15: Time
Un agudo dolor en su cuello y espalda baja lo despierta, justo cuando la luz solar se proyecta por la ventana más cercana a su posición. Abre sus parpados con una mueca y se endereza con un quejido adolorido.
Se da cuenta de que por la noche se quedó dormido en el suelo, con la espalda recostada en la puerta, a lo que maldice entre dientes y se levanta, tratado de estirarse y liberarse de ese entumecimiento. Su sorpresa es visible cuando abre el cerrojo y halla a Jimin recargado, tal como lo estuvo él en su posición, el mismo sobresaltándose por la falta de estabilidad en la madera de la cual anteriormente se apoyó e incorporándose de un tirón.
–¿Qué diablos hacías ahí?
–Dijiste que podía dormir aquí – se excusa todavía adormecido, limpiando el rastro de baba y adaptando su vista a la molesta luz solar –. Te dije que no me iría, no mentía.
–Eres tan ridículo – musita con desgano, culpándose por haberle hecho tal cosa, a pesar de que no fue a propósito. Nunca imaginó que el menor tomara en serio su sentencia de anoche, que literal durmiese ahí con él. Ahora se sentía mal, pero ni ánimos tenía para discutirlo –. Al menos los dos tendremos dolor de cuello y cadera, perfecta excusa para no bajar a enfrentar a papá.
Jimin espera a que Yoongi expulse el aire y se adentre a la habitación, dándole entrada e indicando que cierre la puerta detrás suyo.
Yoongi luce abatido, agotado, sus ojos estaban hinchados, y él mismo se enferma de sólo ver a su hermano mayor en tal estado.
Toma asiento con cuidado en la cama, colocándose a su lado, en un silencio que dura unos pocos minutos.
–Tienes que comer algo.
–No tengo precisamente hambre ahora mismo.
–Al menos bebe agua o te vas a deshidratar. Anoche...
–Si es tu manera de mostrar preocupación, te pido que te detengas – corta quedamente, con la cabeza puzandole de un costado. Dios, estaba exhausto, debe lucir patético al estar así por un idiota al que llevaba apenas unas semanas conociendo. No es su intención preocupar a Jimin, por lo que aporta: –. Lo haré, pero te suplico que no menciones nada del tema. No ahora.
"Ni nunca" quiere incluir, pero se calla.
Poco convencido, a Jimin no le queda más que aceptar y emprender rumbo a su propio espacio. Se deciden a tomar una siesta hasta más tarde, porque despertaron temprano y durmieron bastante mal, hasta que se levantan, con diferencia de que Yoon se limitó sólo a recibir la comida y la botella de agua que le llevó, sin salir en todo el sábado de su cuarto.
Namjoon lo interrogó, por supuesto, y brevemente le resumió que las cosas con Jeon no fueron para nada buenas; igual le sugirió darle espacio al ojos negros y permitirle estar tranquilo.
En la noche, Jimin logra atrapar a Gi cuando va a la cocina, informando que su padre salió al hospital por una emergencia y aprovechando para chequear su estado.
Yoongi se cambió y duchó, aunque su aspecto era descuidado por la perceptible falta de energía, tenía las ojeras marcadas bajo sus ojos notoriamente agotados.
–¿Cómo está tu mano? – su interrogante saca al rubio de sus pensamientos, y de no ser por su desgano, se habría reído de la expresión que éste hizo. Aclara entonces con un ademán hacia sus nudillos enrojecidos :–. Le diste unos buenos golpes al pendejo de Jong-in.
–¿C-cómo lo supiste?
–Está posteado en todos lados, junto a otros detalles – sisea de mala gana, acercándose a Jimin para tomar con suavidad sus manos en un escudriñamiento superficial –. Posiblemente es lo único que lamento haberme perdido.
–Estoy bien, debí darle otro puñetazo... – muerde su labio, dudoso de qué temas tocar, al menos referente a la noche anterior. Sin embargo, se decide cuando Yoongi parece buscar una bolsa de hielo para ponerle: – ¿Supiste que ganaron como reyes del baile?
–Jong-in cubrió su propio espectáculo a mi costa, nuevamente. Sí lo supe – acorta con desdén, aparentando que no le afectaba la noticia, por más que, en cierta medida, sí lo hace. De haber seguido en el baile, no imagina la rabia que hubiese pasado, no habría tolerado aquel intento de humillación y de seguro terminaba encarcelado por armar una pelea contra los idiotas involucrados, en especial Kai –. Tampoco quise chequear mucho lo que postearon. Plagaron las redes de la escuela con sus mierdas, me ahorro el disgusto, así que es lo único que sé.
–Sí, mejor – suspende la sentencia mientras su hermano cierra el refrigerador y adentra los cubos de hielos en la bolsa que sacó de una de las gavetas. Escucha los ruidos y ve las acciones, pero su mente sigue maquinando cómo proseguir con Yoongi y lo acontecido –. Seokjin estuvo llamándote.
–Hablamos un poco, pero le expliqué que no tengo muchas ganas de tocar el tema – se debate unos segundos si debe dar más detalles, pero supone que no está de más si, hasta ahora, Jimin no le ha sido inoportuno –. Él igual me llamó y escribió varias veces.
El menor se espabila ante la repentina mención, es obvio de quién se trata.
–¿Conversaron?
–Lo bloqueé de todos lados. No me interesa saber nada de él.
–Oh – se limita, no era conveniente cuestionar a Yoongi o presionarlo, fue obvio el tono cortante y tajante que empleó. Ni siquiera lo estaba viendo a la cara, más al pendiente de sus nudillos levemente maltratados una vez colocó la bolsa con cuidado. Sonríe ligeramente por la preocupación de su hermano –. ¿Sabes? Tampoco quiero escuchar a Taehyung ahora mismo, no eres el único cabreado.
–Supongo que tuvo que ver en todo el asunto.
–Taehyung y Hoseok le dieron la idea a Kai – admite con el mal sabor de boca, mascullando más que apenado: –. Todo esto esto fue por mi culpa.
–Nadie obligó a nadie, no es tu culpa que sean todos unos imbéciles que usan más el pene que el cerebro para pensar. O, en caso de tu novio, usa más sus emociones que su intelecto en estos casos – interrumpe, al fin viéndolo a los ojos y liberando su mano, carente de emociones en su semblante –. Kai pagó mil trescientos dólares por todo.
–¡¿Cuánto?! – más que indignado se coloca de pie y da un golpe a la encimera con sus palmas. No puede creer que alguien estuviese dispuesto a soltar dinero de ese modo por algo tan bajo –. ¡Que hijo de perra!
–Supongo que tu novio fue muy astuto al buscar a alguien con más dinero que cerebro.
–Yoongi, lo lamento... Dios, Taehyung me va a escuchar – farfulla con perceptible decepción –. No pienso dirigirle la palabra en todo lo que queda de período escolar.
La promesa le pareció algo tierna a Yoon, y, por primera vez desde el día anterior, sonríe un poco.
–Quedan dos semanas, no sería mucho, y en todo caso – alarga con un suspirar –, no lo culpes tanto a él. El tonto quería llamar tu atención, se nota que te quiere, no como el pedazo de mierda de Jong-in.
Relaja su expresión ahora, comprendiendo que aquello no es más que cierto. Con todo y que continua enojado con el castaño y su metida de pata, sus motivos no fueron genuinamente malos, no como los del peliazul.
De hecho, recuerda algo que la hace gemir en remordimiento y cubrirse la cara.
–Yo creo que les ayudé, sin darme cuenta. Promete que no te vas a enfadar conmigo si te lo explico – se destapa para ver por un diminuto espacio el rostro interrogante de su hermano, aprieta sus labios para volverse a cubrir y admitir atropelladamente: –. Les traje a tu habitación una vez y anotaron tus gustos...
Yoon abre sus ojos alarmado, con furia al captar lo que quiso decir su menor.
–¡¿Que tú qué?!
Jimin se aparta con un lloriqueo.
–¡Y vieron tus boxers negros!
–¡Jimin!
–¡Dijeron que era porque le gustabas a alguien!
–¡¿Y por eso le mostraste mis boxers?! ¡¿Quién mierda hace eso?!
–¡No fue con esa intención, estaban ahí de casualidad!
–¡Eso no solventa la invasión a mi privacidad!
–¡Lo sé! Perdón, perdón, no te molestes – suplica juntando sus palmas y dando una carita de cachorro avergonzado a su hyung –. De haberlo sabido, juro que no les hubiese dado paso. Tampoco le habría hecho creer a Tae que no tenías sentimientos.
–...Con razón supo tantas cosas de mí desde el inicio – musita con cada vez más rencor hacia el idiota tatuado que jugó con él todas esas semanas. Observa al rubiecito y termina por dejarlo así; ya no tiene caso, y no desea amargarse más de lo que ya está. Resopla y niega –. De acuerdo, no hablemos de esto ya, no lo soporto ahora mismo.
El de orbes claros asiente, pero antes de que su hermano desaparezca de nuevo, le cuestiona con preocupación:
–¿Estarás bien?
Yoon lo analiza unos segundos, limitándose a contestar de espaldas:
–Lo estaré hoy. Mañana... Ya veremos.
✩
–Jieun me comentó que anoche te quedaste hasta tarde en la sala, estaba preocupada por ti – inicia con cautela, examinando al callado adolescente que mastica sus cereales con expresión ausente, las bolsas debajo de sus ojos bastante marcadas. Además, no es ingenuo, sabe que hay rastros de resaca en él, y la botella en la basura de la cocina no estaba muy bien escondida, como si su hijo la lanzó sin siquiera molestarse en hacerlo menos obvio; esto es sumamente inusual, porque Kook es meticuloso para que su hermana no vea aquellas cosas. Sin mencionar que hace dos años no tenía indicios de que su hijo mayor tomase como antes, no puede dejar pasar el detalle en alto –. Encontré cigarros lanzados por el suelo y una botella a medio vaciar en la cocina, JungKook. No debes contarme todo, pero, ¿Ocurrió algo en el baile?
–Ocurrió lo que me advertiste, papá. Yoongi se enteró de la verdad, y de la peor manera posible – confiesa tras un minuto de divagar, ni se toma la molestia de esconder el que sí estuvo tomando y siendo un desastre esa noche, no tiene sentido si ya era obvio. Se topa con los orbes del hombre por primera vez en aquel tedioso día, donde estuvo durmiendo hasta las dos de la tarde debido a su nada satisfactoria noche en vela, acompañado de su muy merecida resaca –. No contesta mis llamadas ni mensajes, posiblemente porque bloqueó mi número, como lo hizo con mis cuentas en sus redes sociales. Apuesto que si me aparezco en su vecindario, no dudará en prenderme en fuego.
–Demonios, lamento mucho oír eso, hijo – consternado, se le aproxima a Kook con su silla un poco más cerca. Es más que evidente que el menor lo necesita, requiere su consuelo, no sólo regaños que, al fin y al cabo, ya estaban de más si todo ya ocurrió –. ¿No dormiste nada?
–En toda la noche no fui capaz de pegar un ojo por ello. Me siento de la mierda, papá – escapa el aire y se frota el rostro con una palma, soltando su cuchara con frustración –. Ni siquiera sé cómo le veré a la cara mañana, no soy capaz de de vérsela a Jieun siquiera.
–No será fácil, pero es algo que te ganaste.
–No tienes que recordarme lo idiota que soy, gracias.
–Solamente quiero que comprendas que Yoongi está dolido, asimilando la situación que tú ocasionaste, lamentablemente – apela con sencillez –. No me gusta remarcarte algo que ya sabes, menos en tu estado, pero ese es el peso de las decisiones. Sólo dale algo de tiempo, hijo.
Tiempo es lo que siente que menos posee, sin embargo, no desea conversar más sobre el asunto que le taladra la cabeza desde anoche. Se levanta sin terminar su bol, informando que irá a rondar por ahí, pues se siente enfermo estando encerrado con sus remordimientos.
–Dile a Jieun que estoy bien, que fui por ahí o algo. Volveré por la noche.
–Jungkook, espera – le detiene con intranquilidad ante su aspecto, divagando cómo hacer la petición –. No hagas nada de lo que te arrepientas, por favor. Piensa en Yoongi y en lo que te diría que no hicieras.
Con una sonrisa irónica y carente de emociones, Jungkook le responde:
–Créeme, él nunca sale de mi cabeza, ni por un segundo, papá.
✩
Min vuelve a gruñir cuando el celular suena tras terminar su "cena" a base de basura chatarra y sodas, porque cuando come algo más que no sea extremadamente delicioso, su estómago se cierra a causa del malestar general que su reciente ruptura le ocasiona, y no tiene ganas de vomitar o morirse de hambre por un imbécil que de seguro está perfectamente bien en su casa ahora mismo, o en algún sitio divirtiéndose.
Va a tomar el aparato, sabiendo de sobra que no sería el idiota de Jeon, pues lo bloqueó sin remedio de todos lados, y duda que consiga otro número para comunicarse con él -no si quiere vivir para contarlo-, pero el contacto desconocido le hace dudar un poco, receloso a contestar.
–Si eres tú, voy a cortarte las pelotas.
–¡Wow! No sé a quién te diriges de tal manera, pero agradezco no ser él, Yoonie.
Se incorpora con un jadeo de alivio, casi como una boconada de salvación, experimentando algo de alegría entre tanta tempestad.
–Mamá... No sabes lo mucho que necesitaba escuchar tu voz.
–Pues me hace feliz llamarte en el momento indicado – consuela con dulzura, genuinamente inquieta con el estado tan inusual de su hijo mayor –. Tuve problemas para llamar antes, pero hice algunas favores y me cedieron una llamada decente, así que quise aprovechar para saludarlos... O bueno, saludarte a ti – chasquea con tristeza, como cada que rememora que el menor de la casa no le dirigía habla alguno desde hace bastante tiempo. Claro, está acostumbrada a vivir con una vaga esperanza, por lo que evade ese temita –. Cuéntame, ¿Cuál es el inconveniente?
–Por dónde empiezo... – alarga la frase y se deja caer en la cama sin animo, permitiéndose ser vulnerable en su relato; no tiene que aparentar que está perfectamente bien con su madre, ella lo va a entender –. Conocí a un chico que parecía perfecto para mí, realmente pedo decir que me enamoré por primera vez como un tonto, y resultó ser una farsa.
–¿Te engañó con alguien?
Yoongi aprieta los labios ante la imagen de Jungkook con otra persona, pero se pregunta si dolería menos que saber lo que en verdad hizo; quién sabe.
–Le pagaron para salir conmigo porque papá le prohibió a Jimin salir con algún chico, esto si yo no salía también con alguien.
–Ya entiendo...– asiente para sí, bufando al unir los puntos –. Apuesto a que un tarado con más músculos que cerebro quiso salir con tu hermano y por eso usó el dinero de papi para pagarle a alguien.
–Bingo, mamá. Siempre tan asertiva.
–Ahora mismo quisiera no haber adivinado, es terrible lo que me dices. Es decir, te llamé hace mes y medio, ¿Cuándo ocurrió?
–Si te refieres a conocerlo, hace unas cuantas semanas. Si te refieres al resto, todo el drama estalló anoche, en pleno baile de graduación. Oh, y para completar la cereza del pastel, nos nombraron reyes como burla – ríe sin rastro de gracia –. El tarado no para de llamarme, lo bloqueé.
–¡Que pedazo de mier...! – pausa su insulto para cambiar la oración en confusión a último segundo: – Aguarda, eso quiere decir que quiere arreglarlo.
–Pff, claro. Tal vez le pagaron para que continúe burlándose de mí hasta la graduación.
–Hijo, dudo que se arriesgue a que lo dejes tan estéril como a tu primo. Ya sabe que conoces la verdad, es obvio que no caerías de nuevo, no te buscaría si no le importase – alega con tacto en sus sentencias –. No digo que lo justifique y no sea un pendejo, únicamente quiero que no pienses que no hay una remota posibilidad de que, no lo sé, sea algo decente, o que se hubiese enamorado igual de ti.
Sonaba esperanzador, lindo, pero no puede siquiera imaginar esa remota posibilidad. Además, no es que pudiese perdonarlo.
–Me es imposible de creer...
–Ok, pero al menos no te arrepientas.
El joven resopla incrédulo, no vio venir ese comentario de su madre.
–¿Cómo no arrepentirme, mamá?
–Porque no te cerraste, como usualmente lo haces. Cuando eras un niño me juraste jamás besar a nadie, o enamorarte, siempre fuiste centrado, creí que mis nietos serían una docena de gatos.
–Mamá, al punto – se queja con pena.
–Te enamoraste por primera vez, eso es algo enorme, hijo, fue valiente. Los corazones que se mantienen fríos en soledad, sin permitir entrada alguna, acaban más lastimados que los que se atreven a abrirse. Las heridas se curan con el tiempo y con el apoyo de los que amamos, Gigi... Además, existen los dulces y papitas, son sanadores por excelencia.
–Tienes una forma muy rara de ver las cosas... – formula tras un breve silencio reflexivo, no le gustaba darle vueltas a todo una vez más, aunque lo último le hizo sonreír un poco. Estaba un poco mejor teniendo la presencia de su madre, así fuese vía telefónica – En fin, cuéntame de ti mejor.
–Bien, por esta vez te lo permito pasar – advierte con dulzura, al menos se siente satisfecha con sembrar un consuelo a su hijo mayor –. Ya sabes como es, días buenos, días malos y días de mierda.
Yoon da una mueca ante el resumen.
–Ya quiero sacarte de ahí.
–Falta menos, hijo – escapa una boconada tendida que seguramente denota su agotamiento, mental y físico –. Estos son los momentos en donde muero por abrazarte.
–Y yo a ti, mamá – sonríe con melancolía –. Te extrañaba, sabes que te quiero, me hacía falta oírte.
–Yo más a ti, y también necesitaba escucharte – tras su respuesta. Vacila un poco, no quiere tornar todo en un aire sombrío, no nuevamente; sin embargo, añora saber algo: –. Y... ¿Tu hermano cómo está?
–Lidiando con su nuevo novio, el genio de los videojuegos, y con sus exámenes finales de la escuela, pero bien.
Obviamente, la mujer le exigió entusiasmada detalles del noviazgo de Jimin. Yoongi le relató todo de lo que era participe, también con una genuina felicidad de que, al menos, su hermano tuviese a alguien que no era tan estúpido.
–Me tranquiliza saber que está en buenas manos, aunque tengan cosas que aclarar... – la pausa suspensiva que hubo fue clara, pero, a pesar de ello, aventura con un poco de temor: –Él no la leyó, ¿Cierto?
No podía engañar a su madre, en todo el rato, no había mencionado la carta.
–Bueno, se la entregué esta vez y la aceptó – masculla con tacto. Es consciente de cuánto la afecta el conflicto de Jimin, han sido años en esa rutina donde busca animar a la mujer para que no decaiga en su propósito –. Dale tiempo, mamá.
Hay un suspiro resignado tras la línea.
–Siempre se lo daré, Gigi. Le daré todo el que necesite.
La conversación prosigue unos pocos minutos más, porque se agota el crédito de la mayor, despidiéndose tras unas risitas por sus ocurrencias; eran sumamente similares y diferentes a su vez, siempre fluyen sin conflicto. La charla les animó un tanto, por lo menos.
Más tarde, su hermano entra al baño para tomar unas cosas, chequeándolo de reojo y siendo demasiado obvio en sus curiosas intenciones.
–Hey, ¿Cómo estás?
–Mamá llamó.
Jimin se paraliza un breve instante, retomando con fingida calma su actividad.
–Oh, ya veo... Seguramente presintió que te sentías mal, algo así leí en un libro, sobre la intuición maternal y eso.
–Quien sabe, a lo mejor... Ella preguntó por ti y mandó saludos, también abrazos – dudó un poquito si agregar más, pero no pudo contener una risa bajita –. Está feliz por tu relación con Tae. Le conté sólo lo básico, tranquilo.
No contesta de inmediato, pero da a entender con su expresión que no estaba molesto por aquello.
No obstante, el pelinegro no interpreta mucho de aquel silencio, cree que sería todo. Se dispone a salir con resignación, como ya es costumbre, hasta que oye un simple susurro:
–Gracias, hyung.
Jimin pasa de largo hasta su recámara, dejando a Yoongi con una tenue sonrisa en el pasillo.
Hace mucho su hermano no le decía hyung, y no es sólo como un honorífico más, sino como un gesto de aprecio y confianza.
Todavía hay esperanza para su madre y Jimin, y, tal vez, para ellos dos igual.
✩
–Dime que lo que dicen en las redes es falso o juro que voy a entrar ahora mismo y golpearte el culo, Jeon Jungkook.
Cuelga su teléfono por enésima vez luego de que la contestadora le dijese -otra vez- que Yoongi no está disponible. Lo guarda en su bolsillo con la mano libre, expulsando un agotado suspiro mientras mira al chico que está ceñudo y enojado frente a él, en su puerta.
–¿Cómo conseguiste mi dirección, Yeonjun?
El aludido resopla de malgenio.
–¿Bromeas o se te olvidó que frecuentabas mi bar y tenía que sacarte borracho para traerte hasta aquí?
–¿Cómo te enteraste?
–Termina de hablar, Jungkook.
–¿Qué quieres que te diga? – se alza de hombros en derrota, estaba demasiado decaído para luchar. Le gustaría poder desmentir todo, maldice porque aquello se regase por las redes entre los chicos de preparatoria, pero sobre todo porque incluso sus amigos externos se han enterado; le preocupa cómo estará Yoongi, más que nada. Con todo mal sabor en su boca, le admite finalmente: – Es cierto.
Tras la confirmación, con dos zancadas de sus largas piernas, y estirando sus brazos velozmente, Yeon agarra entre sus dedos el cuello de la camisa de Jungkook, mirándolo con enojo y desafío, cara a cara. El menor no hizo nada para apartarse, ni siquiera luce sorprendido por su arrebato, por lo que entrecierra los ojos cuando oye pasos y la vocecita infantil acercándose por el pasillo.
Libera al castaño a regañadientes y lo fulmina con la mirada, de nuevo, apuntándole con el dedo en amenaza.
–Estoy aguantando mis ganas de golpearte por respeto a tu familia, idiota.
Antes de responder, su hermanita emite un sonido de asombro y corre hasta ellos con una sonrisa enorme en el rostro.
–¡Yeonjunnie oppa!
–Hola, linda – le sonríe a la pequeña, borrando su expresión enfadada por unos instantes. Hace aproximadamente un año no la veía, no era tan cercano con Jeon como para frecuentar el sitio. Le da un abrazo y acaricia su cabeza con suavidad –, estás muy grande.
–¿Viniste a visitar a Kookie? Ha estado muy triste desde el viernes, no sé que tiene – da un puchero entristecido, intercalando sus ojitos entre su hermano y el chico bonito que vino de visita –. ¿Puedes animarlo?
Jungkook expulsa el aire y niega, cerrando al fin la puerta y dando un gesto hacia el pasillo.
–Ve a tu habitación, Jieun, debo hablar con él.
Jieun parece querer resistirse, lo habría hecho en otro momento, pero es inteligente y reconoce que no es hora de berrinches. Con una última sonrisa y un bajito "hasta luego, oppa patito", se va por donde se le ha indicado, dejando solos a los mayores.
Jeon le señala el sofá a Choi, caminan hasta allá y él se lanza sin ganas de más, el mayor le sigue, tomando asiento con semblante serio.
–Juro que no entiendo una mierda. Realmente creí que ibas en serio y que te gustaba Yoongi.
–Me encanta, eso no es mentira – corrige con un gruñido frustrado. Es normal que para otros sea cuestionable su actuar, pero él en verdad no tiene problema en admitir que generó reales sentimientos por Min. Claramente Yeonjun sólo estaba molesto porque es amigo de ambos, es comprensible.
–¿Entonces por qué carajos recibiste dinero de un cretino para salir con él, hombre?
–Porque soy un imbécil que fue débil ante la idea de un mejor futuro. Trecientos dólares ayudan mucho cuando estás hundido en la mierda y tienes un plan, no usé la cabeza del todo, ¿Bien?
Las cejas del más alto se relajan ligeramente y su cara muestra más empatía, fue hasta allá antes de iniciar su jornada laboral porque tiene un poquito de fé en que las cosas no son tan malas como se ven. Conoce a Jungkook desde hace 3 años, tuvo sus cambios, una etapa de rebeldía desenfrenada, fue quien lo atendió en la barra del bar desde que tenía un carnet falso para tomar, y puede asegurar que ha mejorado para como era antes; era una especie de desastre, pero ahora luce como un desastre diferente.
No hay que ser genio para conocer el motivo, no era tonto, y el que mencione su precaria situación económica y el tema de Yoongi, le da una pista de lo que pasó.
–¿Lo gastaste?
Kook tarda unos pocos segundos en negar, con la vista clavada en la vieja mancha de jugo en la tela mullida del sofá.
–No.
Desde ahí, parte el relato de los acontecimientos. Yeonjun esperó paciente sin interrumpir, oyendo la versión del tatuado con detenimiento. Al final, terminó por recostarse del asiento y hacer una mueca de pena, el caso de Jeon era triste.
–Estás jodido.
–Gracias, es un gran consuelo – farfulla desganado –. ¿Soobin lo sabe?
–Los chicos se enteraron, Soobin me avisó. Está furioso, tuve que decirle que te daría un golpe en la nariz apenas abrieses la puerta.
–Mentirle a tu novio no es bueno.
–¿Lo dices por experiencia?
Omite el pésimo chiste cargado de sarcasmo y no se lo toma personal, porque Jun no lo hace con malicia, sino como reproche por su monumental metida de pata. En su lugar, entorna los ojos y tamborilea sus dedos en la rodilla, inquieto.
–Mañana debo verlo, no tengo idea de cómo va a reaccionar.
–No esperes que sea bueno, o que siquiera te dirija la palabra. Lo poco que conozco de Yoongi, es que es una persona con mucha convicción, y si lo traicionas una vez se abre...
Asiente con pesadez, no es algo que no supiese ya. Observa al más tranquilo peliazul con curiosidad, incorporándose un poco con inseguridad.
–¿Por qué todavía no me has roto la nariz?
–Porque aún tengo un poco de fé en ti – exhala tendido, propinándole un golpecito en el hombro al estudiante –. Si te gusta Yoongi, no te rindas, pero abstente a las consecuencias si decide no volver a ti. Se lo debes, Jeon.
Y está muy claro de ello, sólo que es muy duro tener que consumirse en la espera por culpa de su imprudencia.
Yeonjun no duró más que cinco minutos más ahí, hasta que anuncia que debe irse para entrar a su turno en el bar. Ya en la puerta, Jungkook le pregunta por el grupito de amigos que tiene el peliazul, algo temeroso de haber perdido su confianza; no es que le interesen muchas personas, era solitario, pero les tenía mucho aprecio a esos cinco, eran de los pocos seres humanos en su lista blanca.
–¿Me odian?
El más alto torció su labio y arregló el cuello de su chaqueta, tratando de no desanimar mucho al otro.
–Odiar es una palabra muy fuerte. Con el tiempo lo entenderán.
No espera menos, porque, es cierto, tal vez ellos no lo odien, pero...
Yoongi quizás sí.
–Gracias, Yeonjun hyung.
–Eso es lo mínimo que podía hacer, no quiero mentirle a Soobinnie.
Kook sonríe sin muchas ganas y le da una palmada en la espalda como despedida, Yeonjun se pierde por el pasillo y le deja nuevamente con un ya común suspiro a la nada.
Jungkook quería que ya fuese lunes para ver a Yoongi, y Yoongi, en su propia habitación, rezaba porque nunca amaneciese.
El tortuoso lunes inicia, la cantidad de chismes y rumores se esparcen como pólvora tras los diversos acontecimientos del baile del sábado, los pocos que todavía a esas alturas no sabían los hechos, ya se enteraron. La mayoría de los chismes giran entorno a Jong-in, Jeon, Kim y ambos Min, claro está, fueron el show central de la noche. Muchos especularon que ninguno de ellos asistiría o se armaría algún revuelo con sus presencias al cruzarse en el camino del otro, sin embargo, dadas situaciones no se dieron:
Para gran sorpresa de todos, Yoongi asistió junto a Jimin, totalmente tranquilo, ignorando olímpicamente cualquier comentario del baile y prosiguiendo con sus actividades como si nada.
Kai cargaba con un moretón leve en el puente de su nariz y tenía un humor de perros, con una sola mirada advierte al alumnado que no le cuestione o mencione sobre lo acontecido.
Kim y Jung igual portan un cardenal en su rostro, más pronunciado, y su comportamiento es más que nada ansioso porque requieren una conversación con sus parejas, quienes claramente estaban muy enfadados con ellos como para dirigirles siquiera una mirada piadosa.
Finalmente, Jeon estaba como en una mezcla de exasperación y preocupación, buscando por los pasillos rastro alguno de Min, lo antes posible o iba a tener un ataque nervioso. Le estaba temblando un parpado desde que despertó.
Los primeros en colisionar, fueron Taehyung y Jimin durante la segunda clase. El alto recurre desesperado al rubio, explicándole todo y parloteando sin freno, hasta que el bajito le interrumpe con un beso en la mejilla que luego complementa con una pisada que le deja perplejo y desconcertado.
–¿Eso quiere decir que todavía me quieres? – balbucea esperanzado, sobando su adolorido pie por encima del zapato.
–Eres muy bobo. Estoy enojado contigo, pero te perdono porque sé que te arrepientes, y porque eres muy tierno cuando pones esa cara – toma la palabra con pasividad, a pesar de su seriedad –. Mi hermano me motivó para no dejarte de hablar, tienes suerte, porque iba a intentarlo.
–¿No me odia? – inquiere ya dejando su pie en el suelo. Con el negar del contrario, completa con remordimiento: –. Tengo intenciones de disculparme con él por todo. Nunca quise que saliera lastimado o algo, no quise burlarme a su costo. Jungkook tampoco.
La mueca de disgusto se forma de nuevo en el más bajito, haciendo que, a su vez, se cruce de brazos.
–No lo menciones a él, por favor.
–Lo vi esta mañana y está angustiado, Minnie – intercede para apelar por la nobleza del otro –. Sé que no confías en él ahora, pero realmente se arrepiente.
–Pues que me lo diga él mismo.
–Lo haré.
La pareja se sobresalta ante la presencia repentina del chico del cual conversaban, éste adelantándose hasta el rubio.
–Vaya, tienes pantalones para aparecer al menos.
–No planeaba huir, necesito hablar con tu hermano.
–No creo que te sea posible – lo examina con detenimiento, captando que realmente luce afectado, era obvio en sus ojeras y el mover inquieto de sus dedos sobre la correa de su bolso –. Está repelente al tema en lo absoluto.
–Es que necesito explicarle que...
–Jungkook, es en serio. Mira, se niega a mostrar señal de alguna emoción, lo que en él es peor a cualquier otra cosa.
Significa que estaba en verdad muy lastimado como para evadir la realidad y hacer como si no importase. Los dos lo saben.
–Nunca quise herirlo, Jimin – sincera con inmediatez, dejando caer sus hombros y viendo al más bajito con súplica –. Quise regresar el dinero esa noche en cuanto Jong-in entró por el salón. Juro que me arrepentí de todo mucho antes del baile, pero él se me escabulló y armó todo ese escándalo sin sentido.
–No importa si yo te creo o no, el tema es mi hermano. Dudo que confíe en ti ahora – explica con inseguridad tras unos breves segundos. Estaba siendo bastante imparcial y honesto, a decir verdad, se le dificulta, pero lo hace –. Espera un tiempo a que procese todo.
–Quedan dos semanas de clases antes de la graduación. Estoy seguro de que querrá huir lejos durante ese tiempo, ahora más – indica, con la inquietud creciente a cada minuto –. Por favor, prométeme que por lo menos tratarás de convencerlo.
Jimin muerde sus labios al halla a Kook tan angustiado, incluso cuando no logra fiarse del todo en lo que dice, divisa cierta verdad en sus oscuros orbes marrones.
–Intentaré, no puedo prometerte nada certero. Ya sabes cómo es Yoongi de terco y gruñón – concluye con menos severidad –. Pero no hablaré con él aún, dale unos días, y si realmente lo respetas, lo aceptarás.
Otra misma opinión que, en realidad, sí es acertada.
Viéndose resignado con ello, por más que no le agrade la idea, acepta con un ademán.
–Bien, esperaré.
Los otros dos suspiran tras la ida de Jeon, compartiendo miradas entre ellos.
–Nunca le había visto en ese estado.
–Ni yo. Creo que se está conteniendo para no estallar.
Oh, y claro que tienen razón...
✩
–Púdrete.
–Amado mío, por favor.
–Cierra la boca, ya terminó su teatro – sisea con desprecio, enfrentando cara a cara al pelirrojo con total fastidio. Lo estuvo todo el día persiguiendo y lloriqueando, se cansó –. Lo que hicieron fue una gran mierda, Jung Hoseok. Yoon es mi mejor amigo desde los catorce años, mi lealtad está con él primero que con otro, y tengo principios que defender. No voy a perdonarte lo que le hicieron.
–¡No fue mi idea! – ataca con un gemido quejumbroso, juntando sus manos para rogarle perdón al precioso pelirosa –. Tuve que ver, no lo niego, ¡Pero no obligué ni soborné a nadie!
–Tampoco te obligaron a ti a participar, y aún así fuiste cómplice – contraataca con astucia –. Te callaste, no me dijiste nada. Verlo afectado a él igual me pone mal a mi, así que me rompiste el corazón indirectamente, imbécil.
–No podía contarte, era traicionarlos, hyung – se muerde la lengua por avivar las llamas en los negros ocelos ante su torpeza al responderle con aquello, por lo que lo arregla hábil y velozmente: –. N-no es que te eligiera traicionar a ti, es que tuve un motivo de peso, incluso mayor que mi amistad con Taehyung y Jungkook.
Inevitablemente, despertó la intriga en Seokjin.
–Ah, ¿Sí? ¿Cuál?
Hoseok titubea en confesarle algo tan privado, pero, a esas alturas, no encuentra mejor salida; además, tarde o temprano, el astuto y guapo hyung se iba a enterar.
–Jungkook de verdad se enamoró de tu amigo – suaviza su tono, dando un paso más cerca del opuesto –. ¿O crees que todo eso lo fingió por dinero? Vamos, tienes que ver lo abatido que está desde el sábado. ¿No captaste todo ese brillo cuando miraba a Yoongi durante el baile? ¿O cómo Yoongi sonreía con él? Fue real, no iba a destruir eso.
Jin se queda sin mediar palabras un minuto, considerando lo que el bailarín afirma; si es imparcial en el asunto, sí puede apelar a que no todo fue una mentira, no era ciego ni idiota, él vio cómo esos dos estaban flechados por el otro. Y el chico al frente suyo parece honesto ahora mismo.
–Igual eso no lo ayuda en nada, no cambia el que construyeron todo a base de una mentira que sólo creó una bola de nieve masiva – concede finalmente, abatido –. Diga lo que diga, o hagamos lo que hagamos, Yoon está muy lastimado y enojado, y con toda la razón. Llevaron las cosas muy mal.
–Lo sé, lo sé, y lamento terriblemente haber tenido que ver en lo que ocurrió con él, Jinnie – besa una de sus manos con dulzura, otorgándole un mohín arrepentido –. Admito que juzgué mal a tu amigo en un principio, pero nunca le haría daño a propósito. Puedo arriesgarme con Taehyung a que nos parta aún más la nariz si quieres, digo, para pedirle perdón por todo.
Es inevitable no soltar una risita acompañada de un leve empujón para el pelirrojo.
–Oh, los quiero ver hacerlo... Cómprame un peluche de Mario y puede que considere el perdonarte.
Con una radiante sonrisa, asiente efusivo:
–Let's get it!
✩
Yoongi entra a la oficina del director con una cara carente de emoción alguna, tomando asiento en una de las sillas frente al escritorio, como se lo indica su mayor. No es que tenga entusiasmo de estar ahí, pero no iba a hacerse oídos sordos ante el llamado.
–Me dijeron que me estabas buscando.
–Todos están chismoseando acerca de lo acontecido en el baile, y tu padre está preocupado de que ya estamos a martes y no logra sacarles nada a Jimin y a ti – va sin rodeos, analizando al estudiante con diligencia, buscando cualquier indicio que denote su verdadero estado –. No le he comentado lo que tengo a mi alcance porque, muy seguramente, irá a patearle el trasero a Jeon y me culparás por ello. Sigo siendo el director y él un estudiante bajo mi responsabilidad.
–No necesito que nadie me defienda, pero te agradezco por la discreción – bufa en su sitio, pues ya imaginaba que la citación era sobre ese temita en particular, ya se había tardado –. Ayer evité topármelo para no estrellar mi puño e su rostro, igual con el puto de Jong-in. A cada sitio al que voy me miran con pena, burla o con intriga, ¿Sabes cuánto me estoy conteniendo?
–Supongo un estimado, y te admiro, francamente – reconoce con un gesto de su mano –. Prometo que haré un comunicado y...
–No, no intervengas.
–¿Ah?
–Déjalos que hablen, que hagan lo que les dé la jodida gana. No me importa realmente.
–Yoongi, aún quedan dos semanas, y esto no es algo sencillo con lo que lidiar, el orgullo no es bueno – aconseja con prudencia –. Evadir un tema no lo hace desvanecerse.
–Y recordarlo tampoco aporta nada, Jackson hyung – defiende con decisión –. No es orgullo, no voy a ir por ahí llorando y censurándoles por lo que ocurrió. Si les doy relevancia, van a continuar, ¿O crees que porque los amenaces van a detener los chismes? Nunca lo han hecho, dentro o fuera de la escuela, y será peor para mí si les doy el gusto de saberme afectado. Además, dirán que tienes preferencias, y no quiero perjudicar tu labor de director.
Detesta reconocer que el menor tiene toda la razón. Jackson escapa una boconada y se deja caer en la silla giratoria.
–Está bien, está bien, pero al menos permíteme ofrecerte mi apoyo ahora. No sé, escucharte o algo.
–Gracias, pero estoy bien – poniéndose de pie, toma su mochila con pura serenidad –. Si me disculpas, tengo que ir a mi clase de ciencias.
Jackson duda, pero asiente y le indica pase libre.
Al salir, Yoongi expulsa el aire y se dispone a seguir su trayecto al aula del segundo piso, evitando prestarle atención a los demás y maldiciendo a su mente por no dejar de traer a colación al portador de lindos y ridículos ojos de Bambi. Se siente pésimo, no tiene energía para nada, y lucha con todo su ser para aparentar que no le duele lo que sucedió, mostrando una indiferencia total ante el resto.
No obstante, el miércoles se le hace muy complicado darle frente a la situación.
Caminando junto a Jin, se cruza de frente con Jungkook, todo ocurriendo como en cámara lenta, pues éste parece también sorprendido, y su corazón va tan deprisa que reza porque el mismo no lo oiga desde donde está.
Claro, como Yoongi se ha convencido de que no le afecta, aparta la vista primero, apresurando el paso al tomar a su amigo del brazo e ignorando el llamado del chico con botas negras.
Jeon, en su sitio, aprieta su mochila con frustración por la evasiva, intenta calmar su pulso y se obliga a no correr detrás de su hyung, dándole el espacio que le aconsejaron. Quiso perseguirlo, implorarle, contarle que era un desastre por su ausencia y lo que le hizo, pero comprobó que Jimin tenía razón:
Yoongi estaba en automático, como si nada hubiese ocurrido, como una fachada para no derrumbarse como probablemente quería.
Hubiese preferido golpes a lo ciego, rabietas, insultos gritados, pero su indiferencia, que sus ojos gatunos cambiaran al verle, era más que una tortura que él mismo sembró.
Tiempo, teme a no tener el suficiente, pero no le queda de otra más que esperar...
✩✩✩
Saludos amorosos para todos uwu ¿Cómo andan?
A partir de ahora vamos a poner un espacio de pañuelos para desahogo, porque la tristeza durará un poquito más ;;
¿Les gustó la aparición de la mamá de Yoongi y Jimin? :3 Se vienen muuuchas cosas en el fic, preparados.
Otra canción para la playlist, esta vez de Yoongi:
https://youtu.be/mDfx7WFpCwY
¡Voten y comenten! 🖤
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