Vecino

Lynn comenzó a abrir sus ojos lenta y perezosamente, su cabeza le dolía mucho y podía sentir un asqueroso sabor en su boca además de tener la garganta irritada, fuera de eso se hallaba en una cama que no conocía, con poca ropa y sobre todo, era incapaz de recordar que había ocurrido la noche anterior.

- ¿Qué demonios le pasa a mi cabeza?

No pudo evitar llevarse una mano a esta, la sensación de mareo y el dolor eran insoportables, lo último que alcanzaba a recordar era a Margo incitándola a beber para celebrar su última victoria, generalmente era renuente a beber alcohol, se lo había prometido a si misma y pensaba seguir con eso, pero esa noche su amiga le había ofrecido muchos "jugos tropicales", aun con su dolor podía entender que había ocurrido y sus deseos de golpear a su amiga no eran pocos, claro, una vez pudiese caminar sin sentir que el mundo se movía.

- ¿Esto es la resaca? ¿Por qué carajos la gente disfruta sufrir de esto?

Nunca había sido de las que se rendían en cama aun estando enfermas así que se movió lo suficiente para quedar sentada en el borde de la cama, con sus piernas colgando de esta intentando reconocer donde estaba, pues era una recamara que no reconocía.

- ¡¿Despertaste Lynn?!

Y desde fuera de la habitación, pudo escuchar el grito tranquilo de un chico, voz que no reconocía.

- ¡No grites, me retumba la cabeza por dios!

Aun así, desconocido o no, su dolor de cabeza era peor que desconocer su ubicación y compañía, o al menos para ese momento lo era.

- Finalmente despiertas. - Un joven se asomo por la puerta, lucía de su edad, quizás mayor. - Por como roncabas creía que no te levantarías hasta el mediodía.

- (Sorprendida) Tú... - Ladeo su cabeza. - ¿Quién demonios eres?

Al escuchar eso el chico se quedo inmovilizado un momento, mirándola con tristeza.

- ¿En serio no me conoces?

- Nop, ni idea.

- ¿En serio?

- Que no.

- ¿De veritas?

- De veritas.

El chico termino en el piso, en posición fetal, si no fuera por lo mareada que se encontraba Lynn podría jurar que estaba escuchándole llorar.

- Así es la cosa, no me conoce después de tantos años.

- ¿Debería conocerte? Tienes una cara muy olvidable.

El chico parecía cada vez más dañado, como si le hubieran enterrado un puñal en su corazón.

- (Sonriendo) Vamos, quizás tú problema es que no destacas en nada y por eso ni siquiera te había prestado atención antes, - Preocupada. - ¿Chico?

El sujeto ahora estaba tirado en el piso, como si hubiese sido aplastado por un gigante.

Más bien, su corazón y su autoestimas acababan de ser pisoteados sin compasión.


Una recuperación y fingir que no había pasado nada después

- Me llamo Thomas, soy tu vecino.

- Oh... ¿Y te mudaste recién?

- Nos mudamos casi en la misma fecha cuando ingresamos a la universidad.

- Ouch, sí que pasas desapercibido.

- No tienes por qué seguir recordándomelo, estoy por terminar después de todo y casi no hice amigos je... je...

- Que lamentable, ¿En serio no tienes conocidos dentro del lugar?

- ¿Por qué no mejor me pateas directamente? Quizás me duela menos que esta conversación.

- Que bebito, espera, ¡¿Por qué estoy aquí?!

- Pues...


La noche anterior

Thomas estaba jugando tranquilamente con su consola en el pequeño espacio de su departamento destinado a ser la sala cuando sintió como la puerta intentaba ser abierta.

- ¿Qué carajos?

- ¡Ahg, maldita cosa! ¿Quieres cambiarte llave? ¿Quieres ser diferente? Pues nadie deja indiferente a Lynn Lunatica, ni siquiera tú me ganas.

- ¿Eh?

En ese momento, la puerta fue derribada de una fuerte patada.

- ¡¡¡¿Ehhhhh?!!!

- ¡¡¡Jajaja, puerta cero, Lynn uno, Loud a la cabeza y se acaba el juego!!!

Dicho eso, Lynn se desplomo en el piso, quedando completamente dormida.

- (Aterrado) ¿Qué demonios?

Fin del flashback


- (Serio) Realmente estaba aterrado.

- Entonces... ¿Me equivoque de casa y derribe tu puerta?

- Si, se arreglar cosas así que ya la reparé, pero casi me das un infarto.

- Entiendo... ¡¿Y por qué estaba con poca ropa y en tu cama?!

- Pues, sentí que sería un problema si entraba a tu casa contigo inconsciente, así que intente llevarte a mi cama pero nos vomitaste en el intento, así que te saque la ropa vomitada y la deje lavando junto a la mía.

- (Asqueada) ¿Qué bicho raro lava su ropa junto a la de una chica inconsciente desconocida?

- E..Era una situación desesperada y apestaba.

- Bueno, puedo dejarlo así, gracias Connor.

- Ese no es mi nombre.

- Ouch... eh... lo siento... amm... Omar.

- Thomas.

- Eso, Jonas.

- Lárgate luego por favor.


Más tarde ese día

Margo, quien ahora tenía un enorme chichón en su cabeza gracias al golpe que le dio Lynn cuando la encontró observaba a su compañera algo distraída, impresionada que no hubiera tocado su almuerzo considerando su apetito voraz.

- Oye, se que en la primera resaca duele el estómago, pero si no comes será peor.

- No es eso, solo pensaba en que debería agradecerle al chico que me ayudo anoche.

- ¿Te ayudo un chico?

- Si, más que cierta chica de nariz gigante al menos.

- Eso era innecesario, pero bueno, ¿Algún plan?

- Pues, ¿Qué crees que sea bueno como regalo de agradecimiento para un chico llamado Jack?

Thomas volvió a sufrir esa noche de la "simpatía" de Lynn hacia su persona.

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