Mascota

- Entonces... mamá, ¿Puedo traer otra mascota?

- Hija, no tenemos mucho espacio.

- Pero no ocupara mucho espacio, además esta bien entrenada.

- Sigh ¿Prometes que no hará mucho destrozo?

- ¡Si!

- Bien, puedes traerla.

La pequeña se aferro a su madre con fuerza ante aquella noticia, algo que incluso Rita tuvo que intervenir pues no quería que apretara mucho su estomago, más considerando el tamaño que este tenía, pero no se molesto mucho más con eso y dejo que la pequeña saliese corriendo de la casa, muy posiblemente para buscar esta nueva criatura que sumaria a su habitación.

Rita incluso se preguntaba que sería esta vez, le causaba gracia la variedad de cosas que Lana era capaz de encontrar y domesticar, el mayor problema había sido cuando la encontraron con un ternero en el patio, pero al menos el amigo de Lincoln estuvo encantado de llevárselo, eran recuerdos graciosos que le hicieron soltar una risita antes de tomar su taza con café, dando un sorbo de su desayuno mientras observaba la puerta al escuchar nuevamente la voz de su hija.

- ...y esta es la entrada, ¿A que es bonita?

- Si es bastante bonita. - Dijo un niño de la edad de Lana pero con un collar de perro en el cuello.

Rita vio eso y no pudo evitar escupir su café, se esperaba cualquier clase de animal, incluso a ese punto de su vida podría aceptar que apareciera un oso, pero lo que había traído Lana esta vez era un niño de su edad.

- (Preocupada) ¿Estás bien mamá?

Mientras se limpiaba los restos de café de su boca y terminaba de toser, Rita miro fijamente a su hija quien lucía genuinamente preocupada.

- C..Cariño, él... 

- Ah, es Skippy, lo adopte esta mañana.

- Hola señora Loud.

El muchacho saludo casualmente a la matriarca quien seguía observando sin entender que demonios estaba ocurriendo.

- Lana... no puedes adoptarlo.

- ¿Por qué no? Él me siguió a casa y me dijiste que si se comportaba no habría problema.

- Ese... no es el punto.

Lana en ese momento abrazo con fuerza al niño, mostrando una expresión de puchero a su madre.

- Te demostrare que Skippy es bien portado, lo juró, vamos Skippy.

- Ok.

Dicho eso la muchacha tomo su mano y se fue corriendo al segundo piso, dejando a Rita perpleja.

- ¿Qué... acaba de pasar?

La mujer volvió a dejarse caer sobre el sofá, dando un sorbo a su café.

Sabía que Lana tenía algunos momentos extraños con sus capturas, pero esta sin duda era la ocasión que más le había sorprendido, además de que el muchachito no parecía tener real problema con ello así que quizás no habría problema, recortaría un poco la mesada de Lana y...

- ¡Eso no era una mascota! - Dijo mientras golpeaba con fuerza la mesita frente a ella.


Minutos después

Rita observaba por la pequeña abertura de la puerta entreabierta de la habitación de su hija, notando al pequeño sentado en el piso.

- Bien... arriba.

El niño se levanto.

- Saluda.

- Hola. - Dijo mientras saludaba también con la mano.

- Hazte el muerto.

- Me muero. - Y el muchacho se dejo caer al piso.

- Mmm... algo le falta a ese último.

- ¿Quizás no debería simplemente dejarme caer?

- Podría funcionar, me agrada, toma un premio. - Dijo antes de darle una galleta al muchacho.

- (Feliz) Gracias.

- Bien, ahora te enseñare donde debes ori...

- ¡Bien, basta! ¡Lana, ven aquí!

La muchacha acudió rápidamente donde su madre, dejando en soledad al muchacho dentro de la habitación.

- ¿Qué paso mamá?

- ¡No puedes quedarte con él, es un niño!

- Lincoln también lo es y tiene su propia habitación.

- ¡Son personas, no animales!

En ese momento, Lana miro extrañada a su madre, claramente confundida.

- ¿Y cual es la diferencia?

- ¡¿Cómo que cual es la diferencia? ¡Es una enorme diferencia!

- Pero si Lisa estaba diciendo que las personas, el homo sapos, es un animal más, por lo que no veo el problema en tener uno de mascota.

Rita se quedo en silencio por un momento, paralizada, antes de sujetar su frente con su mano.

- ¿Mamá?

- Deja ir a tu amiguito, tengo que conversar con Lisa.

- Pero si es mi...

- Lana, ahora.

- (Decaída) Esta bien.

En ese momento, la puerta de la habitación de Lisa se abrió, mostrando a la pequeña salir tranquilamente de esta con dirección al baño.

- Hola progenitora, ¿Cómo te sientes en estos que deberían ser las últimas semanas prenatales?

Rita solo se volteo para verla, mirándola fijamente, mirada que Lisa pudo entender perfectamente antes de retroceder a su habitación.

- Lisa, no cierres la puerta, tengo una laaaaaarga charla que tener contigo.

Nadie vio a Lisa el resto del día.

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