Capítulo 4: El primer acercamiento
Capítulo 4: El primer acercamiento
A medida que se acercaba notaba lo bien que le quedaba la ropa, usaba prendas suaves y delicadas en tonos pasteles parecidos al rosa, justo lo que me atraía y lograba acaparar toda mi atención.
Ella se detuvo a frente a mí en su rostro podía ver entre curiosidad e incredulidad, probablemente preguntándose como me sabía su nombre, pero se lo daría como indicio, intriga, eso comenzaría a atraerla a mí, saber que de un modo un poco indirecto, estaba al pendiente de ella.
Sus ojos bajaron un poco a mi cuello, luego a mi torso y cuando se detuvo frente a mí volvió a mirarme, sus mejillas se habían tornado ligeramente sonrosada y sus ojos brillosos, estaba nerviosa lo podía notar.
Me quité los lentes del rostro para que recordara con más familiaridad mi rostro natural sin nada encima y los guardé en mi bolsillo para hablar de forma que no se notara en lo más minimo algún indicio de interés en mí, además de que era bueno ocultando mi emociones, sabía que estando en la universidad y siendo su profesor no iba a ser bueno levantar algún tipo de sospechas.
—Eres la presidenta de la clase —dije—, así que tienes que firmar la hoja de contenido.
Ella relamió sus labios parecía ser una clase de gesto inconsciente nervioso que tenía, pero joder, directamente lo sentí en mi entrepierna y tuve que forzarme a dejar de imaginármela desnuda y mojada gimiendo al borde de mi piscina.
Controlado, Parker. Respira y no dejes que las emociones dominen tus sentidos.
Nube tenía algo que me hacía distraer mi auto control estricto.
—Sí, uhm —dijo Nube pareciendo nerviosa, sus pestañeo ligeramente más acelerado de lo normal—, ¿Dónde firmo?
Ella sacó un bolígrafo del bolsillo de su ajustado pantalón, sus manos temblando.
Oh nena, tranquila, no muerdo... solo a veces.
—En mi despacho —dije, ella pareció algo incrédula, como si no hablara mi idioma, así que agregué:—, ahí tengo la carpeta.
Ella se encogió de hombros un poco como si estuviera bien con eso de acompañarme a mi despacho, pero notaba en sus ojos que tenía miedo de mí.
Ahora solo tenía que transformar ese miedo a sensualidad y atracción, la linea era más delgada de los que muchos creían.
—Ah, está bien. —murmuró Nube.
Tomé mis cosas y comencé a caminar diciéndole:
—Sígueme.
Ella me obedeció siguiéndome sin decir nada, pero podía percibir sus pasos apresurados detrás de mí, al igual que su pesada mirada recorrerme y fijarse específicamente en parte baja probablemente viendo mis glúteos.
Estaba bien con que mirara todo lo que quisiera, siempre y cuando le provocara después tocar. Y vaya que lo disfrutaría.
Nuevamente mi mente fue a ella con la cabeza hacia atrás, sus ojos en blanco en completo placer mientras yo solo la observaba y le ordenaba a su cuerpo sentir placer, desesperándola.
Parker. Ya debes controlar esto.
Pero ¿por qué negarlo?
La lenta seducción ahora me estaba desesperando, pero la paciencia solo hacía que todo supiera mejor.
Cuando la tuviera la iba a disfrutar como era debido.
Saqué las llaves de la oficina y abrí la puerta de madera de la coordinación de psicología, no quería asumir un cargo en la universidad porque de hecho estaba muy ocupado siempre, pero necesitaba este trabajo para estar cerca de la que sería mi Martir, analizarla, observarla, ver como se desenvolvía y sobre todo, estar cerca para hacer mis movimientos. Nube entró detrás de mí a la oficina, sus ojos grises observando todo con detenimiento.
—¿Ya no trabajará en el consultorio? —preguntó, su voz dulce y frágil como de una niña inocente que teme enojar a su papá, de seguro su padre la regañaba cuando ella le hacía preguntas cuando era niña.
Notaba una bandera roja en ella.
Podía desarrollar independencia emocional porque si encontraba en mí aprobación entonces iba a enamorarse y no iba a querer alejarse de mí.
Pude concluir todo eso solo por el tono de su voz.
Yo no estaba listo para una relación, no cuando hice tanto daño a personas que no lo merecían, personas que confiaron en mí y les fallé. Yo no estaba preparado para abrirme sentimentalmente ni mucho menos lo quería porque una relación era mucha responsabilidad, así que tenía que ir con cuidado.
—Trabajo en muchas cosas —dije respondiendo a su pregunta—. Todo es cuestión de organizar el tiempo.
Desde mis negocios, mis inversiones, mis trabajos independientes y ahora esto, tenía una agenda full hasta el año siguiente donde apenas dejaba libres los fines de semana porque tenía la esperanza de encontrar a alguien para jugar, esperaba haberla encontrado.
Ella miró el libro que tenía en mi escritorio, sonreí internamente, esperaba que se llenara de admiración por mí y que eso la hiciera darse cuenta de que yo era un hombre poco común y cuando sutilmente la sedujera, no tuviera opción más que caer ante mis encantos.
Acomodé mis papeles y ella caminó lejos de mí al piano de la esquina que curiosamente ya estaba aquí, dijeron que podían sacarlo, pero preferí quedármelo por si quería hacer en algun momento, terapia de piano. Nube pasó los dedos por la superficie de las teclas, de verdad que cada vez que la veía, me gustaba cada vez más esta mujer y me impacientaba.
Ella volteó a mirarme probablemente al sentir mi mirada pesada sobre ella.
—¿Tocas? —preguntó.
Uhm, nena, si supieras lo bien que puedo tocarte entera.
—Sí. —respondí porque realmente podía tocar todos los instrumentos, pero el teclado era mi favorito.
Ella se sonrojó, eso me entretuvo, porque al parecer, se dio cuenta de que su pregunta podía tergiversarla a un contexto sexual.
Me gustaba que pensara cosas sucias conmigo.
—De pequeña tocaba el teclado —comentó ella—, pero ya se me olvido eso, solo quedó el ballet.
Me gustaba que aunque estaba nerviosa, siempre intentaba ocultarlo.
Mi mente fue a su cuerpo en mallas de ballet y entonces esas posiciones en la que podía ponerla...
—¿Practicabas ballet? —pregunté sintiendo mi voz ronca.
—Sí, bueno, aun practico ballet clásico. —dijo.
Aún.
Eso quería decir que su talento no se había enfriado.
Caminé hacia ella unicamente imaginándomela haciendo un split, ella se estremeció un poco así que seguí caminando para sentarme frente al piano.
—Entonces eres flexible. —dije para continuar el tema, pero me di cuenta que eso sonó muy comprometedor a mis pensamientos.
Ella se quedó en silencio ante mi sutil coqueteo y me reí internamente imaginando que no solo su rostro estaba rojo, sino sus orejas y todo su cuerpo.
Me tentaba su inocencia.
—Eh... —comenzó a murmurar Nube.
—Siéntate —dije cambiando el tema, señalándole el asiento a mi lado, para deleitarla con mi música y sintiera muchas más admiración por mí, sí compartía cosas donde lograra relajarla, era mucho más fácil familiarizarme con ella y de ese modo me vería como un hogar cálido, no un sitio de miedo del que querría huir.
—No, es que me tengo que ir —dijo ella, pero noté que solo quería alejarse de mí.
¿Cómo decirle que desde que la conocí y llamó mi atención no iba a darme por vencido hasta que fuera mía?
—Será un momento —insistí—, quiero hablar contigo.
Ella pareció querer decir otra cosa, pero finalmente se acercó a mí y se sentó a mi lado podía notar que estaba nerviosa por estar tan cerca de mí, así que comencé a tocar antes de que fuera tarde y se incomodara ocasionando que no pudiera relajarla.
Mis dedos deslizándose por las teclas en la melodía de Nuvole Bianche de Ludovico Einaudi, ella me observaba con fijeza y eso era algo bueno, porque pude sentir que ella comenzaba a calmarse. La miré mientras seguía tocando, sus mejillas oscurecieron el rojo pero no apartó la mirada de mí.
—¿Lograste encontrar el ginecólogo? —pregunté solo para hacer conversación, sabiendo que en este punto, estaba abierta a mis preguntas.
—Eh —aclaró su garganta—, sí.
—¿Cómo va la infección? —pregunté.
Ella evitó mi mirada como si quisiera mentir acerca de lo que ya yo sabía.
—¿Que infección? —dijo algo incomoda, pero obviamente ya lo sabía, quería crear confianza entre los dos.
Aunque creo que estas cosas eran menos vergonzosas entre los médicos, no entre los pacientes.
—El doctor Miller es un amigo cercano —dije—, sé de la infección.
Le había preguntado porque entre colegas no es anormal hablar de los casos clínicos de los pacientes, mucho menos cuando yo era el dueño de la clínica, claro que no pensé que tal vez para ella sí sería incomodo saber que yo lo supiera.
Eso quería decir que le importaba mi opinión y tenía atracción hacia mí.
Excelente.
Me gustaba.
—Bueno, ya se me quitó casi completamente con el tratamiento —dijo por fin—. No volveré a ir a un baño público por el resto de mi vida.
Me explicaba por qué fue sin yo preguntarle, temiendo mi opinión, excelente, porque le importaba lo que yo pensara.
—¿Ese chico Rafael es tu novio? —pregunté aprovechando su momento de familiaridad, más que confirmar que ese chico era su ex, quería ver su expresión y ver como se sentía respecto a él.
—No —murmuró—, fue mi novio, pero, me engañó con mi mejor amiga.
Claro, era algo que ya sabía.
—Con Karen —dije.
Ella pareció sorprendida de que supiera este capitulo de su vida y me di cuenta de que no era normal ser tan invasivo, tenía que calmarme o la espantaría.
—Ajá. —dijo.
—Los vi juntos, a Karen y a Rafael —le expliqué para que no creyera que era un raro acosador aunque en realidad en parte sí lo era—, lo supuse por la forma en que te miró al salir de clases.
Ella aun parecía asombrada.
—Usted me da miedo —soltó y parecía incrédula por haberlo confesado.
No pude evitar sonreír, eso ya lo sabía, pero más que miedo hacia mí, ella tenía miedo de lo que sentía estando conmigo.
—¿Miedo por qué? —pregunté ligeramente entretenido.
Relamió sus labios y joder, ese gesto fue directamente a mi entrepierna, ella pareció notarlo y aguantó la respiración, la tensión sexual se comenzaba a palpar en el ambiente.
Ella parecía al borde de perder la cabeza por mí y esperaba que diera el primera paso de al menos intentar tocarme, pero en cambio con un autocontrol increíble, ella evitó mi mirada y dijo:
—Tengo que irme.
Para mi decepción, porque no quería que se fuera.
Me parecía una chica muy intrigante que no se rendía fácil a sus deseos.
Pero yo no me daba por vencido.
—El cronograma está en la mesa. —dije continuando con la melodía del piano.
—Okey, uhm —dijo—, adiós eh, profesor Parker.
Ella se levantó y la escuché ir al escritorio rápidamente, necesitaba que ella comenzara a crear la necesidad de pensarme y sabía qué hacer. Detuve mis manos cuando escuché sus pasos ir a la puerta.
—Nube, detente. —dije.
Ella lo hizo.
Se detuvo.
—¿Uh? —murmuró.
—Nos vemos luego. —dije para comenzar a tocar.
Algo sutil.
Algo que la haría pensar en mí todo el día e inconscientemente la haría querer volver a verme.
Ella no dijo nada, solo abrió la puerta y se fue casi corriendo de la oficina.
Ahora mi tarea era, esperar a que ella volviera a mí.
.
.
.
************
Doble actualizacion, pero recuerda votar :D jajajaja si les llegó la notificación en profundamente tuya es que me confundí xD perdón.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top