Capítulo 11: Tell me something real

–Al diablo, ¡Papá, necesitamos más veneno para ratas! – grita obstinado de los roedores que destrozaron -una vez más-, algunos de los paquetes de comida en los gabinetes de la cocina. Oye los pasos de talones sobre la madera, y ante la falta de contestación, se pone de pie para encarar al adulto –. ¿Crees que si tomo prestadas las trampas del idiota del doce podamos...?

Paraliza su propuesta en seco al captar la caja de ahorros que su padre coloca en la encimera con total seriedad.

–Olvida un minuto las ratas y mira esto.

–¿Por qué revisas mis cosas?

–No evadas la pregunta –contesta con severeridad – ¿De dónde sacaste tanto dinero en menos de dos meses, Jungkook?

–No lo robé ni fue por nada ilícito – rechista. Su mal genio hace que eleve demasiado su tono, por lo que masculla entre dientes, peinando hacia atrás su cabello sudado: –. Me harta que dudes de mí por haber cometido errores en el pasado.

–Empecemos a conversar entonces – indica con preocupación, tratando de razonar con el menor. Se aproxima un poco y hace de lado la caja que había depositado en la encimera –. ¿Qué te ocurre, hijo? Llegaste desde ayer muy callado y como si quisieras romperle la cara a alguien. Ya no me cuentas nada, y comenzaste a fumar de nuevo. Sin mencionar que este dinero...

–Bien, ¿Quieres que te cuente la verdad? – se da por vencido, harto con cargar todo el peso de sus metidas de pata consigo mismo. Lo expulsa con rapidez: – ¿Recuerdas mis preferencias?

No tardó más que unos segundos en comprender a qué se refiere Jungkook. No estaba en contra de ello, era difícil de asimilar, pero lo entendió a la final.

–Sí, y la acepté porque eres mi hijo.

–Bien, entonces puedo contarte todo en un resumen – concede con un bufido – Un pendejo me pagó en la escuela por salir con un hyung que resultó ser increíblemente interesante y genial, ¿Sí? Y ahora no tengo idea de cómo enfrentar el hecho.

–Espera, ¿Te pagó mil trescientos dólares por salir con un chico mayor? – inquiere con indignación, procesando lo dicho – Que bastardo.

–Lo es.

–Y tú no te libras de los malos apodos. ¿Cómo accediste a algo tan bajo, Jeon Jungkook?

El aludido se masajea el puente de la nariz con impaciencia.

–Porque requiero el dinero, lo necesitamos.

–No es cierto. Estamos bien, y si te refieres a la universidad-

–¡No voy a ir a la universidad, papá! – corta ya ofuscado –. No puedo costeármelo, y estoy harto de verte romperte la espalda diciendo que todo marcha bien cuando ni siquiera hemos sido capaces de pagar el alquiler desde hace dos meses. ¡O tener un maldito veneno de ratas que sea efectivo! – ablanda su semblante percibiendo que fue muy duro con el hombre, muy grosero. Lo peor, es que su padre ni siquiera lo regaña, no le grita, como antes, estaba tan cansado que sólo lo mira con abatimiento oculto tras sus ojos. Aparta el rostro, sin ánimos de verlo, apenas susurrando: –. Perdón, es que...Es una fantasía, y de ellas no se vive.

–No puedes hablarme así, Jungkook, comprendo tu frustración, pero soy tu padre – dice lo más calmado pero firme posible, el chico asiente arrepentido, lo conoce como para saber que a veces pierde los estribos; después de todo, él era igual de volátil de joven. Inhala y mira la pared con pintura desgastada, con peladuras que no han podido arreglar por el corto dinero. Era jodido trabajar tanto para no tener una justa recompensa  – ¿Planeabas irte con esto a trabajar con tu tío? – formula tras el breve silencio, demasiado decaído por la situación. El chico mira hacia el techo con una aspiración, lo suficiente obvio para saber que lo atrapó – JungKook, no eres un mal muchacho como lo aparentas, pero a veces te empeñas en sabotear tu vida, hijo.

–No tengo opción.

–Y lamento no ser capaz de ofrecerte algo mejor, por ahora.

Kook quiere arreglarlo, no era su intención pagarla con su padre y hacerle sentir mal, en lo absoluto.

–Haces todo por nosotros. No te culpo, ni tampoco sería justo. No tengo derecho a reclamarte nada cuando nos has dado cuánto has podido, hombre.

Aclara enseguida:

–Lo haré siempre.

–Lo sé, y por eso yo puedo ir luego de que nos ayude con esto. La universidad no es obligatoria.

–Tienes razón con lo primero, aunque no me refiero sólo a la universidad, sino a otra clase de autosabotaje – explica, captando de nuevo los orbes que le estremecen al recordar lo idénticos que son a los de su difunta esposa; eran dos lindos ojos de venado –. Sabes que no comprendo mucho del tema, pero lo respeto, y como tu padre te ofrezco hablarlo... Si tienes un conflicto, es porque te gusta el chico, mucho más de lo que reconoces, ¿O me equivoco?

–Ahora mismo tengo un desastre en la cabeza con su nombre grabado – masculla con total culpa –. ¿Algún consejo?

Jeonwoo se toma un momento para darle un apretón afectuoso en el hombro, consciente de que sólo hay un consejo que le puede dar como padre:

–Confío en que sabrás elegir lo correcto, Kookssi.

JungKook suspira en queja, queriendo preguntarle a su padre:

¿Cómo sabe lo que es correcto a tal punto?

Namjoon casi tuvo un paro cardíaco al oír que la puerta sonó junto a la voz de Yoongi. Tan pronto como le fue posible, apartó al otro hombre de su cuerpo en tiempo récord y le lanzó una petición para esconderse en el baño.

Jackson lo ve mal, ofendido por el trato que le dio y lo asustado que luce.

–No soy un secretario o algún engaño, tarado.

–Pero eres el director de la escuela de mis hijos.

–Esto es verdaderamente absurdo, Namjoon.

–Por favor, Jack...

–¡Papá, no tengo nada de ganas de estar en este hospital un minuto más, abre ya!

–¡V-voy, hijo! – con una mirada suplicante, logra que el contrario se rinda y vaya al baño. Se arregla el cabello y la corbata para aclarar la garganta e ir a abrirle al menor con una sonrisa nerviosa –. Yoon, que sorpresa.

–Literalmente te escribí un mensaje diciendo que vendría a traerte el almuerzo – usa un tono obvio, entrando y depositando en el escritorio de caoba la bolsa de comida casera –. No vuelvas a ser tan despistado. No tengo nada de ganas de salir de casa con toda la tarea que me aplasta.

–Bueno, tu hermano pudo venir.

–Jimin está en casa de uno de sus compañeros haciendo un proyecto. Buen truco para hacerme darte los detalles de su paradero.

El adulto chequea al adolescente con duda, porque luce desanimado desde ayer, y obviamente no se enteró sobre lo que ocurrió con Jeon una vez llegó a la casa. Se arriesga a inquirir:

–¿Por qué te ves tan mal?

–Vaya, gracias – ironiza con un siseo –. Dudo que te interese conocer los detalles de mi supuesta vida sentimental.

Cierra la boca al captar.

–¿Supuesta?

Sonríe con falsedad.

–Sí, porque no hay nada de amor en ella.

–Yo te amo.

–No es consuelo, papá.

–Auch.

–Como sea, me largo.

Conociendo que era caso perdido, lo deja irse por la puerta, y transcurrido un tiempo prudente, le indica a su pareja que salga de su escondite.

Jackson está enfadado con él, es obvio, lo suficiente como para darle un empujón al pasarle de largo.

–¿Dónde vas?

–A mi departamento para ver un maratón de All of us are dead en Netflix y comer Ramen hasta reventar.

–Cariño, no te vayas – gime, intentando sujetarlo –. Lo siento, ¿Sí?

–¿Hasta cuándo? – exige con frialdad – Cada vez que lo arruinas te oigo decirlo y no terminas por solucionar el claro temor que le tienes a tus hijos.

–No les tengo miedo.

–Ni siquiera fuiste capaz de enfrentar a Yoongi e insistirle para saber qué tenía. Digo, claramente le ocurrió algo – acusa al soltarse del agarre –. Namjoon, esto es serio para mí. No un acostón o algo casual.

–Para mi igual, me conoces – afirma con vehemencia, acunando el rostro contrario, odiando verlo triste por su culpa –. Tienes razón, y juro que...

–No, no me prometas cosas que no cumplirás.

–Lo haré está vez – reafirma –. El fin de semana les diremos.

Jackson escapa una sonrisa.

–Es el baile de graduación, tonto.

–Ellos no irán.

–Lo dudo. En todo caso, soy el director, estoy obligado a asistir.

–Iremos juntos entonces luego de decirles.

Wang vacila brevemente, analizando a Namjoon, pero descubre sólo decisión y honestidad en el hombre de lindos ojos.

–¿Lo juras?

–Lo juro... Ven aquí.

La pareja comparte un beso nuevamente, retomando lo que ocurría minutos antes de la interrupción...

Sin embargo, no esperaban que la puerta se abriera, esta vez, sin ningún aviso previo que les alertara.

–Papá, ya que vine hasta aquí, ¿Viste mi...? – Yoongi para en seco, procesando lo que acaba de presenciar entre los dos mayores que se alejan con ojos abiertos a la par, como los suyos – ¡¿Director Wang?!

–¡P-puedo explicarlo!

–¡Él me acosa!

–¡Namjoon!

–¡Papá!

–¡Ya, de acuerdo, no griten! – detiene con un gesto de sus manos. Toma una inspiración de aire y observa a los dos que le exigen explicaciones –. Y-Yoongi, hay algo que tengo que decirte.

–Oh, bueno, ya veo que es así – con su filoso sarcasmo, va a sentarse en el sofá con paso firme, regresándole la mirada demandante –. Primero, ¿Desde cuándo te gustan los hombres?

–No me gustan los demás, sólo uno...

–Ok, entonces puedo hacer ideas, pero prefiero que me expliques tú mismo, ¿Por qué te estabas besuqueando con el director de mi escuela?

–Yoon, íbamos a contártelo – intercede el mencionado, preocupado de no causarle problemas a la familia –. No te enojes con tu padre, hazlo conmigo.

–¿Enojarme? – arruga el entrecejo en desentendimiento –. No estoy enojado con ninguno de los dos.

La pareja titubea, no muy seguros de lo que acababa de decir el jovencito que les detalla con total calma.

–¿A-ah, no?

–¿Tengo motivos?

–Pues, no pensé que tomarías bien que salga con alguien que no sea...

–¿Mamá? – ahora lo comprende, su mayor evade su mirada, a lo que indica con tranquilidad: – Ustedes se divorciaron porque se los supliqué, ¿Lo olvidas? Era consciente de que ambos no se amaban como antes y que algo como esto era posible, papá. No soy nadie para impedirte que continúes con tu vida, ni siquiera por ser tu hijo tengo tal derecho.

Jackson sonríe con agradecimiento.

–Wow, en verdad eres mi alumno favorito.

–Y tú eres mi ídolo – le regresa la acción –. Vaya estilo el escabullirte en el consultorio del padre de dos de tus estudiantes.

Los dos se carcajean en lo que el doctor sale de su aturdimiento.

Estaba conmovido, y a la vez se siente un estúpido.

–Estoy algo perdido... Estuve ocultando esto porque estaba seguro de que no lo tomarías bien.

–Es decir, estoy sorprendido, pero no tengo quejas al respecto, y me asombra que pensaras que sería así. ¿Seguro que me lo escondías a mí?

–Amas a tu madre.

–Lo hago, y te amo a ti. Quiero que ambos sean felices – reconoce con total transparencia. Va hasta el alto y acaricia su hombro cuando lo cree pertinente, sonriéndole un poco –. No soy un niño, y Jimin tampoco lo es. Aunque con él sí será más difícil.

Nam libera el aire con derrota.

–Es de lo que realmente tengo miedo.

–No lo perderás, ni a mí. Lo que sí, es que debes estar preparado para su drama de niño malcriado.

Joon cierra un párpado con cara agraciada.

–¿Lo controlarás por mí?

Gi le sigue el juego.

–Hmm, ¿Qué tengo a cambio?

–¿Qué quieres? – inquiere con diversión.

Obtiene la respuesta más satisfactoria e inusual de parte de parte de su hijo:

–Un abrazo.

Wang presencia una de las escenas más emotivas de su vida, pues a pesar de que padre e hijo tienen muchas cosas que arreglar todavía, es bueno verles resolver una.

Se une a ellos un segundo, ya que justo una enfermera le pide al doctor asistir a alguna emergencia que le saca del consultorio y los deja a los dos solos.

Aprovecha de tal manera para preguntarle al rebelde lo que le ocurre, explicando que lo escuchó accidentalmente al estar escondido, no dándole opción de negar nada.

–No porque soy el novio de tu padre quiere decir que no continúo siendo tu consejero escolar, Min.

–Qué decirte, todo es un desastre – inicia con un chasquear desganado –. Te conté sobre Jeon y yo la semana anterior, y ayer ya se jodió todo.

–¿Tan rápido? ¿Discutieron?

–Ayer, después de la mejor salida que he tenido en esta vida – expresa con frustración –. Le conté de mi madre, de mis cosas personales, y luego nos besamos. Todo iba de maravilla.

Asiente con entendimiento.

–Y la cagó.

–Lo hizo en grande. Dijo que necesito terapia porque cuestioné sus motivos para ir al baile conmigo, rompió su promesa de no fumar como el jodido Popeye, y, además, no me ha mensajeado siquiera para disculparse por ser un mocoso cretino con alguien que es mayor que él.

–Pff, ¿No hay más que desenredar? – bromea para aligerar la carga de estrés del más bajito. Funciona un poco por la risilla que éste da –. Escucha, los dos son chicos igual de temperamentales cuando los orillan, es fácil de predecir. Sin embargo, también se nota que se gustan demasiado. ¿No has pensado que no te ha llamado porque le da vergüenza? O sigue molesto y quiere que tú te disculpes.

–¿Yo? – se ofende, colocando una mano en el pecho – Él fue el idiota.

–Lo fue, pero igual tú lo heriste – lo señala con ligereza, logrando que lo comprendiera y sus humos se bajaran finalmente. Esta vez, atina a apartar ligeramente una pelusita de la cabeza del chico pálido –. ¿Qué tiene de malo que desee asistir contigo al baile, Yoongi?

–No lo sé – murmura, jugando con sus dedos –. No es algo típico en él.

–Puede que le hicieras cambiar de opinión. Los dos se merecen una disculpa, en mi opinión. Ninguna relación es de una sola persona.

Min se defiende con cierta timidez:

–No tenemos una relación...

–Pero eso añoras, señor antiromance. No me mientas, yo sé de eso.

Uniendo los puntos, el director le dio un mejor panorama y lo hizo captar que no tenía del todo la razón para estar tan furioso con el chico de tatuajes. El pensar que le lastimó, cuestionando sus motivos, lo hace sentir como un completo tonto, así que se aseguraría de tomarse el tiempo para arreglarlo.

Le sonríe en agradecimiento al novio de su padre.

–Gracias, director Wang.

El aludido le guiña en respuesta.

–No hay de qué, señor Min.

Lo primero que su periférico capta, es a un mucho más musculoso castaño que juega con su blanco yesquero y fuma de su cigarro con mirada perdida, sentado en las gradas deportivas, solitario como solía estarlo desde que lo conoce. Taehyung tuerce su expresión y va a paso apresurado hasta el sujeto.

–Eh, eh, mala idea. ¿No habías descartado el fumar?

–Lo retomé por una recaída – contesta de mala gana, guardando el yesquero en sus manos –. Igualmente no hay nadie alrededor.

–Ok, pero si Min te ve... – se fija que la mención le hace dar una mueca. El hecho le confunde y desconcierta ante el mal presentimiento – ¿Ocurrió algo?

–Peleamos después de tener una cita el viernes – acorta, sin ganas de traer a colación los demás detalles de su metida de pata –. No cruzamos palabras en todo el fin de semana.

El de cabellos más oscuros se alarma de inmediato.

–¿Q-qué? No, no puedes pelear ahora. ¡Tienen que ir al baile!

Kook suelta un quejido en lo que talla sus ojos con pereza.

–Pues, él no tiene planes de asistir conmigo ni con nadie. Repudia el baile, lo siento, Kim.

–Jungkook, lo prometiste.

–Lo hice, sí. A ti te lo prometí, como al idiota de Jong-in – gruñe entre dientes, por culpa de esos dos estaba metido hasta el cuello en un asunto como ese, aunque sabe que sus decisiones fueron las únicas responsables. Por la interrogante en la expresión contraria, aclara ahora: – Me pagó quinientos más para llevarlo conmigo. Planea invitar a Jimin.

–Hijo de perra... – farfulla, apretando sus puños con la cólera formándose –. Era de esperarse.

Jeon le resta relevancia, soltando el humo que retuvo y cayendo en su banca, botando las cenizas de su cigarro.

–Ignóralo, Kim. Sin duda Park te escogerá.

–Pero no irá si el señor Park no ve que su hermano va con él.

–Bah, no sé, Taehyung. Convérsalo con él o algo.

El nombrado entra en la realización del estado del mayor, luce decaído, no furioso, sino muy ofuscado. Toma asiento a su lado finalmente, cauteloso para no importunarlo.

–¿Está todo bien?

–Sé que te preocupa lo de Jimin, pero no puedo hacer mucho más. Esa es mi opinión.

–Pregunto por ti, me preocupas – contradice con genuinidad –. Son las ocho treinta y estás fumando como Marín, alejado del resto y sin burlarte por intimidarlos con sólo respirarles cerca.

–¿Lo hago? – le regresa el gesto, dejando de lado lo demás que dijo –. El preocuparte, quiero decir.

–Eres mi amigo – confirma con una sonrisa amigable, un tanto titubeante debido al miedo que tiene de incomodar a Jeon –, con todo y que aún me intimidas un poco.

–Gracias – logra al menos sonreír mínimamente, hasta que vuelve a lo que le tenía hecho un lío. Se pone más serio al bajar sus comisuras y toma una boconada de aire –. Creo que me impliqué demasiado con él...

–¿Con Min? – le toma un tanto desprevenido, ya sospechaba que había algo más – Quiere decir que... ¿Te gusta de verdad?

–Nunca me sentí con nadie como me siento con él, jamás. Es tan genial, y tan honesto, sin filtros. Es original y terco, tiene un sentido del humor tan épico y astuto – ríe sin mucha gracia, más como un sonido frustrado, lanzando el cigarro al suelo y pisándolo de mala gana –. Me contó cosas profundas, y yo se lo regreso mencionando el baile de una manera equivocada, porque fui tan idiota como para conocerlo por un estúpido niño lindo y caprichoso que me pagó porque quiere meterse en los pantalones de tu novio.

–Vaya, que apoyo – masculla cabizbajo. Ante la mueca de disculpa del otro, suspira tendido, restando importancia a lo otro –. Supongo que, borrando el tema del pago, realmente sí quieres ir con él al baile, ¿Cierto?

–Sí, así de perdido me tiene – toma la libertad de burlarse de sí mismo, aunque el mal sabor de boca viene de su nuevo temor: –. Si se entera de la verdad, me va a odiar.

–No pienso que te odie. Es obvio que le gustas a él también – indica tras unos segundos, otorgándole al más alto una palmadita en el hombro –. Tal vez debas hallar la manera correcta de decírselo, por más que parezca que no la hay. Min luce como alguien peligroso, pero creo que tiene un lado racional, debe haber una forma de minimizar el daño.

Está siendo demasiado positivo, piensa que Min Yoongi es capaz de ahorcar a Jeon, pero Tae necesita darle consuelo al chico, y quizás no estaba tan equivocado, a lo mejor hay esperanza de que las cosas no terminen tan mal.

Jungkook lo procesa por su parte, un poco inseguro, porque tras analizarlo todo el fin de semana, concluyó que confesarlo todo era lo más razonable y decente; se lo debe por ser un puto cabrón... Sin embargo, estaba preocupado por la reacción del pelinegro.

Aún así, termina por afirmar con la cabeza. Yoongi no era tan malo como todos piensan, era lo mismo que con él, que lo juzgaban sin conocer. Debe haber una manera menos ofensiva de admitir su metida de pata. Era bueno haberlo hablado con alguien más, porque no cree que sea algo que pueda conversar con sus otros amigos.

–Sí, quizás es cierto...

Con algo de broma para alivianar la tensión -y un deje de verdad-, Tae le sugiere:

–Te recomiendo tener un protector ahí abajo. Ya sabes, precaución.

Con un quejido, el tatuado le da la razón.

Sus pelotas pueden peligrar con ese hyung.

–Tiene que ser una broma – jadea para sí mismo en pleno pasillo, cubriendo su boca con una mano y con la otra sosteniendo el precioso traje que apareció en su casillero; era una replica exacta del que Julieta utilizó en el libro original de William Shakespere, tal como lo describía en la obra, pero en versión masculina. Estaba nuevo y en su bolsa, con una nota pegada que fue escrita elegantemente mano  con una pluma de tinta, un toque medieval que le hizo sonreír emocionado en lo que lee: –. Lo justo para ti. Únete conmigo en el baile. Estaré esperándote, amor mío. Firma, tu Jung William.

–Mierda, es demasiado cursi – Min con su aparición hace que el pelirosa pegue un salto en su sitio. Da un entornar de ojos por el gritito poco serio que dio su mayor y revisa con desdén el traje y la nota –. Son las diez de la mañana. Muy temprano para tanto empalago, por dios.

–Es romántico y original, no seas cruel – ríe bajito, deteniéndose al chequear la actitud de su amigo –. Cuando el amor te enferma y das esa clase de sustos, es porque algo te ocurre...

–Supongo que nuestros planes se arruinan porque irás al baile con alguien.

–Y al evadirme me confirmas las sospechas. ¿Algo mal con JungKook?

–Agh, ¿Por qué todos lo relacionan con mi jodido cambio de humor?

–Porque te gusta – formula con simpleza, astuto para leer al menor que cruza sus brazos y pone esa expresión hastiada mientras lo descubre –. Tenía esperanza de que Jungkook te hiciera cambiar de idea sobre el baile.

–Me invitó –confesó con un resoplido fastidiado –. Y lo rechacé.

Jin se sintió bastante indignado con esa pieza de información, al punto de que casi golpea a su amigo con el traje que carga.

-¡Yoongi!

–Antes de que me reproches, escúchame – interrumpe el berrinche al cubrirle la boca, haciendo que Seokjin se agache al ser más alto –. Charlaré con él, ¿Contento?

El pelirosa sonríe satisfecho una vez el más pálido lo libera.

–Sólo si asistes.

Yoon bufa y se va con una sonrisa de suficiencia.

–No prometo nada, Seokjin.

–Yah, ¡Llámame hyung, irrespetuoso!

Cuenta mentalmente para prepararse a sí mismo una vez entra a la terraza donde su progenitor se ejercita en la caminadora eléctrica. Pone su mejor sonrisa y ojitos de cachorro tras dejarle un batido en la mesita.

–Papá Joonie, casualmente estaba recordando que este sábado es el baile de graduación, ¿No es genial?

Viendo venir el pedido, se limita a no ceder al tono dulce y al apodo, ni a las consideraciones del chico, no dándole ni una mirada siquiera.

–No.

Abre su boca y la cierra con ofensa:

–P-pero, ¡Ni siquiera me dejaste empezar mi discurso!

–Porque ya lo imagino, y el final es que te diré que no irás – simplifica, pausando su ejercicio para descansar unos minutos, tomando una toalla para secar el sudor que se le adhirió a la piel –. Los bailes escolares tienen un alto índice de alcohol, peleas, violaciones, y un montón de cosas que mencionan en Investigation Discovery durante los maratones que miro con tu hermano.

–¿Por un segundo puedes ser mi padre y dejar de ser tan raro? La vida no es tan oscura como esos programas de homicidios y gente loca – exige con un tono molesto –. El baile es una noche para estar con tus amigos de preparatoria por última vez, besar a tu pareja y bailar un poco para disfrutar tu adolescencia. ¿Es tan malo? La vida no acaba ahí.

–Besos y parejas, eso es lo malo. Luego vienen más cosas y...

–Taehyung es tan virgen como yo, papá. Por Dios, ni siquiera puede embarazarme o yo a él, relájate – enfatiza con desesperación, a pesar de que su dialogo hizo que el adulto casi tropezara y le mirase mal –. Unos besos no son el fin del mundo, confía en mí. 

Namjoon lucha contra la mirada de cachorrito del rubio, una parte de él desea darle permiso para que sea feliz, quiere confiar en él, lo hace.

La cuestión estaba en que le daba temor que las malas decisiones o algún tonto le arruinara la vida... Como a Jisoo.

–Jimin, no es sobre ese chico – excusa sin más opciones –. Tu hermano no irá.

–Porque le vale una calabaza ir, pero yo muero sí por hacerlo – exclama con lágrimas en sus orbes miel –. Por Yoongi ser tu favorito no quiere decir que yo no valgo, soy tu hijo igual.

–Ninguno es mi favorito, ¿Ok? Los dos son mis hijos y quiero que se acate lo que digo como su padre – al haber alzado un poco su voz, el menor patalea antes de irse al interior de la casa sin ningún miramiento – ¡Jimin, espera!

–¡Estaré en mi habitación!

Un fuerte portazo indica que cumplió su acción. El hombre escapa el aire y justo su otro hijo se asoma, con brazos cruzados.

–Esta vez, le doy un poco de razón a él – opina para ganar el interés de su padre, había escuchado todo el intercambio. Se sintió un poco culpable del estado de su hermano, siendo franco, y aunque no entienda esas ganas aberrantes de ir al bobo baile, lo respeta –. Iré con él.

–¿Lo harás?

–Es hora de hacerlo, soy su hermano mayor – aquello lo dice más para su persona, caminando hasta la puerta con stickers aniñados que le sacaban una sonrisa involuntaria. Toca suave al inicio, tanteando  –. ¿Ya terminaste tu rabieta?

–¡Lárgate! ¡No quiero burlas ahora mismo!

Yoon respira profundo, no le gustaba nada presenciar los sollozos del otro lado. Se decide sentarse recostado de la madera -como cuando era niño y su hermano se negaba a verlo por estar enojado con él-, en silencio acompañándolo, porque al menos de esa manera no se rechazaban. Así le daba compañía.

Lo que él no tiene idea, es que Jimin hacía lo mismo con él... Desde el lado opuesto.

Tras la pelea de la noche anterior, el menor de los Min-Park estaba bastante temperamental. Todos lo percibieron en la escuela, pues él era un joven dulce y sonriente en su día a día, aquel siendo la excepción porque traía puesto un gran suéter negro de gato, tenis gastados y una cara de querer asesinar a todos; muchos la comparan con su hermano mayor, quien aparentemente cambió almas con éste. 

Al contrario de Jimin, Yoongi aquel día luce relajado, y hasta se mantuvo sin causar problemas en sus clases.

A la hora de la tutoría de Francés, el novio del malhumorado adolescente intenta seguirle el ritmo con las preguntas, porque ya éste no luce como alguien que necesita ayuda; de hecho, lo superó, y se refleja en su actual charla:

–¿Puis-je vous offrir un panais? *

_Non, tu ne peux pas. *

–¿Oú est le crayon de mon oncle? *

–Je ne sais pas – espeta entre dientes, entrecerrando sus ojos –. ¿Cést peut-étre dans ton cul? *

–Eso no está en el libro – procesa con un entreceño fruncido, hojeando para ubicar la traducción –. ¿De dónde lo sacaste?

–Quizás de donde saqué "Laissez-moi vous poser une question, Taehyung - explota, tomando sus cosas con brusquedad –. ¿Quand vas-tu m'inviter au bal?" *

Taehyung queda con la oración en su boca una vez el muchacho se marcha con casi chispas saltando de su linda cabecita.

¿Estaba molesto con él? No estaba consciente de haberle hecho nada malo, y ahora se angustia por ello...

–¿Qué demonios significa "Cul"? *

Ya era martes y la ansiedad lo estaba devorando vivo. Se da pena ajena por sentirse de tal manera por simplemente cuatro días sin dirigirle la palabra al pelinegro que le tiene enloquecido; lo vio en pasillos, no se le acercó porque aún no tenía el valor con lo sucedido del viernes. Estuvo excusándose para evitar el tema, pero ya no lo soportaba, él necesitaba decirle todo el asunto.

Es consciente de que Yoongi pueda odiarle y dejarlo infértil -o que, en el mejor de los casos, le dé un puñetazo en la nariz y lo insulte en cientos de idiomas que desconoce, frente a todo el cuerpo estudiantil-, aún así, no es como que no se lo mereciera. No estaba orgulloso con lo que hizo, incluso iba a regresar el dinero, ya lo discutió con Kim y Jung aquella mañana, lo que le faltaba era proceder...

Divisa al compositor en el salón de arte, solo. Aparenta guardar sus cosas en la mochila, dispuesto a irse por su camino. Respira una gran boconada y se adentra al aula, captando de inmediato el par de ojos gatunos que le ponen nervioso.

–Hola... ¿Tienes un momento para charlar, hyung?

–Eh, claro. De hecho, iba a buscarte – aporta con tranquilidad, ocasionándole al más alto una expresión de intriga que lo hace sonreír de medio lado –. Ayer no tuve tiempo, he estado muy ocupado con las tareas y los exámenes finales.

–Igual yo, aunque no hago todo – alega con cierta gracia que hace al más bajito reprimir una notoria risa que le hormiguea con tan sólo apreciar. Aclara su garganta para salir del encantamiento, no entiende qué le pasa –. ¿Qué quieres decirme?

–Antes de ello, quisiera que oyeras esto – indica, yendo calmadamente hasta el piano del aula, sentándose y haciéndole una seña al de tatuajes para que tome el puesto a su lado, cosa que hace tras unos segundos, claramente confundido e intrigado. Se prepara y coloca sus dedos pálidos en las teclas –. Es una composición que hice hace un tiempo.

Sin más, Yoongi comienza a tocar para Jungkook, por primera vez por voluntad propia.

El más alto queda pasmado, perdido en la melodía tan bien tocada por el contrario, quien tiene sus ojos cerrados y rasgos relajados, tan angelical por un minuto, que casi ni respira por la imagen. Era obvio que Yoongi disfrutaba la música, se sumergió con pasión en ello, pero sin verse exagerado, la ventana y su luz natural lo hacen lucir más precioso, y cree que no podría apartar la vista ni porque quisiera. Su pulso se acelera con una calidez y una sensación culposa que se entremezclan, como esas notas que se juntan y son producidas por las manos expertas del pianista, sensaciones que no conviven muy bien dentro de él. 

Al final, Min se mantiene en silencio un instante, volteando con un tenue sonrisa hasta el de cabellos castaños.

–H-Hyung... Estuvo increíble.

–¿No dirás más, niño?

–Es que no tengo palabras... Tu música se siente como lo que siento.

Ciertamente, el menor no tiene más que decir que aquellos simples titubeos con palabras honestas, pero fue suficiente para el de pelo negro, quien inhala y se levanta junto a él. 

–Quiero darte una disculpa.

Jeon casi se cae en el sitio, incapaz de procesar lo que le dijo Yoongi, con aquel entonar tan tranquilo que le desconcierta en demasía.

–¿Una disculpa?

–Sí, sobre la forma en la que dudé de ti el viernes – escapa el aire con pesar –. Siempre me has dicho la verdad, has demostrado que te importo lo suficiente como para escucharme sin juzgarme. Arruinaste tu reputación y me soportaste incluso cuando vomité como una expendedora de refresco – hace una pausa para sonreírle con suavidad –. No es sencillo para mí pedirte disculpas, pero pensé bien las cosas, y no porque a mí me parezca ridículo el baile, significa que para el resto sea igual. Y si te soy completamente honesto... Sería lindo ir contigo, mocoso.

Todo lo dicho fue como una patada directo a su pecho, mucho peor que cualquier cosa que esperó. Porque no imaginó nunca que Min Yoongi se estuviese disculpando con él, no cuando es quien debería de estar arrodillado, suplicándole clemencia por ser un cretino.

Kook se queda sin voz, todo lo que iba a confesarle a Min se atrapa en él como una maraña que le enferma, no tiene idea cómo todavía es capaz de sostenerle la mirada a aquellos orbes gatunos tan bonitos y sinceros que le gritan confianza pura.

Porque Yoongi confía tanto en él, que le estaba abriendo su corazón, dándole la oportunidad de entrar y posiblemente quedarse. Él lo añora tanto, que se olvida de todo; estaba desesperado, no era capaz de aceptar que puede perderlo ahora.

No toleraría manchar su imagen o hacerle daño, porque hasta aquel momento comprende la magnitud del asunto con un fuerte golpe de realización:

Yoongi se empezó a enamorar de él, y JungKook totalmente le corresponde...

Era primera vez que Kook sentía algo así por alguien, nunca se había enamorado en el pasado, no de verdad, y no sabe manejarlo sin asustarse.

–Y-yo...

–¿Mocoso?

El mayor le llama con una risita nerviosa, esperando que diga algo, por lo que se obliga a salir de sus divagaciones, tomando una decisión precipitada basada en el repentino temor:

–Muero de ganas por estar contigo, no solamente en el baile – elige expresar, sosteniendo el rostro níveo casi con dolor, delicadamente, insultándose porque no merece siquiera tocarlo; es un egoísta, pero verlo y tenerlo con él, hace que su cuerpo entero le grite que no lo suelte, que no diga la dolorosa verdad. Después de todo, no tiene que enterarse, pueden seguir juntos y nadie sale lastimado, porque lo quería, y era lo más real que podía decir –. Yoongi...

–¿Entonces...?

Min sostiene su mano con nerviosismo y le regresa el gesto a Jungkook, su piel suave, invitándole a unir sus frentes y a cerrar los ojos para tomar algo de serenidad que sólo él le otorga.

–Soy un idiota de primera, y juro que siempre te lo compensaré – prosigue, con el nudo en su garganta haciendo su voz más profunda. No se considera para nada sentimental, pero el asunto le estaba sobrepasando poco a poco –. El único que debe disculparse soy yo. No estuvo bien presionarte de esa manera, menos arruinarlo cuando acababas de confesarme algo de tanta importancia para ti.

–Supongo que te vuelvo un completo desastre – bromea con cierta ternura, alivianando el remordimiento en el castaño. Lo ve tan afectado, mientras asiente con su cabeza levemente, que realmente se preocupa. Acaricia sus cabellos con una mano en su nuca, tranquilizándole –. Hey, no es para tanto. No vayas a llorar por esto o harás que te patee, niño.

–Hazlo, creo que lo merezco – no duda en decirlo, inhalando su esencia a mandarinas y llenándose con su tacto –. No te merezco.

–¿Qué mosca te picó? – ríe bajito, alejándose unos centímetros para examinar mejor al dongsaeng, le encoge el pecho verlo así cuando no entiende el motivo de ese arranque de sentimentalismo  –. Estoy bien, y tú igual, ¿Verdad? ¿Por qué no me merecerías, bobo?

Jungkook une sus labios con los de Yoongi como contestación, porque no logra formular nada sin sentirse horrible. Yoongi le corresponde al segundo con un suspirito que imita, fundiéndose en lo más real que ambos tienen ahora mismo:

Un amor que estaba creciendo sin que ellos mismos lo comprendieran, como cualquier torpe adolescente que se enamora por primera vez.

✩✩✩

¿Cómo están las personitas más lindas de Wattpad? uwuwuwu

Los próximos episodios estarán demasiado explosivos, no se los pierdan, porque estamos en la recta esencial del fic ;;

Valoro mucho sus opiniones, ¿Qué piensan de este capítulo? Amé la escena del Yoonkook, aunque me dan ganas de llorar por lo que viene jajaja ;;;; 

El Vmin está igual de precioso, 2Seok y Nackson también <3 

Por cierto, la conversación entre Jimin y Tae en Francés (Riamos de esto xd) dice:

–¿Puedo ofrecerte una sopa?

–No, no puedes.

–¿Dónde está el lápiz de mi tío?

–No lo sé. Quizás está en tu culo.

– "Déjame hacerte una pregunta, Taehyung. ¿Cuándo piensas invitarme al baile?"

Hablando del baile, ya es muy pronto ajidjsf 

Esta canción es Jk :(

https://youtu.be/Zgv-jhgJ9TU

¡Voten y comenten! 🖤

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