Extra 1

- John, te toca cambiar a la niña.

- Ya voy Lynn.

El sujeto se encamino cansado hacía el cuarto desde donde su primogénito salió corriendo salió con un balón de soccer rumbo hacía su madre.

- ¡Quiero la revancha!

- Aún estás demasiado verde niño, no me vas a ganar.

- ¡Se que te derrotaré está vez!

- Bien. - Lynn levanto su mirada y vio que su esposo le hizo una señal con la mano aprobando la acción. - ¡Te voy a destruir!

Ambos padres estuvieron ocupados su tiempo resolviendo los problemas de ambos niños, siendo el padre quien se desocupo primero y comenzó a preparar la cena en lo que su esposa e hijo gastaban algo de energía en el patio trasero.

La cena fue como cualquier otra, algunas bromas de Lynn hacía el primogénito por perder mientras que él alimentaba a la bebé, después de eso Lynn preparo algunas fichas de entrenamiento para el día siguiente en el gimnasio donde trabajaba en lo que el hombre preparaba los almuerzos de la familia para el día siguiente.

Una vez todo fue realizado ambos adultos estaban recostados en la cama, Lynn observando un partido en la televisión que había en la habitación mientras que su pareja estaba jugando en su consola portátil cuando repentinamente Lynn apago el televisor y tomo la consola de su esposo, dejándola sobre el velador del lado de la mujer.

- No voy a permitir que esto siga pasando.

- ¿De qué hablas Lynn?

- ¿En serio nuestra vida es así de monótona? ¡No me gusta!

- No tiene nada de malo tener días tranquilos, además tu jugaste bastante esta tarde, no fue del todo tranquila.

- ¡Eso no sirvió ni de calentamiento, quiero más acción!

- ¿Y mi lo dices así para...? Oh.

Una sonrisa se esbozo en la cara de Lynn.

- Me alegra que sepas entender bien la situación.

- Bueno, no es que no me agrade.

- Si... pero tampoco es suficiente.

- ¿Eh? ¿No soy suficiente?

- Si, ¡Te falta pasión! No puedes esperar siempre ser tan plano, hay que ponerle diversión y sentido a esto.

- Eso duele, mucho, creía que al menos en eso me defendía.

- Cariño, eres bueno, demasiado bueno, necesitas algo más de malicia en esto, no tratarme como si me fuera a quebrar o algo, eso podría ser un buen cambio de aires el verte más asertivo y poderoso.

- No confió demasiado en mi resistencia.

- No te pido resistencia, te pido actitud, se más salvaje, más desenfrenado, conviértete en una bestia que me haga temer por lo que está por venir.

- Tienes fantasías muy extrañas.

- Y tú eres un conformista, ¡Así que has que me sienta orgullosa de ti y enloquece!

- Bueno, al menos puedo intentar.

Entonces se levanto y se posiciono sobre Lynn, atrapándola entre sus brazos mientras le miraba fijamente.

- Voy a hacerlo Lynn.

- Sabes, me sentiría más amenazada por un chihuahua que por ti incluso en esta posición.

- ¿Ehhhhh? ¿Entonces que quieres que haga?

- Ya que no se te ocurre nada, podríamos hacer roles a ver si metiéndote en un papel puedes soltarte un poco.

- Esto comienza a preocuparme.

- Vamos, será divertido.

Lynn se lo sacó de encima con facilidad, quedando apoyada sobre sus piernas y brazos en la cama mientras exponía su retaguardia.

- Piensa que he sido una chica muy mala, tan mala que merece ser castigada.

- Esto esta subiendo de nivel más rápido de lo que esperaba.

- Te lo dejaré más sencillo, ¿Alguna vez has estado tan enojado conmigo que has querido golpearme?

¿Noah? Se puso a pensarlo por un momento, si bien quería a Lynn esta no hacía su vida muy sencilla, cosas como su explosiva espontaneidad que le había conseguido más de una tacleada en la que terminase en el piso, o las vergüenzas que había pasado por el espíritu competitivo de la misma durante algunas de sus citas, o cuando había dañado una de sus colecciones durante un aseo del cuarto, o su nombre, nombres, cada una de las extrañas variantes que ella y su familia le habían dado con los años sin lograr jamás acertar...

Pudo sentir la ira acumulándose en su interior y verla entregada de esa forma aceptando eso como una divertida dinámica de intimidad, era el momento perfecto.

Lynn pudo observar como se endurecía la expresión de su esposo y esbozo una sonrisa, sabía que el chico podía dar más de si y esperaba que esa noche liberase a la bestia en su interior, algo que pudo observar venía en forma de palmada y esperaba que fuese una divertida noche...


Una hora después

El médico de urgencia observaba sus papeles, movía las páginas de su archivador y levantaba la mirada esporádicamente para notar al avergonzado hombre y su esposa quienes no eran capaces de mirarse a los ojos el uno al otro.

Este solo pudo suspirar, pensando que había escuchado mal culpa de la hora y el cansancio.

- Entonces... otra vez, ¿Cómo fue que te fracturaste la mano?

- (Avergonzado) B..Bueno... yo...

- ¿Qué le puedo decir doctor? Nunca me he saltado una rutina de pierna.

- Eh...

Dieron el alta a Dylan unos minutos después.

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