Capítulo 18: el collar para iniciar el juego
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Capítulo 18: el collar para iniciar el juego
Me estremecí eyaculando dentro del condón sintiendo que estaba completamente agotado, Nube temblaba un poco su mirada de ojos grises sin dejar de observarme cuando salí de ella recuperando el aliento.
¿Le habría gustado?
Tenía que quitarme el condón antes de que se llenara de agua y el semen se escurriera en la piscina, subí las escaleras para poder quitármelo y lo boté en la basura que estaba cerca para continuar acomodándome el pantalón.
¿Se habría sentido cómoda?
Nunca había estado con una virgen, ni mucho menos había hecho esto de follar sin hipnotismo.
¿Le habría gustado?
Me importaba demasiado la opinión de Nube, es decir, era su primera vez con alguien y era mi primera vez teniendo esta clase de sexo... normal, corriente, humano.
De esto dependería mucho nuestro futuro y era una carga que me desestabilizaba porque aún no estaba seguro que ella iba a aceptar jugar.
Creo que era la primera vez que estaba nervioso por una respuesta.
Voltee justo cuando ella comenzó a subir las escaleras y le ofrecí mi ayuda, ella miró mi mano y luego alzó el rostro para fijar sus ojos grises en los míos.
Nunca podría describir la sensación que ejercía ella en mi pecho cuando me miraba, pero era intensa.
Aceptó mi ayuda y terminó de subir las escaleras, estaba muy callada.
¿Era bueno o malo?
¿Le habría gustado?
—¿Estás bien? —pregunté deseando que dijera algo, cualquier cosa.
Ella me soltó la mano evitando mi mirada, tocando los laterales de su vestido para escurrir un poco el agua.
—Sí, estoy bien. —dijo—. Es solo que no encontré mis bragas.
Volvió a mirarme, sonreí levemente sin poder evitarlo, sabiendo que sus bragas estaban flotando en la piscina.
—Ahora son mías —comenté.
Ella evitó mirarme otra vez, no sabía si actuaba así por vergüenza o porque no le gustó.
Tenía cierta incertidumbre si me llegaba a decir que no le había gustado.
Me ponía algo nervioso su reacción porque sentía que no podía descifrar su lenguaje corporal ni lo que estaba pensando.
Calma Parker, controlado.
Primer vez que me preocupaba tanto la reacción de alguien.
—¿Te gustó tu primera vez? —me atreví a preguntar finalmente.
Nube respondió solamente con un gesto de su cabeza de manera afirmativa.
No se veía complacida, parecía incómoda.
Estaba entrando en pánico internamente, solo que sabía disimularlo muy bien.
Mierda, si no le gustó no iba a querer verme otra vez.
Ahora no sabía exactamente qué decir.
De repente ella alzó la mirada y murmuró:
—¿Y a ti? Es, es que estaba nerviosa... sé que no sé hacer muchas cosas, pero es que era la primera vez que hacía esto y...
¿Qué?
¿Nube estaba de hecho nerviosa de mi reacción porque creyó que no era suficiente?
Me parecía increíble pensar que ella creyera que no fue suficiente para mí cuando yo era el que tenía el caos interno por pensar que ella no lo disfrutó lo suficiente.
Porque en el sexo había miles de cosas que se podían hacer, solo quería que me diera la oportunidad de demostrárselo.
Basta, estaba pasando la raya de inseguridad y yo no era inseguro.
Me acerqué a ella, Nube apretó los labios observándome.
—Estuviste perfecta —admití—, no tienes por qué sentirte insegura cuando yo soy el que debe sentirse nervioso y honrado de haber sido tu primera vez.
Porque realmente no le creí nunca cuando me dijo que era virgen, solo cuando le quité el virgo fui testigo de que me decía la verdad.
—Me interesa lo que opines tú —proseguí diciendo— ¿Te gustó? Sé sincera, recuerda que esto solo es una leve introducción de lo que haremos; de lo que quiero hacerte.
Quería jugar, manejar su cerebro para empezar en el mundo de la hipnosis erótica y explorar todo en estos meses que estaríamos juntos.
Ella soltó un suspiro y se rio un poco mirándose la ropa mojada.
—Me gustará más cuando esté seca. —dijo.
—Hay ropa para ti dentro de la casa —dije, la habitación rosa era exclusiva para ella.
Fui a tomar unas toallas del estante y se la ofrecí diciendo:
—Toma una toalla para que te seques.
Ella la aceptó pareciendo ligeramente más relajada.
—Gracias, uhm, dolió un poco. —comentó secándose por encima y se quitó los zapatos al estar empapados.
—Es normal si es tu primera vez. —Comenté.
Dejé mi camisa húmeda a un lado, podía sentir la mirada de Nube fija en mí.
—¿Por qué no...? —dijo Nube de repente— es que cuando intenté besarte...
Uhm...
Ya sabía por donde venía y yo no quería dar explicaciones.
Nunca las daba.
No quería que se familiarizaran conmigo, mucho menos Nube si ibamos a involucrarnos en esto.
Caminé hacia la puerta de la casa para que entendiera que las preguntas personales no iba a responderlas, es decir ella impuso sus términos, quería citas, pero el trato no involucraba hablar de mí ni de mi vida.
Mientras menos supiera mejor.
—Ven —dije señalando la puerta—, entremos antes de que llueva.
Ella miró el cielo notando que de hecho no iba a llover pero necesitaba que dejara el tema.
No dijo nada más y me siguió mientras la guiaba a la habitación rosa, abrí la puerta echándome a un lado para admirar su rostro asombrado al ver que todo; literalmente todo era de color rosado, mi color favorito en una mujer.
—Oh... ¿y esto? —dijo Nube algo confundida, sin saber muy bien de qué trataba todo esto.
—Es para ti —dije—, puedes elegir lo que quieras.
Sabía que quería cambiarse y esta sería su habitación en cuanto aceptara jugar conmigo.
Nube me miró sin ocultar su confusión.
—Estas cosas... ¿Le pertenecen a alguien? —dijo.
A ti Nena.
—La habitación rosa te pertenece a ti por estos 2 meses, todo lo que hay aquí es tuyo. —expliqué.
Ella me miró aun algo confundida, sus ojos grises analizando mi rostro como si esperara que le dijera que todo era mentira.
Nena, yo no soy el tipo de hombre que bromea.
— ¿Todo? —dijo Nube aún incrédula.
—Sí.
Ella entró observando todo lo que había dentro completamente conmocionada y fascinada.
—¿Puedo entonces llevármelas a mi casa? —dijo Nube alzando una ceja.
—Lo que quieras —dije—. Te daré privacidad para que te cambies.
Salí para dejar que ella se cambiara y eligiera lo que quería.
En este punto estaba casi seguro de que Nube iba a aceptar pero aun la ansiedad de que no pasara me dejaba intranquilo.
Me cambié la ropa húmeda por una seca y tomé el regalo que mandé a comprar para ella, algo me decía que Nube Queen no iba a ser fácil de convencer, por eso le quería dar un presente, algo con lo que ella estuviera segura.
Saqué la bandeja con comida que había mandado a preparar temprano y Nube salió a mi encuentro en la cocina.
Me tomé un momento solo para verla, la ropa rosada le acentuaba y le hacía ver tan sensual ante mis ojos.
—Te asienta bien el rosa —comenté, claro que se veía mucho mejor sin nada puesto.
—Siempre lo odié —dijo.
No era raro en realidad, la mayoría de las mujeres no les gustaba el rosa.
—Te luce bastante sexy —dije.
—¿Tienes un fetiche con el rosa? —preguntó alzando una ceja cuando tomó asiento en el taburete.
¿Fetiche con el rosa?
Supongo... que sí, pero no era el único fetiche que tenía.
Sonreí un poco.
—Se podría decir que tengo gustos peculiares como te podrás haber dado cuenta —dije—, además de los tacones rojos, los encuentro muy atractivos en una mujer.
Ella relamió sus labios, sus mejillas enrojeciéndose un poco.
—¿Tienes hambre? —pregunté.
Ella miró la bandeja de comida.
—En realidad, no —dijo—, aunque se ve delicioso.
—Lo está —dije incitándola a comer un poco para que recuperara fuerzas.
—Tal vez un poco de jugo —comentó.
Todo lo que quieras.
Le serví un poco de jugo de moras en un vaso y se lo di, ella lo tomó dándole un sorbo.
—Empezaremos a jugar el sábado. —comenté para analizar su reacción, esperaba que no se hubiera arrepentido.
Ella pareció algo conmocionada.
—¿El sábado? —repitió dejando el vaso a un lado de la mesa.
—¿Algún problema? —pregunté, parecía nerviosa.
¿Otra vez dudas?
—No, es decir —dijo Nube—, es que tengo una presentación a fin de mes y comenzaré a practicar todas las tardes entonces...
—Te busco. —dije derribando su argumento de excusas.
—Usualmente termino muerta después de cada ensayo —continuó diciendo Nube—, claro, al menos tengo el domingo libre y...
—Entonces vienes, duermes el sábado, te relajas y el domingo es nuestro —dije, no iba a dejar que colocara excusas.
Me acerqué a ella, sabía que tenía nervios ante todo esto, pero para eso estaba yo; para convencerla.
Ella fijó sus ojos grises en mí y yo le ofrecí el regalo.
—Ten. —dije, ella miró la caja pequeña y la tomó en sus manos.
—¿Qué es esto? —preguntó.
—Ábrelo. —pedí.
Nube me hizo caso y abrió la caja donde estaba el collar de oro fino con un pequeño microchip donde podría asegurarme de cuidar de ella siempre mientras que estaba conmigo, tenía que asegurarme de que estuviera a salvo y con estas persecuciones indirectas no podía dejar que de alguna manera supieran de ella y la secuestraran.
Esto la mantendría a salvo.
Era la primera vez que regalaba algo a una de mis Mártires, pero ante lo que estaba ocurriendo necesitaba protegerla.
Ella admiró el dije con la forma de una llave y la cadena completamente deslumbrada.
—Úsalo cuando estés segura de aceptar el juego —continué diciendo, no quería presionarla, pero su indecisión me hacía desestabilizarme un poco, claro que ahora estaba un poco más convencido de que sí iba a aceptar.
—Puedes llevarte la computadora y buscar información más detallada de la hipnosis erótica —sugerí—, y cuando estés segura de querer probar los 10 juegos... usas el collar y sabré tu decisión.
Nube afirmó con la cabeza y murmuró:
—¿No serian 9 veces ahora? Es decir, ya estuvimos en la piscina.
Sonreí un poco negando con la cabeza y quise intentar bromear diciendo:
—La versión de sacrificio a la virgen es gratis.
Ella no pareció darle gracia mi comentario así que agregué:
—Aun no hemos empezado a jugar. Recuerda que serán 10 fines de semanas, aproximadamente 2 meses.
—Esta bien, voy... a pensarlo. —dijo Nube finalmente.
Esperaba que realmente no pensara tanto y solo se arriesgara a hacerlo; a probar.
—Demetri está afuera —le comenté—, te llevará en cuanto quieras ir a tu casa.
Sabía que quería pensarlo mejor y de seguro quería hacerlo sola sin mí ahí presionándola.
—¿Demetri? —repetió sin comprender.
—Mi chofer y parte de mi equipo de seguridad —expliqué, aunque más que todo funcionaba como el jefe de seguridad y guardaespaldas.
—Vale —dijo Nube levantándose del asiento—, yo, uhm ya me voy, mañana tengo clases.
Lo sabía por eso creí que no iba a querer quedarse.
Que se fuera me dejaba aún nervioso y a la expectativa pero ya habíamos dado un importante paso en esto.
Me acerqué a ella para despedirla, queriendome asegurar de que no se alejara de mí y susurré:
—Adiós, Conejita. —besé su mejilla y ella pareció quedarse muy quieta— Realmente, espero que aceptes.
Ella tragó pesadamente saliva afirmando con la cabeza, y solo la vi salir de mi casa por la puerta principal.
Ahora solo quedaba esperar a que Nube Queen venciera sus miedos y se atreviera a jugar conmigo la hipnosis erótica.
...Pero si me rechazaba otra vez, no sabría cómo iba a reaccionar.
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Holaaaa chicas! bueno ahora saben que Hades en realidad estaba algo inseguro y que de hecho el famoso collar tiene un rastreador para la seguridad de Nube jajajajajjaja wtf??? espero les haya gustado, voten y recomienden la historia, las amo mucho :D
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Nos leemos pronto :D
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