03

3 meses después...

Era el tiempo en que los nuevos alumnos llegarían a la facultad, los alumnos de secundaria entrarían a la que sería una de las mejores – o peores – etapas de su vida. Pobres almas inocentes, cuando pensaban que su infierno en la secundaria habría acabado, se adentrarían en uno mucho más grande y tendrían que enfrentar la vida de adultos; escoger una carrera, largas horas de estudio, conseguir trabajo y probablemente una casa ya que en este tiempo los padres tenían la costumbre de echar a sus hijos de la casa para que enfrentaran la vida como era, dura.

—Ah...todavía recuerdo como llegué aquí con toda la actitud, que buenos tiempos. – dijo Off viendo a los estudiante nuevos.

—Off, literalmente lloraste a la primera semana de clases. – rio Bright.

—Por eso hablé en tiempo pasado, ahora estoy a un paso del suicidio. – explicó.

—Querer aventarse de la banca de un parque no es suicidio.

Mientras los dos hablaban y reían, los alumnos seguían pasando frente a ellos haciendo una reverencia en forma de respeto, algunos tenían la cara pintada de algún animal o gorros de papel en sus cabezas, la tradición de las novatadas nunca pasaba de moda. Todos estaban sentados en el suelo de la facultad de ingeniería, algunos llegaban hasta ellos para cumplir retos que les ponían otros alumnos superiores para obtener algo a cambio, tareas, respuestas de exámenes, comida gratis, o simplemente para obtener respeto.

Mientras Bright era besado por la tercera chica del día, Off le tomaba una foto para mandársela a sus amigos señalando en especial la cara de incomodidad y desagrado de su amigo. Rápidamente los mensajes llegaron al celular de Vachirawit, venían memes con su cara y otros mensajes burlándose de él.

—Jodete Jumpol. – le dijo a su amigo.

—Tranquilo, no es mi culpa que solo quieres que te bese Willy. – se burló y un golpe en su brazo derecho fue depositado.

Como recordaba a Willy, ya hasta se había encariñado con el nombre que sus amigos le habían puesto. No pasa una noche en la cual no pensará en los dulces labios sabor a fresa que aunque estaba borracho lo habían cautivado al punto de no querer respirar con tal de seguirlos besando; su piel suavecita y blanca con un olor dulce y su hermoso rostro que aún recordaba a la perfección. Llegó a pensar que quizás no estaba tan borracho como pensaba ya que recordaba todo – o casi todo – a detalle; se golpeaba, gritaba e insultaba a si mismo internamente por nunca preguntar siquiera el apellido o su usuario de IG.

Sí, era realmente un idiota.

Idiota por esto, idiota por lo otro, idiota por todo.

Se encontraba limpiándose el labial que la chica que acababa de besarlo traía cuando le llegó una llamada de Gun.

—¿Por qué MI novio te está llamando? – preguntó con tono posesivo su amigo.

No contestó a su pregunta y atendió la llamada poniéndolo en altavoz.

[LLAMADA ENTRANTE]

[—¡VEN RÁPIDO A MI FACULTAD!, ¡RÁPIDO VACHIRAWIT!]

Amor, ¿Por qué estás tan alterado y por qué llamas a brillantina?

[—¡Cállate y tráelo, YA!]

[FIN DE LA LLAMADA]

Ambos se quedaron confundidos por la repentina llamada, pero igualmente fueron a la facultad de Artes, en donde estudiaba Gun para no hacerlo esperar o si no estarían en graves problemas con el pequeño chico de labios abultados.

Tan pronto pusieron un pie en la facultad, el radar de idiotas – como lo llamaba Gun – se activó y fue hacia ellos, en lo que Off se quedó esperando el cálido abrazo de su novio como cada que lo veía, Gun se acercó a Bright y estampó su mano en su mejilla dejando el área roja con la marca de su mano.

—¡AUCH!, ¡¿Qué carajos te pasa?! – se quejó poniendo su mano en el área golpeada. Gun podía parecer un chico amable, tierno y muy pequeño, pero si lo hacías enojar era mejor correr, por tu bien.

—¡Eres un pervertido!, ¡Y yo que te apoyaba!, ¡Desde ahora no nos conocemos. CORTALAS! – gritaba haciendo que los alumnos se fueran acercando para ver qué era lo que pasaba.

—¡¿Qué pasó?! Gun, recuerda lo que habíamos hablado, inhala, exhala. – repetía lo último para intentar tranquilizar a su chico.

—No lo puedo decir aquí, es tan atroz que moriría de pena si todos lo escuchan. Vamos a la parte de atrás.

El bajito se llevó a los dos chicos. En el lugar el chico castaño de menos de 1.70 le pegó otra cachetada a Bright.

—¡Maldita sea Gun!, ¡Deja de golpearme! – se quejó.

—¡¡Agradece que no te corto las bolas, imbécil!! – Off intentó acercarse a él —. ¡Ni se te ocurra Jumpol, o sino el siguiente serás tú. – dijo y el chico se alejó lentamente levantando las manos en señal de rendimiento.

—Mmm...pequeño, mi amor hermoso, precioso. – decía Jumpol con tono dulce —. ¿Podrías decirnos por qué estás tan enojado con brillos, con tu melodiosa y dulce voz?

—¡Este maldito hijo de perra calenturiento! – hizo una pequeña pausa tomando aire cerrando sus ojos. —. No pudo mantener su mini brillos en el boxer, ¡¡Y SE ACOSTÓ CON UN MENOR DE EDAD!!

—¡¿QUÉ?! ¡¿De qué hablas?! Yo nunca me acostaría con un menor de edad. – contestó confundido.

Gun sacó su celular, abrió la galería y después lo puso en la cara del contrario.

No lo podía creer. Eran los mismos labios rositas, los mismos ojos marrones, la misma complexión, el mismo cuerpo.

Era él.

—Es... es...

—Win Metawin, ¡¡Más conocido por nosotros como Willy Mario!!

—No puede ser, ¿en serio? – se acercó Off al teléfono —. Ese niño es Willy, ¡LO ENCONTRAMOS! – Gun lo miró mal.

—Felicidades Vachirawit, te encamaste con un niño de 17 años. Ahora espera la denuncia por acoso, abuso sexual, pedofilia o qué se yo; y te aviso que no te voy a ir a sacar de prisión. – Bright aún seguía aturdido.

Su corazón latía velozmente, solo que no sabía si era por ver de nuevo al chico, por el enojo de Gun, o porque se acostó con el siendo menor de edad. Pero de que su corazón latía rápido, lo hacía.

—Yo...yo no sabía. Era una fiesta con los de la facultad y pensé...

—¡Es que tú no piensas! ¡Pudiste haberle preguntado al menos en que año nació!

—¡¿Quién carajos pregunta eso cuando tiene una erección atrapada en los pantalones?!

—¡Yo te enseñé otras cosas, cosas de Dios!

—Oigan ¿qué tal si se relajan un poco?

—¡NO! – exclamó Gun.

Mientras los dos chicos seguían discutiendo, Joss y Tay llegaron al lugar. Off los había llamado porque es un cobarde y no se atreve a enfrentar al chico al cual le dobla la estatura.

—Ahora sí, pasa el chisme. – susurró Tay a Off.

—Bright se acostó con un menor de edad y resultó ser Willy Mario. – dijo rápidamente dejando a los dos chicos con la boca abierta.

—¡¿Qué Bright hizo qué?!, ¡¿Willy es menor de edad?! – la voz de Joss detuvo la pelea de Bright y Gun.

—¿Ustedes que hacen aquí? – preguntó Gun y los dos apuntaron a Off indicando que él los había llamado.

—Que buenos amigos tengo. – murmuró.

Y otra pelea empezó, sin embargo esta no incluía a Bright ya que él pues... había escapado.

Como no quería ser participe de la larga pelea que tendrían sus amigos, decidió escapar para ver con sus propios ojos lo que tanto había anhelado.

Willy Mario. No. Win Metawin.

Ese era su nombre, el hermoso nombre del hermoso chico que le cambió la vida. Y por el que Gun casi lo mata.

Y es que ¿Cómo iba a saber que era menor de edad? Se suponía que todos los que estaban en aquella fiesta eran mayores, algunos eran de otras universidades que no sabía ni como estaban ahí, pero estaban. Así que pensó que quizás él estaba en otra universidad.

Lo que sí, es que su amigos no lo dejaron y tampoco quisieron buscarlo, había demasiadas universidades con todas las facultades como para ponerse a buscar un chico que realmente estaba en secundaria.

Cuando llegó a la parte de la facultad donde estaban todos los alumnos de nuevo ingreso lo estuvo buscando con la mirada, después pasó por casi todo el lugar buscándolo. Preguntó a varios chicos pero ninguno le supo dar respuestas.

Esta vez no lo dejaría escapar, no otra vez.

—¡Bright Vachirawit Chiva-aree! – escuchó la voz de Gun llamarlo —. ¡Alto ahí! – estaba en problemas.

Ahora tenía dos misiones. Encontrar a Win y escapar de Gun. Para nada complicado.

Aceleró sus pasos llegando al punto de correr lo más rápido que podía; su vista viajaba a todos lados de la facultad intentando enfocar bien sus ojos en cada rincón por si lo veía. Sus otros amigos que iban detrás de Gun tratando de detenerlo y echándole porras a Bright para que corriera más rápido.

—¡Fue un placer conocerte brillitos! – gritó Tay.

Eso definitivamente no era una porra. Pero de seguro Joss y Off si lo harán.

—¡No te preocupes por tu cosas, yo me las quedo! – oyó a Joss.

—¡Le pasaré dinero cada mes a tu hermana! – por último escuchó a Off.

Mierda, sus amigos eran los mejores.

Agradecía a su padre por obligarlo a practicar atletismo por 5 años seguidos, y también que las piernas de Gun fueran cortas para que no pudiera correr tan rápido.

Iba corriendo ágilmente cuando encontró un salón desocupado – o eso parecía – se metió en el lugar, cerró la puerta rápido y se agachó debajo de las ventanas para no ser visto. Escuchó los pasos apresurados y las maldiciones de Gun pasar y después las voces de sus amigos siguiéndolo.

Pudo respirar tranquilamente cuando todo el alboroto pasó, pero la tranquilidad le duró poco cuando escuchó una voz hablarle.

—Hola... - le habló una voz masculina con tono tímido.

Las luces que se encontraban apagadas se encendieron de un momento a otro dejando ver a la persona que había hablado, y vaya sorpresa que se llevó.

El hermoso Win Metawin estaba frente a él.

El chico que tanto estaba buscando aparecía como arte de magia a tan solo unos metros de él.

Bright nunca creyó en el destino, pero en ese momento comenzó a creer más que nunca.

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