Capítulo 17: Su primer hombre
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Capítulo 17: Su primer hombre
Su pequeña mano entre las mías me hizo saber que por fin, esto pasaría. Mi deseo incrementaba aun más por saber que por fin había llegado la hora de tenerla en mi cama.
Pero... era preferible llevarla a mi habitación antes de meterla a la habitación secreta, no quería que ella se asustara, aún más siendo su primera vez (según ella, porque una parte de mí lo ponía en duda), su cuerpo estaba muy bien desarrollado y su mirada oscurecida en deseo no era la de alguien inocente a mi parecer.
Lo creería completamente cuando lo comprobara, pero aún así otra parte de mí quería intentar ser dulce con ella para que tuviera una buena experiencia conmigo y no se fuera.
Cruzamos la sala, Nube comenzó a caminar más lento y casi me encontré arrastrándola, así que me detuve cuando ella lo hizo, su mirada fija en la piscina afuera, las distintas luces parecían gustarle.
—Oye... —dijo Nube— ¿puedo ver tu piscina?
¿Eso era una indirecta para follar en la piscina?
Con Nube no sabía nunca muy bien qué era lo ella estaba pensando, pero... me atraía la idea.
Me encogí de hombros como única respuesta, en este punto se me estaba haciendo difícil caminar por la palpitante erección dentro de mi pantalón pero aún así solo la quería complacer para que no cambiara de parecer y se fuera.
El pensamiento de que se arrepintiera a último momento me estaba comenzando a poner nervioso porque no iba a tener más opción que aceptar su decisión y solo me quedaría con las ganas de casi haberla tenido.
Nunca me había sentido de esta manera, ni de este lado de la historia donde casi rogaba por follar y no al revés.
Paciencia Parker, paciencia.
Salimos al área de la piscina, ella miró alrededor y luego la piscina con distintas luces.
¿Eso quería decir que quería follar en la piscina?
No, creo que no, su lenguaje corporal parecía estarse relajando, creo que ella quería respirar y procesar otra vez todo.
Nuevamente los nervios de que fuera a arrepentirse me abrumaban.
Tenía que hacer algo antes de darle más tiempo de pensar y que se arrepintiera, tenía que aprovechar que ya había aceptado.
Tenía una idea.
Me acerqué a ella al borde de la piscina.
—¿No tienes algo de calor? —Pregunté.
Nube se volteó hacia mí pareciendo confundida y algo sobresaltada al notar que estaba muy cerca de ella.
—¿Por qué...?
No dejé que terminara su pregunta, en un simple movimiento la empujé por los hombros, ella perdió el equilibrio cayéndose directo al agua.
Esperaba que no me odiara por esto y solo se dejara llevar, pero necesitaba desequilibrar el hilo de sus pensamientos.
Ella salió a la superficie buscando aire y me miró como si no pudiera comprender por qué lo hice.
—¡¿Pero que es lo que te pasa?! —gritó completamente exaltada.
Nena, no puedo dejar que sobre pienses o sino vas a alejarte de mí.
Me quité los zapatos y me metí a la piscina empapándome por completo, salí buscando aire pasando una mano por mi cabello para que no me estorbara en la cara.
—Oye, tú... —susurró Nube pareciendo tener la voz frágil cuando sus ojos grises se fijaron en los míos y dejó de hablar pareciendo ahora entre nerviosa y confundida cuando comencé a acercarme a ella.
Eso quería, que dejara de pensar y solo recordara que me deseaba de la misma manera que yo lo hacía con ella. Caminé hacia ella y Nube retrocedió por inercia hasta que su espalda pegó del borde de la piscina sin escapatoria, su mirada seguía clavada en la mía, la temperatura en el ambiente subiendo al igual que la tensión sexual. Me detuve frente a ella, su cabello húmedo, su ropa pegándose a su cuerpo de una manera sensual que me dejaba aún más deseoso y para colmo relamió sus labios ocasionando que todo dentro de mí se impacientara aun más.
Nena de ojos grises, me atraes demasiado.
—Quería que te refrescaras un poco. —comenté sintiendo mi voz ronca.
Ella frunció los labios y me salpicó agua, no parecía molesta, sino tal vez... nerviosa; como si no supiera como reaccionar ahora por estar aquí en la piscina conmigo a solas.
—Eso no se hace —susurré, las ganas incrementaban aún más, podía percibir que ella también estaba deseosa, por la manera en la que su postura cambio a una más erguida de hombros hacia atrás y sacando pecho; reaccionando a mi cuerpo.
Nube hizo el intento de volver a salpicarme con el agua, y la tomé las muñecas aprisionándolas a las paredes de la piscina, eso nos hizo acercarnos más, pude percibir que dejó de respirar y se estremeció, sus ojos grises observándome fijamente.
La atracción era irresistible, ahora más que nunca que teníamos la privacidad necesaria.
Rocé su babilla con mis labios cuando me incliné y ella ahogó un gemido, comencé a besar su cuello, su respiración comenzó a desenfrenarse, podía sentir los latidos de su corazón también frenéticos, como si de repente pudiera conectarme a sus sensaciones.
—Dime, ¿se siente bien cuando susurro a tu cuello? —murmuré, ella tembló y soltó un gemido en respuesta arqueándose contra mí cuando pasé la lengua por su piel, el dulce vainilla seguía impregnado; provocándome aún más, el sonido de sus gemidos era tal y como lo pensé tantas veces, unos pocos no eran suficientes.
—Responde "sí" o "no". —le ordené, que siguiera mis ordenes me hacía abrir un preámbulo para cuando la hipnotizara.
Quería hacerlo ahora; hipnotizarla, sin importar que no estuviera acostada o mi habitación secreta ni bajo la perfecta influencia del silencio absoluto, pero esto se sentía bien, fluía de tal forma que no quería detenerme, la intensidad era palpable.
—Sí... —dijo en otro gemido cuando seguí besando su cuello, ella estaba llena de sensaciones.
Solté una de sus manos y acaricié su pierna alzando su vestido, necesitando sentir su piel contra la mía, a medida que subía por su muslo ella se tensó, comenzaba a percibir que comenzó a sentirse nerviosa e incomoda.
No podía permitirlo, necesitaba que perdiera el miedo.
¿De verdad... ningún hombre la había tocado?
A juzgar por la forma en la que reaccionaba a mí y a mi toque me indicaba que en efecto que no había sido tocada antes, pero... me encontraba aún algo incrédulo.
—Cálmate —susurré—, no tengas vergüenza, solo estamos tú y yo.
No quería que se alejara, solo que esta conexión se intensificara entre ambos, seducirla y que siguiera reaccionando igual de intenso ante mí.
Ella respiró nuevamente como si intentara calmarse y la sentí un poco mas relajada, seguí subiendo mi mano por la parte interna de su muslo hasta que por fin toqué la tela de encaje de sus bragas, ella se estremeció, pareció que su piel pareció volverse más caliente que hace solo un momento, su respiración aún más desenfrenada que antes pero no me decía que me detuviera ni me apartaba, así que era un buena señal para avanzar.
Aparté la tela de encaje a un lado tocando directamente sus labios vaginales con mis dedos, observaba su expresión lujuriosa, su rostro completamente rojo cuando se estremeció.
Apenas la había rozado y ya parecía querer venirse.
Eso me encendía más, saber que me deseaba con la misma intensidad que yo.
Metí uno de mis dedos en ella, quería verla tener un orgasmo cuando apenas la estuviera tocando, pero me sorprendí al notar que estaba muy apretada, no podía meter mi dedo por completo.
—Auch... —susurró Nube tensándose otra vez, evidentemente le dolía.
—Estás muy estrecha. —dije.
¿Entonces sí era verdad de que era virgen?
Si era así, entonces debía de asegurarme de que fuera la mejor experiencia de su vida para que volviera.
—Sí.
—Esa no era una pregunta, Nube —murmuré—, estás tan estrecha y tensa... debes relajarte, respira...
Ella me hizo caso respirando, y nuevamente volvió a relajarse un poco.
Intenté nuevamente dilatarla con mis dedos, pensar en lo apretada que estaba me hacía sentir aun más deseoso de sentir mi miembro completamente dentro de ella; llenándola, pero necesitaba lubricarla lo suficiente para que no le doliera tanto.
Estar en la piscina lo debía de hacer aún más fácil, estábamos cubiertos de agua.
Comencé a tocar su zona sensible ella se tensó un poco.
—¿Te gusta de arriba a abajo? —pregunté, aunque evidentemente por su lenguaje corporal, podía notar que no era así.
—No.
Cambié la forma de tocarla haciendo ligeros círculos y la pude sentir estremecerse, sí le gustaba, su rostro comenzó a intensificar el sonrojo y mordió su labio inferior completamente inmersa en el placer.
—¿Te gusta en círculos? —susurré sintiendo mi voz ronca, verla teniendo placer por lo que yo le causaba me parecía fascinante.
Más aún porque no estaba hipnotizada.
En mi vida había tocado a alguien solo para explorar su placer y no para empezar a jugar de una vez, Nube era la primera.
—Sí... ah... no te detengas —dijo Nube siendo un mar de gemidos y comenzó a mover las caderas contra mis dedos, incitándome a que moviera aun más rápido mis dedos, cuando lo hice, ella echó su cabeza hacia atrás relamiendo sus labios aceptando mi caricia.
—¿Te gusta así de rápido? —pregunté solo para escuchar su voz quebradiza.
—Sí. —dijo en un hilo de voz poniendo los ojos en blanco.
Nube se estremeció y se aferró a mis hombros, sus gemidos intensificándose hasta que por fin su piel dejó de vibrar incontrolablemente, había tenido su primer orgasmo hecho mis manos, no podía esperar a verla llegando solo con mi voz.
Nube jadeó recuperando el aliento, sus ojos grises apenas despertando de la ensoñación de a donde se había ido.
—Me encanta que gimas —susurré acariciando sus caderas para empezar a quitarle las bragas, ella alzó las piernas para ayudarme a quitárselas.
Que colaborara me hacía saber que estaba bien con que avanzara.
Me alejé un poco para quitarme la camisa demasiada ropa estorbando, Nube me observaba con atención sus ojos oscurecidos paseándose por mi torso.
Mira todo lo que quieras Nena, me he estado ejercitando más por tu culpa, por intentar bajar la calentura que me provocas.
Nube estaba demasiado tímida, pero sabía que era por ser el primer encuentro, en los siguientes y con el hipnotismo iba a soltarse más.
—Toca. —la incité, quería que rompiera esa barrera de timidez y que se entregara por completo a mí en la lujuria.
Ella lo hizo, acarició mi torso, la yema de sus dedos mandando mi cuerpo entero a estremecerse al sentir que su toque me quemaba como fuego ardiente, Nube relamió sus labios en deseo y eso fue suficiente para que comenzara a desesperarme más.
Nube era tan sutilmente sexy que me enloquecía.
Tomé su mano y la bajé aún más a mi cremallera donde se encontraba el enorme bulto de mi erección.
—Todo esto es tuyo. —dije sintiendo mi voz ronca— Haz lo que quieras con él.
Necesitaba que lo tuviera en su boca, pero tampoco quería que se ahogara en la piscina, necesitaba que fuera a su ritmo, paso a paso agarrando confianza.
Calma Parker, hay tiempo y habrá mucho más tiempo cuando decida jugar.
—A ver —susurró, su rostro sonrojado en vergüenza, alzó sus ojos grises para mirarme mientras desabrochaba la correa y bajaba la cremallera, su lentitud era mi tortura, aumentaba mi deseo mucho más.
Como si lo hiciera aproposito.
Ella bajó mi pantalón junto con mis boxer y por fin liberó mi miembro que ya llevaba un buen tiempo aprisionado en busca de atención, lo sostuvo en su mano pareció sorprendida pero no sabía si era porque nunca había tenido un pene en su mano o porque nunca había visto uno tan grande como el mio.
Suponía que las dos.
La apoyé un poco para que saliera de su shock, ayudándola a mover su mano en mi miembro adelante y hacia atrás.
—Hazlo con firmeza —dije al percibir que aún tenía miedo de tocarme.
Nena las ganas que me das de ser posesivo, dominante y brusco contigo ahora me tientan...
Quería solo ponerla de espaldas y comenzar a penetrarla sin piedad, pero necesitaba darle su espacio, que ella explorara y se familiarizara con mi cuerpo y con el suyo para que volviera, porque esta noche definiría si ella aceptaría jugar o no.
Ella me obedeció moviendo la mano aún más rápido y de manera más firme, sus ojos grises mirándome, provocándome más deseo, relamí mis labios no iba a poder aguantar tanto tiempo, me incliné hacia ella nuestros alientos mezclándose, la sentí estremecerse e intentó acortar la distancia para besarme, entré en pánico por medio segundo y giré el rostro a un lado antes de que arruinara mi completa serenidad y despertara los demonios que me perseguían.
No.
Besos no.
Bajé las mangas de su vestido húmedo y expuse sus pechos, tan lindos como tanto lo soñé, su pezones completamente erectos invitándome a lamerlos y darles atención así que eso hice, quería lamerla entera. Nube se estremeció echando su cabeza hacia atrás llena de placer y eso fue suficiente para encenderme aún más.
Quería sentirla.
Tenerla.
Tomé el condón que guardaba en mi bolsillo. Quité su mano de mi miembro, ella me miró sin saber por qué la había alejado de mí y solo me observó mientras me alzaba un poco para que el condón no se me llenara de agua cuando lo coloqué cubriendo por completo mi pene erecto.
Ella pareció quedarse sin aliento cuando volví a acercarme a ella, y la tomé de los muslos para alzarla dentro de la piscina pegando su espalda de la pared, ella envolvió las piernas a mi alrededor haciendo de la posición algo mucho más cómodo, coloqué mi miembro en su entrada y la sentí tensarse nuevamente, creo que ni siquiera estaba respirando ante la anticipación.
Eso no era bueno, si de verdad era virgen, le iba a doler más.
—Relaja la pelvis —susurré.
Nube tomó varias respiraciones y la sentí relajarse nuevamente, pero podía notar que estaba nerviosa, empujé embistiéndola llenándola primero un poco, luego más hasta que entró todo y ella se aferró a mí jadeando ante el dolor.
De verdad no me mentiste Nena de ojos grises.
Era virgen.
Si no lo veía no lo creía y es que realmente no pensé que de verdad aún hubiera mujeres vírgenes a los 20 y algo.
Comencé a moverme y ella comenzó a relajarse solo un poco adaptándose a mí, se sentía tan bien estar dentro de ella, tanto tiempo de espera me hacía sentir que no iba a poder aguantar tanto tiempo, sus jadeos no cesaban y se juntaban con los míos en la noche oscura de la piscina...
....donde por primera vez, la hice mía y confirmé que Nube Queen no me mintió sino que eligió entregarme su virginidad.
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