Capítulo 9: Smile
Smarckle observa como su mejor amiga entorna sus pares cada que se topa con un letrero acerca del baile de graduación, refunfuñando con los parloteos de los estudiantes sobre el mismo tema por los pasillos; la rubia hasta se atreve a arrancar de las paredes dos anuncios del evento. Con lo último, no logra acallarlo:
–No comprendo cómo si todo marcha bien contigo y Lucas, te niegas tanto a aceptarlo.
–¿De qué hablas? Ni siquiera he abierto mi boca hoy.
–Estás muy callada y pensativa, es el problema – aventura con un gesto interesado –. Dijiste que tuvieron otra cita el fin de semana, no me has dado detalles. ¿Ocurrió algo?
–Nop, nada. Y es que ese es el tema, ¿Qué es lo que yo espero? – explota de repente, deteniéndose en pleno jardín –. El vaquero ya me contó sus intenciones. Me dijo que le gusto, y a estas alturas no sé por qué me interesa tanto lo que la "Princesita de cuentos" me escupió en la cara.
–Alto, ¿Te refieres a tu hermana? No te capto cuando hablas atropellando las oraciones – frunce sus labios en incomprensión ante su exasperada amiga –. Maya, estás empeñada en darle demasiadas vueltas a las cosas y me preocupa que te cierres a experiencias por ese motivo. ¿No te gusta Lucas? Porque si a este punto no has rechazado sus salidas, significa algo.
Maya lo aceptaba -para sí misma-, pero expresarlo libremente era más complicado, y exclusivamente ella comprende la causa principal. Sin embargo, confiaba en la pelinegra para todo, a lo que se da por vencida y la jala en dirección a uno de los árboles que dan mayor sombra, junto a unas mesas de madera rayadas con estúpidos dibujitos y palabras cursis u obscenas.
–Me gusta, ¿De acuerdo?
–¿No se lo has dicho?
–No es tan sencillo, Smarck – susurra, evitando prestarle atención a la emocionada ojos negros –. Actúa tan distinto a los demás imbéciles que rodean el planeta, que me da algo de miedo confiar plenamente...
–Porque te gusta en serio – opina con habla comprensiva, sujetando la mano de la contraria en apoyo –. Si te cierras sin arriesgarte, no vas a saber hasta dónde llegarán. Si ha sido claro contigo y es tan genial como para gustarte tanto, al extremo de hacerte un lío en esa cabecita rebelde tuya, no tienes que preocuparte demasiado.
–Lo intento, lo juro... Está bien, me relajaré un poco y quizás le confiese que sus estúpidos coqueteos lograron un avance – concluye con una sonrisa irónica en sus labios, pero que la otra toma como sincera. Su humor nuevamente se drena cuando, al retomar su trayecto, vuelven a captar más comentarios eufóricos sobre el baile –. Pff, no entiendo realmente sus mentes. ¿Quién diablos desea asistir a un evento tan cursi, repleto de globos con estática y donde distraen a los profesores para meter alcohol en el ponche?
–Pues... Yo quiero – levanta la mano en énfasis. Suspira un quejido cuando la contraria la ve mal –. No me mires así. El baile ocurre una vez en la vida, será nuestra última noche viéndonos las caras, recordando la preparatoria y nuestra adolescencia.
–A tí no te agrada nadie de aquí, y a mí mucho menos – recalcan lo que enlaza sus brazos al caminar –. Muero por estar lejos de ellos y dejar atrás la etapa de las espinillas, hormonas innecesarias y tarados que se ríen por escuchar la palabra "Pene" en la clase de Salud.
–Cierto, pero me fascinaría ir si tuviese pareja – admite con un puchero apenado –. Tampoco tengo un vestido ni zapatos, o algo por el estilo. El baile es importante para mí sencillamente porque quisiera vivirlo a mi manera.
–Smarcks, vales más que el montón de decerebrados de la escuela. Te diría que invites a alguien, pero nadie es digno – da una mueca en disgusto al toparse con unos tipos lanzando comentarios babosos a las porristas con mini faldas –. No quiero sonar a amargada o a esas amigas prohibitivas que te arrastran con ellas, pero pienso que estaremos mejor en mi casa viendo películas y comiendo pizza. Crearemos un stigma, es original.
–De acuerdo, tú ganas – carcajea por sus caras graciosas –. Te invitaría a ir juntas y a que nos digan lesbianas...
La artista completa:
–Como siempre nos dicen al ser las solteras. Es costumbre.
La actriz refuta con astucia:
–Antes lo era. Tú ya tienes rumores con Friar desde el video de su show en el campus. En fin, sé que dirás que no.
–Exacto.
–Así que me abstengo y consideraré tu plan "Vintage como blog de Tumblr".
–Seremos una sensación, una tendencia, amiga.
–Ujum, y si consigo alguna cita, te quedas con tu pizza.
Maya la empuja suave con una risotada y al menos logra relajarse un poco de todo el estrés adolescente.
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Riley enfoca su puntería con el arco en el blanco redondo que el profesor les indicó; no tiene idea de porque les dan clases de arquería, las tomó porque era el único deporte extra que no daba tanto esfuerzo físico ni la hacía sudar como su hermana en el campo. Tampoco le desagrada el ejercicio, le ayuda a relajarse.
Claro, su paz se ve perturbada al percibir una fuerte colonia que se presenta a sus espaldas, como la voz en su oído que la hace tensarse:
–Luces muy sexy concentrada y apuntando con una flecha, preciosa.
Con leve disimulo, se remueve del agarre en su cintura, logrando que el otro se aparte.
–Ah, eres tú.
–¿Quién más vendría a apreciarte?
"Farkle" se le ocurre decir, optando por mejor apretar la mandíbula y soltar la flecha sin previo aviso, casi clavándola en el trasero de alguien al rozarlo y oír su grito.
No le interesa sonar cortante:
–¿Se te ofrece algo?
–¿Estás enojada aún? Vamos, no te lo tomes personal, dulzura – sonríe con encanto y descaro –. Ya lo dejé claro con tu amiga, sólo me interesas tú.
–¿Vas a decirme qué necesitas? – pide con impaciencia –Estoy en plena clase, Charlie.
–El baile de graduación, quiero invitarte como mi pareja.
La uniformada se remueve incómoda.
–Eh, no puedo ir porque mi hermana no asistirá, lo siento – no se esfuerza en sonar sincera –. No irá ni porque le suplique.
Con una risotada hilarante, el tipo le guiña tras acariciar su mentón.
–Oh, no te preocupes. Ella irá.
Riley le observa confundida en lo que se va del campo, preguntándose de qué hablaba el tarado con escasas neuronas. Lo que fuera, ella se negaría rotundamente en ir con él al baile...
Y comienza a ofuscarse porque aún su casi novio no le ha invitado siquiera.
–Hombres estúpidos...
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–Hola, chica misteriosa.
Isadora se sobresalta en su sitio, arrugando su entrecejo ante la aparición inusual del moreno sonrente.
–Literalmente estamos en clases de teatro desde el año pasado. No soy un misterio, Babineaux.
–Bueno, me gusta identificarte como tal porque eres la chica más interesante en la escuela – admite ahora con una sonrisa nerviosa, porque cada que se acercaba a la pelinegra sus propósitos se iban a la borda; sip, no tenía moral para siempre molestar a Farkle con su "noviecita" cuando a él igual le sudaban las manos como un ñoño ante la chica que le gusta –. T-tu vestuario es genial, la obra de fin de curso será la mejor por tu interpretación.
–Gracias, supongo – modula con cierta timidez. Zay era uno de los tipos más llamativos de su clase de teatro por lo payaso que es, y era lindo a su parecer, pero le irrita cada que la busca con estúpidas excusas –. ¿Se te ofrece algo?
El muchacho rasca su nuca, riendo con un titubeo en lo que apunta al casillero abierto.
–Andaba por el pasillo y no pude evitar echarle un vistazo a tu casillero, con todos esos recortes y cosas. Parecen suturas de Chucky de tantos parches y...
La más bajita le interrumpe en seco:
–¿Te estás burlando de mí?
–¿Ah? ¡N-no, no, me gusta bastante el estilo! – su voz se eleva tanto, que debe carraspear y tragarse la vergüenza de ser visto por los demás estudiantes; aunque, honestamente, más nervioso le tienen los oscuros orbes delante de él –. Noto que eres bastante fan de Shakespeare.
–Más que una fan, es mi esposo de la literatura – agrega con orgullo, para despues torcer sus labios –. No eres bueno iniciando una conversación.
Maquina una estratégia rápida en su cabeza para no perder la oportunidad con la geniesita, y de inmediato se le ocurre, tomando una inhalación dramática:
–Es al separarse cuando se siente y se comprende la fuerza con que se ama. Una despedida es tan triste que te diré "Hasta mañana" hasta el amanecer. Aquel que se mofa de las desgracias ajenas, es porque nunca las ha sufrido en sus carnes. Deseo no recordar cómo se pensaba. Si profano con mi indigna mano este sagrado sacramento, pecado de amor será. Creía...
–Conocer el amor hasta que tu belleza sedujo a mis ojos. – completa con gran perplejidad, sonriendo por inercia –. ¡Wow! Nunca conocí a alguien más que sin estar obligado se supiese las líneas tan bien.
–También soy fanático de tiempo completo – corresponde con un encogimiento apenado –. Finalmente llamo tu atención.
–¿Querías llamarla? – inquiere con hilarancia, pero no una malicioso, por lo que el otro se relajó – Sólo no te esfuerces tanto, Babineaux.
–Entonces... ¿Tengo oportunidad de invitarte al baile?
Isadora siente el calor en sus mejillas, a punto de tartamudear cuando acomoda sus lentes con su mano libre y luego arrastra detrás de su oreja un mechón suelto.
–Tendré que pensarlo. T-tengo una larga lista de espera, ¿Sabes?
Zay suelta el aire con una sonrisa.
–La verdad, esperaba que me rechazaras de inmediato. Tengo esperanzas, lo intentaré.
Sin más, el sureño se pierde a su clase de baile, ya iba tarde, a lo que la muchacha se ríe bajito por lo gracioso que luce el más alto corriendo entre los que le empujan de malas.
Puede que esta vez su amiga deba ceder un poco, o de lo contrario, lamentaría dejarla sola en su noche de pizza...
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Da los últimos trazos en su block, sonriendo triunfante una vez aprecia el dibujo terminado; no era para una tarea de su clase, simplemente la invadió la creatividad en pleno parque y quiso aprovechar para dejarse fluir en el papel con ayuda de su lapiz.
Tan sumida en su mundo se hallaba, que no se fijó en un particular chico de camisa de cuadros negra que la toma desprevenida con un brazalete que extiende encima de su hoja.
–Encontré esto escondido en mi sofá esta mañana – sonríe ladino –. Iba a dartelo durante la escuela, pero dificilmente te ví alrededor.
–He estado ocupada con los finales – indica, aliviada en lo que tiene la preciada joya devuelta en sus manos –. Gracias, estaba perdiendo la cabeza buscándola por doquier.
–No hay de qué – se sienta a su lado –. Realmente te esfuerzas por las calificaciones.
Maya da un mofido.
–Ya que doy tantos dolores de cabeza con mi actitud problemática, debo compensar a la directora y a mi padre con algo bueno. La universidad ya me aceptó, pero quiero mantener mi promedio hasta el final.
Lucas se acomoda, más serio.
–Así que es cierto, ¿Te irás a la universidad de Los Ángeles?
–Papá no quiere aceptarlo, pero es casi un hecho – confirma con voz tenua. Comprende que aquello significa alejarse del ojos verdes en algún punto; la idea repentinamente no le agrada, y aparentemente tampoco al mismo, porque mira al frente en total silencio. Para aliviar el ambiente, y aprovechando para saciar su curiosidad, inquiere: –. ¿Tú? ¿No tienes planes despues de la graduación?
–Ninguna carrera me ha llamado la atención hasta ahora.
–No es cierto.
–¿Lees mentes?
–No, pero conociendote he logrado ver algunas cosas – espera unos segundos para adivinar con suavidad: –. ¿Tienes miedo de no ser aceptado?
–Una carrera cuesta mucho dinero, Hart – concede tras una pausa, le era raro sentirse expuesto por alguien más, sobretodo, por ella. Le estaba leyendo bien, y no sabe si quiere detenerla o dejarla indagar cuanto desee –. Incluso si gano una beca o algo, el tiempo que estaré estudiando podría invertirlo en trabajar para ayudar en casa.
–¿Le has dicho a tu padre?
–Quiere que estudie, pero sabemos que es una linda fantasía. No admitirá que será duro sin tener ayudada y gastando en lo que requiera – bufa con un oculto desgano –. Tal vez pueda ir más adelante, al estabilizarnos más.
Ella le escucha sin intervenir, es un tema claramente difícil para el bronceado chico. No desea irrespetar su decisión o ser entrometida, por más que se descubre a sí misma preocupada por su futuro.
–¿Y cuál es tu idea? Digo, ¿Tienes pensado algún trabajo en específico?
Asiente con un gesto.
–Mi tío me ha ofrecido trabajo en Texas, tiene una buena oferta para que lo ayude con un taller de motocicletas. No tiene el dinero para enviarme y cubrir todo lo inicial, así que estoy reuniendo para ello. Aunque será horrible separarme de Ava – se muerde la lengua para no soltar lo que su estúpida cabeza analizó, un "Y de tí" peligroso para ambos. Sacude la idea y culmina: –. Está muy apegada a mí.
–Ella te admira mucho – sonríe con cierta tristeza plasmada –. Parece que los dos tenemos planes distintos...
La sentencia les afectó más de lo que estaban dispuestos a aceptar.
Lucas sabe que no es inteligente dar esperanzas, aún así, es incapaz de no imaginar algo mejor:
–Bueno, la vida da muchas vueltas – susurra en lo que le acomoda un mechón rubio detrás de su oreja –. Me gusta enfocarme más en el ahora.
Sintiéndose expuesta, aparta la mirada y cambia de tema abruptamente:
– En fin, ¿Qué haces por aquí?
–Traje a Auggie de la escuela y Ava está con él un rato mientras hacen un proyecto de la escuela. Iba a ir a tu casa, arriesgandome a que tu padre me hiciera un interrogatorio, pero te ví sentada aquí y me ahorraste la tortura.
–Está en el trabajo, pero probablemente vendría a patearte el trasero personalmente – continua un poco la broma –. Preferí aprovechar el ambiente y salir de allá.
–Dibujabas.
–Me atacó la inspiración... ¿Quieres, ya sabes...?
Tanto ella como el de jeans se sorprenden de su ofrecimiento; la chica mantiene su rostro gacho, apretando el block con fuerza para que no se entrevea su nerviosismo.
Lucas pestañea incrédulo, con una sensación hormigueante en sus dedos.
–Maya...¿Segura?
–Ya viste uno de mis cuadros sin permiso – resta importancia, más para convencerse de que no era la gran cosa. Él entendió y lo tomó en su cuidadoso agarre, apreciando finalmente el reciente dibujo, quedando mudo por unos cuantos segundos. Maya comenzó a experimentar más ansiedad, removiéndose en su puesto –. ¿Te comieron la lengua, Huckleberry?
–No, es que... – traga el repentino nudo en su garganta, su pulso se aceleró y no tenía idea de lo que le ocurrió; como si todo se detuviese, viendo el boceto de unos columpios en un campo de flores, dos niñas en ellos y una silueta difuminada de una mujer a lo lejos; sin duda, una imagen que representaba tanta nostalgia y emociones que no supo ponerlo en más palabras –. Esto es increíble, ¿Guardas todo esto contigo?
Chasquea apenas, alzando sus hombros y bajandolos.
–No es como que muchos se interesen en verlo.
–El mundo y su retorcida lógica de nuevo – repite aquella frase memorable que los hace sonreír. Quiso expresarle tantas cosas que ni siquiera sabía lo que eran. Simplemente, con esos orbes azulados en los suyos, dijo lo que sí comprendía: –. Eres una gran artista, Maya. Ves de manera única el mundo, es un gran don. Tienes suerte de ello, tener algo que te apasione tanto.
–Solamente Smarckle, mamá y tú me lo han dicho – confiesa con cálidez en su voz, agradecida con el contrario –. Papá está demasiado ocupado y Riley muy enojada conmigo.
–¿Siempre ha sido de esa forma?
–Desde mamá...
El pecho de Lucas se comprime con la oración, pues a pesar de que ella nunca le ha contado nada sobre su madre, él mismo experimenta lo duro que es no tener una contigo. Maya era alguien que se cubría con una muralla, pero la verdad, la siente a veces tan vulnerable, con un corazón de oro cargado de vendas, y tiene una gran necesidad de sanarlo...
Porque el suyo estaba igual, pero ella lo compensaba últimamente.
Toma con cuidado su mano, otorgándole una sonrisa totalmente honesta.
–Pues es un honor apreciar su obra, señorita Hart. Nunca lo dejes, en serio.
Su tono fue tan suave y su tacto tan delicado, que a la artista no le quedó de otra más que enlazar sus dedos a los suyos, correspondiendo a esa sonrisa tan transparente que incentiva a los insectos en su estómago para hacer una fiesta descomunal.
–No lo haré.
De lejos, cualquiera que apreciara la imágen, la describiría como dos jovenes enamorados que no son consientes de ello, pero que sin duda, logran comprenderse.
–Un minuto, ¿Qué?
–Charlie-sin-neuronas-Gardner me invitó al baile – repite con un quejido –. Missy también intentó dirigirme la palabra durante el almuerzo y la mandé al demonio.
–¡Esto es insólito!
–¡Ya sé! Es el día de los idiotas.
Farkle rechista exasperado, levantándose de la mesa.
–Me refiero a que Lucas tuviese razón con el idiota de Gardner.
Riley inclina la cabeza en desentendimiento.
–¿A qué te refieres?
–A que volverá a rondearte como un perro – refunfuña con una mano jalando su cabello y otra en su cintura –. Era lo que me faltaba, justo en las últimas semanas de clases.
–No te estreses, tal vez se canse con mi indiferencia – aconseja con dulzura –. Además, no le servirá de nada si a mí me gustas tú, Fark.
–Adoro que seas tan linda conmigo, pero no alivianas mi preocupación – se da por vencido por la tierna castaña, sujetando su mano una vez vuelve a su puesto frente a ésta –. Si hablo con él...
–No es buena idea – se apresura a opinar –. Charlie es un cretino, tiene a todos los del equipo de futbol de su bando, y no quiero que te hagan nada por su capricho.
Da una mueca ofendida.
–Soy capaz de defenderme.
Eleva una de sus cejas.
–¿Contra todo el equipo?
–Odio que tengas un punto fuerte a favor – formula con un gruñido tras analizarlo mejor; odia que su orgullo se quiebre frente a la chica, y todo porque no alzaba pesas debido a que le huía a las actividades deportivas que lo capacitaran a tener algo de fuerza física para golpear a tal imbécil. Frustrado, es como se siente –. ¿Qué se supone que haga? ¿Quedarme de brazos cruzados mientras ese tarado le coquetea a mi novia?
Matthews queda pasmada con la forma de llamarla, él no se dió cuenta de lo que le causa aparentemente, por lo que remarca:
–¿Soy tu novia?
Minkus la mira algo perdido, traga en seco por los nervios que comienzan a formarseles.
–¿No lo eres? E-es decir, yo creí que, las citas y...
–No lo tomaba como algo oficial porque no lo pediste.
–Oh, bien... ¿Ahora es buen momento?
La jovencita sale de su aturdimiento, no siendo capaz de controlar una sonrisa enternecida que nada más el genio le causaba.
–Pues, arrunaste la fantasía que tenía en mente... Sin embargo, acepto gustosamente.
Escapa el aire con un sonido de queja que divierte a la contraria.
–Lo siento, soy pésimo cuando se trata de ti... Me tienes algo embobado.
–Sólo me interesa que tú lo estés – vuelve a ponerse seria, manteniendo el tacto en su petición: –. Por ahora será mejor mantenerlo lejos de los demás, y no porque me avergüence, sino porque no quiero que lo arruinen. ¿Estás de acuerdo?
No lo estaba, porque siempre ha querido gritar lo que sentía por la ojos marrones, pero no era buena idea dadas las circunstancias; se recuerda que no se trata de la fuerza -exclusivamente-, sino del hecho de que le mintió a Gardner cuando le dijo que su plan con Lucas se trataba de su "único beneficio".
Cielos, si se entera de que lo usó, estaría en graves problemas.
Con una exhalación profunda, contesta en resignación:
–Lo estoy, Riles.
---
–Hey, ¿Que tal anda mi sujeto de negocios?
Lucas casi capta el rechinido de sus dientes cuando siente la palmada en su hombro y oye el tono enfadoso. Encara al tonto sonrisa de comercial casi con desgano.
–Apareciste otra vez, Gardner.
–A tiempo para el baile de graduación la próxima semana – reafirma –. Quiero pedírselo a Matthews.
Se tensa de inmediato.
–¿No estabas ocupado con Missy Bradford?
Con un gesto, resta relevancia.
–Ya me aburrí de ella, sabes como es. Necesito que Riley venga conmigo.
–No veo que ocurra después de que te metieras en la falda de su amiguita.
–De ello me encargaré yo.
–¿Qué demonios quieres?
–Requiero de tus servicios de nuevo, ya que tuviste éxito con la leoncita Hart – suelta con una sonrisa maliciosa que confirma las sospechas de las cuales temía el más alto. Muestra los billetes tras observar a varios lados –. Doscientos dólares. Incluye el traje, las flores, todas esas ridiculeces, pero que vaya contigo.
El de piel más acanelada sisea entre dientes, negando y cerrando su casillero con un poco más de fuerza de lo necesaria.
–Escucha, tu jueguito me enferma. No lo haré.
–¿Qué? ¿Por qué? – parpadea, descolocado con el sujeto – Todos dicen que te va bien con la salvaje, incluso lo que hiciste en el campo...
–El trato se acabó – remarca con frialdad –. Cumplí mi palabra, supéralo.
Cuando empieza a alejarse, una nueva propuesta le detiene en seco:
–Quinientos dólares.
–¿Acaso tus padres son dueños del país? – espeta con desprecio, volviendo a girarse en su dirección, casi adolorido– ¿No te importa gastar dinero en cosas como estas?
–No les importa, a mí tampoco. El dinero me va y me viene, pero a tí, no mucho – se pavonea con una sonrisa que el opuesto desea borrar con una patada que se contiene, chequeando los billetes –. ¿No te interesa? Serían mil trescientos dólares en conjunto de todo lo que te dí, Friar.
El estar considerándolo le enferma de sí mismo, pero no es capaz de engañarse diciendo que no es una oferta tentadora; a su mente viene cierta chica rubia con temperamento obstinado, su sonrisa, ojos y la forma en la que estaba comenzando a confiar en él...
Luego se cruza en su cabeza la carita de Ava, las ojéras de su padre que acompañan a su dolor de espalda y manos sucias, y por supuesto que igual rememora su plan tras graduarse; su fondo de ahorros para irse con su tío a Texas, trabajar para ayudar a su familia...
Esa cantidad de seguro sería suficiente, sumando sus ahorros.
–Imbécil – con todo el pesar y maldiciones para su persona, acepta de mala gana los billetes, marchándose para evitar la expresión de superioridad y victoria que tiene el hijo de puta de Charlie, porque iba a golpearle si no se marchaba inmediatamente. En el siguiente pasillo, usualmente estaba el salón de artes, se asoma con cautela y divisa por la ventanilla a la mechones rojos que pinta tan concentrada y tranquila, sólo ella lograba tal armonía en un aula llena de tarados. Es peor al colarse en su mente la tarde de dos días atrás, cuando ella le mostró algo tan importante como su block de dibujos personal. Suspira tendido, como si le acabaran de golpear el estómago –. En qué mierda me he metido...
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Maya olvidó su mochila en la primera planta, motivo por el que va tan deprisa descendiendo las escaleras de madera alfombrada que la guían a su sala. Se paraliza cuando escucha a su padre carcajearse como hace mucho no lo hacía; su conversación se escucha como un murmullo en lo que se acerca cautelosa a la cocina, y antes de que su plan de entrometida funcione, su progenitor cuelga la llamada.
–¿Con quién charlabas?
–¡Carajo! – el salto que da el de rizos hace que su hija aprete los labios para evitar una risotada. La regaña por ello: –. ¿Desde cuándo te influenciaste por tu hemana con su instinto de espía chismosa?
–¿Por qué evades mi pregunta? – astutamente se cruza de brazos, dando pasos para acercarse al mayor –. ¿Ocultas algo?
–¿Yo? P-para nada – levanta el mentón de forma retadora –. Soy un adulto maduro, no tengo nada que ocultarle a mi hija adolescente.
–De acuerdo, ¿Y porqué te reías?
–¿Te importuné?
–Claro que no, extrañaba oírte hacerlo – no duda en aclarar, lamentándo que su falta de comunicación le haga creer eso a su padre. El hombre le sonríe ligeramente, pensativo en su mundo. Añade entonces: –. Puedes confíar en mí, papá.
Corey se topa con los ojos de su hija mayor, le eran tan hermosos, que casi le suelta lo que guardaba consigo... Casi.
–Yo...Cuando sienta que estamos preparados, te diré.
Maya tiene ciertas hipótesis, pero no es partidaria de asumir ni de presionar -como lo haría su hermana-, a lo que asiente comprensiva.
–Sea lo que sea, me alegro.
Para apartar el tema, el adulto busca dos cucharas y extrae del refigerador un helado, rememorando los viejos tiempos junto a su pequeña, la cual sonríe y acepta, de igual forma recordando sus tardes del viernes viendo caricaturas con su padre.
–Dime, ¿Qué maldad hiciste hoy?
–Nada, he estado calmada.
–¿Y ese milagro?
–Los exámenes finales me tienen ocupada.
–¿No tendrá que ver con que Lucas Friar te mantiene ocupada?
–Vamos, papá – finge indiferencia ante la mención –. No todo gira entorno a chicos.
–Sea como sea, agradezco que no le des dolores de cabeza a Topanga cuando escribe el final de su libro.
Ella entrecierra los ojos de pronto.
–¿Desde cuándo le dices Topanga a la directora Lawrence?
Al verse en terreno peligroso, inventa lo más viable:
–Desde que me llama tanto por tus travesuras que ya nos acostumbramos al otro.
No muy convencida, lo deja pasar:
–Ah, claro...
–Puedes confiar en mí – utiliza el mismo recurso, captando la atención de la dudosa menor –. Dime lo que quieras.
–¿No vas a encerrarme por salir con alguien?
–Sé que sabes manejar de manera madura el asunto, aunque no me guste y sea un tema incómodo para un padre.
Ante la aprobación, formula mentalmente una interrogante:
–Si a tí te gusta alguien, ¿Le besarías?
El ojos oscuros se ahoga un poco con la bola de helado, su hija le palmea la espalda levemente hasta que se recupera, aparentando normalidad.
–A ver, espera. Explícalo mejor, hija.
–Es que... Soy partidaria a que no todo es un dialógo, que no es como una película de romance cliché donde te enamoras a los dos días – gira sus orbes –. La cuestión es, si te gusta alguien y no has dado el primer paso...
–Creo que depende del caso y de la situación – intenta explicar sin guiarse de su instinto de protección paternal –. El tiempo es relativo al enamorarse o generar sentimientos, Maya. Es posible que te enamores en dos días, aunque suene loco para ti. Muchas personas viven toda una vida juntos y realmente no conocieron lo que era estar al cien por ciento enamorado de alguien.
–Estamos hablando de gustar, no de enamoramiento...
–Está bien, al punto – sonríe con simpleza ante lo obstinada que es –. Es fácil guiarse de las emociones, pero usar la cabeza es importante, demuestra que nos interesa la otra persona. Si alguien no besa a otra persona, a pesar de que le gusta, debe ser porque realmente quiere hacer las cosas bien, o por algún transfondo dramático. Al menos eso percibo yo.
Afirma con su cabeza una vez obtiene su opinión, le fue bastante valiosa y hasta la hace sentir algo de calma en su pecho; si bien el asunto del beso le sigue pareciendo irrelevante, estaba teniendo demasiadas ganas de compartir uno con el Texano, y le era inusual que el chico no lo intentara a dichas alturas.
Ahora comprende que se debe a que no quiere arruinarlo con ella, era lo más lógico, ¿Verdad? Estaba comenzando en confiar en él, y Corey la ayudó un poco más con ello.
–Gracias, papá.
–¿Es todo?
–Sip. Eres un gran consejero.
–Dime que no acabo de ocasionar que te besuquees con ese muchacho – al ver que la menor toma el envase de helado y comienza a marcharse, se alarma–. ¡Maya!
–¡Descansa, papá!
Lloriquea bajito, pero de cierta forma, siente que ha hecho algo bien...
¡Aunque no le guste!
---
Lucas se está empezando a enamorar y Maya igual, lloremos.
¿Cómo están? ¿Qué opinan de todo esto en la historia? 👀
El poema que dice Zay es original de William Shakespeare, y espero notaran lo que dice ;)
Las canciones igual son importantes en la historia, a la final haré la playlist completa <3
Si hay un error, notifiquenme :3
¡Ah, y este edit que hace referencia al próximo capítulo!
Original:
Edit:
¡Voten y comenten! <3
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