Híbridos✨
𝑼𝒏 𝒈𝒂𝒕𝒐, 𝒖𝒏 𝒄𝒐𝒏𝒆𝒋𝒊𝒕𝒐 𝒚 𝒖𝒏 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏𝒐.
Un día nuevo de invierno para los habitantes de Seúl golpeaba en la cuidad, siendo los vientos helados lo único que hacía que las familias se mantuvieran resguardadas en sus hogares la mayoría del día. Las calles estaban cubiertas de blanca y fría nieve, lo que hacía que los niños del vecindario salieran con sus enormes abrigos a jugar, crear algunos muñecos de nieve y hacer ángeles de nieve.
Sin embargo, para la familia de Jimin no era el caso.
El rubio humano se mantenía ordenando la pequeña ropa de su hijo en los cajones, doblando los simpáticos pantalones y adorables camisetas, intentando dejar en orden el cuarto de su pequeño hijo.
La situación en el invierno no era igual para la familia de Jimin y no es porque todos fueran unos amargados que no disfrutaran de la nieve, al menos no era la verdad completa. Al tener un novio mitad gato y mitad humano, las cosas se ponían complicadas ante el frío y la nieve, por lo que el mayor se rehusaba completamente a salir de casa en esas épocas.
La cuestión de todo es que no solo Yoongi se rehusaba a salir, sino también su pequeño hijo, Jungkook.
Jungkook no era un híbrido de gato como Yoongi, el pequeño pelinegro de tan solo dos años y medio, era un hermoso híbrido de conejo blanco.
Contrario a lo que muchos pensarían al ser el híbrido mayor un gato, sería bastante cerrado ante la idea de introducir otra especie a su hogar y adoptarlo como uno de los suyos, sin embargo, cuando tuvieron la oportunidad de conocer al pequeño conejito, ambos mayores conectaron rápidamente con él.
Recuerdan el día que visitaron uno de los orfanatos de la cuidad, ya que Yoongi era uno de los empresarios que brindaba donaciones de ropa y juguetes para los niños. La directora del lugar siempre les invitaba a jugar un rato con los pequeños, siendo algunos humanos y otros híbridos.
Ese día, mientras jugaban con los niños en el patio trasero, unas orejitas largas se asomaban por la puerta de vidrio que separaba uno de los salones del patio de juegos. Jimin había sentido curiosidad, ya que nunca había visto a un híbrido de conejo en aquel orfanato, por lo que se acercó cauteloso, para conocerle un poquito.
"Hola conejito ¿Por qué no vienes a jugar?"
Yoongi miraba a su pareja interactuando con el niño desconocido, mientras él intentaba esconder su cola de los niños que querían jugar con ella como si de una soga se tratase.
"No"
Fue la única palabra que dijo el pequeño conejo, antes de correr despavorido hacia una de las cuidadoras del orfanato.
Desde ese día, ambos mayores mantuvieron su curiosidad sobre el pequeño de orejas esponjosas, quien parecía demasiado asustado como para acercarse siquiera.
"Es un chico tímido, tiene un año y medio. Literalmente la única palabra que puede decir es no"
Las visitas a ese orfanato se habían concentrado principalmente sobre el lograr entablar una amistad con el pequeño conejo, ya que sus ojos redonditos y naricita rosada, habían hecho que ambos adultos cayeran completamente por él.
Yoongi se sentía extrañamente diferente cuando el pequeño híbrido de conejo estaba con ellos, algo que jamás había experimentado en su vida humana-gatuna. Sentía la necesidad de llevar al conejito con ellos, el poder jugar con él con esas piezas de construcción que tanto parecían gustarle a Jungkook, enrollarse en la esponjosa alfombra de casa y colocar al pequeño junto a su pecho para poder tomar una siesta. Lo más importante y lo cual había dejado sorprendido a ambos, el llevarlo a casa y cuidarlo.
El rubio le había dicho que a eso se le llamaba instinto paternal y que él estaba de acuerdo con su plan de adoptar al pequeño conejito, todo si él así lo quisiera.
Si eran completamente sinceros, les tomó tiempo el que Jungkook confiara en ellos, ya que su personalidad e instinto temerosos, no le permitían el ser demasiado confiado con los desconocidos. Sin embargo, entre intentos y cariñitos, lograron que el pequeño pelinegro se soltara con ellos. También lograron descubrir que el pequeño conocía dos palabras.
Sí y no.
Los papeles de adopción fueron relativamente rápidos, ya que el que Yoongi fuera un híbrido fue de gran ayuda. Es más recomendable que los niños híbridos sean adoptados por parejas o personas de su tipo, para que así puedan educarse en manejo a sus instintos.
También fue de gran ayuda la gran economía de la pareja.
Por lo que el pequeño Min Jungkook había sido parte oficial de la familia hace un año atrás, un año en donde ambos adultos habían confirmado que adoptarle había sido la mejor decisión que habían tomado.
Volviendo al tema del invierno y ambos híbridos.
Yoongi había sido el encargado de enseñarle sobre ciertos instintos que su parte animal podría exigirle, como la necesidad de protegerse y mantenerse calientito en épocas de frío.
Jungkook era un conejito demasiado inquieto como para poder quedarse en casa por demasiado tiempo. Sin embargo, el clima demasiado helado le ponía sus esponjosas orejitas de punta y su rabo en alerta, demasiado incómodo al sentirse tan frío, por lo que adaptaba la rutina de invierno de su padre híbrido.
Jimin tenía que adaptarse a la rutina de sus dos híbridos, por lo que en invierno la familia descansaba en casa y por las noches se servía leche caliente de banana.
Cuando terminó de guardar la ropa recién doblada, salió de la habitación de su hijo y comenzó a caminar hacia la habitación que compartía con su pareja, manteniendo la canasta pegada a su cadera.
Si cualquier otra persona intentaba entrar al territorio de ambos híbridos, Yoongi bufaría enfadado y se prepararía para atacar. El pequeño conejo correría con terror hasta su padre gato. Pero como Jimin es parte de su manada y ambos conocían perfectamente su olor, no presentaba ningún símbolo de amenaza.
Jimin abrió la puerta y observó con una pequeña sonrisa a Yoongi, quien se mantenía hecho bolita sobre la alfombra de la habitación, manteniendo a Jungkook en el espacio que quedaba entre su estómago y sus piernas ligeramente flexionadas.
Esa era la posición en la que normalmente se ponían ambos para descansar y protegerse mutuamente del frío. Pero cuando Jimin quería unirse a la siesta, Yoongi le dejaba acomodarse en su pecho, de forma que el pequeño quedara entre ambos estómagos, recibiendo su calor corporal.
Una de las orejas de Yoongi se movió cuando escuchó el ruido que su pareja estaba provocando con los cajones, ruido que era mínimo, pero sus orejas lo captaban perfectamente.
― ¿Quieres unirte a nuestra siesta? Está muy helado afuera ―Jimin le vio con una pequeña sonrisa, guardando en su cajón su ropa interior.
―Solo terminaré de guardar esto y dejaré fuera de la nevera la leche de Kookie, para poder calentársela cuando despertemos.
El híbrido de gato estiró sus piernas con cuidado, intentando no despertar al conejito.
Un perezoso movimiento de la esponjosa colita del menor se presentó, mas no se despertó.
―Recuerda que Taehyung vendrá a tener la pijamada con Kookie, si le damos la leche caerá dormido de inmediato y el tigrillo querrá mordernos por hacerlo dormir tan temprano―Jimin rio bajo al recordar la última vez que el pequeño híbrido de tigre había llegado a casa para dormir. Jungkook se había dormido temprano y el pequeño castaño se había enojado tanto, que cuando Jungkook despertó, lo ignoró durante toda la tarde.
A los padres les gustaba que su hijo se relacionara con niños de su edad, tanto híbridos como humanos. Por lo que la presencia de Taehyung era de total agrado para los mayores, en especial porque el conejito parecía ser el niño mejor portado del mundo cuando el tigrillo visitaba la casa.
―Entonces debemos ordenar la sala para que los niños puedan jugar, no quiero que alguno resulte lastimado―Yoongi gruñó bajo y se estiró nuevamente sobre la alfombra, dejando que su cola negra comenzara a ondear suavemente. ―Y no gruñas, Min Yoongi, porque ambos debemos armar el fuerte para ellos.
El híbrido soltó una carcajada y se sentó en la acolchada alfombra, moviendo sus orejas gatunas con pereza mientras intentaba despertarse por completo.
El conejito durmiente movió ligeramente sus orejas, el frío comenzando a invadir su cuerpo ante la falta del calor corporal de su padre.
―Déjalo en la cama, sino se despertará con sus orejas esponjadas y con malhumor―Jimin cerró los cajones cuando toda la ropa había sido ubicada en su lugar, dejando la cesta cerca del armario.
Sintió su pecho calentarse ante la vista de su pareja dejando a su hijo en la cama, colocando también muchas almohadas a su alrededor para que no cayera al suelo si daba alguna vuelta.
―Debemos comprarle el jabón para sus orejas, cuando vi en el baño había muy poco y sabes cómo se le irritan cuando están sucias―Jimin asintió y caminó hacia el lado en donde su pareja estaba, abriendo los brazos para poder recibir un abrazo.
Yoongi sonrió y se abrazó a la cintura de Jimin, comenzando a ronronear cuando el menor pasó sus brazos por su cuello y acarició su cabello y orejas con ambas manos. Sus instintos más primitivos le ordenaban el dejarse caer sobre el cuerpo de Jimin, amasar su estómago para poder acomodarse y dormir.
Cualquier día lo habría hecho sin algún problema, pero sabía que Jimin le regañaría por no acomodar las cosas para los niños con él.
―No te duermas, hyung―el rubio se separó con un puchero, dejando un casto beso en los labios del más alto. ―Sé que este clima te hace ser más perezoso de lo normal, pero debes ayudarme con esto. Luego podemos descansar mientras los niños juegan.
El híbrido asintió y apretó el agarre de sus manos en su cintura, acercándose con una sonrisa pequeña hacia los abultados labios de su pareja. Unieron sus bocas con pequeñas sonrisas, Jimin abriendo la boca para poder profundizar el beso, jadeando satisfecho cuando la áspera lengua del mayor entró a su boca.
Al principio Jimin se había sentido extraño con ciertas características animales de Yoongi, como la lengua áspera, orejas y cola. Incluso el celo había sido algo que le había preocupado al pensar en tener una relación con él.
Los celos eran difíciles para ambos, ya que el nudo que se formaba en esa época en el miembro del híbrido podía dañar mucho a Jimin, por lo que ambos acordaron que este no terminaría dentro de él en sus tiempos de celo, para evitar cualquier dolor excesivo.
Jimin se sobresaltó cuando sintió las manos de Yoongi comenzar a amasar su trasero, justo como hacía con su estómago cuando el mayor quería tomar una siesta sobre él.
―Mhh...―Jimin puso ambas manos sobre el pecho de Yoongi mientras evitaba reír en medio del beso, intentando separarse para reñirle por amasar de esa forma su retaguardia.
El pelinegro se separó con una sonrisa tonta en el rostro, comenzando a olfatear la mejilla de Jimin mientras continuaba con su masaje sobre el trasero del menor.
― ¡No te desconcentres! ―le riñó lo más bajo que pudo, pensando en que despertar al conejito no sería buena idea. ―Tenemos que ordenar todo antes de que venga Taehyung, así que vamos, manos y patitas a la obra.
Yoongi rodó los ojos con falsa molestia cuando Jimin hizo referencia a su parte animal, sabiendo que le pediría ayuda para quitar el polvo de las estanterías más altas. Su parte animal siendo el adecuado para llegar hasta esas alturas y limpiar a fondo.
El humano tomó de la mano a su pareja y ambos comenzaron a caminar hacia la sala de la casa, observando con pucheros cansados el desorden que habían dejado el día anterior.
Ya que Jungkook se había dormido temprano, ambos adultos decidieron tener una noche de películas, por lo que colocaron mantas y almohadas en el suelo, ambos acurrucándose en el calor del otro. Sin embargo, una cosa había llevado a la otra y la sala había quedado hecha un desastre por sus calenturas nocturnas.
Claramente habían quitado las mantas sucias, pero las almohadas y sábanas estaban regadas por el suelo.
El mitad gato miró a su pareja con las cejas alzadas.
―No me mires así que esto quedó así por culpa tuya―Jimin sintió sus mejillas rojas y comenzó a levantar las cosas del suelo, intentando disipar la vergüenza ante los recuerdos.
―Tú eres el que insiste en rodar tanto para cambiar de posición, si fuera en nuestra cama, ambos hubiéramos caído directamente al suelo―el mayor gruñó entre risas cuando las dos almohadas cayeron sobre su cara, sabiendo que estaba avergonzando de más a Jimin.
― ¡Deja de hablar de eso y ayúdame a limpiar! O dejaré que Jungkookie muerda tu cola cuando estás dormido―el híbrido entrecerró los ojos ante la amenaza.
Jungkook había aprendido a cambiar a su forma animal de vez en cuando y el conejo travieso lo hacía específicamente cuando su padre híbrido dormía, sintiendo la necesidad de clavar sus dientes en la cola peluda de su padre. Una vez lo había conseguido y Yoongi había chillado agudo y saltando de la cama con brusquedad.
Jimin guardaba el vídeo del suceso con añoranza, teniendo copias en todos lados para que al mayor no se le ocurriera borrarlo.
―Me dolió mucho, aunque tenga dientes de leche son fuertes―el mayor se quejó mientras acomodaba los cojines sobre el sofá.
Jimin sonrió con ternura y corrió hacia su pareja, tomándole el rostro para dejar varios besos sobre las pálidas mejillas, intentando borrar el puchero de sus labios.
Ambos se habían dividido para mover los muebles de la sala, los adornos que pudieran dañar a los cachorros e incluso quitar el polvo. La nariz del híbrido menor de la casa no era poca cosa, por lo que el polvo le provocaba molestias y alergia.
Yoongi dejó el plumero en el suelo y comenzó a transformarse en su forma animal. Un hermoso gato negro con algunas manchas blancas, saliendo por debajo de las prendas de ropa. Tomó el plumero en su hocico y comenzó a subir entre las estanterías vacías, agitando el objeto en cada una.
Jimin sentía demasiada ternura de ver a su pareja en su forma animal, moviendo su colita hacia los lados mientras quitaba el molesto polvo de los estantes. Era una imagen que podía derretirlo fácilmente.
Cuando los muebles habían sido separados y el fuerte había sido construido, el rubio se acercó a la estantería en donde el mayor limpiaba con dedicación, sonriendo al ver que había hecho un gran trabajo.
―Bien amor, comenzaré a colocar las cosas en los estantes y te bajaré―el gato negro le vio atentamente y asintió, siendo la única forma en la que podría comunicarse con su pareja en su forma animal.
Colocando los objetos que los niños no podrían alcanzar o que no podrían dañarles si cayeran, Jimin vio que su gatito le esperaba sentado en sus patas traseras, el plumero en su hocico.
―Te vas a dañar los dientes si lo sostienes demasiado tiempo―se acercó al minino y le quitó el objeto, dejándolo sobre el sofá.
Estiró sus brazos hasta poder tomar al gato negro por el torso, levantándolo con mucho cuidado. Las patas de Yoongi se aferraron a su camiseta, por lo que el rubio le abrazó y mimó su lomo, dejando que el minino se acomodara en su hombro mientras él le dejaba cariñitos.
―Creo que todo está en orden, solo espero que Taehyung no vuelva a transformarse en tigrillo dentro de casa―los rasguños que el híbrido había dejado en la pared eran la prueba evidente que ambos animalitos menores eran un caos cuando sus lados animales dominaban.
El gato negro restregó su cabeza sobre la mejilla de Jimin, comenzando a ronronear.
―Está bien, te daré cariñitos, gato mañoso―el rubio se sentó en el sofá con una sonrisa, acariciando la espalda del minino de arriba hacia abajo, causado que este ronroneara ante el gustoso masaje en su lomo.
Jimin había encontrado los puntos para acariciar tanto al humano como al animal, por lo que los ronroneos de Yoongi eran su sonido indicativo sobre su buen trabajo.
De pronto, unos pequeños saltitos se escuchaban acercarse, Jimin enfocando su vista al pequeño pasillo de la habitación hasta la sala. Un conejito blanco brincaba hasta el sofá, en donde había localizado a sus padres.
―Cariño, te he dicho que cuando despiertes me llames, puedes lastimar tus patitas por la caída―el conejito colocó sus patas delanteras en la base del sofá, moviendo su pequeña nariz rosada. ―Claro, usa tus encantos como tu padre. No es justo.
Jimin estiró su mano libre para poder ayudar a su hijo a subir al sofá, el conejo se acomodó sobre la mano de su padre, elevándose.
Yoongi se bajó del hombro de Jimin y vio a su hijo con los ojos entrecerrados, regañándole por no hacerle caso a su padre humano. Una de sus patas de gato golpeó con suavidad una de las orejas de Jungkook, la cual estaba sobre uno de sus ojos.
―Si vuelves a ignorar lo que te digo, no habrá leche de banana ni picaditos de zanahoria, Jungkook―el conejito movió su pequeña nariz rápidamente, colocando sus patas delanteras sobre el lomo del minino, intentando pedir ayuda para no ser castigado.
Yoongi era el padre más consentidor de ambos, por lo que Jimin se cruzó de brazos y vio al mayor con una ceja alzada.
"Lo siento hijo, tu papá tiene razón" le dijo Yoongi a Jungkook en su comunicación híbrida.
"Pero quiero leche de banana y picaditos de zanahoria"
Jimin no sabía qué hacer, ya que no podía escuchar lo que ambos estaban diciendo. En muchas ocasiones eso lograba que ambos híbridos hicieran planes malévolos para molestarle, por lo que no sabía si temer o estar feliz porque su gatito por fin reprendiera a Jungkook.
"Te daré los picaditos en secreto hoy, solo si le haces caso a tu padre"
"¿Y a Taehyung su plato con carne?"
"Sí"
Jungkook agitó su pequeña cola y comenzó a intentar escalar el torso de su padre humano, en forma de disculpa por desobedecerle.
Jimin torció los labios y vio a Yoongi con una ceja alzada, esperando a saber si había sido una vez más un padre consentidor o uno medianamente estricto. Cuando el gato comenzó a dejar pequeñas lamiditas en su mano, supo que había hecho un trato malévolo con el conejo.
Jimin tomó por el trasero al animal más pequeño y lo acercó a su rostro, Jungkook intentando alcanzarle.
―Por favor no te lances de la cama, no importa que estés en tu forma animal, puedes dañarte―Yoongi sonrió y se bajó del sofá de un salto, caminando hacia su ropa para poder vestirse en la cocina.
Mientras tanto Jungkook, se transformó junto a su padre.
―Lo siento papi. Es que llamé a papá cuando me hice conejo, pero no me escuchó―Jimin se sonrojó ligeramente al recordar que estaba demasiado ocupado recibiendo mimos en su lomo, por lo que claramente no le escucharía.
―Sí, toda la culpa la tengo yo―un Yoongi vestido caminaba hacia el sofá, viendo con el ceño fruncido a su hijo, quien reía mientras cubría su boca con sus manitos.
El pelinegro se acomodó junto a su pareja y dejó un beso en su mejilla, haciendo que Jungkook le viera atentamente.
― ¿Y el mío? ―mostraba su mejilla como si fuera obvio que debe darle un beso.
―Solo a papá―Yoongi rio mientras tomaba a su pareja de la barbilla, dejando un casto beso en los labios rechonchos.
Jungkook se cruzó de brazos y los vio con mala cara.
Las orejas de Jungkook se levantaron rápidamente cuando un ruido familiar llegó hasta ellas, su cola agitándose hacia los lados. Yoongi también escuchó perfectamente, por lo que se levantó del sofá, bajando al desnudo Jungkook.
―Taehyung ya está aquí, Kookie debe ponerse ropa―el conejito recordó su desnudez y cubrió su parte íntima.
― ¡No puede verme desnudo! ―el conejito corrió hacia su habitación, sabiendo que alguno de sus padres le ayudaría a ponerse lindo.
Yoongi abrió la puerta y el tigrillo lo dio una sonrisa cuadrada.
―Buenas tardes, señor gato Min hyung―la madre de Taehyung soltó una risa ante el apodo con el que su hijo llamaba a Yoongi, sabiendo que al adulto no le molestaba.
―Buenas tardes, tigrillo Taehyung. Pasa―la madre le entregó la mochila del niño castaño y ambos entraron a la casa, dejando las cosas del menor en la sala.
Minutos después Jungkook llegó al lugar, sus orejas peinadas y cabello arreglado.
Yoongi tomó la mano de Jimin y lo dirigió a la habitación de ambos, dejando la puerta abierta por si escuchaban algo sospechoso o los niños necesitaban ayuda en algo.
―Nuestra sesión de mimos fue interrumpida, pero tú me prometiste que si limpiaba las estanterías tendría más...―Yoongi empujó suavemente a Jimin sobre la cama, acostándose a su lado. ―Mi panza y orejas están aquí para recibir caricias.
Jimin soltó una carcajada y se acomodó sobre el pecho de Yoongi, comenzando a acariciar el estómago del más alto con la yema de sus dedos. El pelinegro abrazó a Jimin por la cintura y comenzó a ronronear, sintiéndose confortado por el calor corporal del otro ante el clima frío.
―Deja de conspirar con nuestro hijo―dijo el humano sin dejar de acariciar, dejando un beso en la barbilla del mayor.
―No conspiramos, simplemente llegamos a un acuerdo formal―Jimin rodó los ojos y pellizcó la barriga de Yoongi, logrando que sus ronroneos se interrumpieran por un jadeo de dolor. ―Ay.
―Un acuerdo formal en donde yo entro en pánico durante diez horas al pensar que los habían secuestrado―Yoongi soltó una carcajada y abrazó con más fuerza a su pareja, cuando el recuerdo de su broma había sido sacado a la luz.
Un día ambos híbridos se habían puesto de acuerdo para jugarle una broma a Jimin, en donde ellos se esconderían por un buen tiempo, para ver al humano buscarlos por todos lados. Ambos en sus formas animales, se escondieron en la parte más recóndita por debajo del armario, en ese espacio era imposible el verlos.
Con lo que no contaron, es que ambos se dormirían y se quedarían más horas de lo planeado.
Jimin al encontrar la puerta medio abierta y con un desastre en la sala, cosa que solo había sido producto de sus juegos, entró en pánico. Sumándole el hecho que no los encontró en diez horas y algunos minutos.
Cuando ambos animales escucharon el llanto del rubio, salieron despavoridos a ver lo que pasaba.
Yoongi jamás había visto a Jimin tan enojado como aquel día, siendo él enviado a la sala por una semana y el conejito sin recibir los postres de su padre por el mismo tiempo.
―Ese día fue una broma pesada por accidente, no pensábamos quedarnos tanto tiempo―Jimin negó al recordar su preocupación de aquel día, mordiendo la barbilla de Yoongi con molestia.
Yoongi sonrió y abrazó con más fuerza a Jimin, acercando sus rostros para que sus narices hicieran contacto entre ellas. Intentando disipar el enojo del contrario.
El híbrido veía con encanto los avellanos ojos de Jimin, los cuales parecían brillar ante el contacto visual que ambos estaban manteniendo.
―Te amo mucho, a ti y a nuestro hijo―Jimin se mordió el labio mientras una enorme sonrisa aparecía en su rostro, moviendo ligeramente su nariz.
―Yo también los amo, muchísimo.
Juntaron sus labios una vez más, escuchando de fondo las risas de ambos niños, remarcando el ambiente familiar en el que ambos se habían establecido a lo largo de su relación. Recordándoles todas las aventuras que habían experimentado juntos y las que se venían a un futuro.
Nuevamente las manos del híbrido fueron a parar al trasero respingón, masajeando como su instinto gatuno le pedía.
Un golpe en seco les hizo separarse de un susto, haciendo que ambos se miraran sorprendidos por algunos segundos, recordando que había dos pequeños revoltosos en la sala.
Se levantaron rápidamente y corrieron a la sala a ver qué había pasado, manteniendo la curiosidad ante el silencio.
La mesa del centro estaba volcada sobre la alfombra, mientras un pequeño tigrillo y un conejo entre las patas del animal más grande, se escondían en la esquina de la sala.
―Te dije que debíamos quitar la mesa de ahí―dijo Jimin con la mirada puesta en ambos pequeños, quienes se encogían culpables. ―Iré a dormir, te toca el limpiar.
Jimin escapó hacia la habitación después de dejar un beso en los labios del mayor, riendo al saber que esa vez, él podría escaparse de las obligaciones.
Jungkook se transformó en humano, cubriendo sus partes nobles con sus manos.
― ¿Sí me darás los picaditos y la leche?
Yoongi soltó una pequeña carcajada, pasando ambas manos por su cara.
―Sí, pero no le digas a papi Jiminie―Jungkook asintió cómplice, abrazando a su amigo tigre.
― ¡Te escuche, Min Yoongi!
Jimin rio cuando escuchó las carcajadas de Jungkook desde la habitación, pensando nuevamente, que el juntarse con ese híbrido, había sido de las mejores decisiones que había tomado en toda su vida.
Junto a formar la hermosa familia que eran hoy en día.
𝒎𝒙𝒚𝒐𝒐𝒏𝒈𝒙
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top