el traje también tiene armas, por si algún motivo que suceda, sus naves son destruidas, con ese traje podrán desplazarse por el espacio exterior y lo más importante, también cuenta con un pequeño motor de deformación que les permitirá moverse por el universo, aunque con segundos de retraso a diferencia del de las naves. - Explicó Alexander a sus soldados a través del micrófono cuántico.

- ¡Señor, si señor! - Respondieron los soldados y luego comenzaron a colocarse los trajes.

Alexander también comenzó a colocarse los trajes espaciales de batalla, es bastante tardado colocárselos, por eso él avisó con veinte minutos de antelación.

Pasaron los veinte minutos faltantes y llegaron a su destino, faltaban cinco minutos para que las naves espaciales de los enemigos llegaran a ese lugar.

Uno de los soldados disparó un objeto desde su nave espacial, ese objeto proyectó un escudo de campo electromagnético para que sus naves no reciban el impacto de otra nave viajando a un noventa y ocho por ciento de la velocidad de la luz.

Rápidamente las naves espaciales enemigas se detienen porque sus radares sintieron esa pared con la que iban a chocar y destruirse, aunque algunos no se detuvieron a tiempo y decenas de naves espaciales enemigas se estrellaron con el escudo, destruyéndose en pesados.

Alexander activó la máquina de traslación de información y conocimiento equipado en su nave espacial y escaneó el lugar, escaneó el cerebro de uno de los enemigos y trasladó la información de su idioma a su mente, ahora podrán comunicarse.

Hace una semana, el plan de Alexander era secuestrar a uno de los enemigos para copiar la información de su idioma de su cerebro, pero revisando en sus recuerdos, se dio cuenta que estaba esta máquina mejorada y ahora no hacía falta secuestrar a alguien, aunque, se pusieron algunas prohibiciones, en el uso en la población general, ya que al escanear, queda impregnado en el cerebro del escaneado que tal número de serie de tal máquina escaneó este cerebro, con el número de serie pueden hallar al dueño de la máquina y así hallar al criminal, ya que muchos usaban esta máquina para hacer actividades ilícitas.

Alexander activa el micrófono de ondas de ondas de radio, que se usa para poder comunicarse por el espacio exterior sin necesidad de usar las ondas sonoras, ya que como es obvio, el sonido no se puede esparcir por el espacio exterior, es una tecnología vieja pero eficaz, de una civilización de tipo dos, así que esta especie invasora debe tenerla, es una tecnología ya perfeccionada y no debería de existir algo mejor.

- ¡Ustedes! ¡Invasores! ¿¡Se atreven a poner un dedo en uno de los planetas de la raza humana espacial!? ¡Si no se detienen, los exterminaremos! - Gritó Alexander a través del micrófono de ondas de radio.

El general de la flota invasora se sorprendió porque Alexander podía hablar su idioma, así que pensó por un momento que era uno de su especie.

- ¿¡Qué es lo que crees que haces!? ¿¡Te revelas contra el gobernador absoluto!? ¡Te mataremos! ¡No necesitamos a un liberal en nuestro mundo comunista! - Dijo el general de la especie invasora, creyendo que Alexander era uno de esos revolucionarios.

- ¡Ah! No... ¡Te equivocas! ¡Somos de la raza humana espacial! ¡Del planeta que están atacando! - Dijo Alexander, pero fue interrumpido por un ataque de luz de la nave nodriza.

Acto seguido las casi doscientas naves de guerra de la especie invasora comenzaron a atacar, pero ellos tenían el escudo electromagnético, los ataques no llegaban hacia ellos.

- No nos escuchan, no queda de otra ¡Ataquen! - Alexander dio la orden a sus soldados y estos comenzaron a atacar.

Las armas de las naves de Alexander eran armas de compresión cuánticas extremadamente avanzadas, eran invisibles para los enemigos, pero para las naves de ellos, era visible como una bola que distorsionaba el espacio tiempo.

Tocó la bola de compresión cuántica a una de las naves y fue desintegrada, solo dejando polvo estelar.

Inmediatamente todas las naves espaciales del grupo de Alexander atacaron con ferocidad a todas las naves enemigas, eran desintegradas en polvo estelar una a una.

Los enemigos comenzaron a asustarse y a entrar en pánico, al ver que sus ataques de luz se perdían en el espacio tiempo y sus naves eran desintegradas de la nada, como si fuera una especie de magia, bueno, eso era lo que ellos creían al no poder entender la alta tecnología de la flota de Alexander.

En cuestión de minutos, todas las naves fueron desintegradas a polvo estelar, solo quedó la nave nodriza del enemigo.

- Q... ¿Qué demo...? - Se preguntaba patidifuso el general de la especie invasora, pero fue interrumpido por un ataque de la nave de Alexander.

La nave nodriza fue desintegrada en polvo estelar, matando al general de la especie invasora, este murió sin haberse enterado que falleció.

Alexander y los demás se quedaron mirando todo el polvo estelar que había quedado en ese lugar, acto seguido, los soldados comenzaron a festejar de felicidad, ya que eliminaron fácilmente la amenaza que era inminente en su planeta, todo gracias a Alexander.

Todos estaban elogiando y agradeciendo a Alexander mientras se reían, chiflaban y silbaban de felicidad, pero fueron interrumpidos por Alexander.

- Soldados, está bien que festejen, pero recuerden, que todavía debemos ir al planeta enemigo y lanzarles una amenaza tan fuerte, que nunca se atreverán a atacarnos nuevamente. - Dijo Alexander con una sonrisa mientras aprieta su puño con fuerza.

Los soldados se quedaron en silencio unos segundos y después de eso se pusieron serios nuevamente.

- ¡Señor, si señor! - Respondieron con energía los soldados mientras hacían una cara seria en sus rostros.

- Bien, chicos, es hora de dirigirnos al planeta enemigo, está a casi cinco meses luz de distancia, esta vez usaremos los motores de deformación. - Dijo Alexander mientras se sienta nuevamente en el asiento de piloto.

- ¡Si! - Respondieron los soldados mientras se sientan en los asientos de piloto.

Acto seguido, Alexander y su flota activaron el motor doscientas veces más rápido que la luz y luego el motor deformación.

Alexander envió a cada soldado la localización a la que deben ir y en menos de un segundo desaparecieron de la vista, como si se hubieran esfumado en el espacio tiempo.

Fin del capítulo 28.


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