Todo me recuerda a ti


Es curioso cómo la vida tiene esta forma de recordarte a alguien, incluso cuando intentas huir de esos recuerdos. A veces parece que el universo conspira para que todo lo que toques, todo lo que veas, te devuelva a ti. En un parpadeo, te encuentras de nuevo allí, en ese instante en que creí que todo estaba bien.

Hoy, por ejemplo, vi una película que solíamos ver juntos. La comedia romántica tonta que elegías siempre porque sabías que me haría reír, aunque yo fingiera que no me gustaba. ¿Te acuerdas? Me hacías ver esas películas cursis solo para ver mi expresión, para ver si caía en la trampa de la risa fácil. Siempre lo conseguías. Siempre.

Vi esa misma película hoy, solo. Y en cuanto el protagonista hizo un comentario gracioso, te oí reír en mi mente, y fue como si me atravesara una flecha. Cerré los ojos, tratando de bloquear ese sonido que me atormentaba, pero no pude. Cada vez que veía una escena que nos hacía reír, me sentí como si una parte de mí estuviera rota. Te lo prometo, en ese momento sentí que te había perdido de nuevo.

Todo me recuerda a ti. La forma en que el sol se cuela a través de la ventana por la mañana, la luz dorada que solías amar. Recuerdo cómo decías que ese era tu momento favorito del día, ese instante en que todo parecía tranquilo y el mundo no pesaba tanto. Yo solía quedarme mirándote, con la esperanza de que no te dieras cuenta de lo feliz que me hacías en esos pequeños momentos. Pero ahora, esa misma luz me golpea con el peso de tu ausencia. Cada mañana es una batalla para que ese sol no me queme demasiado, para que la habitación no se sienta tan vacía.

Ayer, pasé por esa librería que solíamos visitar cada mes. Recuerdo cómo te emocionabas cuando encontrabas un libro que querías leer, y cómo me mirabas con esos ojos brillantes, rogándome que te lo comprara aunque dijieras que no lo necesitabas. Siempre cedía, porque ver esa chispa en tus ojos era mi regalo. Hoy, pasé por allí y vi el cartel de "novedades". Sentí que me faltaba el aire por un momento. ¿Por qué cada lugar al que voy está lleno de ti? ¿Por qué cada rincón tiene algo que me recuerda a ti, algo que me hace regresar a esos momentos en los que te tenía justo al alcance de la mano?

La verdad es que hay días en los que siento que estoy a punto de perder la cabeza. En cada objeto, en cada lugar que tocamos juntos, estás ahí, como una sombra que nunca se va. La chaqueta que dejaste colgada en el pasillo, el reloj que siempre olvidabas en la mesa de la cocina, el café que tomábamos a las seis de la tarde. Todo sigue allí, como si estuvieras esperando a que regreses. Pero tú no lo haces. Y la casa, que alguna vez estuvo llena de tu risa y tus sueños, se ha convertido en una tumba de recuerdos.

Te busco en todas partes. Busco tu risa en el ruido de la ciudad, tu mirada en cada rostro que pasa a mi lado, pero nunca te encuentro. Es como si el mundo entero hubiera tomado una fotografía de ti, y luego la hubiera borrado de un solo trazo. Todo se siente como una repetición vacía. Como si todo lo que hacía, todo lo que tocaba, fuera un reflejo de ti que nunca terminaría de desaparecer.

La cuarta cosa que odio desde que te fuiste es que todo, absolutamente todo, me recuerda a ti. Y no importa lo que haga, no importa lo que intente. Me encuentro buscando fragmentos de ti en cada rincón, y todo lo que obtengo es una dolorosa sensación de vacío.

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