Hasta la vista, baby, digo, retenedor.
Era un día muy tranquilo en familia, era la hora de almuerzo y nada podía ser cuando tenía frente a mí, un exquisito platillo —el mérito a mi madre— que generaba una explosión de sabores a mi paladar.
Comía un delicioso, caliente y jugoso pedazo de carne asada. Y como si nada era mejor, tomé una tortilla dorada recién salida de la churrasquera, le agregué un poco de chirmol, picante y no olvidemos a los frijoles, por favor.
En ese instante no deseaba nada, todo sabía maravilloso, y entonces:
«¡Crunch!».
Había mordido algo extraño y podía asegurar que eso no era la tortilla...
«Crunch»
¡Ahí estaba de nuevo!
No solo fue la incómoda sensación entre mis dientes, sino que, esa vez el filoso objeto pasó rozando mi lengua.
No tardé ni un segundo más en deducirlo, ¡eso era mi retenedor fijo! ¡Mi retenedor inferior se divorciaba de mí!
Mi miedo era tragarme el alambre, así que me excusé de la mesa y tuve que escupir la comida. Me encontré con el enemigo entre mis restos de comida. El causante de mi almuerzo recién estropeado. El culpable de mis heridas en la lengua, y la parte interna del labio.
Tuve que avisarle a mis padres lo sucedido. Necesitaba ir a la clínica de inmediato. Una parte de mi retenedor inferior se había caído, cierto, pero la otra seguía colgando en mis dientes y me lastimaba muchísimo. Al parecer, se había doblado y por eso, cada vez que movía la boca, me rozaba. Ni siquiera podía hablar con claridad sin sentir dolor.
La buena suerte estuvo de mi lado y mis papás pudieron programar una cita para ese mismo día en la tarde. No se imaginan el alivio que sentí cuando el dentista ya estaba arreglando el asunto. Obviamente, al estar dañado, tuvo que remplazarlo. No sin antes preguntarme qué había sucedido y recibir un pequeño sermón de sus asistentes.
Por supuesto, dije que había sido un accidente y que mágicamente se había caído.
Ni se lo creyó.
Tristemente, el pegamento que utilizan no puede ser para siempre, por lo que en ciertos casos, tu retenedor se puede desprender o caer. Si esto sucede, no dudes en acudir con tu ortodoncista lo más pronto que se pueda, todo esto para evitar que te lastimes o que los dientes comiencen a correrse. Sin embargo, si estás de vacaciones, te acabas de mudar, tu dentista ha ido de viaje o simplemente no puedes ir en ese momento y el retenedor comienza a doler, puedes aplicar un poco de cera sobre esa zona. Eso ayudará mucho a aliviar todo, al menos por un tiempo. Claro que a mí me dijeron eso hasta cuando ya estaba saliendo de la clínica y además, ya había perdido la cera.
Eso es todo, esto si ha sido largo.
Saludos :)
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