Capítulo 46: La oficina de la lujuria (parte II)
Capítulo 46: La oficina de la lujuria (parte II)
Toc toc.
Mierda.
Ambos miramos a la puerta, ¿a quién se le había ocurrido tocar ahora?
Maldita sea.
Nos separamos enseguida.
Hades pasó una mano por su cabello, noté sus mejillas sonrojadas, su respiración agitada, labios hinchados...
Maldición, ¿Cómo es que podía ser tan hermoso? Creo que era una pregunta a la que nunca le encontraría una respuesta, a mis ojos era perfecto.
—¿Quién es? —preguntó Hades, su voz neutra, como de costumbre, sin demostrar nada de lo que le ocurría... o más bien; nos ocurría.
—Doctor Parker —se escuchó del otro lado de la puerta—, soy Gerald, traigo los papeles de seccional.
Mierda. Gerald, el decano Gerald.
Joder, de entre todas las personas que pudieron venir a intervenir... tuvo que ser el decano, el único que podía echarnos a patadas a ambos de la universidad, claro a Hades no le importaba era rico y tenía muchos trabajos además de este, pero yo apenas estaba estudiando y con mi promedio había aplicado a becas de intercambio extranjero, esto era... perderlo todo o la posibilidad de todo.
Hades y yo cruzamos una mirada y como un resorte me levanté buscando donde esconderme, el primer lugar que vi fue el escritorio así que me escabullí rápidamente debajo, Hades fue a la puerta y le abrió, el decano entró, observé los zapatos marrones lustrosos del decano Gerald cuando caminó hacia el escritorio donde estaba yo; automáticamente dejé de respirar, él dejó los papeles en el escritorio, y se volteó hacia Hades para hablar de los documentos a entregar, lo felicitó por la conferencia que dio y alrededor de 10 minutos, se fue.
Por fin.
Hades fue a cerrar nuevamente la puerta, y solo entonces solté un suspiro de alivio; ahora sí podía respirar.
Estuvo cerca.
—Sal —dijo Hades.
—Pimienta —contesté mientras salía del escritorio y como no, no pude calcular bien y me di un golpe en la cabeza con el escritorio.
Auch.
Pasé una mano por mi cabeza mientras me terminaba de levantar, Hades estiró la comisura de sus labios en una media sonrisa entretenida burlesca.
—¿Te golpeaste mucho? —preguntó.
—No tanto —admití.
Hades fijó sus ojos dorados en mí y estiró el brazo ofreciéndome la palma de su mano, no dudé ni un segundo, solo la acepté tomando su mano y enseguida la conexión que tanto nos unía me estremeció todo el cuerpo ante su simple toque como si una corriente eléctrica llenara todo mi cuerpo y me atrajera hacia él.
Nunca podría describir exactamente todo lo que me hacía sentir solo con un roce de su mano.
—¿Sabes lo que pasa cuando te tomo la mano, Nube? —susurró atrayéndome hacia él, me encontré contra su pecho, nuestras miradas fijas profundizándose en el otro.
—Es placer. —susurré sintiéndome completamente rendida.
Su cabeza se inclinó comenzando a besar mi cuello, mandando miles de sensaciones a todo mi cuerpo, su boca se deslizó hacia mis pechos para comenzar a besármelos con deleite, gemí apretando mis labios mientras echaba mi cabeza hacia atrás poniendo los ojos en blanco ante el placer que me hacía sentir, me apoyé del escritorio para evitar caerme; mis piernas se sentían completamente débiles.
Amaba esto.
Hades me soltó el pantalón mientras yo soltaba los botones de su camisa, sentía que la ropa era un completo estorbo, necesitaba tenerlo ahora, sentir su piel junto a la mía, me sentía cegada por el deseo.
—Siempre estás preciosa cuando te entregas a mí. —murmuró Hades bajándome el pantalón junto con mis bragas dejándome desnuda de la cintura para abajo, lo ayudé a terminar de quitarme el pantalón y sin perder tiempo comenzó a dejar un camino de besos a lo largo de mi abdomen, descendiendo en una caricia que se sentía jodidamente torturante y muy placentera.
Maldición, estaba más caliente que un incendio forestal.
Hades llegó a mi vientre y yo dejé de respirar, lo vi abrirme las piernas mientras se arrodillaba frente a mí lamiendo mi entrepierna y yo comencé a acariciar su cabello mientras me lo hacía, y es que era extraño, porque ahora se sentía una fuerte familiaridad sin necesidad de estar hipnotizada.
Solo era lujuria y mucho deseo sexual.
Sentía que todo mi cuerpo se estremecía al estar al borde de mi orgasmo, Hades se levantó continuando el trabajo con sus dedos; sacándolos y metiéndolos con rapidez en mí, haciéndome gemir como histérica cada vez más fuerte hasta que Hades me cubrió la boca con la palma de su mano para callarme y me lamia mi oreja haciéndome explotar ante la intensa sensación, mis piernas se contrajeron y sentí que iba a desvanecerme cuando recibí mi orgasmo dejándome flotando en la nebulosa por lo que me pareció una eternidad.
Este hombre sabía hacerlo.
Hades se soltó el botón de su pantalón bajándose la cremallera, yo no esperé que me dijera nada, me arrodillé frente a él sosteniéndole la mirada mientras tomaba su miembro erecto y me lo metía a la boca sin ni siquiera pensar, bajando y subiendo mi cabeza, él me observaba, me agarró del cabello para que no me estorbara agarrándome del cabello mientras me empujaba un poco más profundo, ver su cara de placer era lo que disfrutaba por completo.
De repente, Hades me agarró de los hombros para levantarme y me tomó de las caderas para colocarme sobre el escritorio, me tomó con una mano el reverso de la rodilla para colocarla a la altura de su cintura y con la otra mano me tomó de la cintura para mantenerme firme.
—¿Estás tomando la pastilla? —preguntó pegando su boca a mi oído antes de morderme el lóbulo de la oreja, tuve que aguantarme de sus hombros ante la gloriosa sensación.
—Sí. —susurré.
—¿Hace cuánto? —siguió preguntando.
—¿Que? —dije sin poder enfocarme, joder, ¿por qué no me lo metía y ya?
—¿Hace cuanto la tomas? —preguntó.
Joder, ¿Por qué me estaba preguntando eso ahora?
Hice memoria poniendo todo mi esfuerzo para concentrarme.
—Una semana. —confesé.
Hades lo pensó un poco y me soltó para ir a su pantalón y sacó un condón de su bolsillo.
—Házmelo sin condón —pedí.
Él me miró estirando un lado de la comisura de sus labios.
—La primera semana no es recomendable —dijo— la segunda sí, hay riesgo de embarazo.
Ah.
Bueno, eso no lo sabía.
Hades se lo colocó y se agachó para pasar la lengua por mis labios inferiores, apreté los labios ante la anticipación y cuando se levantó otra vez, metió su miembro en mí empujando hasta llenarme por completo mientras me tomaba de las caderas, me aferré de sus hombros mientras él aceleraba sus movimientos sobre mí, me eché hacia adelante mordiendo su hombro para evitar que mis gritos se escucharan tan fuertes.
Pero es que sentía que iba a deshacerme; que no podía contenerme.
Hades salió de mí y enseguida sentí su ausencia, me colocó de espaldas, mis pechos presionándose contra la mesa, me alzó las caderas acomodándome antes de volver a meter su miembro por completo dentro de mí, el sonido de nuestras pieles chocando llenaban la habitación.
Ahora era mi sonido favorito.
Me tomó del pelo besando mi espalda mientras aceleraba sus movimientos, me aguanté de los laterales de la mesa de madera, una de sus manos fue a mi entrepierna tocándome el clítoris hinchado moviéndose en círculos y yo ahogué un grito cuando me estremecí y mi orgasmo me invadió estremeciéndome por completo, mi respiración acelerada, mi piel sudorosa, mi corazón latiendo desenfrenado...
Todo era intenso.
Hades no tardó en llegar a su propio placer, soltado un bufido varonil, y es que todo se sentía como un completo caos perfecto cuando estábamos juntos, porque la conexión era ideal.
Nos quedamos en silencio por varios minutos hasta que por fin sentí que volví a mi cuerpo y fui a buscar mi ropa.
—¿Te gusto? —preguntó Hades comenzando a colocarse la camisa.
—Sí, como siempre. —admití abotonando mi pantalón y buscando mi camisa.
—Entonces vuelve. —dijo Hades.
Creo que mi corazón dio un vuelco, sonreí y me volteé hacia él, el me observaba mientras se comenzaba a abrochar su camisa.
—Aquí estoy. —murmuré.
Me parecía increíble que Hades Parker rogara por estar conmigo...
Era casi irreal.
—Sabes a lo que me refiero. —señaló.
Fruncí el ceño, ahora no entendía.
—No —dije—, ¿a qué te refieres?
—Quiero que vuelvas, que vuelvas a ser mi conejita —dijo—, como te dije, quiero intentarlo, por ti.
Ay santas vacas.
Quería intentarlo por mí...
—¿Intentarías ser mi novio? —pregunté.
—Quiero intentarlo contigo —dijo Hades dando un paso hacia mí—, dejame darte lo que no te alejará de mí.
¿Lo que no me alejara de él?
Relamí mis labios.
Al parecer esto iba enserio.
—¿Qué dices? ¿lo intentarías conmigo? —dije, aun no caía en que esto que me decía fuera real.
Él afirmó con la cabeza en respuesta.
—¿Tendríamos citas? —pregunté.
—Si. —dijo.
—¿Flores, chocolates, cartas cursis?
Hades alzó una ceja.
—No soy tan cursi.
—¿Serenatas de piano a mitad de la sala? —seguí preguntando.
Sonrió levemente, amaba esa leve sonrisa adornando su cara.
—Ven este fin de semana a mi casa —dijo—, prometo que... será diferente.
¿Este fin de semana?
Pensar en estar con él otra vez me aceleraba el pulso, aun mas al pensar en que iba a ser diferente.
—Está bien. —susurré, la emoción me había dejado sin aliento, trague pesadamente saliva para agregar:— Debo irme.
Hades afirmó con la cabeza terminado de arreglarse la ropa, me acerqué a él, no se movió, solo se quedó rígido y entonces me alcé de puntillas pegando mis labios a los suyos, él aun así se quedó rígido y hasta creo que aguantó la respiración cuando por fin me separé.
Raro.
Demasiado raro...
No quise molestarlo ni preguntarle porque no le gustaba besar si lo hacíamos tan bien... tenía el presentimiento de que no iba a decirme nada.
Parecía tal vez traumado y yo no era terapeuta... aunque sí me mataba la curiosidad.
Estaba dispuesta a intentarlo otra vez ahora que decía que iba a ser diferente, ¿masoquista? Tal vez lo era, pero quería intentarlo.
Era hora de irme y verlo este fin de semana.
Sonreí y lo miré a los ojos para decirle "Adiós" pero de mis labios salió algo que ni pensé:
—Te amo.
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Nos leemos pronto <3
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