Capítulo 4: Master Plan
–¿Farkle, todo bien? – suelta tras analizar un buen rato la conducta del otro –. No sé, siento que quieres decirme algo.
–¿Yo? Todo está bien, es que... – toma una inhalación, tratando de formular todo: – Sí, debo decirte algo.
Riley de inmediato maquina lo peor; tal vez que su tutor se enteró de la cita con cierto deportista y eso le halla molestado. Se acomoda en su sitio con preocupación ante la idea.
–Espera, dime que no vas a cancelar nuestras clases y a abandonarme porque...
–¿Qué? No, nunca te abandonaría, Riley – interrumpe al segundo como si la idea fuera absurda, por reflejo tomando la mano de la contraria, y al darse cuenta ambos del hecho, se sonrojan levemente. Aparta apenado el agarre impulsivo y comienza con duda :–. Se trata de que ya conseguí una forma para ayudarte con tu padre. Ya sabes, lo de tu hermana y las citas.
–Oh, ¿En verdad? ¿Cómo?
–Conseguí a un chico que quiere salir con ella.
–¡¿En serio?! ¡Wow, eso es genial! – exclama totalmente entusiasmada, entonces cae en cuenta de un detalle :–. Espera, ¿Cómo lo hiciste?
No se atreve a admitirle la verdad de los hechos, no sabe cómo se lo tomaría o si le gustaría saber que le pagaron a un tipo con aspecto de vándalo para salir con su hermana, por ende, decide cambiar ligeramente la versión:
–Ah, ya sabes, existe alguien realmente suicida que gusta de tu hermana – trata de sonar casual; al parecer funciona, pues la de pares marrones estaba riendo bajito y el sonido le provocó una sonrisa –. El problema se soluciona.
–En realidad, no del todo – tuerce su gesto al rememorar –. Puede que le guste a un chico, pero ella es sumamente complicada, dudo que se le haga fácil conquistarla. Ella realmente detesta las relaciones y todo el asunto, dice que los chicos son perdida de tiempo y esas cosas.
Los ojos del otro se abren al cruzarse una idea en su cabeza.
–Espera, ¿Es lesbiana?
Ella nega algo divertida.
–¿Lesbiana? Dios, no. Aunque quien sabe, es tan liberal que tal vez sea bisexual, pero eso es lo de menos. Sé que le gustan los chicos porque tiene muchos pósters en su cuarto de Leonardo Di caprio, Jhonny Deep, y algunos chicos de bandas. Además, la oí hablando sobre su chico ideal con su mejor amiga en una ocasión.
–¿Por qué le repele tanto a las relaciones entonces?
–No puedo tratar de meterme en su mente, somos muy diferentes. Creo que quiere verse como alguien independiente, centrada en la escuela y blah, blah – suspira con hastío –. Es como mamá.
Farkle pudo percibir el cambio repentino que sufre la chica apenas menciona a su progenitora, porque detiene sus pasos al lado de la fuente y agacha el rostro. Piensa que es mejor hablar y cambiar de tema para evitar incómodidad; no la quería obligar a charlar de cosas que le perturban, a pesar de que le encantaría saber todo de su persona.
–La verdad, es que quería pedirte ayuda. Necesito ayudar a este chico para que salga con ella, saber sus gustos o algo.
–En eso no lograré ayudarte mucho. No sé si notaste que no nos contamos nada, no nos llevamos bien. ¿Quieres que me meta en la retorcida cabeza de mi hermana?
–Tu misma lo dices. Eres su hermana, viven en la misma casa, ¿No?
Lo analiza mejor y la perspectiva cambia, a lo que asiente con optimismo:
–De acuerdo, ¿Qué tienes en mente?
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–Admito que este cuarto es mejor de lo que pensé – reconoce con un escaneo general de la habitación; era una mezcla roquera, bohemia y variada con bastante personalidad y estilo. Le hace cierta gracia mientras echa un vistazo a los libros de la dueña –. Creí que estaría desordenado, que las paredes serían negras como toda la decoración y que habrían elementos de tortura o un caldero.
–Recuerdame porqué te hice caso en esto – espeta con nerviosismo, chequeando que cada cosa esté en su lugar y mordiendo su labio a cada cierto minuto que transcurre en el reloj de su celular –. Dios, si Maya llega y me ve aquí contigo me va a asesinar, Farkle.
–Calmate, Riles. Dijiste que estaba con Smarcks, no hay problema.
La forma en la que nombra a cierta pelinegra le hace fruncir el ceño.
–¿Conoces a Isadora?
–Somos compañeros de algunas clases, como en ciencias. Nos llevamos bien – contesta a medias, hasta que encara a la otra y se retracta con rapidez :–. Aunque no es mi tipo, si a eso te refieres.
–¿Y cuál es tu tipo?
–Tú – la irrupción del bailarín ocasiona que ambos se vuelvan dos tomates. Este atina a reírse metiendo más cereales a su boca desde la puerta. Prosigue para evitar que su amigo genio lo asesine : – Tú tienes buen gusto para escoger la despensa, Matthews. Hmm, o lo tiene quien sea que hace las compras.
–No te ofendas, pero no sé porqué autoricé que viniese tu amigo– logra modular saliendo del tenso momento, haciendo una mueca de desaprobación ante el mayor –. No te comas los cereales de arcoiris con malvadiscos, son míos.
Zay le resta importancia con un gesto, justo cuando la menor de la casa le arrebata la caja de cereales.
–Como sea, ¿Qué averiguaron?
Tomando la palabra, el ojos café ennumera:
–Algunas bandas, libros, arte y ropa interior negra. Le gusta mucho la pizza y las gomitas.
–Le encantan, igual que cuando come y separa por categoría. Ah, también le gusta cantar bajo cuando dibuja y se ata doble nudo en los zapatos. Hm, duerme abrazada a la almohada y le fascina que acaricien su cabello – aporta la única chica en la habitación, ganándose una mirada inquisitiva del par. Tose incómoda para cambiar de tema –. En fin, ¿Alguna otra cosa?
–La conoces más de lo que aparentas – Farkle opina con una leve sonrisa que hace a la otra apartar la vista –. Cuando oíste a tu hermana hablando sobre chicos ideales, ¿Qué decía?
–No recuerdo mucho... Eh, espera, ¡Lo tengo! Decía que chicos bonitos, con cabello negro y ojos oscuros. Que no sean pretenciosos o el típico Bad boy, con coeficiente intelectual y que no tenga miedo de mostrar emociones – enlista con sus dedos –. Mm, otro dato importante es que una vez la oí decir que odia que los chicos fumen. Prefiere morir antes que besar a alguien que lo hace, y por primera vez, le doy la razón.
Los dos quedan boquiabiertos y sienten una patada de derrota en su estómago, dándose miradas entre ellos.
–Ya...veo.
Riley percibe aquel cambio y le es imposible no preguntar:
–¿Algún problema?
–No, no, en lo absoluto. C-creo que ya es suficiente.
Antes de ordenar todo, chequear los datos en sus celulares y salir rápido, la castaña detiene curiosa al genio.
–¿Para qué querías saber lo de la ropa interior?
–Leí que cuando una chica combina su ropa interior, o es un tono oscuro, es porque espera tener relaciones sexuales.
De inmediato se arrepiente de soltar algo al respecto tan a la ligera, sobretodo por como la de labios brillosos queda muda y parpadea al tragar repetidas veces; y es que Matthews estaba recordando que ella misma tenía piezas a juego en sus gavetas por esa misma clase de planes...
–A-ah... Creo que y-ya debemos...
–S-si, claro – trata de zanjar el tema con maldiciones para sí mismo en su cabeza, no quería incomodarla ni imaginarla usando ropa interior provocativa, ¡Lo hacía sentirse un patán!. Justo cuando ya están en la puerta de la casa, se detiene para algo más :–. Oye, ¿No quieres saber quién es el tipo?
Lo medita un simple segundo, y con toda confianza, responde:
–No, me da igual.
Farkle se sintió mal por mentirle sobre algo así...
Riley se sintió mal porque no hallaba la forma de decirle que no irían juntos a la fiesta...
✩
Sus ojos examinan las publicaciones en su feed, pues si bien no es de usar demasiado las redes sociales, de vez en cuando las chequea; mediante su búsqueda, algo le vino a la mente, generándole una inmediata curiosidad sobre averiguar un poco sobre una rebelde en particular, haciendo eco en su cabeza lo que el par de amigos le sugirieron más temprano en la escuela.
"Maya Hart" Teclea en la barra, y con algo de suerte logra conseguir el perfil, sólo que se le escapa una risilla entre dientes cuando nota que el mismo era privado. En las demás redes obtiene el mismo resultado. Envía la solicitud, y se encuentra expectante por recibir una respuesta, cosa que no consigue con el paso de los minutos.
Maya no le escribió nunca, la muy astuta envió el mensaje del domingo por el celular de la madre de Auggie, así que no ha podido registrar el suyo.
–¿Por qué me tomo esto tan en serio? – se pregunta a sí mismo, algo frustrado cuando yavan dos horas sin obtener aceptación en su solicitud; dios, se siente tonto por esperar a que una chica le acepte –. Detesto que seas tan complicada y el tener que meterme en esta estúpida apuesta.
Su mal humor se debe a que es una persona temperamental, en ciertas ocasiones, porque usualmente le valen mierda muchas cosas; sin embargo, esto se lo estaba tomando más en serio de la cuenta. Decide por no prestar atención a su celular -como un tonto esperando una primera cita-, y prefiere irse a caminar un rato, buscando a los chicos con los que se juntade vez en cuando, pues son del mismo vecindario y contemporáneos a él.
–Luke, ¿Alguna novedad?
Se encoge, aspirando de su cigarro, acomodándose en la pared donde se recarga.
–Nada grande. Me pagaron por salir con una chica de la escuela.
Todos hacen una bulla general, algo que esperaba y le importa poco, hasta que:
–Uy, ¿Y ya te acostaste con ella?
–No es para acostarme con ella, sino para salir nada más.
–¿Y? ¿Se te metió el humo en las neuronas? Aprovecha la oportunidad.
–Ella no es así – su tono sonó más borde que lo que pretendía, porque de pronto se siente algo fastidiado por su forma de hablar de la artista. Los muchachos le dan una mueca y le detallan tanto que opta por restar importancia –. Es algo estresante, es una chica complicada.
–¿Para tí lo es? – duda uno de los mayores – Dómala, eres bueno con las chicas.
–Estoy en ello...– se reserva el pensamiento de que Maya no era como cualquiera, ni comparable con alguna chica del pasado. No, profundizar en el tema no le estaba gustando; quizás porque las ansias de revisar su estúpido perfil de Instagram le hacía sentir raro. ¿Por qué le importa tanto? –. La paga es buena, lo hice por eso.
¿Se lo dice a ellos, o a él mismo? Porque nadie le preguntó.
¿Vale la pena tanto dolor de cabeza por el dinero? Muchas preguntas rondaban en Friar ahora.
✩
En su lugar, Maya muerde su labio, volviendo a ver la solicitud de amistad -en al menos tres de sus cuentas-, su entreceño estaba contraido igual en concentración, hasta que resopla y aparta el celular.
–¿Acaso alguien te envió algún mal chiste? – pregunta el único hombre en la mesa, examinando laexpresión de su hija mayor –. Te regañaría por usar el celular mientras cenamos, pero no me oirías.
–Te diría que obligarnos a comer juntos en la mesa no hará que nos llevemos bien, pero tampoco me oirías – apunta con los palillos. Centrándose nuevamente en su platillo y chasqueando de mala gana –. No es nada. Un idiota acosador me mandó solicitud por mis redes, es todo.
–¿En serio? ¿Alguien quiere saber de ti? – Riley se interesa al instante, atinando a que aquello podría venir del chico que gustaba de su hermana. Maya la mira mal, oye un reproche de su padre, pero se centra más en añadir: –. ¿Sabes? Deeberías estar halagada de que se tomara el tiempo de buscar tus cuentas y enviarte solicitud. No es un stalker por ello.
–Me vale mierda.
–Maya.
–Bien, me vale caca.
La menor nega mientras sus dos familiares conversan. Golpea impacientemente su pie en el suelo pensando una manera de ayudar a presionar el asunto.
–¿Por qué no lo aceptas? Tal vez te agrade su perfil y ser una persona sociable.
–¿Por qué te importa esto? – inquiere con extrañez – Es una absurda solicitud, no tiene que ver con tu reino de la perfección.
–Aunque no lo creas quiero que te abras a las personas, Maya. Puedes estarar perdiendote oportunidades en esta vida por ser de esa manera.
Maya sisea con sarcasmo.
–¿Cómo, análitica?
Riley corrige con simpleza:
–No, pesada.
–Niñas, quiero tener una sola comida tranquilo, por favor – Cory interviene en medio de la cercana pelea de insultos, suplicante –. ¿Saben cuantas cesareas hice hoy?
Las dos jovencitas suspiran viendo venir el discurso de su progenitor y eligen mejor continuar la cena. La castaña se resigna a no tocar más el tema, además de que -por la cara de su hermana-, siente que sus comentarios fueron al menos minimamente de ayuda.
Justamente, la más pálida estaba en un conflicto interno a causa de la ridícula escena en el aula de arte, porque Lucas la estaba haciendo pensar más de la cuenta y ella odia sentirse tan interesada en... Él.
–¿Ya te vas a tu habitación? ¿No verás conmigo CSI?
–Dile a la princesita hoy. Quiero descansar, pá.
Cory ve intrigado como su hija desaparece por las escaleras, y luego posa su atención con esperanza en su otra pequeña.
Claro, Riley sonríe con disculpa, tomando una revista del revistero.
–Paso, papi. Tengo que leer un artículo importante para la escuela.
Al quedar solo en la sala, termina por escapar una boconada pesada, yendo al sofá para encender la televisión.
–Yo quería dos niños.
✩
–Quiero mis resultados, Friar.
El aludido vuelca sus orbes y cierra la puerta del casillero, viendo la cara del idiota que le acababa de dirigir la exigencia.
–Gracias por saludar, principe encantador – responde con aburrimiento, pero manteniendo una pose intimidante que logra que el otro baje su temperamental expresión –. ¿Vienes a criticar mi trabajo?
–Escucha, te pagué, y espero resultados – expone lo más calmado posible –. Hasta ahora obtuve a una perra caprichosa chocando mi precioso auto y cero citas con Riley. ¿Acaso no puedes con ella?
Lo último hace que su sonrisa le de escalofríos al pelinegro, quien retrocede por reflejo.
–Puedo con cualquier cosa, Gardner. Si no he hecho un movimiento, es porque pienso antes de actuar, ¿Lo has intentado?.
Con su orgullo siendo atacado, se pone firme con lo que sabrá funcionará:
–Pruebalo. Si quieres algo, dame algo.
Lucas le insulta con un gruñido bajo, peinando su cabello hacia atrás con exasperación.
–Hey, Gardner – lo llama con imponencia, deteniendo su ida –. De acuerdo, doblé mi oferta.
Kai exclama con enojo:
–¿Qué? Olvídalo.
Se arriesga por instinto, sonriéndo socarronamente seguro:
–Entonces olvida a su hermano y consiguete a alguien más para este viernes.
–Tú... Agh, bien – gruñe acercándose y sacando la billetera de su chaqueta del equipo –. Cien dolares.
–Trecientos.
–Tienes que estar bromeando.
–Creo que conoces muy bien lo difícil que es. No imposible, pero sí una fiera.
Entrecierra sus ojos y mueve su mandíbula, sacando los billetes y entregandoselos de malas.
–Espero que seas mejor con los resultados como eres bueno para cobrar.
Poco a poco, la sonrisa del texano se esfuma de su expresión, la idea del cobro extra se le ocurrió por impulso, como un incentivo necesario para salir de sus cavilaciones y actuar sin pensar tanto.
Maya es complicada, sí, pero no tenía que involucrarse más allá de la cuenta. Se limitaría a hacer su trabajo sin dar tantas vueltas y con el dinero optaría a un mejor futuro para su familia y él, ¿Cierto?
Joder, iba a beber un poco en el bar de esa noche.
Estacionan el carro junto a las motocicletas, evaluando con recelo la zona donde se metieron.
–Actúa seguro y tal vez no terminen asesinándonos, violándonos, secuestrándonos o robándonos.
–Ojalá fueras tan bueno siendo valiente como lo eres con las palabras, tonto.
Los dos prosiguen con la discusión entre susurros enfadosos en lo que se abren paso por el bar, yendo entre las mesas de billar y tratando de lucir rudos para los tipos con grandes tamaños corporales que les miran como si fueran sus siguientes presas. Al captar la figura de cierto chico de piel bronceada, casi corren a este como si fuera un oasis de salvación.
–¿Qué hacen aquí? – no se molesta en ocultar su desconformidad una vez tiene al par frente a él – Carajo, es mi noche de tranquilidad. ¿Qué diablos quieren?
–Oye, no vinimos a molestarte. Te estamos ayudando, ¿Recuerdas? – apela el de piel pálida, confuso por la actitud más agresiva de lo normal –. ¿Por qué estás tan enojado?
–Tengo al imbecil de Gardner jodiéndome las pelotas con su absurdo jueguito de conquista y ahora interrumpen mi partida de billar – masculla, agarrando su vaso con brusquedad–. Como sea, ¿Qué tienen? Porque yo no conseguí ni que me aceptara en redes sociales.
–¿Es dificil, eh?
–¿También quieres cuestionarme, niño genio?
–No... – borra su sonrisa al segundo, cambiando la conversación por su bien: –. Mira, aquí están unos datos importantes.
Toma el celular del castaño y se traga la sorpresa al hallar hojas de información sobre Maya; banda favorita, música, comida, golosinas, habitos, libros y gustos en general. Era una guía entera al alcance de sus manos, una parte para decifrar el enigma que era la revoltosa artista.
–¿Dónde consiguieron esto?
–Su hermana me dió paso a su habitación.
Su entrecejo se contrae, viéndolos con seriedad.
–¿Invadieron su privacidad?
Farkle se remueve algo culposo.
–Es por un bien común.
Ante el tenso silencio, a Zay no se le ocurre más que sacar su instinto chismoso ante un rumor de la escuela, uno de los cientos:
–Oye, ¿Puedes beber alcohol así sin tener hígado?
No puede evitar sentirse irritado por la pregunta del moreno, porque ese ridículo rumor surgió de un idiota que le caía de la mierda.
Rapidamente, el genio se antepone frente a Zay y lo aparta, riendo nervioso.
–Nada, nada. L-lo importante aquí es que debes tener una cosa en cuenta, primero que nada.
–¿Qué cosa? – resopla, encendiendo un cigarrilo.
–Maya detesta a los fumadores.
–Espera – analiza mientras el menor le quita con cautela su cigarro –, ¿Me están retando a no fumar?
–Por ahora solamente – adelanta Babineaux –. Podrás retomarlo despues.
–Y otro problema. A Maya le gustan los chicos bonitos.
Ahora sí habían llegado a su límite; aprieta su vaso y lo deja lenta y peligrosamente en la mesa de billar, enfrentándolos con una cara de advertencia que les hace tragar en seco y dar un paso en retroceso.
–¿Me están diciendo que no soy un tipo bonito?
–¡No,n-no! Es decir, para ella los bonitos son c-cabello y ojos oscuros, chicos honestos, que no sean bad boys y...– detiene su atropellado discurso porque sentía que estaba tentando a su vida ahora mismo, echándole más llamas al fuego. Por ello, le resta importancia con una risa titubeante: –. Pero eso no importa. Casi nadie encuentra a su tipo ideal.
–¡Es cierto! Mi padre se casó con mi madre y no era su tipo
–La conquistarás siendo tú.
–Sip. Definitivamente eres un tipo bonito, amigo.
–Bastante bonito.
Observa a los dos parloteadores y risueños con ganas de golpear sus cabezas, pero se contiene y relaja porque no le caen del todo mal, aunque no es una cosa que diría en voz alta; al menos son mejores que el pendejo de Gardner, y le causaban diversión.
–Eso pensaba. No tengo que teñirme o cambiar – concluye –. Pensaré lo del cigarro, y es un gran esfuerzo. ¿Algo más, niño?
Farkle recupera su tren de pensamientos y afirma en un gesto.
–Mañana va a ir a Eclipse, tocará una de sus bandas locales favoritas y ya tiene boletos para ir con su mejor amiga. No puedes faltar, es tu oportunidad para ganartela e invitarla a la fiesta de este viernes.
–No les agrada mi presencia en ese local, no lo sé.
–Haz un esfuerzo, por favor.
–Lo haré – contesta tras una pausa; su cabeza empieza a punzar y ya quiere irse a la cama –. Mandenme la lista a mi celular y la revisaré.
–De acuerdo, anotaré tu número – afirma con ansias al marcar en su agenda lo dictado por el alto. Recuerda otro dato y piensa que a un tipo como él le importaría: –. Ah, y usa ropa interior negra, por si te interesa.
Lucas los mira sin expresión alguna, debatiéndose seriamente en golpearlos o no por invadir su noche y la privacidad de Maya.
¿Que acaso creen que una ropa interior negra iba a hacerlo enloquecer o qué?
–Mejor larguénse antes de que provoquen a alguien aquí, o a mí.
Ambos le conceden aquello con velocidad, despidiéndose para casi salir huyendo de ahí.
Friar, por su parte, se estaba empezando a cuestionar si realmente estaba lanzándose a un vacío por un par de billetes,porque -aunque es temerario-, algo en el fondo le decía que era demasiado problematico.
Desplaza de lado su instinto y prefirió continuar su partido solitario de billar, resignado a tener que dejar su mal hábito de fumador, por ahora.
✩
La música logra activar la euforia en su cuerpo, moviéndose al ritmo de la canción que sonaba en el escenario, junto a la bulla de los espectadores en el concierto donde ella y su mejor amiga estaban esa noche del jueves. Lograron obtener boletos por un primo de la de lentes, por suerte; a pesar de que no era una banda mundialmente conocida o popular, tenía bastante público en América.
Maya se considera una de sus fanáticas más grandes en New York. Claro ejemplo de ello es el que está bailando y cantando a todo pulmón y sin preocupaciones. Todo lo que la estaba estresando y sacando de su tranquila zona de comfort desaparece por esas dos siguientes horas.
El concierto va a terminar en media hora para cuando Lucas hace aparición, siendo escaneado por la mayoría de las mujeres del local con luces rojas y tenuas. La ambientación cargada de leve neblina hace que su entrada sea más misteriosa, pero la música alta oculta uno que otro comentario coqueto de estas; estaba acostumbrado a causar cierto revuelo con las chicas. Simplemente sonríe educado y continua su escrutinio en busca de cierta cabellera rubia cuya dueña tiene un temperamento gruñón.
Da con ella cuando justo baila sueltamente y con risas junto a su amiga, dándole un aire relajado y nuevo, como cuando estaba pintando despreocupada en el salón de artes. Esta vez, su sonrisa es sincera y surge por inercia, incluso se queda en el sitio disfrutando un poco de la vista. Hasta que se siente un poco acosador y decide mejor ir a la barra más cercana por un trago.
–¡Hey, hermano! Hace tiempo no te veía por aquí – saluda entusiasta el barman, preparando el mismo trago de siempre para el rubio –. ¿Te dejaron pasar despues de la ultima vez?
–Tuve que usar mis estrategias persuasivas – responde con diversión, agradeciendo el trago –. ¿Qué tal tu novio?
–Ya sabes, nos odiamos y nos amamos en igual medida– explica el coreano con un con un encogimiento que acompaña con una sonrisita enamorada, pues ve a los lejos a su pareja bailando un poco –. ¿Tú estás en el juego o ya te tomaron, vaquero? Se me hace raro no verte fumando como chimenea.
–Dejé de centrarme en dormir con chicas desde el año pasado – vacila un poco si agregar lo siguiente, hasta que se rinde: –, pero ahorita estoy detras de una chica bastante complicada.
El peliazul asiente con gracia, viendo justo a una rubia que se acerca por un pedido.
–¿Qué trago, Hart?
Al ver de quien se trata, Lucas hace su actuación despreocupada y ajena.
–Dos botellas de agua, gracias – Maya eleva la voz para hacerse oír, obteniendo un guiño de su amigo tras la barra. Su vista se posa de pronto en el sujeto a su derecha, y su ceño se contrae automáticamente. Toma las botellas y con la mandíbula apretada, se sienta junto al pesado sureño, depositando en seco las botellas en la superficie marmolada –. ¿Tendré que poner una orden de alejamiento en tu contra para que dejes de perseguirme a todos lados?
–¿Quieres dejar de gritar? Estoy tratando de disfrutar la música, gracias – pide con la vista en otro lado, bebiendo de su vaso. De reojo ve la expresión recelosa de la más baja, a lo que añade :–. No todo es sobre ti, vine por el concierto.
–¿Te gusta Veruca Salt?
Lucas alza sus hombros y los baja, incorporándose de su asiento.
–Sep. Aunque en mi opinión, no hay nada comparado con Paramore y Evanescence. Hmm, igual Aereosmith y Coldplay, una mezcla de todo es genial.
La creciente intriga la hace seguirlo, porque es el primer chico que parece conocer de lo que le gusta.
–Pensé que serías de esos chicos que oía bandas de metal absurdas que hablan de matarse y de rituales diabólicos.
–No me gusta que me sangren los oídos, tengo géneros variados. Y me gusta el metal con sentido, solamente – corrige con ganas de reír por sus ocurrencias –. En este sitio sirven los mejores nachos con queso también.
–Digo lo mismo... ¿Conoces la letra? – inquiere con un parpadeo descolocado, porque el ojos verdes cantaba por lo bajo junto al resto la canción que suena, una de sus favoritas personalmente.
–Obvio, ¿Tu no? – la naturalidad de su respuesta logra sorprender a la otra, para su suerte. Los aplausos suenan y la música acaba justo cuando dice en voz alta:– Apuesto a que hasta a ti te voltea de preferencias Nina con ese atuendo sexy.
Hart abre la boca y la cierra de inmediato, las risas de los expectantes más cercanos a ellos resuenan y le es imposible no unirse por la pena que ambos acaban de experimentar. Friar se contagia de las risas, detallando con interes a la bajita cuando capta, por primera vez, una risa honesta de su parte.
–¿De qué película saliste, vaquero?
–De cualquiera en la que seas protagonista, New York.
Apreta sus labios para no carcajear por los coqueteos tan peculiares e hilarantes del otro. Aparta la mirada unos segundos y vuelve a opinar al fijarse de un curioso dato:
–No estás fumando.
–Ah, sí, lo dejé.
–¿En serio?
–Ajá, es malo para mí – da un sorbo a su vaso, porque debía distraer sus ganas de maldecir por haberse apegado tanto a los cigarros como para extrañarles por la simple mención –. Prefiero ahogar la ansiedad con gomitas de cola y jugar Resident evil en modo difícil. Es desestresante maldecir a Némesis.
Definitivamente la citadina estaba perpleja por lo que estaba descubriendo sobre el adolescente, incluso en su atuendo de chico rudo había cierto parecido con el protagonista del diario de un rebelde - película que le fascina-, aunque este hecho no fue a propósito de parte de Lucas.
Sí, él decidió estudiar la jodida lista de gustos de la belleza rubia, pero no cambiaría completamente por ella. Además de que, verdaderamente, sí tenían cosas en común, más de lo que imaginó. Por ejemplo, la banda que tocaba, le empezó a gustar realmente, oyó sus canciones en youtube y terminaron gustándole, a pesar de que empezó a indagar por obligación.
–Pues lo es... Ava debe estar muy feliz.
Los dos conectan miradas por unos segundos, a lo que el de orbes verde aprovecha:
–Este sábado hay una fiesta en donde Gardner.
La simple mención la hace sisear con sorna, rompiéndo la comodidad anterior.
–¿Te juntas con él?
–No, es un idiota. Pero no voy a desperdiciar las botanas y el alcohol gratis– admite con tanta gracia que casi contagia a la contraria –. Todos van a ir, eso escuché. ¿Quieres que pase por tí a las ocho?
–¿Se supone que es una invitación?
–¿Prefieres que no te pregunte y sólo pase por ti?
–No te das por vencido nunca, ¿Verdad? – ríe ligeramente con una negativa –. Disfruta la última canción del concierto, Huckleberry.
La cabellera rubia con mechones rojizos se hace ver cuando le da la espalda, empezando a buscar un pase entre la multitud.
Eleva la voz algo confundido:
–¿Eso es un sí?
–No.
–¿Es un no?
La Newyorkina sonríe para sí misma, siguiendo su caminata, no sin antes decirle:
–No.
En su sitio, el de chaqueta negra sonríe de igual forma, experimentando la primera victoria en la partida con la rebelde de jeans rasgados.
–Maya Hart, ¿A ella te referías? – es lo primero que dice el de camisa gris, ciertamente entretenido mientras limpia la barra –. Cuando dijiste complicada no creí que fuera tanto. Creo que "Indomable" es la mejor palabra.
–La conoces – adivina.
–Como clienta es un tanto habitual, más desde que cumplió su mayoría. Aún así, la conocí entre exposiciones de fotografía de Yoongi, es más su amiga que mía – de pronto se pone algo serio, entregándole nuevamente su vaso cargado de alcohol –. Oye, ve con cuidado. Es especial, es una gran chica cuando la conoces.
Lucas traga en seco de su bebida, apartando la vista.
–Gracias por el dato, Jungkook.
.
.
La fiesta sería definitivamente interesante, y un indicio de esto, es que Farkle y Zay se encargaron de lanzar el viernes los volantes por toda la escuela, asegurando un evento digno de recordar por todos los estudiantes de ultimo año de preparatoria.
✩✩✩
Hice este edit de Maya porque amo mucho su personaje en el fic ❤️ ¿Les gusta?
La fiesta va a ser un desastre, asies JAJAJAJAJAJA
¿Se dieron cuenta de la aparición especial? Jungkook y Yoongi de BTS <3 Soy ARMY, not sorry uwu
La canción del inicio es por Riley y Farkle :( La que dejaré aquí es la que Maya oía cuando Lucas llegó al bar.
https://youtu.be/pNcqm-U908U
¡Voten y comenten! <3
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