Cariño
- ¿Entonces que te dijo Luan?
- Ya me confirmo, si podrá venir mañana.
- Estupendo, con eso estaríamos todos.
- Cariño, Lincoln no me ha confirmado si llegara mañana.
- ¿No? Estaba segura de que te había escuchado decirlo.
- (Decaído) No realmente.
Mientras los padres terminaban de confirmar la lista de los visitantes del día siguiente, Leroy junto a Lily escuchaban atentos en el baño, la adolescente miraba más preocupada a su hermano menor que escuchar a sus padres en el momento que se creo la incertidumbre respecto a la asistencia del hermano favorito de su hermanito.
- Vamos Lee, estoy segura de que Lincoln si aparecerá.
- No me ha contestado ni siquiera mis mensajes desde hace varios días, quizás le paso algo malo.
- O solo está muy ocupado, sabes que tiene varias cosas que hacer.
- Lo sé, pero aun así quiero verlo y jugar con él, me debe una partida de baloncesto.
- Siempre tan competitivo. - La rubia revolvió con cariño la cabellera de su hermano. - Él no te va a fallar, créeme.
Al día siguiente desde temprano comenzaron a llegar las hermanas faltantes, Lori fue la primera en llegar con su esposo, luego llego Lynn con el suyo, cuando su padre le llamo Horacio pudo ver lo triste que se puso pero no opino al respecto, siguió Luan quien venía sola, luego Lucy quien también venía sola, Leni y Luna llegaron juntas, Leni cargando a su bebe recién nacida mientras que Luna cargaba a la otra hija de Leni y, detrás de ambas, la pareja de Luna y el esposo de Leni.
El ambiente era agradable, las hermanas estaban felices de reencontrarse en su mayoría, los padres extasiados de ver a la familia reunida y las parejas conviviendo como podían, pero Leroy se hallaba sentado frente a la ventana, observando hacía el exterior sin darle mucha importancia al festivo ambiente que se celebraba a su alrededor.
- Oye campeón. - El patriarca se acerco a su hijo gentilmente. - Lincoln ya va a llegar, no tienes porque ponerte así, convive con los demás por mientras.
- Ni siquiera tu sabes si él llegara.
- Eso es cierto... pero tengo la intuición de que definitivamente va a aparecer y estoy seguro de que lo último que él querría sería verte con una expresión tan lastimera.
- Él siempre se esforzó en que me sintiera bien.
- ¿Ves? Él sería el primero en querer que disfrutes con los demás mientras llega.
- Creo que tienes razón.
Con el animo más repuesto el niño comenzó a convivir con el resto de la familia, las horas pasaron e incluso la luz del sol comenzó a ocultarse para dar paso a la oscuridad nocturna, pero no había rastros del sexto hijo de la familia Loud.
Las hermanas no estaban tan nerviosas, sabían que tarde o temprano alguien por seguir con su vida se vería orillado a faltar a alguna actividad familiar y si bien les entristecían, preferían darle el beneficio de la duda a su hermano, los padres estaban algo más preocupados pero pensaban algo similar, quien no era capaz de hacerlo era Leroy el cual había vuelto a quedarse frente a la ventana, a la espera de que cierto peliblanco llegase.
- Hijo. - Lynn fue nuevamente el encargado de lidiar con el niño, pero este se veía increíblemente preocupado al punto que el adulto no sabía bien como calmarlo. - Vamos a cenar.
- Empiecen sin mí, yo lo quiero esperar.
- Hijo, ya es un poco tarde, Lincoln no... va a venir.
- Si lo hará, él no me dejaría así.
- Leroy...
- Él no lo haría, nunca haría nada que me hiciera daño.
- Hijo, por favor, no sería una cena familiar si ti.
- Ni sin él tampoco.
El castaño no supo continuar, sintiendo que aquellas palabras también le habían golpeado con fuerza ya que realmente quería estar junto a sus dos muchachitos especiales, pero uno de ellos no daba rastro de vida y el otro no parecía importarle nada en ese momento.
Fue Lori quien se acerco en ese momento, parándose a su lado sin mucho decoro.
- ¿Sabias que Lincoln a tu edad se sentía alguien único por ser el único chico entre diez chicas? No ayudaba que en ocasiones le hiciéramos la vida un poco difícil y sintiese que estaba con diez enemigos.
- ¿Las veía como enemigos?
- Es una forma de decir, hacíamos muchas tonterías y no nos importaban los sentimientos de los demás hasta que ya era muy tarde, Lincoln era especialmente receptivo a eso y era quien más se esforzaba en reparar sus errores, siempre termino prefiriendo el bien común por sobre su bienestar, al menos hasta que me fui de esta casa que él siempre fue así y dudo que cambiase mucho después.
- Él siempre me hacía feliz y estaba a mi lado.
- Si siempre estuvo a tu lado, ¿Él iba a las cosas que le gustaban?
- Si, bueno, creo...
- Dudo que aunque le preguntases él te diría que jamás le dolió negarse algo por hacerte feliz, él no es de esa clase de gente, era de los primeros en tomar esos pequeños sacrificios por hacer felices a otros, y no siempre todos pueden ser felices, hay veces en que nosotros debemos ceder también.
- ¿Por qué me dices esto?
- Escucha, se de buena fuente que Lincoln hoy tenía una muy, pero muy buena razón para no venir con nosotros, algo muy importante para él, y por eso te pido que lo entiendas y disfrutes aun en su ausencia.
- ¿O sea que decidió dejarnos de lado a propósito?
- Leroy, este es uno de esos momentos donde debes pensar, poner en una balanza tus emociones y pensar, ¿Debo ser egoísta y exigirle por mi propia felicidad o bien debo soportar y que él sea feliz?
- ¿Por qué tengo que elegir? No quiero.
- ¿Quieres a Lincoln?
- Mucho.
- Entonces compréndelo y, por esta vez, déjalo ser feliz aunque eso te deba doler un poco a ti. - Lori dejo su teléfono frente a él con el contacto de Lincoln abierto y que Leroy pudo reconocer no era el mismo número que él tenía de este.
Lori alcanzó a dar dos pasos antes de sentir que su suéter era jalado por Leroy.
- ¿Lincoln en este momento está disfrutando?
Y la expresión de Lori se suavizo, dándole una casi maternal sonrisa.
- Estoy literalmente segura.
En ese momento el pequeño le devolvió el teléfono a su hermana y se dirigió hacia donde cenarían, dejando a Lori con una sensación agridulce en su interior.
- ¿Por qué me dejaste una carga tan pesada Linc? Más te vale que esta noche valga la pena.
Unos días después Lincoln finalmente apareció en casa, acompañado de una mujer y su recién adquirido anillo de matrimonio.
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