Capítulo 6: Swings & Kiss.
Todo estaba literalmente torcido en su periférico, como si todo diera vueltas y fuese doble.
Yoongi tuvo unas terribles náuseas en el trayecto por el patio, inclusive obligó -entre jalones de camisa- al chico que le cargaba a que se detuviesen, pues vomitó entre unos arbustos apenas pisó el suelo, oyendo risas de unos idiotas que estaban cerca, también se escuchan arcadas de otros que estaban en su mismo estado por la ingestación de bebidas alcohólicas en la fiesta, y escucha a su vez comentarios diversos a su alrededor; poco le importa, estaba vaciando su estómago, se podían ir al demonio.
Lo que le incomodaba en realidad, es el que Jungkook le sobara la espalda con suavidad, ayudándolo para que no cayese o se ensuciase en todo momento, porque la sensación que le causan tales consideraciones, le es reconfortante, y no le gusta sentirse de ese modo, no con él.
Mal día para perder la cordura y dejar de ser responsable.
–Necesito ir al baño – excusa al musitar en lo que limpia su boca con el dorso de su mano, el sabor es horrible y siente asco del mismo.
–De acuerdo, pero tendremos que entrar de nuevo – informa sin conflictos, sujetándolo con prudencia, tal como hace rato. Insistió en cargarlo de nuevo, pero Yoon se negó.
–Espérame afuera – susurra ronco, ahora tenía una sed endemoniada. Rechina sus dientes al volver a entrar a la propiedad, pero está vez se hace oídos sordos de la música o cualquier ruido, su misión es entrar al baño.
–Avisa si necesitas algo – como respuesta, el azabache le cierra en las narices la puerta del baño de invitados, sacando de un empujón a un pobre chico junto a una chica que se besuqueaban, los dos le dieron una mala mirada y estaban por reclamar, mas se los impide con uso de su mirada más intimidante –. Largo de aquí, amigo.
La pareja se marcha fastidiada, estaban tomados y sólo querian buscar otro lugar para su calentura. Él custodia la puerta en lo que Yoongi higieniza su cavidad bucal y quita los restos de vómito.
Por suerte no ensució nada de lo que llevaba puesto, las salpicaduras en su ropa las limpió con facilidad gracias al papel y el agua. En el espejo se ve como un desastre vergonzoso: Pálido, disgustado y algo despeinado, con mejillas sonrosadas y ojos cansados.
–Jodida fiesta...
Afuera, Jeon espera algo preocupado en su posición, ya llevaba diez minutos ahí y no escucha ruido alguna, apenas el agua en el lavabo cuando pega la oreja de la puerta, todo por culpa de la estruendosa música, ¿Por qué los vecinos no se quejaban? Deben estar acostumbrados, o quién sabe qué poder tenía Jong-in.
Si no entraba al baño, es porque no quiere recibir alguna patada del amargado hyung, pero estaba empezando a cuestionarse si debe arriesgarse; sin embargo, un llamado ajeno le interrumpe antes de girar el pomo, no tenía seguro.
–¿Mi hermano está ahí adentro? – Jimin escanea receloso al de piercing, quien le asiente levemente en contestación. Inhala y le extiende una botella de agua sellada y las llaves de su auto, un llavero de osito hace que el contrario arquee la ceja –. El agua es porque, claramente, la necesita con urgencia, y tú estás muy ocupado haciendo de guardia como para ir por una botella. Las llaves son porque papá decomisó el auto de Yoongi, eso ya debes saberlo porque vinieron en taxi, por lo que supongo que tampoco tienes un vehículo – expone con sencillez, sin rodeos –. En tal estado, es más seguro que lo regreses en el mío.
–¿Y tú qué harás?
–Le diré a alguien que me lleve, no tengo idea.
–Tu hermano me matará si te dejo aquí sin un medio de transporte seguro – explica con cautela, atrapando el interés del rubiecito –. Ustedes se preocupan por el otro, aunque lo nieguen.
–Como sea, llévalo a salvo a casa y ni se te ocurra tocarlo – aclara con un carraspeo de su garganta luego de unos segundos procesando lo anterior dicho por el chico, con cara seria –. Si Yoongi aceptó venir contigo, es porque eres decente con él. No lo arruines.
Kook afirma con un ademán, no se le cruzó siquiera tomar ventaja del estado de ebriedad de su "cita". El de ropa de marca le da una última mirada, hasta que escapa un suspiro agotado y emprende el regreso a la sala. Justo a los pocos segundos de su ida, Yoongi sale tambaleante por la puerta a sus espaldas, a pesar de lucir más lúcido y limpio. Aceptó gustoso la botella de agua y se la bebió casi a la mitad en un parpadeo.
–¿Mejor? Puedo darte unas mentas – ofrece con los caramelos que extrae de sus bolsillos –. Te ayudarán con el sabor en lo que llegamos a tu casa.
–¿Siempre llevas de esas cosas? – inquiere bajito, aceptándolas con un arrebato torpe. La menta invade sus papilas y lo agradece, no era muy fanático del sabor, pero cualquier cosa que disperse el mal sabor del vomito, era plenamente bienvenido –. ¿Con quién hablabas?
–Tu hermano, Park. Me dio las llaves para llevarte, y antes de que digas algo, sé que alguien lo llevará a su casa – y no miente, tiene plena seguridad en que cierto castañito estaba por ahí pendiente del menor de los Min-Park. El más bajito lo mira algo ausente, y prefiere moverse antes de continuar plantados en pleno pasillo –. Ven, vamos de regreso al jardín.
Retoman su salida afuera de la gran propiedad Jong-in para, esta vez, no regresar al infernal sitio, pero fue como si el alcohol hiciera su retorno en el embobado Yoongi, y no es que el golpe hubiese pasado su efecto atontizador, como le decía Jeon. En un minuto estaba cargando al embriagado Min, y al otro éste se bajó, prácticamente tambaleándose a rastras en una pequeña colina, donde unos lindos columpios y un arco con unas cuantas flores en enredaderas se ubican.
Pudieron ir al auto, pero es mejor estabilizar al pelinegro antes de manejar, el problema es que era escurridizo y Jungkook lucha por alcanzarlo entre quejas.
–¿Por qué haces esto? – Yoongi cuestiona con un chasquido una vez el menor lo atrapa por la cintura, tensándose un poquito ante el tacto que, si bien es discreto y no invasivo, le es nuevo –. Puedes dejarme aquí tirado en el césped e irte a la fiesta.
–Te dije que podrías tener una contusión y debo vigilarte – repite con ligera diversión, sosteniendo al otro para que no ruede por la colinita o se escape –. La fiesta no es agradable sin ti, gatito arisco. Además, tendré que poner otra vez sumo esfuerzo en otro chico para gustarle, ya voy avanzado aquí.
Era una bromita, notoriamente, pero Yoongi graznó ofendido.
–Como si pudieses gustarle a alguien, mocoso.
–¿Ves? – sujeta ambas manos ajenas, cómplice con las anteriores palabras y parándose frente al contrario, agachando su rostro un poco más a su altura, sólo que no con dobles intenciones o con ganas de molestarlo – ¿Quién necesita afecto cuando tiene a alguien tan creativo para los insultos de odio ciego? Eso es romance.
Min sisea en respuesta, tratando de no toparse con las caras del chico, -porque su cabeza daba vueltas y veía al menos como cuatro Jungkooks en su campo de visión-, centrado en los columpios para distraerse de un calorcito que quería instalarse en sus mejillas.
El idiota luce...
–Quiero sentarme un momento ahí... Necesito recuperarme un poco.
Kook le permite al mayor acercarse los pocos pasos que quedaban de distancia entre ellos y los columpios, con algo de ayuda socorre al muchacho y lo sienta en uno. Yoongi se aferra a las cuerdas mientras el más alto se mantiene alerta, parado a sus espaldas por si debe sujetarlo.
En unos diez segundos, como predijo, el pelinegro se balancea hacia atrás a punto de caer, y con sus buenos y rápidos reflejos, Jeon lo sostiene.
–Dios, Yoongi...
–Wow, aún veo doble – ríe con torpeza, sujetándose mejor en lo que el contrario toma asiento en el columpio a su izquierda, atento a él. La música se presenta a sus espaldas como el ruido de los adolescentes, pero ya no era tan fuerte por la distancia que impusieron. El aire era mucho mejor ahí, lejos del cigarro, el alcohol, sudor y perfumes asquerosos. Observa el cielo con un suspiro bajo –. ¿Cómo pueden preferir estar ahí dentro cuando esta vista es más bonita?
–Supongo que no todos tienen mismas visiones – aventura con sus ojos en el manto nocturno por unos segundos, de reojo capta el interés del otro en aquella vista –. Realmente te gustan mucho las estrellas, ¿Cierto?
Lo dice por el cuadro que miró hace días, no era difícil deducir su preferencia, añadiendo más evidencia con las cientos de fotos del cielo que tenía el mayor en su cuenta de instagram, más que nada, de noche.
–Solía verlas con mamá y Jimin en el patio – susurra quedamente, colando por un instante la melancolía que le embarga aquel recuerdo preciado. Su mente estaba dispersa por el golpe y el alcohol, probablemente esté divagando y yéndose por rincones que le expongan, busca evadirlo para no demostrarlo y no sentirse expuesto –. No debí hacerle caso a Jimin y venir a esta porquería de Jong-in.
Kook tuvo ganas de preguntarle más detalles de su infancia, pero al percibir que el mayor ha cambiado de tema y su expresión se ha ensombrecido, imagina que no desea hablarlo, a lo que opta por seguirle la corriente.
–Tú y Jong-in no se llevan bien, ¿No?
Gi resopla con hastío apenas escucha el nombre.
–Lo odio, es un idiota.
–Bueno, la venganza perfecta es tomar más de esa porquería de alcohol fino que está sirviendo y vomitarle encima – su chiste logra su cometido al hacer reír al chico, él también se contagia. Sin embargo, una parte suya sí tenía ganas de entender el motivo por el cual el deportista y Yoongi no se toleraban en lo absoluto. Lo notó en la fiesta, y ahora que analiza el interés del imbécil por ambos hermanos, hay un factor que le es sospechoso en todo eso; el problema, es que no tiene idea de cómo indagar en el asunto sin ganarse una patada indeseada de parte de Min –. Admite que sería genial, eh.
–Ya sabes lo que dicen, Bad boy...
–No, ¿Qué dicen? – al no obtener contestación, gira a chequear al chico, sobresaltándose cuando lo nota cerrar los ojos con el cuerpo relajado. Se levanta de prisa y le sujeta del rostro con preocupación, arrodillado frente a él –. ¡Hey, no, no! Yoongi, mírame, ¿Me escuchas? – da palmaditas suaves en las mejillas pálidas y abultadas, comenzando a asustarse verdaderamente por su estado –. ¡No, no te duermas y abre los jodidos ojos! – lo zarandea una vez más, estaba listo para sacarlo por ayuda de ser requerido – ¿H-hyung?
El pelinegro abre sus ojos con una mueca torcida, estaba cansado y todo le sigue dando giros. La cabeza le punza un poco y sólo lucha por no rendirse debido a los llamados del castaño. Cuando se topa con su expresión angustiada, siente un cosquilleo en el cuerpo, su piel se estremece ante la calidez del tacto en su rostro, y por primera vez, se detiene a verlo.
–Oye... Tienes un poco de lindo marrón en tus ojos, no me había fijado... – comenta bajito, sonriendo leve y naturalmente, causando que el más alto también eleve sus comisuras un poco. Jeon le detalla desde su posición, apartándole los mechones del rostro con cuidado y revisando el chichón que de seguro porta. No estaba pensando coherente ahora, su lengua se afloja con libertad y sin filtro: –. ¿En serio te importo?
Jungkook se toma unos segundos para verbalizar, perdido aquellos orbes tan negros como la noche, esas dos esferas le atraparon, generándole una electricidad por todo el cuerpo que, hasta aquel momento, jamás experimentó. Incluso sus yemas, tocando la suave piel blanca -levemente enrojecida por el efecto del alcohol-, le cosquillean agradablemente.
–Lo haces. Me importas, terco hyung – se sorprende a sí mismo por lo fácil que es admitirlo, no estaba mintiendo, porque pensar que algo de lo que estaba haciendo pudiese herir a Yoongi, de pronto le hace querer golpearse contra la pared. Suspira pesado y niega para sacarse esas nubes abrumando en su cabeza –. ¿Qué tienes con los columpios?
–Son un lugar seguro – se encoge levemente, ahora está entrando en un estado somnoliento –. Creo que...
–Debemos irnos. Tu padre debe estar preocupado y debes descansar de tanta diversión, chico arisco – completa para luego auxiliar al chico a incorporarse –. El auto está cerca, supongo.
✩
–Vamos, nene. Si vienes podemos tener mayor diversión.
–De verdad no puedo. Debo llegar en veinte minutos a casa, Kai.
–Yo puedo estar en mi casa en dos horas, si te interesa, Kai oppa.
Park voltea con el entrecejo fruncido hacia su "amiga", quien le hace ojos coquetos y sonrisa sugerente al de cabellos azules.
¿Qué diablos?
–Creí que vendrías conmigo, Jennie.
–Cambio de planes, lo siento – revierte con desdén, sin siquiera encarar al rubio que la acompañó. Estaba más ocupada batiendo sus pestañas y luciendo angelical –. Entonces, oppa...
Kai aprovecha la oferta y toma por la cintura a Jennie, con una sonrisa de rompecorazones que a Jimin le están dando ganas de borrar con su pie.
–Por mí no hay problema... Es tu ultima oportunidad, Jiminssi.
–No voy a ir – decide entre dientes, nuevamente, irritado a ese punto. El peliazul pone su mano libre en el pecho con una expresión de falso lamento bastante notoria. El par comienza a encaminarse sin prestarle más atención, y no evita sonar disgustado al llamar con total indignación: – ¡Jennie!
–Perdiste tu turno – se excusa con apenas una mirada sobre su hombro –. No te quejes, niño de papi.
Jimin emite un sonido de ofensa e incredulidad en lo que agita la cabeza para sí mismo, cruzando sus brazos en lo que ese par de imbéciles parten por su lado.
–Perra...
Lo peor es que estaba en apuros, ya estaba sobre la hora y no consigue quien lo lleve a casa, no amenos que se insinue y de algo a cambio, ni siquiera a quienes llegó a considerar amigos les podía pedir un simple favor. Estaba comenzando a arrepentirse por no haberse ido con su hermano y la cita de éste, tal vez debería de buscar un taxi...
Justo a los dos minutos comienza a pasar un desganado castaño, viendo con seriedad al inquieto rubio que está en la acera. Debería de seguir de largo, pero no se contiene de llamarlo, ahí hace frío y está expuesto al resto de idiotas.
–Hey, ¿Disfrutaste la fiesta? ¿Por qué estás solo?
–La verdad, esto apesta – murmura con pesar, sintiéndose horrible con el muchacho que lo examina con inseguridad, no sabiendo si irse o quedarse a su lado, era obvio que le importaba. Es consciente ahora más que nunca que no lo merece, se ganó lo que le estaba sucediendo ahora, pero no toleraba ver a Taehyung tan decaído por su culpa –. O-oye, ¿Estás bien?
Taehyung estaba por irse, sus pies no se movían por este divagando, pero la interrogante del chico le hace poner un gesto incrédulo.
–¿En serio preguntas? – quiere decirle más cosas, descargar lo que siente por su culpa, pero la cabeza gacha y la desolación en las facciones de Jimin, le detienen. Había visto a Jennie y Kai caminando juntos a lo lejos, muy abrazados, y por un mensaje de Jeon se enteró de que el rubio no tenía cómo regresar a su casa. Así que, aunque esté dolido, no es capaz de dejar a Jimin de tal manera, no cuando trata de abrazarse a sí mismo ante el frío que empieza a formarse, no cuando luce como un pollito abandonado y a punto de romper en llanto –. ¿Quieres que te lleve a tu casa? Ya yo me iba de todas formas.
Park mira al más alto con un apis de esperanza, aportando las lágrimas aglomeradas en sus cuencas con un rápido asentir y una leve sonrisa agradecida.
–S-sí, me encantaría irme contigo a casa.
Con un gesto evasivo, Taehyung guía a Jimin hasta el auto estacionado, Hoseok se iba a regresar con un amigo, según le dijo, así que serían sólo ellos dos.
✩
Las luces son apagadas y las llantas frenan una vez el conductor aparca el vehículo en la acera, sonríe ladino para su acompañante.
–Tu hermano tiene muchos discos de música cursi en su auto. Parece el vehículo de la hija de un pastor.
–Deberías de ver su habitación – chasquea con burla, seguía con los párpados cerrados y recostado del respaldo del asiento. El auto olía a aromatizante de caramelo, tenía stickers discretos y brillantes que demostraban su dueño, así como todo organizado meticulosamente, cada espacio pulcro y los cientos de discos en un bolsito amarillo para guardar cd's –. Admito que me gustan la poesía y algunas canciones románticas con buen ritmo y letras no genéricas, pero Jimin es otro nivel... Derrocha algodones de azúcar.
Al menos agradece que su conductor designado fue lento en el trayecto y gracias a ello su estómago no se revolvió tanto, ni su cabeza se mareó en demasía. Ya se le estaba pasando el gran malestar, punto a favor para no tener que ser regañado por su padre en el peor de los estados.
Jungkook ríe entre dientes, asintiendo y dejándose caer en el respaldo mientras posa su vista en el llaverito de Hello Kitty vestida de pollito, ese que cuelga en el espejo retrovisor.
–Te gusta hasta la música Jazz y oír Sonetos, pero no te gusta el romance en tu vida, vaya. A que tienes libros de amor en tu biblioteca.
–¿Qué, me conoces por completo o algo, mocoso?
Si Jungkook analiza el asunto, se recuerda que tenía en su poder una lista personal de los gustos del azabache, misma que no quiso leer por completo debido a que cada vez se siente más tarado con él, como si estuviese invadiendo su privacidad e irrespetándole. La verdad es que, por más que leyó una parte en las primeras líneas, él deseaba que Yoongi sea quien hablase de sus gustos por elección propia, analizarlo, conocerlo, y el hecho le estaba empezando a extrañar.
¿Realmente le atrae e interesa el huraño hyung que bailó sobre una mesa hace casi dos horas atrás?
–Intento hacerlo – admite en un susurro para sí mismo. Cuando lo observa de nuevo, encuentra al par de orbes negros examinándolo, el chico formando una sonrisa leve en sus labios. Por inercia relame los suyos y rehuye de lo anterior, repentinamente nervioso: –. Tengo el presentimiento de que tu padre debe estar espiándonos por la ventana y cuestionándose si venir con un bate o no.
–Más bien con una sombrilla – bromea en acuerdo, con cierto destello triste que se cuela en el fondo de sus orbes –. Él quiere que yo sea alguien que no soy.
–¿Quién?
–Jimin, el hijo perfecto – bufa agotado.
–¿En serio? ¿Un hijo de pastor?– da una mueca que hace reír a su aún un tanto ebrio copiloto. Piensa brevemente sus siguientes palabras antes de verbalizar: –. Bueno, sin ofender, porque no quiero menospreciar a tu hermano o algo, pero... Él está algo vacío, y tú eres... Tú mismo, sin letras genéricas, ya sabes.
Yoongi acalla su risa, en el pecho percibe que su pulso se eleva y su estómago burbujea, esta vez no tiene claro si por náuseas ante el alcohol que consumió o ai es por el castaño qe acaba de darle un cumplido real. Su lengua se pasea por sus resecos pares y siente su voz ponerse más ronca al inquirir bajito:
–¿Eso es bueno?
Kook no tiene duda alguna en contestarle, directo a esos ojos negros tan enigmáticos y atrapantes:
–Es jodidamente genial y original, Yoongi.
–Hmm... – Gi sonríe despacio, con el insistente salto en su pecho, encantado por la honestidad en los pares marrón oscuro que le miran, seguro de día, con la luz solar, su iris era mucho más claro, pero en la noche se tornaban como un café de los que ama probar. Sería interesante pintarlos en su libreta –. No eres tan idiota como pensaba, mocoso...
Ambos se pierden en el tranquilo momento, el tiempo se paraliza en el vehículo, con la tenue melodía empalagosa de fondo en el reproductor, nadie interviene en ese espacio creado por ellos. En algún punto, el mayor acerca su rostro al del castaño, lentamente, éste último examina los opuestos labios carnosos, con ganas de corresponder al acercamiento.
Jungkook en verdad que, al Yoongi cerrar los ojos y estar claramente dispuesto a besarle, quiso también hacerlo...
Pero se le vino a la mente todo el asunto del pago, el que Min estaba ebrio y todo lo que le estaba confiando no es porque esté del todo en sus cinco sentidos. Entonces se acobardó en ese último segundo dime sintió el aliento contrario, apartando la cara y negándole la unión de sus pares.
–Creo que será mejor en otra ocasión.... Ahora no estás del todo bien, Yoongi.
El mencionado abrió sus ojos y experimentó una mezcla de emociones que se denotan en su ceño contraído: Confusión, decepción, bochorno e indignación.
Cayó en cuenta de su idiotez, le dio libertad a Jungkook para besarlo, y el chico le rechazó, incluso cuando el descarado estuvo insinuándosele desde hace días.
Yoongi no hizo más que alejarse con un resoplido, otorgándole al menor una mala mirada antes de bajarae del auto con un portazo.
–Las llaves – exige en seco, extendiendo la palma. Oyó cómo Jeon maldijo entre dientes, saliendo tras apagar el motor y yendo hasta él para entregarle las llaves. Las tomó de mala gana y se giró sin despedirse, frío – Ni creas que habrá otra ocasión.
Jungkook ve al más bajito marcharse furioso y cerrar la puerta de su casa tras un minuto de improperios y torpes movimientos bruscos. Ahora quedó solo y como un estúpido en medio del vecindario; literalmente, es del modo en que se siente.
Min, en su lugar, va directo a las escaleras, su enojo ha conseguido que incluso camine en línea recta sin caerse, ignorando a su padre con sus llamados, al menos hasta que el sujeto se le para al frente con preocupación.
–¿Dónde está Jimin? – repite lo que estuvo preguntando desde que su hijo cruzó la puerta – ¿Por qué viniste en su auto? ¿Bebiste?
–Jimin está bien, va a venir con alguien más – resopla con el malestar punzando en su cabeza, las asquerosas náuseas haciendo un regreso en él. Inhala una boconada y masajea el puente de su nariz para mantener la calma –. Mañana puedes castigarme como quieras, ahora mismo no me siento nada bien y quiero acostarme, papá.
Era obvio que su hijo bebió, no sólo su aspecto y ojos lo denotan, sino su aliento y lengua pesada. Sin embargo, lo que le enciende una alarma es su actitud.
–¿Te hizo algo? Lo vi bajarse del auto contigo, ese tipo...
–No, Jeon no me hizo nada. De hecho, acaba de rechazarme Lugo de cuidarme y traerme aquí – ironiza con el amargor en su bilis, casi podía soltar una risa de lo patético que fue eso –. Por mí puedes estar feliz y tranquilo, no más citas.
Nam queda perplejo con la información, le permite al chico irse sin más, por ahora, guardando sus regaños y quedándose en plena sala para esperar al otro jovencito que, definitivamente, sí lo va a oír.
–Tiene que ser una broma...
En el auto todo es silencioso e incómodo durante el trayecto, ambos adolescentes van decaídos y perdidos en su mundo. Pero sin duda la peor idea fue encender la radio y toparse -para colmo-, con varias canciones de desamor que le hacen gruñir entre dientes, cambiando las emisoras para evadir la tensión, ni se atreven a cruzar miradas por error.
Cuando el clásico de "I want you to want me" sonó en una emisora de música pop clásica, Tae quiso lloriquear y lanzarse del auto, pero se detuvo a no quitarlo por lo tenso que luce su acompañante ante la letra; la venganza no es lo suyo, sin embargo, esta vez se permite ser justo.
En su asiento, Park quería golpearse y llorar con su cómoda pijama puesta mientras devora mochis sin parar, viendo algún maratón de 2425 o Glee para tratar de animarse por todo lo que le estaba sucediendo por karma. Era patético, realmente no supo cómo cayó tan bajo para gustar de Jong-iny hacer todo por mantenerlo hechizado, tampoco entiende lo estúpido que fue al confiar en alguien como Jennie para ser su amigo. Su hermano le advirtió de los dos y no lo escuchó, como igualmente no hizo caso a sus sentimientos por el chico que ahora lo lleva a su casa, con todo y que no lo merece.
El auto aparca en la entrada del garaje de los Min-Park, el auto de Jimin estaba ya ahí, lo que significa que ya Yoongi llegó. El conductor apaga el motor y libera finalmente un bufido, se estaba conteniendo de no decir nada, pero si no lo saca, sabe que será peor.
–Soy un estúpido.
–No digas eso...
–Es que lo soy – repite con tono más elevado, al percatarse del sobresalto en el otro, decide inhalar profundo y calmarse, golpeando el volante con sus dedos en un tamborileo descoordinado. Jimin no le encara, cabizbajo en su asiento y jugando con sus pequeñas manos, en esas que lo usaron a él de títere, metafóricamente hablando –. Tú nunca quisiste salir conmigo, ¿Cierto? Quiero escucharlo, a pesar de que ya lo sé. Tal vez así comprenda de una vez y pase la-
–¡Sí quise! – Park aclara con casi desesperación, recomponiéndose al tener toda la atención del abatido Kim sobre él –. Y-yo no sabía cómo decirte que Kai m-me invitó y...
–Y lo preferías por ser apuesto y popular, porque te gustan las apariencias – interrumpe con ironía. Lo perfora con la mirada, luciendo tan dolido como realmente está –. Me usaste, te ayudé honestamente, y todo resultó a favor para que salieras con él.
–Soy un idiota, ¿Si? Aprendí la lección – su voz tiembla y la vista se le empaña un poco. Realmente le estaba afectando ser consciente de lo que le hizo a tan adorable e increíble chico como lo es Tae –. Kim Jong-in es un hijo de perra, al igual que la traicionera de Jennie. Yo debí hacerle caso a mi hermano, lo acepto... Y lo lamento, siento mucho lo que te hice, Taehyung.
–¿Cómo confío en ti ahora? Porque créeme que quisiera hacerlo, Jimin. Es que, dime con sinceridad, ¿Siempre fuiste tan egoísta? – exige ofuscado, de nuevo alterándose más de lo que intentaba – No por ser el chico más hermoso de la preparatoria tienes derecho a destrozar a otros, ¿Sabes?
Jimin parpadea apartando las lágrimas, con un montón de cosquillas en su estómago ante lo dicho por Taehyung. Apenas y ubica la voz en su garganta:
–¿Piensas eso de mi?
–Oh, ahora mismo pienso mucho de ti. Eres un malcriado principito superficial y yo lo ignoré por completo porque me hice el ciego – se desahoga a pesar de que le estaba lastimando ver al bajito en ese estado, incluso su voz tiembla por las emociones al sacárselo en cara todo. Sin embargo, tenía que hacerlo si su pecho dolía así –. Te ayudé, siempre hice lo que pediste, ¡Dios! Hasta aprendí Francés para enseñarte con clases, pelee con mi mejor amigo por ti y te defendí de todos lo que te insultaban, Park Jimin.
–¿Por qué? – quiso escucharlo, lo necesitaba ahora mismo, y no por egoísmo ni ego, sino porque de verdad lo ansiaba viniendo de parte del contrario –. Dime por qué lo hiciste.
–¿Por qué? ¿Preguntas de verdad el por qué? – exclama casi ofendido, ni siquiera logra entender los ojos suplicantes que le hacen enloquecer más; carajo, si no fuera tan bonito sería más fácil – ¡Porque me gustabas! Me gustas, demonios, y estoy seguro de haber sido muy obvio. Soy el peor payaso porque sólo quieres llenar tu auto-
La sorpresa le invade tanto como un montón de insectos que se provocaron por los esponjosos labios que impactan contra los suyos, suaves y perfectos como los imaginó cientos de veces. Jimin le estaba besando, causándole un infarto cardíaco en plena acera.
Fue lento, sin profundizar, inocente pero intenso a la vez. Para los dos, fue una eternidad, pero realmente transcurrieron pocos segundos, los mejores de sus vidas.
Park al separarse conecta sus ojos con los opuestos, sonrojado y sonriendo levemente, porque le parece tierno lo embobado que estaba el más alto ante su arrebato.
–También me gustas... – susurra lo que acaba de descubrir, robándole ahora sí las palabras al otro – ¿Podemos hablarlo mañana?
Taehyung ni siquiera entiende lo que ocurre, piensa que innegablemente estaba soñando, por ello se limita a afirmar con la cabeza y a presenciar cuando el rubio se baja del auto para ir directo a su casa, agitando tímido su mano para despedirse una vez está en la puerta. Se queda unos minutos ahí en su asiento, analizando todo, acariciando sus labios como el chico más virgen y enamorado del planeta, tanto, que la idea le hace carcajearse, porque todo le es irrelevante con el sabor tan increíble de la victoria en sus pares.
–No me daré por vencido. Tienes razón, Jeon.
Y el de ojos miel, asiente a todos los reproches de su padre en lo que sube las escaleras, ausente mientras siente que flota entre todas las emociones experimentadas. Dejó hasta confundido a Nam cuando le besó la mejilla y se despidió con dulzura. Al encerrarse en su habitación, suelta el aire y cubre su caliente rostro, deslizándose en la puerta con una sonrisa de oreja a oreja.
Fue su primer beso, no con quien imaginaba, ni en la situación de cuentos que siempre fantaseó, pero fue mejor que cualquiera de esas cosas. Taehyung era tan lindo...
✩
–¿No piensas dirigirme una disculpa por tu espectáculo de anoche?
–¿Tu no piensas decirme por qué llegaste con alguien que no era tu queridísimo Kai?
Los hermanos se lanzan miradas severas en medio del pasillo, ya listos para bajar por el desayuno y escuchar el protocolo de su padre, otra vez. Ya era Lunes, el día anterior ninguno se dirigió la palabra, Namjoon les castigó tras obligarlos a confesar lo sucedido. Además, trataron de no ver ninguna red social de la escuela que tuviese contenido de la descomunal fiesta que les jodió el sábado a ambos, era mejor evadir a cualquiera que posteara algo al respecto.
Yoongi aún estaba recuperándose de la inmensa resaca, no quiso atender su celular con los mensajes y llamadas absurdas de Jungkook, ¿Para qué? Si claramente era el más imbécil por rechazarlo tras haberle insistido tanto. No ocultaría que estaba furioso, y lo único que le calma es que Jimin le contó a su padre que lo de Jong-in era ya asunto pasado.
Quiso preguntarle a su hermano lo que consiguió cambiar sus perspectiva a último minuto, vio por error las fotos de la perra de Jennie junto al descerebrado ojos oscuros, y oyó a Jimin llorando tras la discusión con su padre. También luce decaído desde la fiestecita, y jura que si el hijo de puta le tocó un pelo de su dorada melena...
–¿Qué quieres que te diga? – se rinde primero el menor, ni energías tiene de discutir –. Un chico totalmente increíble me trajo a casa porque el tonto del que me advertiste se fue con la perra de la que igualmente me advertiste. Tenías razón, ¿Feliz?
–¿Crees que me hace feliz ver que Jong-in te lastimó? – suspira tendidamente, más relajado de que no hubiese rastros de algo más grave escondido, Jimin era sencillo de atrapar, pero luce sincero ahora –. Sé que estás enojado conmigo por lo que pasó allá. Odio que me vieras en ese estado y que la escuela ahora tenga indefinida cantidad de contenido para joderme la vida por lo que queda de periodo escolar, ¿Sí? Yo sólo... Estaba molesto contigo por lo que dijiste. No pensé y me puse a beber sin medir las consecuencias de mi exceso de tragos– admite a duras penas, cruzando sus brazos como reflejo –. Y aunque me detestes por decirte esto... Te lo dije.
El de mejillas más infladas rodó sus ojos, mas no le respondió de mala manera a su mayor, sencillamente le pasó de largo porque ya iban tarde y Namjoon empezaría a gritar.
En la escuela, todo fue como lo esperó, porque no dejaban de silbar o molestar a Yoongi mientras iban caminando. El azabache se mantuvo con los audífonos y una cara de cruda indiferencia durante todo el trayecto.
Jimin, cuando se topa con Tae en los casilleros del pasillo, siente sus mejillas calientes al sonreírle con un saludo de manos a distancia, tímido. El chico le corresponde y mueve sus labios enfatizando:
"Jardín"
✩
En su clase de literatura, a primera hora, está tratando de no romperle la cara a nadie mientras comentan sobre su baile exótico y su actitud desinhibida en la fiesta. Con Kai casi no logra contener su temperamento, de no ser porque el señor Kim hizo aparición en el salón y les obligó a sentarse.
–Bien, no es que me importe, pero ¿Qué tal estuvo su fin de semana, chicos?
–Pídale a Yoongi los detalles – se regocija el risueño atleta americano – , fue todo un clon de Nick Jagger.
–Prefiero pedirle los detalles cuando te fracture el cráneo o el trasero, niñito – Sejin enarca una ceja, siendo suficiente para callar al adolescente y su grupito. Le da una mirada a su alumno estrella, luce tan harto que opta por mejor empezar la clase y distraerlo; después habrá tiempo para que Min le explique el tema: –. De acuerdo, abran sus libros en la página setenta, párrafo cuatro.
Todos hacen lo acordado, Yoongi agradece tener una distracción y el no toparse con cierto tatuado, pero en ese preciso momento -como si lo hubiese invocado-, aparece en la puerta.
–Buenas tardes.
–Oh, no, no. Llegaste tarde, Jeon.
Kook trata inquieto de atrapar la atención del pelinegro, pero al no obtenerla suelta el aire y busca asiento con fastidio, el señor Kim seguía su sermón y él ni lo escuchaba. Pensó en no perderse la clase -cosa que casi nunca hace por no tolerar a sus compañeros ese periodo-, para intentar charlar con el enojado ojos gatunos. Como su plan no parece funcionar, se decide a responder el reproche del profesor con astucia:
–Tengo un paquete de Pockys de cookies and cream, señor Kim. Me distraje en el pasillo porque sé que le gustan y había una larga fila en la dispensadora que me hace deducir que agotarán las reservas hasta que el director vuelva a surtirla, así que...
El hombre entrecierra los ojos y le permite el soborno por exclusivamente esta vez, porque el chico es convincente y le debe admitir aquello. Además, era raro ver a Jeon en clases, y con una rápida escaneada pudo notar que éste no deja de intentar captar el interés del azabache que le evade con un ansioso movimiento de su lapicero en el cuaderno, Yoongi hace eso cuando está muy exasperado como para siquiera aparentar que ignora algo, o a alguien.
–Ok, como sea. Abre tu libro en la página setenta, párrafo cuatro, Jeon – retoma con un carraspeo –. Shakespeare no es el mejor para mí, a pesar de que es de los poetas más populares del mundo, pero debo confesar de que sabe cómo crear cursilerías románticas y palabras para generar un impacto y armonía. Una de mis obras favoritas es "La fierecilla domada".
–En esta página no se habla de ello.
–Vaya novedad, Chaerin– contesta ante la tediosa observación –. Quise darles mi punto de vista, pero ya que no les importa, iré directo a la tarea de final de año, les digo desde ya para que no pongan excusas de tiempo. Los sonetos de Shakespeare son un conjunto de 154 poemas sobre la política, la belleza, la mortalidad y el amor.
–Patético...
Kook escuchó el gruñido bajo de Min, pero se concentró en continuar fingiendo que atiende a la asignatura.
–Soneto 141 de William Shakespeare, ¿Quién lo lee?... – ni una respiración se escucha en la clase, a lo que resopla hastiado – Ok, ya que todos son repentinamente unos tímidos introvertidos, le pediré a Jeon que lea el soneto, esto por ser quien llegó de último y nunca está presente.
De inmediato Jungkook sale de su burbuja indiferente y se alarma, notando todo el interés que recae sobre él, menos el que quisiera tener.
Carajo, ¿Por qué se siente con fuertes ganas de que Yoongi le dirija la palabra, o al menos una mirada?
–¿Tengo que hacerlo?
Gi sisea por lo bajo, sonriendo con malicia en lo que garabatea en su libreta.
–Dígale a alguien que sepa leer, profesor.
Hay unas risitas bajas por el comentario mordaz. El de cabellos oscuros resopla con su orgullo herido. Agarra el libro con obstinación y aclara su garganta para leer en alto:
–En verdad, yo no te amo con mis ojos, pues con ellos veo muchos defectos, pero mi corazón ama a su modo y, sin importarle, te ama con ellos. Tu voz tampoco gusta a mis oídos. Ni excitan mis sentidos tus caricias – pausa un segundo para mejor efecto, nadie le estaba interrumpiendo, quizás por miedo, pero tomará la ventaja – . Tu olor, ni el sabor, llevaría unidos conmigo a un banquete de la experiencia. Pero mis sentidos de raciocinio no convencen al necio corazón que a un muñeco me tienes reducido; a no ser de ti vasallo y bufón. Sólo males he ganado contigo. La que hace pecar, me deja dolido.
Todos hacen sonidos asombrados o maravillados, nadie había visto esa parte del brabucón de piercings y tatuajes, el cual deja el libro en su puesto con una mirada burlesca para Yoongi. El mismo le observa como si quisiera ahorcarlo, ¿Motivo? Por fuera cualquiera creería que le cae mal el de botas, y la verdad es que por dentro se odia a sí mismo por sentirse muy atraído con su voz, aspecto y por el cómo leyó el cursi poema de alguien que hace siglos estaba bajo tierra.
–Excelente, evitaré mencionar la rara tensión que hay aquí y mejor les pondré de tarea que hagan su versión del poema, pubertitos. Para hacer el suyo cuestiónense el significado profundo de este poema tan contradictorio, ¿Qué hace que una impresión que nuestros sentidos perciben como algo desagradable, termine convertida, una vez procesada por nosotros, en algo agradable? ¿Somos individuos confiables y objetivos? ¿Nuestro mundo es el mundo, o es lo que nosotros ponemos en el mundo? De este soneto emanan estas reflexiones.
Una chica levanta su mano con un sonidito para captar el interés del docente, quien le otorga la palabra con un ademán simple.
–Profesor Kim, pero la vez pasada hablamos que en el soneto 130 encontramos un amor superior que se niega a toda comparación, mientras que en este es todo lo contrario. Me confunde un poco, es más difícil comprender este, si nadie parece amar ninguna cosa del otro en el poema, ¿Cómo sería posible considerarlo amor?
–Porque se narra sobre alguien de carne y hueso, Katherine. Hay sarcasmo e insatisfacción, se siente una intención un tanto vengativa en la última parte porque el hombre está severamente lastimado y, en general, en desventaja, vulnerable – no piensa develar más detalles, que investiguen. Lee las intenciones de la chica por sacarle más o convencerlo con ese batir de pestañas y sonrisita, así que se adelanta con voz aburrida: –. Y antes de que pidas que simplifique la tarea con el otro soneto, la respuesta es un rotundo no.
Kat pierde toda esperanza, borrando su sonrisa.
–Gracias, señor Kim...
–¿Alguna otra pregunta? Para algo les mando a investigar, no todo se los puedo decir, niños – Kim anda alrededor de las mesas para chequearlos, y sin tener que echar ningún vistazo extra en comprobación, suspira tendido al prevenir algo –. Supongo que el señorito-opiniones-rebeldes- sobre-el-sistema tiene la mano arriba, ¿Sí, Min?
–Quería decirle que esta es una gran tarea, no creo que deba cambiarla – expresa inusualmente calmado, como si lo anterior no hubiese acontecido –. Creo también que ha dado una buena base para que investiguemos y nos guiemos, estuvo muy bien explicado.
El hombre parpadea con incredulidad, tal como el resto, quienes además consideran que Min estaba loco por entender algo tan retorcido como un poema que parece de odio en lugar de amor.
–¿Ah?
–Me gusta la tarea, señor Kim
–¿Te estás burlando de mí?
–¿Eh? No, realmente quiero escribir el poema.
–Te quiero fuera de la clase – concluye tras examinarlo en silencio. El chico arruga el entrecejo en confusión, a lo que repite: –. Ve a las sillas fuera de dirección, Min.
–Pero no hice nada – exclama más que indignado, recogiendo sus cosas al captar que no había solución ante su defensa –. Agh, bien.
Jungkook se detiene a sí mismo para no seguirlo, y una vez acaba la clase, lo encuentra en el sitio que el profesor le pidió. Sin embargo, debió quedarse en su sitio, tratando de captar algo cuando el hombre va con su hyung e intercambian palabras. Se sorprende de la complicidad entre el docente y el alumno, hasta de la sonrisa que ambos se otorgan, no parecen pelear en realidad.
A la final, cada quien toma su camino, incluyéndole.
✩
–Lamento no haber charlado contigo el fin de semana. Quise tomarme un descanso y pensar sobre todo lo que ocurrió el sábado – comienza, propinándole una probada a su café, ocultando su sonrisita apenada con el recuerdo del beso. Tae está igual, asintiendo en lo que prosigue: –. Lo que dijiste...
–Era cierto.
–¿Incluso los insultos?
El remordimiento le hace apartar la vista.
–Mira, estaba molesto, yo nunca diría esas cosas. Las pensaba, pero sé que te dejaste llevar por las apariencias engañosas y que ya aprendiste la lección – esta vez posa sus ojos en los contrarios, suavizando su hablar: – . Kai es un idiota que nunca te ha merecido, Jiminie.
–Ahora lo sé... – susurra con tristeza, arrepentido por perder su tiempo y hacer tanto por un tarado interesado. Estira su mano lentamente, tomando la contraria -tan cálida que le cosquillea en la piel- y apartando lo demás que le atormenta en su cabeza – Por eso quiero olvidarme de él, y si es posible, averiguar lo de nosotros.
–¿E-estás seguro? Tal vez estabas vulnerable o necesitabas afecto – interroga con inseguridad. El agarre le pone nervioso y torpe, sin mencionar lo asustado que estaba por la posibilidad de fallar –. Quizás no te gusto, y lo comprendería, yo-
–Taehyungie, me gustas. Eso es cierto y lo sostengo, por más que no nos conozcamos a un cien por ciento, y quiero cambiar eso – aclara al segundo, sin vacilación alguna. Con los segundos en silencio, se desilusiona un poco, denotándolo en su desganado semblante –. ¿No confías en mí?
–Eres el chico más genial que conozco – exhala una boconada de aire, negando breve con su cabeza –. Me gustas desde que te conocí, todo tú... Es sólo que tengo miedo a profundizar y que te des cuenta que yo no soy lo que buscas.
Park analiza el asunto con el corazón contraído. Es participe de haber lastimado al más alto, lo único que le quedaba era solucionarlo con hechos más que palabras bonitas.
–Acepto que en un principio no puse mis ojos en ti, pero no porque no fueras genial. Nunca conocí a un chico tan maravilloso como tú, y si hiciste todo eso por mí, si yo siento esto por besarte y tomar tu mano, entonces deseo explorarlo. Vale la pena intentarlo – sus palabras eran sumamente honestas. Estuvo reflexionando todo el día anterior, y concluyó que estaba haciendo lo correcto al confiar en alguien tan lindo como lo es el portador de esos ojos café, dulces y cariñosos, nobles y transparentes –. Yo soy quien no te merece, Taehyung... Pero si me das la oportunidad, quiero intentar ser mejor.
Tae se adelanta, con el nudo de emociones en su interior reflejado en sus cuencas:
–No tienes que cambiar para gustarme.
Jimin se encoge con una sonrisa dulce.
–Lo sé, me inspiras a ser mejor.
Por más que tenía sus dudas al respecto, no era capaz de rechazarlo. No cuando lo añoró por tanto tiempo, no cuando le sonreía con naturalidad, acariciando con delicadeza su mano y abriéndose para él.
Kim eleva sus comisuras y toma más seguro el agarre, decidido a arriesgarse.
–Está bien, hagámoslo, Jiminssi.
Con una risita, Jimin se levanta para besar la mejilla del más alto a la vez que acaricia sus cabellos desde arriba, por primera vez explorando ser así con alguien, mostrándole que en verdad le tomó rápidamente cariño.
Taehyung disfruta de la acción mientras el bajito le comenta:
–Sólo espero que mi hermano le quiera dar otra oportunidad a Kook. Nunca imaginé que sería alguien como Jeon Jungkook quien gustaba de él.
–¿Le conoces? – inquiere con curiosidad al captar algo de familiaridad en Jimin ante la forma de mencionarlo.
–Le conocía por unas clases en secundaria – resta importancia –. Fuimos compañeros y lo mantuvimos amigable. No volvimos a cruzar camino, a excepción de mi clase de español.
Kim afirma con la cabeza. Después, hace una mueca de incomprensión.
–¿Por qué dices que tu hermano no le dará oportunidad?
–No sé, siento que ocurrió algo que lo puso furioso desde el sábado – da un mohín preocupado –. Ahora que lo pienso, si le ayudaste con él, quiere decir que eres amigo de Jungkook.
–Algo así... – murmura con evasiva. Se lo oculta todo aún, no lo ve conveniente de exponer ni sabe cómo hacerlo sin recibir un pase directo al abandono. Además, comienza a contrariarse ante lo dicho por el rubio – Hablaré con él.
Espera que las cosas no sean tan malas, recordando que todo lucía bien aquella noche cuando los vio irse.
No podía ser tan malo, ¿Cierto?
✩
Holiiis, otro capítulo uwu Se vienen cosas divertidas JAJAJAJAJA
La obra de la Fierecilla les recuerda a algo, ¿Verdad? Resulta que de ello se basa la película original de esta adaptación, y lo del poema y el soneto, es la temática principal, ya van a ver (Si no han visto ya la película). El apodo se lo dicen mucho a Min.
¿Qúe les pareció el beso de Vmin? Dos de las canciones que escuchaban en el auto, son estas:
https://youtu.be/zwXuq23pAxE
https://youtu.be/y74GVJLxF6g
¿Y qué piensan sobre lo que están empezando a sentir Jungkook y Yoongi? Poco a poco.... ;)
Hice estos nuevos edits de la escena de los columpios y el auto uwu
Edit:
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