Lynn Sr

Lana estaba reposando tranquilamente en su sofá cuando el timbre sonó, levantándose con pesadez del lugar y dejando su bolsa de papas en donde antes yacía su cabeza se encamino hasta la puerta, abriéndola con el mismo animo que se tenía al levantarse.

- Hola papá.

- Hola Lana.

El sonriente Lynn abrazo con fuerza a su hija, ella realmente no tenía problema con que su padre le visitase, le agradaba incluso además de que amaba su comida, generalmente todo lo relacionado a sus visitas era ganancia, pero el tema que últimamente estaba tocando la tenía cansada, peor sabiendo que más que venir a visitarla a ella él venía por "eso".

Tal como lo hacía generalmente su padre entro al lugar, contando algunas cosas sin importancia o comentando alguna cosa fuera de lugar que encontrase en su camino hasta que llegaron a la sala y pudo notar el refresco, la bolsa de papas y el envase ya limpio de pollo frito repartidos por el lugar, momento en el que este puso una expresión de horror.

- (Pensando) Aquí viene.

- No puedes seguir alimentándote así hija por el amor de dios, ¡Eso no es comida!

Subiendo las mangas de su abrigo hasta los codos, como si su cuerpo estuviese en modo automático, el hombre tomo todos los restos de comida chatarra sin importar si aún quedaban en el envase y se los llevo a la cocina, arrojándolos a la basura.

- Papá, no es necesario, solo es que hoy es mi día trampa, eso es todo.

Lynn la observo con seriedad por un instante antes de revisar el contenido del bote de basura, notando varios envases más desechados ahí que restos orgánicos.

- Si vas a mentirme, al menos no dejes tanta evidencia.

- (Fastidiada) Papá, por favor.

- Hoy vas a comer un platillo balanceado y es mi última palabra.

- Oye, yo ya soy mayor, tengo mi propia vida y mis propios problemas, no puedes venir a mandarme.

- Con mayor razón siendo adulta deberías cuidar debidamente de ti, la juventud no es eterna y cuando menos te lo esperes esta vida te dejara estragos.

- ¿Qué eres? ¿Mamá?

- Nop, soy tu padre jovencita.

En ese momento Lana se dio cuenta que su padre había comenzado a cortar algunos vegetales, unos los cuales estaba segura no tenía en la nevera ni tampoco había visto a su padre llegar con ellos.

- ¿De dónde sacaste eso?

- Como un mago no revela sus secretos, un chef no revela sus ingredientes.

- ¿Sabes que no rima verdad?

- No es una rima cariño, es una filosofía de vida.

No tardo demasiado y ambos estaba comiendo un estofado preparado por Lynn, Lana lo comió agradecida, realmente amaba la comida de su padre, pero no le gustaba ver la expresión de este mientras le miraba.

- ¿Pasa algo papá?

- Solo pensaba en tus hermanos, a ti y a Lori las veo relativamente seguido, pero llevo un tiempo que veo a los demás, ni hablar de Lucy o Luna que no veo hace tanto, honestamente no recuerdo la última vez que nos vimos, con Lucy siquiera la última vez que siquiera hablamos.

- Suena a que te sientes solo.

- Un poco, fue difícil acostumbrarme al silencio en la casa, a tu madre le costó más reconocer que el silencio no significaba que alguien estaba ocultando un desastre, Lisa, Lily y Leroy vaya que sufrieron por los ataques de paranoia de tu madre.

- Considerando que no éramos especialmente tranquilos, puedo entenderla, pero deben disfrutar que ahora pueden hacer más cosas.

- Por supuesto que lo hacemos cariño, es solo... en ocasiones me gustaría volver a como era antes y estábamos juntos, por ejemplo cuando íbamos todos en la van de vacaciones.

- Creo que solo fuimos una vez todos juntos de vacaciones, una ocasión donde Lori nos visito y Leroy todavía usaba pañales, ahora que lo dices, creo que fue la única vez que estuvimos todos sobre vancilla.

- Cierto, cierto, oye, ¿Y qué tal está?

Una mueca se formo en el rostro de Lana, cuando decidieron "guardar" a vancilla en su garaje lo habían hablado como una forma de que ella podría restaurarlo con el tiempo, o al menos eso había dicho ella, no tenía el tiempo y el conocimiento para restaurarlo realmente considerando el estado en el que se encontraba y actualmente estaba allí acumulando polvo ya que no tenía la capacidad de decirle a su padre o dejarlo en el deshuesadero, por lo que ver la expresión emocionada de su padre con esas palabras le dolía, volteando la mirada hacia un lado.

- Papá, sobre vancilla.

- ¿Si cariño?

Esa sonrisa, ella no podía...

- Papá. - Soltó el aire acumulado en su pecho, mirándole fijamente y con seriedad.

- Vancilla ya está más allá de lo que puedo hacer, restaurarlo sería demasiado complicado, yo... no puedo arreglarlo.

- Ah, ya veo. - Lynn decayó por un momento, pero en su rostro termino formándose una sonrisa más tranquila. - Hiciste lo que pudiste.

- No, yo no...

- Si te soy sincero, ya sabía que no volvería a montarlo.

- Papá...

- Siempre me mostraste lo mucho que querías ese coche, supongo que no quería lastimar tus sentimientos y por eso accedí a que te lo trajeras.

- ¿Qué tú qué?

- Si, ¿Tú pensaste lo mismo de mí, verdad?

- ¿Cómo lo sabes?

- Conozco a cada una de mis hijas e hijos, quizás no me comporte como el padre que ustedes necesitaban y Rita tomo mucho de mi rol, pero al menos quería conocerlos bien, hacerlos felices a mi manera.

- Papá...

- Ya, ya, se que es algo tarde para hacerlo, solo déjame creer que ustedes crecieron como buenas personas y podré ser feliz.

Lana se cuestionaba porque su padre la visitaba tan seguido, si bien era de quienes vivían más cerca sabia de buena fuente que para su edad ya debería ser una molestia visitarla solo para asear un poco y cocinarle como correspondía, pero si lo que decía era cierto, quizás, solo quizás, la distancia solo era una excusa.

- Oye papá.

- Dime cariño.

- ¿Es muy tarde para que me enseñes tus recetas? Creo que ya tuve suficiente pollo frito de almuerzo por unos años.

- Jeje, nunca es tarde cariño.

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