Capítulo 2: They
–¿Por qué?
–E-es que mi padre es un tanto anticuado. No entiende de estas cosas.
Charlie frunce más su entrecejo por lo absurdo que le parecía el asunto, estaba conteniendo sus ganas de carcajearse en la cara de la linda castaña frente a él. En cambio fingió una sonrisa comprensiva.
–Ya se nos ocurrirá algo, preciosa. Realmente quiero salir contigo, así que no me rendiré tan fácilmente.
Riley experimenta un salto alegre en su pecho que le hace afirmar con su cabeza repetidas veces, despidiéndose del atleta con un beso en la mejilla, rápido y tímido, que hizo reír a los amigos de éste una vez la de falda se marchó a la biblioteca.
–¿Tanto te importa salir con ese bombón?
–Haría cualquier cosa por salir con ella, Benson – contesta con suficiencia, cogiendo la paleta que guardaba en el bolsillo de su chaqueta del equipo, viendo a lo lejos a cierta rubia que iba acompañada de una azabache con lentes. Aporta con un murmuro socarrón: –. Tengo más que un sólo motivo, en realidad.
Por su lado, Maya continua su charla con Smarckle, enseñándole unas fotografías de arte que tomó en su última visita al museo. Una de las ventajas de ser la alumna favorita del profesor Hunter, , es que él le enseñó cómo usar de forma decente una cámara profesional.
–Amo la manera en la que te apasionas por el arte y los libros. Seguramente conquistarás la universidad, Maya.
–Ni me hables de ello, el tema me tiene algo estresada desde lo que pasó con mi padre esta mañana – farfulla ante el agrio recuerdo –. Lo único que me quita el dolor de cabeza es que al menos logró persuadir a la princesita con su estrategia.
–Tu padre es bastante inteligente, lo admito –señala con gracia –. Ahora dime una cosa, ¿Qué pasaría si quieres salir con un chico y accidentalmente le das pase a tu hermanita para que haga lo mismo?
La otra resopla con total diversión, como si la simple idea fuese absurda.
–No va a suceder.
Isadora se encoge de hombros.
–Nunca digas nunca. Aún viene el baile de graduación y...
–Cada que lo mencionas me da escalofríos, no lo hagas – corta con una mueca asqueada. En su periférico se cruza el imbécil de Gardner, el cual la escanea con superioridad mientras devora una paleta desde las bancas. Gruñe para sus adentros y da una negativa para agregar con decisión: –. Definitivamente, Riley tendrá que resignarse a ser la única de su clase que no sale aún en citas. Ni muerta salgo con alguno de los adolescentes sin neuronas de esta escuela.
✩
Farkle había repetido el diálogo cientos de veces en su cabeza, lo ensayó en casa e idealizó mil escenarios al respecto sobre el curso que tomaría la conversación. Ahora, frente a la ojos marrones que le sonreía un tanto confundida ante su silencio, estaba sufriendo de un masivo bloqueo mental que le hizo lucir como un torpe virgen más del escaso montón, al menos en aquel instituto.
–Y... ¿Hola?
–E-eh, hey, ¡Hola, Riley! – reacciona finalmente con una sonrisa nerviosa, volviendo a recuperar su cerebro del lapsus mental. Con torpeza, señala la silla frente a la recién saludada –. ¿P-puedo sentarme aquí?
–Ah, claro, es una mesa pública – acepta con una risita, aún extrañada por la repentina visita del más alto –. ¿Cómo estás, Farkle?
Inevitablemente, siente un revoloteo en su interior al oír su nombre siendo pronunciado por la chica.
¡Recordaba su nombre!
Claro que es un hecho algo lógico si estudiaron por muchos años juntos, pero para él, que era un muchacho embelesado, significa mucho.
–Bien, estoy bien... ¿N-no te incomoda mi presencia?
–Por supuesto que no, estudiamos juntos en primaria. Además, hemos compartido algunas clases desde que regresaste – explica con su típico tono jovial, aunque todavía está confundida por la misteriosa interrupción –. ¿Viniste por alguna razón en particular o sólo quisiste sentarte conmigo? Es que me pareció que tenías intenciones de decirme algo.
–Bueno, no algo urgente, sólo quise saludar y preguntarte cómo vas con tus clases de francés – inicia con leve tartamudeo, jugando con su lápiz ansiosamente –. E-es que oí que estabas buscando ayuda.
–Oh, ¿Tú sabes francés? – inquiere con un nada disimulado entusiasmo. Se avergüenza al segundo ante su impulso y corrige con un carraspeo, enderezándose: – Digo, necesito la ayuda, sería genial si pudieses darme clases. Claro, si no te molesta.
–¡No, no, para nada! Me encantaría, por eso vine – corresponde, tratando de no verse tan desesperado y fracasando al segundo. Se recompone con el rostro enrojecido –. Me propuse ayudar a otros estudiantes durante estos últimos meses de clases, serías perfecta para ello.
El de labios rosados se sonroja ligeramente, complacida con la ternura que le provocaba el otro castaño. Ella añoraba aprender aquel idioma extranjero porque lo requeriría a futuro. Riley deseaba vivir en Europa, o al menos visitar una temporada París, algo que desde niña añoró.
–¡Fantástico! Eso es muy gentil de tu parte. Podemos empezar las clases ya, ¿Te parece?
La sonrisa de Farkle no tarda en surgir con esperanza.
–¡Sí, perfecto! Cuenta conmigo.
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Los siguientes dos días siguieron una misma rutina. Farkle no podía estar más contento con su avance, y porque la compañía de Riley le ponía de un excelente humor, a pesar de que se estaba esforzando mucho para enseñarle un idioma que, siendo honestos, no manejaba en lo absoluto.
Farkle se ilusionó tanto que no supo en qué momento, mediante el tercer día de sus clases, su boca suelta una pregunta por sí sola, dejando a la estudiante un poco anonadada.
–¿Q-quieres que salgamos? Digo, ¿Como en una cita o...?
–¿Salir? Ah, no, no... ¡O d-digo, sí! – siente sus manos sudar en lo que frota su nuca para evitar las ganas de huir ante el bochorno; dios, casi oía a Zay carcajeándose escandalosamente por su penosa y patética actuación –. No una salida así, ya sabes. Algo casual, s-si quieres...
–Pues... Me gustaría – sonríe con timidez, un tanto apenada por cierto inconveniente –. Es sólo que mi padre no me lo permite, no si es con un chico.
–¿En serio? – su desilusión es perceptible – Pero ya casi eres mayor de edad.
–Lo sé, es que, agh – libera un sonido en queja –. Es ginecobstetra, está un poco traumatizado de tanto atender adolescentes embarazadas y se hace ideas alocadas en la cabeza – confiesa con un suspiro agotado, sintiéndose lo suficientemente cómoda con el chico como para contárselo –. Puedo ser la chica más angelical del mundo y aún así no confía en mí.
–Bueno... Eso quiere decir que te ama mucho. Me refiero, yo también sobreprotegería a mi hija si fuera como tú – ante la expresión perdida de la contraria, completa con nerviosismo:– Es decir, si fuera tan... Bonita.
Aquello consigue que Riley experimente un calorcito en su pecho, realmente comenzando a lamentar el no poder salir con el lindo tutor que la adula tanto cada que tiene oportunidad. Farkle era bastante adorable, y si no se equivocaba, quizás esté interesado en su persona... ¿Era una posibilidad? No lo sabía a ciencia cierta, pero no le desagrada la idea, a pesar de que a ella actualmente le interesaba un deportista con ojos atrayentes que la hace dudar si corresponderle al chico que está frente a sus narices.
Se pierde unos segundos en sus pensamientos, tanto, que solamente se espabila cuando Minkus la llama con sus orejas enrojecidas ante su falta de contestación, lo que le hace sonreír con dulzura.
–Perdón, es que me hiciste pensar un poco... Agradezco muchísimo tu oferta, y en serio quisiera aceptarla, Farkle, pero mi padre es extremadamente cabeza dura – chasquea con un entornar de orbes frustrado –. Imagínate, solamente me dejará salir si mi hermana mayor sale con un chico también.
–¿Qué? Aguarda, ¿Tu hermana Maya? ¿El demonio Hart? – pregunta con decepción, viendo a la castañita asentir resignada. Desde luego que conoce de lejos a esa chica de la que circulan tantos rumores, ¡Maldición, él mismo presenció cuando dejó casi estéril a su propio primo en plena cafetería el año anterior! Las esperanzas son mínimas, por lo que ha oído, esa rubia es dura roer y nadie querría salir con alguien tan aterradora, pero ver los ojitos de cachorro y ese mohín en Riley, lo hacen animarse – Tranquila, yo te ayudaré.
–¿Cómo hará eso? – inquiere con cabeza ladeada, interesada.
–Crearemos un plan para que ella salga con alguien lo suficientemente valiente para invitarle, y así lograremos que tu padre te otorgue el permiso para salir.
El rostro al instante se le ilumina a la de vestido azul.
–¿D-de verdad? ¡¿Harías eso por mí?!
"Más de lo que imaginas, cariño" Quiere decirle, pero por ahora lo calla.
–Claro que sí, Riles.
Matthews aplaude emocionada, dándole un abrazo corto al chico que hace a éste sonreír como bobo.
Ahora el problema es...
¿Quién diablos saldría con alguien tan fiera como lo es Maya-la indomable-Hart?
✩
–Esta niñera no cobra nada por cuidar de mí, tontito – Ava se dirige en tono juguetón a su hermano mayor, ella coloreando su dibujo en la mesita –. No todo es dinero, ¿Sabes?
Lucas suspira, deseando que esa inocencia de la vida se quede plasmada permanentemente en su hermana para siempre; ya desearía ser aún como cuando era niño, cuando nada tenía tantísima importancia, dormía plenamente y todo era diversión y juegos. Asiente una vez termina de juntar el dinero que contaba para depositarlo en la alcancía, pues desde el último "préstamo" para su hogar estaba sacando las cuentas para reponerlo. Ya tenía en mente un trabajo especial para el sujeto del taller de motocicletas que visita de vez en cuando, pero no había tenido chance de realizarlo a causa de sus demás deberes.
–Bueno, eso lo dejamos para el fin de semana. Apenas está iniciando esta.
–Por eso cuento los días. Ya quiero verla, a ella y a Auggie.
–Me pondré celoso si no sonríes así para mí.
La risita de su hermana y la sonrisa que le regala, sin unos dientes a sus costados debido a la caída de estos, hacen que recuerde por qué valía la pena seguir adelante. Ava era su razón más fuerte -y de peso- para continuar positivamente por la vida, saliendo adelante a pesar de las adversidades, sobre todo tras la muerte temprana de su madre... Cabe resaltar que es una herida que nunca sanará, igual que el vacío que dejó.
–Eres mi chico favorito.
–Y tú mi favorita.
–¿No hay otra chica que te robe mi atención?
Ahora es su turno de carcajearse, le sonó hasta medio irreal lo que insinúa la de traviesa expresión.
–Ninguna podría, mocosita.
✩
–Definitivamente enloqueciste como para prometerle algo como eso, amigo – observa al castaño con una expresión contrariada. A veces Farkle era muy lento en captar detalles – ¿No pensaste en la posibilidad de que, después de ayudarla, acepte salir con el tonto de Gardner y no contigo?
–No haría eso, Riley es muy honesta. Además, me lo prometió – alega con seguridad, examinando analíticamente a todos los tipos de la escuela que fueran aspirantes viables para lo que considera su plan maestro. Se desalienta cuando el abanico de opciones se reduce a prácticamente nada, hasta que, como si fuera un milagro de la vida -metafóricamente hablando-, una luz proveniente de la ventana en el fondo ilumina a un chico que fuma un cigarro tal como chimenea, despreocupadamente en el salón de química donde estaban, aprovechando que el profesor salió para cometer su hazaña –. ¡Ese, él es el sujeto!
Zay gira con interés, y pronto esto cambia a un semblante de rotunda negativa.
–¡Oh, no, demonios que no! ¡No vas a ir con Lucas Friar para que salga con Hart!
–Cálmate, exagerado, ¿Que tú no lo conocías o algo así?
–N-no hablamos desde hace mucho, lo sabes, ¿No me prestas atención? – su pregunta claro que fue retórica, era absurdo pedirle a Minkus que absorba cosas de poca relevancia como aquello, pues rara vez le mencionó el asunto. Resopla por lo bajo, sin cambiar su postura –. No me meteré en este asunto.
–Bien, yo hablaré con él y tú no intervengas – simplifica con un gesto evasivo. Sin embargo, pasa saliva cuando vuelve su vista hacia su blanco, quien jugaba como si nada con las llamas del mechero de Bunsen en la mesa del laboratorio que le tocó –. ¿N-no se quema con el fuego o qué?
Lucas pasaba su dedo despreocupado por la flama, le era divertido aparentar rudeza delante del salón para ver lo asustados que estaban los alumnos, se meaban los pantalones con su simple mirada desdeñosa, aunque en su cara mantuviera ese semblante serio. Es claro que está ajeno a los cuatro pares que le observan a unas mesas de distancia.
–Estás loco, Farkle.
–¿Una mejor idea? Es el indicado, sin duda alguna no le temerá a Hart.
El pelinegro suelta un último quejido para centrarse en su de la clase siguiente, no pensaba seguir oyendo parlotear a su amigo sobre lo enloquecido que le tiene Riley Matthews.
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Como la idea no sale de su cabeza y es obstinado de nacimiento, Farklese aproxima al taller de carpintería escolar donde vio entrar al chico de Texas a última hora, tomando una respiración profunda para envalentonarse. Sin embargo, cuando está por aproximarse al objetivo, la mano de su mejor amigo lo jala por su mochila.
–Pensé que no ibas a intervenir.
–Pero soy un muy buen amigo, y alguien tiene que buscar ayuda cuando Friar te descuartice – bromea para aligerar su intranquilidad –. ¿Seguro que vale la pena?
–Vale totalmente la pena – expresa vacilar, caminando hasta el chico con un libro grueso en las manos, tal vez un ridículo medio de defensa en caso de tenerle que lanzar algo a la cabeza; claro, está siendo paranoico a causa de su mejor amigo a sus espaldas, pero prevenir es mejor que lamentar. Apenas está frente al ojos verdes, tose para hacerse notar entre el ruido, intentando de sonreír convincentemente –. H-hey, ¿Lucas Friar? ¿Cómo estás? Soy Farkle Minus.
Con una ceja enarcada, el aludido examina al más bajo frente a él, y con una sonrisa diabólica, termina perforando el libro que este sostiene, con ayuda del taladro que portaba en sus manos. Sus motivos fueron res puntos simples y válidos a su parecer:
Le pidió un favor, no lo deseaba escuchar, que se largue.
–La salida está por allá. No estoy interesado, niño.
Farkle se queda mudo, observando los restos de diccionario que le quedaban, pues un inmenso agujero en medio de su enciclopedia hace que termine yéndose a paso derrotado hasta la salida, siendo recibido por un Zay con cara de "Te lo dije".
–No me daré por vencido.
–Ujum, a la próxima lleva un escudo de metal.
✩
Maya hace un esfuerzo masivo para no maldecir en medio del estacionamiento cuando observa a su hermana charlando con su aparentemente nueva mejor amiga; la chica más falsa que podía caminar en el pavimento sucio del sitio, y eso es bastante decir cuando hay un montón de descerebradas en el equipo de porristas de su escuela.
Smarckle trataba de controlarla para impedir armar un escándalo ahí, ya que fue un poco su culpa que la ojos azules se diera cuenta con quién estaba la castaña. Sus evasivas se ven destruidas a la final, porque no pudo retenerla cuando -a paso decidido-, se acercó a la de suéter de diseñador una vez lo halló solo.
–¿Missy Bradford? ¿Te hiciste amiga de Missy perra Bradford? – acusa con total mofa, su filoso sarcasmo saliendo por la indignación –. Eso es bajo hasta para ti, Riley.
–No tienes derecho a criticar u opinar sobre mi vida y mis amistades, tampoco de sujetarme del brazo como si fuese una niña pequeña – defiende, zafándose del agarre con mala cara –. Missy es una linda persona conmigo. Al menos no me está buscando amargar la existencia con cada cosa que hace.
–Ahora me vas a comparar con ella, ¿Estás haciendo esto para molestarme?
Riley da una risa seca, hilarante.
–Por favor, no todo es sobre ti, Maya.
–Ja, mira quien habla – espeta entre dientes.
–Chicas, no peleen aquí...
–¿Por qué te importa? – Riles ignora deliberadamente a la amiga de su hermana, más ocupada en continuar la disputa y no permitirse amedrentar cuando, desde su punto de vista, no estaba haciendo nada malo.
Maya pone una cara de pura incredulidad, su hermanita era sumamente ciega. No por algo la porrista tenía la peor reputación, y de primera mano conoce lo desalmada y cruel que era.
–Esa perra va a hacerse pasar por tu amiga y cuando tenga algo de su interés, va a dejarte, herirte y traicionarte. Luego vendrás llorando a casa y tendré que tolerarte.
La pelinegra libera una exhalación, rendido al ser ignorado por las dos hermanitas que se lanzan dagas con los ojos. Decide tomar asiento en el auto de la rubia en lo que termina la confrontación; francamente, ya era algo usual entre ellas, una tradición familiar.
–Te crees muy sabia como para predecir futuros destructivos y sumamente negativos, como tú – la más alta la ataca con altanería y mentón en alto –. No es mi culpa que tu mejor amiga sea aburrida.
–Oye, estoy aquí, niña. La ventana está abierta.
–No insultes a Smarcks. Ella es mucho más leal y mejor hermana que tú – Maya soltó aquello sin meditarlo debido al enojo, arrepintiéndose al segundo que el rostro de la menor se tornó inexpresivo y en el reflejo en sus ojos dejó ver cierto decaimiento. Quiso disculparse -por más que le era complicado hacerlo-, a lo que aparta la mirada y musita con detenimiento: –. Escucha, no quise...
–No quisiste ser mi hermana, como yo no quiero que seas la mía, pero eso no lo podemos elegir ni cambiar – interrumpe con el mismo veneno que usó el otro en su contra –. Espero que papá piense mejor lo de Califorina y te largues rápido de casa para que podamos tener paz finalmente.
La sentencia le hirió más de lo que permitió ver, pues le atacó de una manera estratégica, mas no tuvo chance de expresarlo cuando la de cabello castaño termina yéndose en la misma dirección por la cual se marchó su nueva amiguita con minifalda y exceso de perfume Victoria's Secret.
La de lentes observa la espalda de su mejor amiga, ya que éste aún no se voltea. Se siente mal por ella, la conoce lo suficiente como para percibir que aquello la afectó.
–Él no lo dice en serio, May.
La de jeans bufa con amargura.
–Me vale mierda, que haga lo que quiera. También muero por largarme de aquí.
Isadora era consciente de que Hart no hablaba del todo en serio, sólo que no se atreve a refutar cuando la ve tan evasiva, no tiene caso.
–Lo que falló fue la estrategia. Él no quiere oírme pidiéndole un favor sin una recompensa a cambio.
–Wow, en serio eres un genio, Minkus.
–Lo soy, por eso ya pensé en pagarle por lo que le pediremos, suena justo – concede con socarronería, no tomando en cuenta el tono sarcástico de su amigo –. No va a resistirse a una buena cantidad.
El más bajo se burla al instante.
–¿Y tú la tienes? Hasta donde sé, no somos parte del alumnado con padres ricos.
Farkle sonríe ladino, como si aquel detalle fuese minúsculo ante su intelecto.
–Para eso contamos con un chico sin neuronas como Charlie Gardner. Debemos hacerle creer que estamos de su lado y que queremos ayudarle a salir con Riley, le pedimos el dinero para que le pague al chico fuego, y plan resuelto.
–Creo que subestimé tu locura, cada vez empeoras más por un principito con exceso de gloss en sus labios– al recibir un golpe en la nuca, se queja sobando la zona –. ¡Auch, yah!
–Eres tan básico a veces que pareces camionero. Los labios de Riles son preciosos, los tiene esponjosos y lindos. Con o sin brillo labial.
Zay se encogió sin interés alguno.
–En vez de pegarme y alardear de los labios de Matthews deberías de empezar a ejecutar tu plan maestro, genio.
De acuerdo con el pelinegro, va hasta la mesa de los populares que tanto le aborrecen, recibiendo una mirada mordaz de todos, como si fuera un alienígena invadiendo su ecosistema. No deja que eso le desanime o intimide, por lo que le pide amablemente al capitán de baloncesto un minuto.
–¿Acaso te perdiste, tonto?
–No, vine a ofrecerte mi ayuda con Riley Matthews.
La simple alusión al nombre pone receloso a Charlie, haciendo que sus ojos se entrecierren.
–¿Qué tienes que ver tú con ella?
–Soy su amigo, y sé que recientemente quieres salir con ella, pero su padre no lo permite hasta que su hermano no salga con alguien más – no tenía idea de dónde sacó tanto coraje para mediar palabras con el más corpulento, pero prosiguió antes de arrepentirse: –. Eres rico, si le pagas a Lucas Friar por salir con Maya, él lo hará y te concederán salir con Riley.
–Lo que no entiendo, es qué ganas tú aquí – medita tras unos pocos segundos, interesado en la brillante planificación; cosa que no diría en voz alta, por supuesto. Se concentra en lucir intimidante con el menor y seguirlo sonsacando –. ¿Por qué lo haces?
–Pues...
–Porque es parte de su proyecto final ayudar a personas populares – Zay interviene como la salvación divina, sonriente detrás del más alto, de inmediato siente que éste se destensa por su apoyo –. Todos ganan, hasta yo podré ser feliz porque mi mejor amigo saque una excelente calificación.
Gardner observa al dúo con detenimiento, hasta que finalmente asiente y da una de sus sonrisas con dentadura perfecta.
–Bien, par de homos, estoy de acuerdo. Ustedes hablen con Friar y yo le daré el dinero esta misma tarde.
Tal fue el alivio, que ambos liberan el aire que tenían atascado durante el intercambio. El imbécil deportista les empuja al pasar de largo y se va carcajeando a la mesa de sus amiguitos con total arrogancia. Los dos le insultan entre dientes, pero su entusiasmo no decae ante la victoria que consiguieron.
–Te debo una, Zay.
–Dame sólo una hamburguesa cuando salgamos la próxima vez, mejor ahora vamos a terminar con esto o no seré capaz de seguir leyendo el libreto de mi obra para fin de curso. Creo que debo practicar desde ya con las mallas y la peluca.
–No cuestionaré lo raro de tu oración y te tomaré la palabra.
✩
Hart era buena en baloncesto, los demás deportes no le atraían demasiado, pero detesta que la cancha que tenían para prácticas estaba ubicada en el exterior de la escuela -junto a la de futbol-, esto ya que eran las dos actividades atléticas principales de la escuela, puesto que le obstinaba el estar rodeado por tantos estúpidos que poco disimulan sus comentarios sexistas en su contra y las morbosidades que hablan por las porristas que practican cerca a ella.
Estaba realizando sus calentamientos para empezar una clase con el profesor, y se burlaba como siempre en su cabeza de los patéticos chicos que se veían obligados a estar en la clase como parte de su horario. Personalmente Maya no entró a ningún equipo femenino porque no le apetecía hacerlo, punto. Era buena y le entretiene el deporte, pero no se considera fanática como para estar en partidos y torneos sudando por gusto.
A lo lejos se halla Friar fumando un cigarro en lo que anuda las trenzas de sus botas, ajeno a la ojos azules que está entrenando. Suele sentarse en aquellas gradas un rato para charlar con unos compañeros, y porque le entretiene de vez en tanto ver las jugadas patéticas de muchos en el campo de juegos. No era tan fan del deporte, pero se mantiene en forma, le gustaba el ejercicio.
Lucas al divisar que el muchacho que se le acercó durante la clase de carpintería el día anterior, volvía a llamarle nuevamente, escapa un gruñido de mala gana.
–Veo que no te rendiste con mi primera advertencia, eres idiota.
Farkle masculla con un mohín:
–Aprendí a no traer nada de valor encima, gracias por perforar mi diccionario como advertencia.
Friar rueda sus ojos con aburrimiento, no tiene tiempo para quejas.
–Mira, lamento lo de tu libro o lo que sea, pero lo hice porque, por si no lo has notado, no quiero que me molesten con...
–¿Quieres dinero? Este favor que quiero pedirte no será de gratis – corta con audacia, rezando internamente al cielo para que su osadía no irrite al chico texano. Se anima a proseguir cuando percibe el interés del ceja enarcada –. Conseguí que uno de los atletas, con padres posiblemente narcotraficantes o políticos, te pague por esto.
–¿Y qué se supone que es "esto"? – cuestiona haciendo comillas con sus dedos –. No cuestionaré si es verdad o no el que convencieras a uno de esos tarados, pero si piensas que voy a vandalizar un lugar o quieres que golpee a alguien, voy a declinar la oferta. Es aburrido estar en una comisaría y no me apetece tener el trasero congelado en una cama con pulgas y baba seca.
–De acuerdo, pero ¿Te parece aburrido intentar salir con Maya Hart?
–¿Quién?
Minkus señala a la chica rubia con menor estatura en el campo de baloncesto, justo cuando éste le roba el balón a una de sus compañeras, sonriendo maliciosamente. Lucas frunce el ceño y regresa su atención a los dos chicos.
–Charlie Gardner quiere salir con su hermana Riley, y como el padre de las dos es anticuado, le prohibió salir si Maya no sale también con otro chico.
–¿Me quieren pagar para salir con una chica? ¿Con esa chica salvaje y enana?
–En resumen, sí.
–¿Estás demente? – sisea con cierta gracia, era tan absurdo que no sabe si reírse del castañito o permanecer serio – Ni siquiera saben si tengo novia o algo.
–¿Tienes novia? – Tae cuestiona con duda, tragando grueso cuando el tatuado le observa retador – Es q-que no hay rumores sobre eso.
–No tengo – reconoce luego de una pausa sólo para molestar al más moreno –, pero no debes creer en todos los rumores, hay miles sobre mí. Claro, hay unos reales, como que colgué del asta de la bandera a un chico que trató de molestarme con sus idioteces – para regocijarse más a costa del otro, lo examina de pies a cabeza –. Hmm, hasta se parecía a ti, si lo pienso.
Farkle reconoce cierta malicia en la risa de Friar, como si buscase asustarlo con su misteriosa aura de chico malo, y a pesar de que retrocede por precaución unos pasos de distancia, intenta no flaquear en su objetivo.
–R-reconsidéralo.
–Ni pensarlo.
–Gardner está dispuesto a pagarte lo que pidas.
El más alto detiene su ida ante la propuesta, debatiendo esta vez con seriedad y por unos segundos la idea. Posa su vista nuevamente en e la fierecilla que encesta una canasta mientras choca los cincos con una jugadora del equipo. Termina apagando su cigarro con las botas, luego cruzando sus brazos, ahora sí lo tomó en serio.
–Ok, dime una cosa, ¿Qué ganas tú aquí? ¿Popularidad o algo?
–No quiero algo tan banal, simplemente lo hago. Prefiero ahorrarme esos detalles – responde por la tangente, ocultando su inquietud –. ¿Aceptas? Puedes hablarle hoy mismo y confirmar lo que digo.
–De acuerdo, y más te vale que valga la pena, niño – Friar pasa de largo al par, dándole un movimiento de cabeza a Zay que éste corresponde algo titubeante. No quería parecer un bobo perdiendo su tiempo con algo tan malditamente patético como dichosa oferta, pero nada pasaba si oía la propuesta y, con suerte, si lograba conseguir el dichoso dinero que no le vendría nada mal ahora. Tampoco le interesa indagar mucho en los motivos cuestionables del tal Minkus, por eso no persistió en sacarle la información completa. Se enfoca en cambio en interceptar al capitán del equipo escolar y se aproxima al mismo al divisarlo en pleno pasillo. Con habla demandante, le exige sin rodeos: – ¿Es cierto lo del pago por citas con e la tal Mandy?
Lucas desde luego conoce cuál es el nombre real, es la chica rubia de la que todos rumorean y hermana de la castañita que parece vivir en un prado de fantasía. Las hermanas eran conocidas, más por lo opuestas que eran, y tienen toda una vida estudiando ahí. No es que cruzaran muchas palabras, por no decir que era un intercambio nulo, ni siquiera conocía nada de ellas, no más que lo básico al menos, y de no ser porque Farkle le mencionó su nombre completo, realmente no tendría mucha pista de Maya Hart. A pesar de esto, es divertido sacar de quicio a tarados como Charlie.
Justo Gardner da un carraspeo para disimular su sobresalto ante la abrupta irrupción, colocando una pose de suficiencia para confirmar y corregirle a su vez:
–Supongo que los ñoños ya te contaron de mi oferta y el plan con Maya. El padre de las dos Matthews es...
–No es mi problema, ve al grano.
Cierra la boca y se abstiene de enojarse, odia que le interrumpan en plena sentencia, estaba acostumbrado a la atención y a que todos le temiesen. Ahora mismo es quien se siente un poco pequeño por el chico bronceado.
–Puedo darte cincuenta dólares por salir con el demonio.
–¿Cincuenta? De ninguna manera – resopla una risa con una sacudida de cabeza –. ¿Quieres que salga con el demonio indomable? Entonces yo pongo la tarifa. Por cada cita, cien verdes.
–¿Cien? ¿Estás loco? Planeo tener varias citas y al menos un buen acostón con su hermana – defiende con prepotencia, una que se ve afectada por la penetrante mirada del rubio. Respira profundo y lo debate mejor, porque realmente ansiaba tener a Riley entre sus manos –. Trecientos dólares por salir con Hart, durante un mes entero.
–Quinientos.
Charlie se exalta con ojos abiertos al tope.
–¿Estás demente o te crees celebridad?
–¿No eres rico? – se entretiene con burlarse a su costa – Vamos, ¿Quieres a la chica o no?
De mala gana, y con el ego herido, el deportista refunfuña sacando la billetera. Cuenta exactamente la cantidad exigida y se la entrega al vándalo frente a él.
–Más vale que seas bueno con este trabajo, Friar.
Observando los billetes en sus manos, Lucas está un poco escéptico de lo sencillo que ha resultado, mas no lo demuestra en sus gestos de suficiencia, con esa sonrisa socarrona en lo que guarda en sus pantalones la cantidad.
¿En serio iba a hacer algo así? ¿Iba a caer tan bajo por un papel con valor monetario? Lo indiscutible es que lo necesitaba y que no conocía a la chica, lo que significa...
–Considéralo una misión exitosa, Gardner.
✩
–Si el equipo de baloncesto femenino te tuviese en las regionales, la escuela dejaría de dar vergüenza en cada partido, Hart.
–Gracias por el halago, pero esto es exclusivamente un hobby. No planeo volverme uno de esos atletas escolares con amigos falsos y aduladores payasos, señor Tanaka.
La sonrisa divertida del entrenador se dibuja debido al comentario mordaz de su alumna estrella, de la cual se despide con un ademán para dejarla sola en las bancas, secando su sudor y bebiendo agua de su botella.
Maya aprovecha de revisar su celular, liberando un suspiro agotado a causa del reciente ejercicio; era raro, pero adoraba sentir la planta de sus pies quemando por la rutina y la fresca brisa que seca su sudor, como un incentivo para disfrutar las cosas sencillas de la vida.
Mientras, Lucas no pierde tiempo para acercarse tras acomodar su cabello y poner la sonrisa más galante que tenía.
–Hey, ¿Qué tal?
La jugadora da un ligero brinco en su sitio y sus alarmas se encienden cuando gira para encontrar a -si su memoria no falla-, el sujeto con el que comparte clases de literatura desde inicio del presente año. Pone un notorio semblante de confusión, guardando su celular y tomando su botella de nuevo.
–Hey, sudando como cerdo, como puedes ver.
El texano sonríe aún más encantadoramente.
–¿Es tu manera particular de llamar la atención?
–Sí, claro, mi misión en esta vida – resopla con claro sarcasmo –. Aunque aparentemente funciona, porque de pronto un extraño me habla. Supongo que es el mundo y su rara lógica, otra vez.
Cuando nota que la bajita se está alejando con sus cosas, se espabila para seguirla a mismo paso, manteniendo su actitud confiada y coqueta.
–Así que, te gusta el baloncesto. Eres bastante buena, estuve viendo como jugabas, a diferencia del resto.
–Fingiré que eso no ha sonado a comentario de stalker, extraño.
–Soy Lucas Friar.
–¿Te perdiste o necesitas ayuda en algo? – da un chasquido con la lengua, frenando su caminata para escanearle con extrañeza –. Nunca antes me habías dirigido la palabra, incluso cuando tenemos todo un año escolar compartiendo clases de literatura, ¿Siquiera conoces mi nombre?
–Sé más de lo que piensas, linda. Soy un poco tímido, pero me decidí a acercarme hoy – era participe de que era una excusa terrible, hasta la contraria bufa con ironía. Debe improvisar con el primer registro mental que tiene, lo que sea –. Adoro como te luces en clases y le haces la vida imposible al señor Hunter.
–Entonces eres un admirador de mi demoniaca actitud – dramatiza con un gesticular de manos –. ¿Quieres un autógrafo o algo?
–Me conformo con tu número de teléfono y con conocerte un poco en la heladería – guiña un ojo, no inmutado de la actitud odiosa que tiene la muchacha –. Viernes a las siete, ¿Voy por ti?
La de uniforme queda unos breves instantes sin reaccionar, procesando el ahora más que obvio coqueteo del chico bronceado y con sonrisa perfecta. No confía en sujetos así de directos, menos cuando salieron literalmente de la nada. Niega vagamente, listo para marcharse.
–Ajá, claro, a las siete. Pierdes tu tiempo, vaquero.
Viendo entre las gradas se hallan dos jóvenes con una expresión desconcertada, aquel intercambio entre Friar y Hart no luce muy favorecedor.
–Estamos arruinados.
–No, no hicimos esto por nada, así que no te quiero oír así, Minkus – Zay le señala con advertencia –. Actitud positiva.
–¡Estamos arruinados!
El bailarín sonríe complacido por la exclamación de su amigo, en ocasiones Farkle era un payaso sólo para no decaer en la depresión, tal como ahora que porta su sonrisa un tanto titubeante.
–Bien dicho, Farkle.
En su sitio aún, Lucas da una mueca y farfulla con fastidio, dándole chance a la adolescente de perderse, por ahora. Claramente no era una chica nada fácil, tendría que intentarlo mucho mejor y formar una buena táctica si quería que funcionara su plan.
Definitivamente, estaba en el juego.
–Ya verás, Maya Hart...Vas a adorarme.
Irónico como esas palabras pueden transformarse en diversos significados... Odiar, es uno de ellos.
✩✩✩
Editado 24-01-24
Segundo capítulo del fic y ya está iniciando la trama principal de la apuesta asjaksmal
Farkle y Riley también tienen una linda y graciosa historia uwu
¿Qué tal la primera charla oficial de Maya y Lucas?
Hice estos edits de los pósters promocionales originales de la película, díganme su opinión, es muy valiosa 🥺
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