Mayor
- ¿Si papá?
- Lincoln, hijo, creo que ha pasado un tiempo desde que conversábamos solos tú y yo, de hombre a hombre, de padre a hijo.
- Bueno, sí, un poco.
- Y también ya has crecido bastante, estás en esas edades de cambios y descubrimientos, cuando te defines como persona y todo, por lo que, bueno, creo que es momento de que tengamos... la charla.
- ¿La charla? ¿De qué...? Oh...
- No te preocupes hijo, será algo incómodo para ti pero...
- La verdad no, ya tuve esa clase en la escuela y también... amm, olvídalo.
- ¿Entonces ya lo sabes? Uff, gracias, no me sentía preparado para esto.
- Creo que te entiendo, no te preocupes papá.
- Mmm, bueno, pensaba dedicar la tarde a tiempo de calidad con mi hijo y creo que si deberíamos tener alguna charla, supongo que si eso ya esta cubierto, tal como mi padre lo hizo conmigo a tu edad, te enseñare a afeitarte.
- Eh... yo ya... aprendí a hacerlo hace un tiempo, me estaba comenzando a picar la cara, Lori lo notó y junto a Bobby me enseño.
- Ah, está bien... bueno, espera, respecto a conducir...
- Lori... otra vez... ya me enseño, lo siento.
- Oh, bueno.
Lynn en ese momento se quedo pensativo, esas tres cosas eran momentos que había compartido con su padre en su tiempo, aquella incomoda charla, ese proceso nuevo para un joven y la experiencia de conducir, eran momentos que como padre sentía que debía de transmitirle a su hijo varón, pero todos esos momentos ya habían ocurrido, y no había estado junto a su muchacho en ninguno.
- Papá, al menos ya conozco de esas cosas, eso es bueno, ¿No? - Lincoln le regalo una sonrisa.
- Si, eso es lo importante, no te preocupes.
- Entonces... ¿Sigo aquí o me puedo retirar?
- Ve hijo, no quiero... retrasarte.
Con Lincoln saliendo del cuarto, Lynn se dejó caer en su cama para mirar el techo mientras suspiraba, pasando así unos minutos hasta que Rita entro al cuarto con una sonrisa juguetona en su rostro.
- ¿Y cómo te fue en tu primera charla?
- Bien, creo.
- ¿Tuviste problema para tocar esos temas?
- No, no es eso, Lincoln ya sabía de todo eso.
- Te dije que debías conversar con él antes, creo que en sexto grado pasaban esas asignaturas.
- Independiente de eso Rita, no sé qué he estado haciendo para él, estoy seguro de que como padre debí estar allí en esas ocasiones, no solo... enterarme que ya había crecido de la nada.
El adulto se acurruco en la cama visiblemente afectado, Rita se sentó a su lado mientras comenzaba a acariciar suavemente su rostro.
- Lincoln es un buen chico, deberías estar feliz de eso.
- Lo estoy, y eso solo me duele más, es un buen chico y no hice mucho porque lo fuese.
Rita no sabía que responder ante eso, su situación con las chicas había sido diferente y sentía que, al menos, podía estar tranquila, su situación era diferente a la de su esposo y su hijo, eran temas y formas de ser diferentes por lo que solo se limitó a hacerle un poco de cariño mientras él seguía deprimido en la cama hasta que se levantó, creyendo saber a dónde se dirigía.
El cuarto de Lincoln.
- ¿Hijo? ¿Puedo pasar?
- Adelante papá.
El muchacho estaba tirado en su cama con su computadora sobre sus piernas, dejando estos a un lado para sentarse en el borde de la cama y mirar a su padre.
- Hijo, ¿Hay alguna cosa que tengas dudas? Lo que sea, también podríamos ir de pesca, solos tú y yo, como en los viejos tiempos, una tarde de los hombres Loud.
- ¿En ese caso no deberíamos llevar a Leroy?
- ¿Qué Leroy? Ah, cierto, el chiquito.
- ¿Olvidaste a tu hijo menor?
- Son muchos, lo siento, pero bueno, podríamos ir los tres, ¿Qué te parece?
- Tengo... cosas que hacer, gracias papá, pero creo que paso.
- Entiendo, no te molesto más.
Estando ya en la sala, Lynn veía sin ánimos la televisión, varias de las chicas al notarlo terminaron dejándolo tranquilo, sin pelear por el control, incomodas por verle así, cuando Lincoln bajo de su habitación y lo noto termino meditándolo un rato antes de acercarse a él y sentarse a su lado.
- ¿Estás bien papá?
- Si, claro, solo estaba pasando la tarde.
- Oye si fue por la invitación a salir...
- No fue solo eso Lincoln, es solo que... eras mi pequeñín especial, no sabes lo mucho que quería tener un hijo varón luego de cinco hijas, los amo a todos pero realmente quería tener un hijo, vi a Rita tener momentos especiales madre e hija durante muchas veces y cuando sentí que finalmente mi momento había llegado contigo... simplemente descubro que ya tuviste esas experiencias, sin contar con lo independiente que has sido siempre, no quiero ni ponerme a pensar en todas las cosas que creo haberte enseñado y resulta que realmente aprendiste por tu cuenta y... que ya no eres mi pequeñín especial.
- Oye, tu me has enseñado varias cosas, como pescar, levantar una tienda o cocinar.
- Eso no basta.
- ¿Tú crees? Trabajaste mucho tiempo en un empleo que no te gustaba, y aun con todos a cuesta, lograste cumplir tu sueño, siempre buscaste tener tiempo para todos, quizás no me enseñaste esas cosas "de hombre", pero si me enseñaste a no rendirme y que la familia es importante, y si, como dijiste, puedo ser algo independiente, es porque siempre me diste las herramientas y la confianza para hacerlo.
- ¿Tú crees eso?
- Desde el fondo de mi alma.
- Hijo, gracias. - En ese momento se levanto del sofá con energías renovadas y un fuerte deseo de llorar contra el que estaba luchando en un intento de verse digno frente a su hijo.
- Papá.
- ¿Si campeón?
- ¿No quieres un abrazo?
- Que... buen... chico...
Y Lynn se dejo llevar, independiente de lo que pudo y no haberle enseñado, si eso lo había convertido en el buen chico que era, lo demás no podía importarle menos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top