Capitulo 17

CAPITULO 17

Tres horas pasaron y ella un no despertaba sabía que algo estaba mal, si todo había salido bien durante el parto como dijeron los doctores porque no reaccionaba.

Intento sacarle información a varios de ellos pero siempre evadían sus preguntas a se limitaban a decirle "está bien ya despertara, esta así por los sedantes"

Estaba comenzando a desesperarse, caminaba intranquilo de un lado a otro con una taza de café ya frio en sus manos, observaba por el gran ventanal a su pequeña dormir con tranquilidad dentro de una cuna de cristal, ella estaba bien pero por precaución los médicos optaron por ponerla en la incubadora.

Y eso era algo que tampoco entendía.... ¿por qué? debía pensar en lo que decían los médicos creer en ello, pero su corazón cargaba una extraña sensación de angustia, era tan molesto que se le formaba un nudo en la garganta.

-Tomoya- llego su compañera con dos tazas de café caliente para ambos, el nombrado sonrió al verla y acepto lo que le ofrecía- deberías descansar, porque no vas te duchas descansas un rato y luego regresas yo me quedare con ellas- le propuso amablemente.

-quiero estar aquí cuando se despierte- respondió bebiendo aquel liquido humeante- y aun no estoy cansado.

-Pues deberías cuando Nagisa se despierte te enviara a dormir al instante- frunció las cejas enfadada-así que ve a dormir así tendrás más tiempo con ella- le dio unas palmadas en el hombro y sonrió- yo te llamara ante cualquier cosa.

-De acuerdo- suspiro con pesadez y de mala gana se retiró del hospital, Kotomi lo vio alejarse entre los blancos pasillos con aroma a alcohol y otras medicinas.

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-¡Responde!- exigía un hombre de traje negro a otro que se encontraba sentado en una silla con las manos esposadas y el cuerpo vendado aún se podía ver las manchas de sangre en su ropa- ¡un insecto como tu debe tener un jefe!- volvió a gritarle- ¡quiero su nombre Riuko!

-Ya te lo dije trabajo solo, maldito policía- respondió de mala gana arto de todo aquello, maldiciendo a esa estúpida y al maldito loco que casi lo mato al igual que a sus compañeros.

-es lo más estúpido que he escuchado, estabas en un lugar alejado intentando de violar a una joven, con varios tipos protegiéndote ha y me olvidaba todos ellos están muertos ¿Cómo piensas explicarme eso?- el oficial comenzó a caminar a su alrededor con intenciones de intimidarlo se apoyó en la mesa lo suficientemente cerca para verlo a los ojos- te darán muchos años muchacho, pero podrían ser menos si cooperas- pero el ignoro las palabras que le fueron dichas- ¡anda protege a esa rata que no se interesa por ti!-se puso de pie para dejarlo solo- ¡te pudrirás en la cárcel!- fueron las últimas palabras que dijo antes de irse.

Riuko sabía muy bien que si decía algo, Sudou lo mataría, aunque también estaba esa duda de que si se quedaba en la cárcel no estaría a salvo, y la idea de permanecer encerrado mucho tiempo no le agradaba tenía que hallar la forma de salir de ahí, matar a la zorra ya a su ridículo amigo de vestimenta rara, y hasta quien sabe podría deshacerse de Sudou también, ese desgraciado compartía algo de la culpa de que su hermano estuviera muerto.

Pero aún estaba aquella posible y pequeña posibilidad de que encontrara el video y llamara su atención lo suficiente para que lo liberara.

Mientras tanto una patrulla de policía cuidaba el lugar del incidente, para que los curiosos no se acercaran y estropearan las evidencias que aún quedaban.

De un momento a otro los dos oficiales cayeron como moscas al suelo, para seguidamente que un grupo de hombres bien vestidos y con las manos y el cabello protegido se pusieran ver en el interior y exterior de la casa tirando dentro de unas maletas todo lo que relacionaba a su jefe, fue ahí donde uno de ellos de cabellera rubia se alejó un poco del terreno y hallo el celular de Riuko, sin pensarlo lo tomo y lo guardo, minutos después se retiraron como si nada.

El automóvil se estaciono frente a mundano bar en el centro de Japón, el lugar estaba lleno de varias personas parejas y grupos de hombre compartiendo un café o algo de comer, ingreso a paso lento y observo todas las mesas hasta encontrar la indicada, se acercó con expresión altanera y una tenue sonrisa.

-¡al fin llegas hermano!- lo recibió con falsa alergia Tau, era un hombre de unos 35 años de edad cabellera de marrón oscuro y profundos ojos verdes, vestía un traje gris, el nombrado lo saludo como es debido y luego a los demás que se habían puesto de pie al momento de verlo llegar.

-caballeros lamento la tardanza- les dijo dándoles la mano a cada uno de ellos, y luego tomaron ha ciento- solo tomare café- le dijo a la mesera que apuntaba cada uno de los pedidos.

-yo igual- dijo Tau, sonriendo de manera coqueta a la joven- ¿y cómo has estado hace tiempo que no te veía?- pregunto interesado.

-he estado trabajando- respondió cortante.

-Sudou he escuchado que a esa empresa tuya le va muy bien, deberíamos hacer negocios juntos- dijo uno de los presentes de nombre Kenshin.

-por su puesto pasa por ahí y hablaremos- respondió este, justo entonces el café llego a la mesa.

Gracias- respondió Tau de manera seductora incomodando a la joven que se retiró como alma que lleva el diablo.

-sí, que no has cambiado sigues igual de Casanova- le dijo en tono burlón otro hombre de cabello rubios y ojos negros, llamado Tadashi

-que quieres que te diga trato de mantenerme en forma- respondió haciendo mención que acostarse con jovencitas era su Pan de cada día.

-señores deberíamos de ir a lo importante ¿Por qué nos llamaste Tau?- pregunto ya bastante irritado Sudou, quería largarse de ese lugar cuanto antes.

- es verdad, tengo varios pendientes después de esto- lo apoyo Kenshin.

- de acuerdo, los reuní porque es importante que les diga algo, ha habido ciertos rumores de le existencia de demonios en nuestro mundo.

-de que hablas nuestros antepasados se encargaron de eliminarlos a todos- comento Yoshi, de cabellera morada y ojos negros, este a diferencia de los demás estaba bebiendo licor.

-ciertos rumores ¿Cómo cuales has escuchado?- pregunto interesado Kenshin.

-de un portal que si pasas por el llegas un mundo donde aún existen y que si estos lo encuentras vienen a nuestro mundo, según me han dicho que está aquí en un templo de Tokio- conto, a los presentes que miraban asombrados.

-¡cuentos de andas eso no podría ser posible!- exclamo Tadashi riendo abiertamente- te aconsejo que dejes de hacer caso a esas idioteces.

-pues a mí no me parecen idioteces, hace unos días un grupo de jóvenes presencio un extraño acontecimiento en el centro donde tres individuos, al parecer una mujer y dos hombres tuvieron una pelea- esto capto nuevamente la atención de todos, incluyendo la de Sudou que se encontraba en silencio- por lo que oí uno de ellos era un Hanyou, ya que era más notable de deformidad debido a las extrañas orejas de gato o de perro que tenía, pero el otro amigos míos era un Youkai completo ¡se lo imaginan!

- aun así no existen pruebas de ello- murmuro pensativo Sudou.

-por eso he designado a los Houshis para que investiguen y me tengan al tanto de todo, si estos seres llegaran a existir ¿contare con su apoyo?- los Houshis o monjes era un grupo especial creados por ello que poseían habilidades espirituales extraordinarias eran capaces de sentir el yuki de demonios con solo tenerlos cerca o si estos estaban alrededor -esta habilidad se había perdido a lo largo del tiempo eran los únicos seguido de Kagome en esa época que los tenían-, era como una especie de Mirokus modernos.

-si ese fuese el caso estaré contigo-anuncio Tadashi

-Y yo también- dijo Kenshin

-de acuerdo- respondió Sudou.

La reunión duro alrededor de una hora o más después cada uno se fue a hacer sus respectivas tareas, pero Sudou fue en compañía de Tau.

Una vez que aparcaron en las puertas de la empresa fueron directamente a su despacho, se puso al tanto de lo que pasaba ahí y luego siguieron su charla de "amigos".

Minutos después llego uno de sus hombres con las bolsas de las evidencias que lograron recuperar, el sin dudarlo se puso a mirar.

-Veo que te has metido en problemas- comento divertido.

-lo que haya sido ya está solucionado- respondió sin darle mucha información, justo en el fondo del bolso hallo el celular, lo encendió para registrarlo, vio las llamada, los SMS, los contactos y después las fotos hasta encontrar el video, se sentó en una elegante silla de cuero negro.

Abrió los ojos de impresión al ver el contenido, como aquel extraño sujeto asesinaba sin piedad a cada uno de sus hombres, se movía con una agilidad y velocidad inhumana.

-¿Qué sucede?- pregunto interesado al ver que el rostro de su amigo se había puesto pálido. Pero al no recibir respuesta se acercó a él vio con interés aquel video llegando a impresionarse más que Sudou-pero si es un demonio- dijo sorprendido al ver como de la nada Sesshomaru sacaba un látigo verde de sus dedos y destrozaba todo a su paso.

-"¿Quién demonio es este sujeto? ¿Qué relación tiene con aquella joven?"- se preguntaba mentalmente, pues sabía que Riuko tenía intenciones de hacerle daño a aquella joven llamada Kagome Higurashi, entonces lo comprendió y todo a su alrededor pareció cobrar sentido, aquel misterioso pozo del que hablaron en el templo ¿podría ser el lugar donde vivía aquella joven?, era lo más lógico para explicar los hechos- creo que los rumores si eran ciertos- murmuro sonriendo a su -ahora más que nada -amigo Tau- si capturaos a ese sujeto seremos más que poderosos.

-Así es amigo mío, así es-respondió el otro sonriendo con maldad- y tengo las armas perfectas para ello.

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En el Sengoku la cosa era distinta, el día comenzó tranquilo para los jóvenes ex buscadores de la perla de Shikon, que por cierto estaba bajo la protección de la azabache.

Shippo el demonio zorro jugaba todo el tiempo con la pequeña Rin bajo la mirada del feo pero simpático- a su manera- Jaken, quien no dejaba de rezongar por las travesuras que en su mayoría eran dirigidas a él.

Durante ese tiempo se había creado un lazo de amistad y porque no compañerismo con aquellos impertinentes humanos, llago a sentir afecto por la miko parecida a su Señora y por la exterminadora, ya que siempre lo estaba protegiendo de los arranques de furia de cierto hanyou compulsivo.

Y como para no si el pequeño sapo siempre buscaba como meterle el dedo en la llaga,-por así decirlo,-a Inuyasha con comentarios como: "mi amito no te quito el colmillo pero si a tu novia" eso le decía cuando no estaba Kikyo ya que no quería morir purificado por los celos de la joven y el semi-demonio explotaba con insultos y golpes a cualquier cosa viva que se moviera.

Pero últimamente el medio hermano de su amo estaba preocupado la enfermedad que se apoderaba de la miko se hacía más fuerte, debilitándola con el paso de las horas, comenzaba con un fuerte mareo y luego perdía la conciencia y cuando despertaba tenia convulsiones y perdía mucha sangre por la boca o la nariz, lo que era extraño al no ser una persona viva.

Los ungüentos y pociones de Kaede no funcionaban, por lo menos no es su totalidad y la preocupación aumentaba en cada uno de ellos.

-"si sigue a este paso mi hermana podría morir"- pensaba mientras, remojaba el pañuelo con el intentaba bajar la fiebre con la que se encontró esta mañana- si tan solo supiera a que me enfrento podría ser de más utilidad- murmuraba para sí misma siguiendo con su tarea- hermana su excelencia y sango se ocuparan de ti, yo me iré por unos días, te prometo que regresare y cuando lo haga será con la cura de lo que tienes- contaba sabiendo de que ella podría escucharla con claridad -no te preocupes por mi Inuyasha me acompañara el más que nadie desea verte sana, sabes cuán importante eres en su vida y se te vas no sabría que podría pasar con él- se puso de pie cogió su arco y flechas seguido de un bolso donde llevaba provisiones, viajaría rumbo al Sur visitaría aquel viejo templo donde la prepararon como miko, visitaría a su Sempai aún más vieja y sabía que ella.

Era la única que podría ayudarla.

Inuyasha ya estoy lista!-lamo al hanyou que se encontraba arriba del árbol frente a su cabaña con Miroku y Sango en sus raíces viendo como los pequeños aldeanos jugaban.

El nombrado de un salto llego a su lado-De acuerdo iré a despedirme- respondió con un deje de tristeza en voz.

La miko de cabellos, estaba dormida dentro de unas de las extrañas cosas traídas de la época de Kagome estaba tranquila, le resultaba extraño ver el tono rosa que estaba cobrando su piel y el aumento de temperatura aún más ya que por lo general era pálida y fría como la nieve, últimamente los ojos marrón oscuros habían cobrado un brillo muy peculiar, los hacía ver aún más hermosos de lo que ya eran, y sus labios más rojos que antes.

Estaba tan hermosa y a la vez era extraña, como si fuera otra persona en el cuerpo de su amada que poco a poco se iba apoderando de ella pero debía admitir que le gustaba esta Kikyo, tan llena de...

Vida...?

Acaricio sus húmedos cabellos, y beso su frente- Regresare pronto- susurró y la beso en los labios.

-¡Buena suerte Inuyasha anciana Kaede cuídense!- se despedía Miroku con la mano.

-¡hasta pronto!- siguió Sango, sintiendo como los brazos del Ex monje rodeaban su cintura- Mi- Miroku- nombro nerviosa y sonrojada, girándose en sus brazos para quedar frente a él-¿qu- Que haces?-pregunto siendo la envidia de los tomates al ver lo cerca que estaban sus rostros.

-lo que debí a ver hecho el primer día en que comencé a enamorarme de ti- ella se quedó muda ante sus palabras con una emoción creciendo a cada segundo sonrió tontamente, mientras retenía las lágrimas que comenzaban a crecer en sus ojos, el acortando la distancia que quedaba, sellando de una vez sus labios en un cálido y dulce beso, el cual la exterminadora respondió sin objeción alguna-Sango quieres acompañarme el resto de mi vida, eres la única mujer que deseo tener a mi lado, ¿serias la madre de mis hijos?- pregunto con un pálido sonrojo una vez que se separaron por la falta de aire.

-Miroku-fue imposible retener las lágrimas por más tiempo les dejo correr como muestra de cuan feliz era en ese momento.- ¡claro que sí!- fue la exclamación que se oyó por la castaña, siendo esta vez ella quien lo besara.

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Kagome comenzó a despertarse de su lago descanso parpadeando un par de veces acostumbrándose a su entorno, cuando pudo reconocer el lugar donde se encontraba, su habitación, miro a su costado al sentirse observada, encontrándose con unos hermosos ojos dorados que la miraban desde el rincón.

-Sesshomaru- llamo con el temor de que estuviera soñando o aun peor muerta, pero aquel pensamiento desapareció al momento en que él se puso de pie con una sonrisa en los labios y se acomodó al borde de la cama-¡Sesshomaru! Creí que no te volvería ver- le confesó mientras lo abrazaba, sintiendo como las garras del Youkai se deslizaban entre sus cabellos con ternura- ¿estás bien no te sucedió nada?-pregunto preocupada mirándolo a los ojos, ya que Riuko quería hacerle daño a él también por suerte el no representaba ninguna lesión grave solo algunos rasguños, dio un suspiro de alivio- ¿Cómo es que estoy aquí? Recuerdo que- se registró el estómago donde tenía la herida pero tan solo tena una pequeña cicatriz y todas sus heridas y hematomas habían desaparecido por completo, ya no sentía aquel terrible dolor- ¿cómo? ¿Por qué?- había dormido tanto tiempo acaso- ¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?

- un par de horas- respondió, ella lo miro entre asustada y sorprendida no se explicaba cómo se había curado tan rápido- te estabas muriendo y para salvarte tuve que darte un poco de mi sangre eso explicaría por qué te sanaste tan rápido- le confesó omitiendo aquel pequeño detalle, de la marca y su transformación, ya cuando estuviera más tranquila le contaría todo- será mejor que comas algo, y veas a los demás- la ayudo a ponerse de pie, y como era de esperarse su cuerpo aún no estaba acostumbrado a los cambios.

-Gra-Gracias por todo- fue a penas un murmullo, como es posible que aún se sonrojara de esa forma al tenerlo tan cerca, ¡Diablos es que la volvía loca!, era tan hermoso y peligroso al mismo tiempo, y esos labios tan tentadores ¡Quería besarlo!-Yo-todas las imágenes subidas de todo que cruzaban por su mente no era propio de una señorita, y estaba más roja que un volcán en erupción- Yo será mejor que me dé prisa- se apresuró a desaparecer de la Vista del Youkai, este por su parte la siguió en silencio, Esos pensamientos no eran propios de un Lord (pervertidos pensaron cosas sucias al mismo tiempo), dio gracias en silencio a la miko que se fue, de lo contraria habría hecho caso a sus impulsos por poseerla ahí mismo, sin importarle nada.

-Kagome hija que alegría que estés bien – la recibió su madre abrazándola- ven te preparare algo de seguro estas hambrienta- le dio sonriendo mientras la conducía a la cocina.

-Mama ¿dónde están el abuelo y Souta?- pregunto luego de un rato al no verlos.

-están en el patio trasero tu abuelo le pidió que lo ayudara con algunas cosas del templo- le conto mientras le serbia un enorme emparedado de jamón y vaso de jugo- ten es tu favorito

-gracias- ella comió en silencio, pero la mirada de su madre la hacía sentir incomoda, ¿tenía algo malo?- ¿Qué sucede?

- estas...--pensó las palabras adecuadas – distinta, diferente- se limitó a responder, esa en verdad era su hija como es que había cambiado tanto en un par de horas- ¿no te has visto?- le pregunto justo entonces Sesshomaru hacia acto de presencia.

-no- respondió confundía ¿Por qué debía verse? Se volteo justo antes de terminar su loción, observo al Yukai de pies a cabeza, sin poder evitar de imaginarse como seria sentir sus fuertes manos recorriéndole la piel, llenándola de ardientes besos, "¡ya Kgome cálmate! "- se regañó en un pensamiento, se levantó con torpeza y se puso a limpiar los platos, sentí sus mejillas arder al máximo, solo deseos que no lo haya notado.

La Señora Higurashi sonrió al ver la expresión de hija, que inútilmente trataba de ocultar su bochorno, estaba seguro de que Kagome la odiaría pero qué diablos, al final del día se lo agradecería- Kagome debo irme a hacer las compras –la miko se puso pálida

-¿Irte?-era broma ella no podía irse no ahora que no pensaba del todo bien.

Si, y el abuelo y sota se irán a lo de tu tía!- siguió mientras le sonreía, cogió su monedero y salió de la cocina.

"¡Ho no por favor no!"- rogaba Kagome-"¡Regresa pequeña traidora!-pero ya ni el polvo se le veía- tranquila respira, respira todo estará bien"-se decía.

-miko- llamo una fuerte y porque no sensual voz a sus espaldas.

-Si- respondió ella, ignorando el terrible nerviosismo que se apoderaron de sus piernas- ¿Qué deseas Sesshōmaru?

"a Ti"- pensó pero sus labios dijeron otra cosa- acompáñame.

¿A dónde?- ahora si estaba nerviosa, ¿acaso él quería?, no debía pensar en eso él era un hombre decente (NA: pobre ingenua) jamás se le cruzaría algo así por la cabeza- Sesshōmaru- llamo pero ya estaba yendo escaleras arriba.

Cuando llegaron arriba, la esperaba en su cuarto estaba de espalda mirando por la ventana, Kagome se sentó en la orilla de la cama y espero entre paciente e irritada a que él le hablara y le explicase o dijera algo, pero nada ni si quiera se giraba para mirarla, y estaba espesando a molestarle-Sesshōmaru.

-Kagome –se paralizo y una extraña sensación la invadió al oírlo decir su nombre- mi sangre en ti no solo curo tus heridas- comenzó el aun estando de espaldas- sino que también cambio tu apariencia.

-¡¿mi apariencia?!- grito horrorizada al imaginarse unas orejas de perro iguales a las de Inuyasha- ¡como que mi apariencia!- fue otro grito y salió como alma que lleva el diablo a mirarse en el espejo, de un portazo abrió la puerta y todo el aire que había retenido salió expulsado en un suspiro de total alivia al no ver nada fuera de lo normal, si había cambiado, su cabello era más largo y su rostro más maduro, hasta podía verse en sus ojos que eran más intensos que antes-"no estoy tan mal, me pregunto si a él le gustara"- salió del baño con esa idea.

-Sí que eres escandalosa- le dijo él en tono de reproche, ese grito por poco y lo dejaba sin sentido de audición.

-lo siento, es que pensé que me saldrían orejas o una cola- le confesó riendo abochornada, se recostó en la cama mirando el techo-¿Sesshōmaru te gusta mi nueva apariencia?- pregunto avergonzada.

El Youkai se giró para verla, tenía los ojos cerrados y las mejillas rojas ¿que si le gustaba? Más bien le encantaba, hasta el punto de volverlo loco- Si, me gustas.

Ella abrió los ojos al sentirlo sobre ella, el nerviosismo regreso y su vergüenza aumento al 100%, sus miradas se encontraron al igual que sus labios, perdiéndose así en un profundo beso, se separaron por la falta de aire para luego volver a unirse.

Sesshōmaru daba pequeño mordiscos a l labios de Kagme, ella entendió el mensaje y los entre abrió permitiendo que la lengua del Youkai, invadiera su interior.

Profundizo el beso tomándolo por el cuello, mientras el recorría la esbeltas curvas de su mujer.

El ambiente en aquella habitación se estaba calentando.

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