Separación

Lincoln miraba algo extrañado la paz con la que todas sus hermanas y hermanito se encontraban jugando un juego de mesa, todo era cordialidad y risas de felicidad, demasiada felicidad para su gusto, por lo que a paso tranquilo y con las manos metidas en los bolsillos de su sudadera se acercó al risueño grupo.

- Hola, ¿Paso algo bueno?

- Jejeje, - Lola fue la que se pronuncio al pararse sobre su silla. - ¡¡¡Lynn no está esta noche, por lo que es noche de celebración, paz y felicidad!!!

Todos en la mesa comenzaron a vitorear de felicidad, incluso Lily lloraba mientras alzaba sus brazos hacia el cielo, los refrescos y pizza fueron nuevamente tomados entre los vítores del grupo de menores, Lincoln por su parte solo miraba en silencio y con tranquilidad la escena.

- Por cierto Lana, deje en el garaje las bicicletas que me pediste ayuda, la rosa estaba especialmente en mal estado, la que tenía esas pegatinas de estrellas.

- Ehh... - La expresión de Lana palideció, no creyendo que su hermano le habría cumplido el favor tan pronto. - Gracias Linc.

- Espera, ¿Bicicleta rosa con estrellas? - Reclamo Lola. - Lana, ¿Qué hiciste con mi bicicleta?

No siguió escuchando, sabía que Lynn tenía que estar en la casa y que celebrasen así su desaparición le había molestado un poco, queriendo saber más lo que ocurría se dirigió a la habitación de la deportista.

Quería buscar pistas del paradero de su hermana, si habían logrado secuestrarla o algo parecido haría que sus hermanitas estuvieran en serios problemas pero al revisar un poco pudo notar que la ventana estaba abierta, algo que no era común que su hermana dejase abierto por lo que se acerco a esta, notando la silueta de una pisada en el marco.

Tomo algo de confianza y se dirigió a esta, sacando su cuerpo hasta que pudo agarrarse del techo y subirse a este con algo de dificultad, pero notando que allí se encontraba recostada su hermana mayor, mirando el cielo estrellado.

- ¿Sabías que creen que no estás en casa?

- Lo sé, incluso escuche cuando llego el repartidor de pizza.

El adolescente se dirigió hasta donde estaba la chica, sentándose a su lado.

- ¿Ocurrió algo?

- Me voy en una semana y ellos... celebran que no estoy, sigue doliendo un poco.

- Te dije que un régimen tiránico tendría esas repercusiones.

- ¿Funciono en lo demás no?

- No lo voy a negar, ¿Eso no es todo verdad?

- Sal de mi cabeza rarito.

- Si tuviera que usar mis poderes de hermano... diría que estás nerviosa por lo diferente que será tu vida en unos días más.

- Nah, Lynn Loud no le teme al cambio, siempre a la victoria con la frente en alto.

- Bueno, tenía que intentarlo.

Ambos quedaron en silencio por unos minutos, mirando hacia las estrellas.

- ¿Alguna vez te has cuestionado lo afortunados que somos?

- Suenas como mamá.

- Lo digo en serio Linc, hemos hecho tantas locuras, tantos desastres, y seguimos vivos, es casi como si fuese irreal algunas de ellas.

- No diría que siempre salimos bien parados, además en muchas de esas ocasiones nos terminamos apoyando y resolviéndolo de alguna manera, por ejemplo, ¿Recuerdas cuando me maquillaste por la fuerza?

- ... - Lynn desvió la mirada. - Perdón.

- Al final Lola termino enseñándote cuando perdiste la vergüenza, fue horrible, pero terminaste aprendiendo algo que te gusto, ¿No?

- Lo dice el señorito que estaba todo nervioso cuando nació Leroy porque sentía que no podría ser un ejemplo para su hermanito, ¿Y que crees? Has sido un excelente ejemplo para ese niño.

- Las palabras de Leni realmente me ayudaron esa vez.

- Tu hermana menor fue Lucy, con algo así cualquier otra persona es más fácil.

Ambos hermanos rieron en ese momento de buena gana.

- De alguna manera, suena tan raro viniendo de alguien que planifica tanto las cosas el que le tema ser un referente para su hermano menor.

- Que a ti te guste hacer las cosas y ver que ocurrirá después no es mi problema.

- Lo sé, sigh, aunque en ocasiones me gustaría ser más como tú, tomarme mi tiempo y todo, pero en esas ocasiones pienso que te tengo a ti para pedirte ayuda, cuando necesito algo serio y de mano firme, se que puedo acudir a Lori, cuando necesito animarme o estoy muy nerviosa hablar con Luan siempre me relaja.

- Te lo dije, somos bastante diferentes, pero al final del día, eso nos ha permitido ayudarnos de mejor manera.

- Genial, ahora tú suenas como mamá.

- No se siente un insulto jeje.

- Bribón maduro, no me hagas parecer la hermana menor aquí. - Dijo antes de lanzar una pelota de ping-pong que estaba tirada cerca de ella a su hermano.

Y nuevamente, silenció por unos minutos, unos en los que solo disfrutaron de la brisa nocturna y la presencia del otro.

- Creo... que realmente extrañare el caos de ustedes cuando me vaya.

- (Risueño) No creo que Lily diga lo mismo.

- Jeje, tonto, pero en serio, estar sola, lejos de ustedes, del ambiente y dinámica familiar, creo... que realmente los extrañare, el cómo dijiste, complementarnos para disfrutar del día a día.

- Aunque estés a miles de kilómetros de distancia, sabes que siempre estaremos cerca, podremos visitarnos cada cierto tiempo, nos podemos llamar... mantener contacto, ya sabes.

La mirada de Lincoln cayo en ese momento, tiempo que Lynn aprovecho para incorporarse lo suficiente para quedar sentado junto a su hermanito y notar su triste mirada.

- Podrás ser alguien bastante maduro, pero heredaste la resistencia a mostrar sus sentimientos de papá.

- Lynn.

En ese momento la chica abrazo a su hermano, acariciando gentilmente su cabellera.

- Tienes razón, siempre estaremos cerca, somos familia después de todo.

El chico no soporto más y lentamente comenzó a sollozar tan bajo como pudo, siendo cuidado por la chica con un cuidado casi maternal, era su primer hermanito menor, habían crecido juntos y compartido mucho, más de lo que había hecho con cualquier otro de sus hermanos, manteniendo al triste muchacho abrazado ella miraba feliz hacía el cielo cuando unas solitarias lágrimas comenzaron a correr sus mejillas.

- Te voy a extrañar mucho Linc.

- Yo también Lynn, no sabes cuánto.

Ambos se mantuvieron unidos en un cálido abrazo por varios minutos más, en silencio, dejando que aquello fluyese tranquilamente hasta calmar su dolor.

Apoyándose como lo habían hecho toda su vida.

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