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CAPÍTULO 5: NUEVOS ALUMNOS.

¡Que hermoso es volver a la escuela!

Luego de un horrible verano lleno de todos los Doritos que yo quise, total tiempo libre, cientos de maratones y... ¿se me olvidó algo?, oh sí, haber estado encerrada en mi casa leyendo sin parar.

¡Buh, qué montón de basura, arriba la vuelta a clases!

Por si no quedó claro, fui sarcástica en cada letra de cada palabra dicha, incluídas las comas y todo lo que haya entrado en aquel párrafo tan ridículo.

Siempre odié la escuela, y no porque mis calificaciones fueran un problema ya que eran todo lo contrario, pero  como vieron, yo era única. Mientras que algunos extrañaban la escuela, querían regresar con ansias y luego se arrepentían de ello, o incluso también existía la clase de gente que amaba las clases durante todo el año, bueno, yo nunca la extrañé, ni siquiera un poco.

No había nada allí dentro que me incitara a hacerlo en toda mi vida, es decir, los estudios a fin de cuentas pueden hacerse en casa y está comprobado que resultan ser igual de eficientes, ¿así que por qué venir a una institución llena de chicos pervertidos y chicas hormonales?, sí, tal vez por los amigos, ¿pero qué pasa con quienes no los tienen ni los han tenido jamás?, yo era una de esa pequeña parte del mundo.

Claro que exceptuando a Zane, aunque a él podía verlo muchas veces en cualquier lugar y cualquier momento, pero luego el resto de personas como Kristen, Olivia, Micah, Jackson, Dean y Tate solo las veía únicamente en la escuela o en todo lo que tuviera que ver con esta, como en la fiesta, por ejemplo.

Obviamente los quería y mucho, pero yo era así, la escuela era algo que odiaba por instinto, y muchos de ustedes no podrían culparme por hacerlo tampoco.

Alejé mis pensamientos malhumorados y seguí caminando entre los estudiantes que circulaban, rumbo hacia mi casillero. Lo encontré enseguida, pero una alta figura estaba apoyada sobre él, aún así me acerqué.

—No sabía que este año tendría a alguien que vigile mi casillero.—Bromee al ver a mi mejor amigo con unos lentes negros puestos.

Zane se los quitó de mala gana y soltó una risa sarcástica que me pareció otra razón para burlarme de él, pero en lugar de eso me fijé en lo que llevaba puesto. Jeans de cuadros con un cinturón negro y una camiseta de mangas largas blanca. Los mismos piercings de sus labios y su característico cabello revuelto.

—¿Te gusta lo que ves?—Preguntó divertido haciendo un baile de cejas.—Apuesto a que sí.

—¿Sabes lo que es un peine?—Cité señalando el desorden de su cabeza, que aunque no le quedaba mal, debía vengarme.—Apuesto a que no.

—¡Oye, no juegues con mi punto débil demonio!—Chilló ofendido mientras se pasó los dedos por el cabello dos veces.

Reí ligeramente y Zane me fulminó con la mirada por un segundo, hasta que sin disimulo alguno sus ojos me recorrieron de pies a cabeza confuso. Tardé en reaccionar y cuando así fue, sentí un rubor en mis mejillas al entender el porqué de su mirada.

—Fue cosa de Miriam.—Expliqué molesta, viendo el vestido floreado que traía puesto.

Para empeorar el insoportable primer día de clases, mi querida hermanita menor me obligó a llevarme puesto un vestido. Su insistencia fue agotadora, estuvo alrededor de dos horas y media, desde que me levanté, regañándome porque jamás me vestí bien para la escuela y que debía cambiar eso ya que era mi último año, tenía que aprovechar los momentos y volverlos recuerdos inolvidables, bla bla bla. Básicamente, no tuve opción.

—Incluido el maquillaje, supongo.—Dedujo y yo asentí frunciendo el ceño.—Oye, cambia esa cara o no tendrá sentido todo lo que Miriam te hizo.

—No tiene sentido de ninguna manera y... ¿puedes apartarte de mi casillero?

—Di la contraseña.

—ADMCSNQUG.—Deletree.

Zane me miró extrañado.—¿Qué significa eso?

—Apartate de mi casillero si no quieres una golpiza.

—Te complicas tanto la vida y todo por no decir las palabras mágicas.—Comentó él negando con la cabeza, pero aún así se corrió, por lo que abrí la puerta metálica luego de poner mi contraseña y empecé a meter libros que llevaba cargando.—Así que...—Se puso los lentes otra vez y se apoyó de costado sobre el casillero al lado del mío.—¿Trajiste lo acordado?

Lo miré de reojo totalmente seria y le indiqué con el dedo que se acercara, él se inclinó sobre mí y yo acerqué mis labios a su oído.

—Traigo una lista de reglas para el amor, no drogas, así que ya puedes parar de actuar como si estuvieses en una serie de narcotraficantes.

—Vive la vida al máximo o no la vivas.—Se defendió aún usando un tono serio, así que le arrebaté los lentes.—¡Oye!

—Aquí tienes.—Saqué la lista de entre las páginas de uno de mis libros y se la entregué.

Zane sonrió por ello, pero luego se enfocó en su accesorio robado.—¿Y los lentes?

—Olvídalo.—Le negué y los arrojé dentro de mi casillero para luego cerrar la puerta, mi mejor amigo me fulminó con la mirada.

—Eso se considera robo.

—Tal vez, ¿pero qué clase de amiga sería si te permitiera andar con lentes de sol puestos dentro de una escuela como si fueras un bobo?

—Estás tan agresiva, pero no me enojo o sorprendo porque has sido la misma que los años anteriores. Ya, como sea.—Dijo a la vez que se puso a leer mi lista.

Lo esperé mientras revisaba lo que decía allí y me concentré en mi alrededor, viendo como este año hay parejas nuevas, además de alumnos y alumnas que han ingresado.

Debía admitir que algunos estaban bastante guapos, sonreí por tener el placer de ver nuevos rostros  esculpidos a la perfección desfilar por los pasillos, al menos tenía algo con lo que distraerme en la escuela, siendo que no estaría en casa viendo actores guapos en comedias románticas.

Unas vocecillas chillonas me sacaron de mi actividad y vi como frente a mí había un grupo de chicas que cuchicheaban entre ellas, y a pesar de casi no poder entender nada de lo que decían, logré oír algo sobre un nuevo chico que se destacaba entre los demás, que era muy lindo y amable, y que ya era el crush de todo el grupo siendo apenas el primer día y la primera hora.

Vaya, las depredadoras están más rápidas que nunca, quizás sea porque es el último año. Pensé formando una sonrisa sutil.

—Esto tiene que ser una broma.—Comentó Zane, consiguiendo mi atención.

—¿Qué?

—Todo.—Explicó viéndome divertido.

—¿Disculpa?—Pregunté ofendida, echándole vistazos a mi preciada lista.

—Estas reglas parecen de película, dudo mucho que crea necesitarlas.

—¿Ah sí?—Me crucé de brazos arqueando una ceja.—Pero eso no fue lo que parecía anoche.

—¡¿Cómo?!—Gritó Jackson a mis espaldas, haciéndome brincar del susto. A su lado estaban Liv, Kristen y Dean.

—¿Cómo es eso de que no sé qué no era lo que parecía anoche?—Preguntó Liv asombrada.

—¡Chan chan chaaan!—Agregó Dean como música de ambiente.

—No es lo que creen.—Espeté viendo a Zane con enojo ya que rió por la tontería de Dean, pero mi mirada lo hizo ponerse serio ante nuestros amigos.

—Claro que no lo es.—Me apoyó.

—¿Zane no acaba de decirte que no ronca como morza al dormirse después de tener sexo cuando en realidad sí lo hace y anoche lo comprobaste?—Cuestionó Kristen muy específicamente.—Porque si no te quedó claro, yo te aseguro que sí lo hace, incluso el ruido de eso es más alto que cuando gime.

—¡No tuvimos nada de eso!, solo me llamó por la noche para pedirme un favor pero eso fue todo, ¡Y por Dios esa fue demasiada información, Kris!—Me quejé asqueada, mirando a mi mejor amigo, quien simplemente se encogió de hombros.

—No me avergonzaré.

—Bueno, ¿y de qué hablaban entonces?

—De cómo hacer que Zane triunfe con la chica que le gust—Intenté explicar pero mi mejor amigo me cubrió la boca.

—De lo genial que fue la fiesta.

—¡Estuvo de lujo!, conocí a tantas chicas nuevas muy lindas.—Exclamó Dean con cara de tonto.

—¿Y alguna se fijó en ti?—Le preguntó Liv y nuestro amigo dejó de sonreír.

—No me arruines el momento.

—Eso es un no.—Dijo Kristen entre carcajadas y luego palmeó el hombro de Dean.—Pero no te sientas mal, según sé, Jackson y Tate tampoco lograron nada con las chicas nuevas.

—Pero Zane...—Musitó entonces Liv y todos miramos a mi mejor amigo.

—Normalmente me gusta ser el centro de atención, pero no si se trata de gente con miradas locas como las de ustedes.

—¡Cuéntanos sobre la chica con la que fuiste ayer!—Exigió Kristen y vi a Zane con una expresión de rendicion que entendía perfectamente.

Cuando Kris se proponía a averiguar algo, se enteraba, y si alguien no quería contarle, ella insistía hasta que tu cerebro acababa cediendo para no explotar. Era exactamente como el ñomo de mi casa que tenía de hermana.

Él ya se estaba preparando para relatar todo lo sucedido con Hailey, y quizás incluiría lo de sus sentimientos y mi lista, la cual tenía oculta detrás de su espalda, hasta que Kristen continúo.

—Nos descuidamos un momento y ya no te volvimos a ver, incluso a Melissa la vimos irse con...—Hizo una pausa, recalculando lo que estaba a punto de decir y algo pareció estallar en su mente.—¡Oh Por Dios, Melissa estuvo con un chico anoche!

Las miradas de todos pasaron de Zane a caer sobre mí, tragué grueso mientras me miraban boquiabiertos, exceptuando a mi mejor amigo, que se quedó neutral.

—Es cierto, recuerdo que se fue con él de la fiesta, pero no pude reconocerlo, ¿era nuevo, no?—Preguntó Liv con interés y seguidamente sonrió como boba.—Era tan guapo..., ¿cuál era su nombre?, ¿y su apellido?, ¿tiene novia?, ¿sabes si está disponible?, claro, si es que a ti no te interesa.

—Bueno...—Estaba preparándome para responder a la oleada de preguntas de mis amigos, pero no fue necesario.

Las chicas que cuchicheaban frente a mí empezaron a chillar más fuerte entre sí, e incluso las que pasaban caminando se detuvieron para ver a lo que sea que acaparaba la atención, por lo que Zane y yo, junto con nuestro grupo, nos fijamos en lo que hacía tanto escándalo femenino.

Y me quedé sin aliento.

Noah apareció caminando por el pasillo, vestía unos jeans negros y una camiseta blanca, encima una chaqueta de cuero cuyas mangas estaban arremangadas hasta sus codos, su cabello negro estaba igual que la noche de la fiesta, algo despeinado pero al mismo tiempo le quedaba increíblemente bien, contorneando esa cara de facciones duras pero sin verse imponentes y combinando a la perfección con esos ojos celestes que desmayarían a cualquiera que los viera.

Tenía la perfecta fachada del típico chico malo, y de serlo, yo ni le daría la más mínima importancia porque ese estereotipo no era para mí, pero sabía que esa ropa no reflejaba su amable personalidad, que sus bonitos ojos celestes portaban una mirada cálida y sus labios guardaban las sonrisas más gentiles.

Era por todo eso que mi corazón empezó a palpitar desenfrenado dentro de mi pecho mientras lo veía acercarse, dándome todos esos gestos que acababa de mencionar.

—No esperaba encontrarte tan pronto, pero veo que hoy es mi día de suerte.—Comentó cuando me alcanzó.—Buenos días, Melissa.

Oí a más de una suspirar solo por su melodiosa voz, y no las culpaba. Quería devolverle el saludo, pero parecía que el gato me había comido la lengua. Por suerte, mis amigos estaban ahí.

—Soy amiga de Melissa, me llamo Olivia pero todos me dicen Liv.—Se presentó ella enseguida, estrechando la mano de Noah y sonriéndole coqueta.—¿Eres de los nuevos, no?

—Así es.—Le respondió él con amabilidad.

—Pues bienvenido a nuestra secundaria, espero que pases el mejor año. Si necesitas algo, estaré a tu disposición.

—Vaya, eres muy amable, te lo agradezco.

—¡No hay de qué!, y bueno, ya que estamos, puedo pasarte mi número y...

—Oye, tranquilízate depredadora.—La regañó Kristen y le dio una sonrisa de disculpa a Noah.—Lo lamento, ella es muy... de dar confianza rápido, no necesitas su número.—Aclaró y Liv la fulminó con la mirada, pero Kris le señaló mi presencia con la suya y yo no entendí porqué hasta que habló.—Además, pienso que Melissa es la mejor guía de todas, ella podría darte un pequeño recorrido por la escuela a modo de bienvenida, ¿o no, Mel?

Sí, Kris era ese tipo de amigas que actúan para que, de alguna manera, te acerques al chico con el que quiere que te involucres.

Y eso era lo que estaba haciendo, a pesar de no habérselo pedido.

—¿Mel?—Insistió dándome miradas de "¡vamos chica, coopera!" que yo no pude negar.

—Supongo que sí.—Acabé aceptando sonriendole nerviosa al pelinegro.

—¡Perfecto!, entonces ya está hecho.—Exclamó ella con alegría, acercándose con Liv a Jackson y Dean, quienes observaban callados.—Y si hacen rápido el tour, les sobrará tiempo para charlar.—Comentó pero me miró fijamente, haciendome entender que, más que una sugerencia, era una obligación para mí.— Bienvenido seas Noah.—Le dijo a él formando una sonrisa amable.

Él asintió agradecido y cruzó miradas conmigo, esperando a que empezara a caminar para seguirme. Me dispuse a hacerlo con muchos nervios y a la vez emoción de poder estar a solas con él, cuando una voz habló.

—Los acompaño.—Dijo Zane con normalidad, metiendo las manos en sus bolsillos.

—¿Por qué?—No pude evitar preguntar.

—Sí, Zane, ¿por qué?—Me imitó Kris frunciendo el ceño, pero mi mejor amigo la ignoró y se puso a mi lado.

—No tengo razón, ¿les incomoda que vaya?—Nos cuestionó a mi y a Noah.

La noche de la fiesta casi lo golpeas y no te has disculpado con él, ¡por supuesto que incomodarías!

—No, para nada.—Contestó Noah, tomándome por sorpresa.

Zane asintió y ambos esperaron por mí, así que simplemente empecé a caminar luego de despedirnos de nuestro grupo, siendo seguida por dos chicos que casi se mataron la vez que se conocieron.

El recorrido fue más rápido de lo que esperé. Teníamos quince minutos para hacerlo, y solo tardé diez en mostrarle a Noah la escuela, aunque no había mucho con lo que deleitarse tampoco, solo la sala del director, el comedor común, las sala de arte y música, el gimnasio, la piscina, los vestidores, el campus del patio trasero y...

—El armario del conserje.—Anuncié señalando la puerta.—Nuestra última parada.

—¿Ya acabamos?—Preguntó Noah desilusionado.

Asentí cruzándome de brazos.—No hay mucho en la escuela con lo que entretenerse, salvo las constantes peleas entre porristas por algún chico que forme parte del equipo de fútbol.

—O por mí.—Alardeó Zane y yo rodee los ojos.

—Entiendo, aunque todavía no me quedó clara la razón de porqué presentarme este lugar.—Señaló mi última demostración.

—¿Sabes qué?, yo tampoco.—Sonreí forzadamente.—¿Zane?—Interrogué a mi mejor amigo, sin comprender porqué tuvo esta idea innecesaria.

—Bueno...—No supo qué responder, fruncí mis cejas cuando noté como se fijó en la hora de su reloj intentando ser sutil, luego se recompuso.—No serías una buena guía si no presentas esto.—Objetó.—¿Y si conoce a Bob?

—Pero qué...—Balbucee sorprendida por la absurda idea de tener que presentarle al conserje.

—¡Hola Bob!—Saludó a mis espaldas y casi pareció una broma ver al hombre treintañero venir con su característico traje azul.

—¡Hey Zane!—Le estrechó la mano a mi mejor amigo de manera amigable.

Yo miraba la escena atónita, no sabía qué pregunta era más importante, la de cómo es que llegamos a este punto, o desde cuándo mi mejor amigo creó una amistad con el conserje Bob.

Ambos estaban ahí, casualmente hablando entre ellos como si se conocieran de toda la vida, y aproveché ese momento para acercarme a Noah, quién sentía que estaba tan trastornado y perdido como yo.

—Vámonos.—Susurré mientras tomé su mano y él pareció sorprenderse por ello, pero me correspondió al instante, entrelazando sus dedos con los míos, cosa que me despistó un poco ya que me quedé viendo nuestras manos juntas, tal y como hacían las parejas.

—¿Melissa?—Me llamó, rompiendo mi hipnotismo.

—Sí, lo siento.—Pedí perdón avergonzada y lo jalé para empezar a irnos, sin embargo, solo alcanzamos a dar unos pasos cuando Zane nos atrapó.

—¿Te vas tan deprisa?, ven, te presento a Bob, es un tipo genial.—Le dijo a Noah, señalando al sonriente hombre que sostenía un trapeador y este enseguida hizo un gesto militar a modo de saludo gracioso.

—No creo que sea necesario.—Le dije entre dientes, sin querer sonar maleducada ante Bob.

—Oye, Noah debe decidir.—Me regañó.—¿Así que qué dices, amigo?

Le di una mirada fulminante a Zane diciendo "No le digas así si aún no te disculpaste con él." que entendió enseguida ya que asintió y le dedicó una sonrisa un poco forzada a Noah.

—Y de paso quiero pedirte perdón por lo que pasó en la fiesta, no debí haber sido tan impulsivo y precipitado, fue mi error y por ello doy disculpas.

Torcí mis labios en disgusto al notar como todo lo que dijo no fue totalmente sincero, pero aún así Noah asintió ante sus palabras y le ofreció la mano a Bob.

—Soy Noah.—Le dijo con amabilidad.—Gusto en conocerlo.

El conserje sonrió en grande y no solo estrechó su mano, sino que tiró de ella y le dio un abrazo con un par de palmadas en la espalda, como si fueran muy buenos amigos ya. Contuve las ganas de reír al ver la expresión avergonzada de Noah por ello, pero aún así se dejó.

—¿Eres nuevo, verdad chico?—Le preguntó Bob y Noah asintió.—En ese caso, ¡bienvenido!—Volvió a repetir el acto del abrazo con palmadas y esta vez solté una risita por ello.—Espero que te vaya bien hoy y el resto del año, haz muchos amigos y procura no estresarte mucho con los deberes, sí son importantes, pero recuerda que debes disfrutar de tu adolescencia lo más que puedas eh.

—El consejo de un grande.—Musitó Zane emotivo.

—Y tú.—Me señaló, notando finalmente mi presencia. Me preparé para recibir un afecto apresurado de cariño por su parte, pero no hizo nada más que sonreír gentilmente.

—Ella es Melissa, mi mejor amiga.—Le hizo saber Zane.

—La chica Quinn, lo sé, he limpiado sus restos de Doritos esparcidos debajo de su banco durante los últimos cinco años.—No lo dijo de mala manera, pero aún así me sentí mal por ello y bajé la cabeza avergonzada.

—Lo siento.

—Descuida, eras una niña.—Hizo una pausa y luego se rascó la nuca.—Bueno, el año pasado lo seguiste haciendo teniendo ya dieciséis, pero supongo que fue la costumbre.

—Prometo que este año no pasará, y lamento otra vez haberte hecho limpiar mi desastre.

—Descuida, es mi trabajo.—Aclaró.—Mucha suerte en tu año escolar.

—Gracias, Bob.

Él sonrió y se despidió de los tres a la vez que la campana sonó.

—Oh no, es hora de ir a clase, es una lástima habernos quedado sin tiempo para charlar.—Dijo Zane exagerando su decepción.—Bueno, la próxima será, a clase se ha dicho.—Nos dio la espalda y empezó a alejarse como si nada.

Lo miré extrañada sin entender lo que le pasaba, pero enseguida la voz de Noah llamó mi atención.

—Oye, si no tienes compañera de banco aún...—Tragué saliva, sintiendo emoción precipitada por lo que iba a proponerme.—¿Quieres que nos sentemos juntos?

Los bichos en mi estómago se despertaron y comenzaron a hacerme las mágicas cosquillas de las que tanto escriben en los libros. Noah sonreía mientras se pasaba los dedos por el cabello, como si tuviese nervios por mi respuesta. 

Se veía tan tierno, que por poco casi suspiré. 

Me quedé viéndolo unos segundos más, apreciando lo lindo que era, porque diablos, de verdad era bastante guapo, más en ese momento que lo podía apreciar con la luz del día y no con luces tenues de fiesta. 

Tenía una cara ovalada y una barbilla marcada que hacía que la terminación de su rostro se viese fuerte y muy bien formada. Sus labios eran gruesos y de alguna forma se veían rojos y mojados, contrastando su piel pálida, no más que la mía, pero era un tono color crema que combinaba inhumanamente bien con su color de pelo negro azabache, el cual caía levemente a los costados de su rostro, dejando un poco de su frente despejada. Sus ojos celestes, con un toque de verde, eran tan brillantes y se veían todavía mejor gracias a sus largas pestañas, otorgándole una mirada que te haría suspirar sin darte cuenta. Su nariz era recta y perfilada, sus cejas no eran gruesas o finas, sino unas que estaban justo en medio de esas opciones, cerca de sus ojos. 

Y para concretar toda su belleza física, parecía que debajo de toda esa ropa tenía un cuerpo digno de lucir sin camiseta.

¡Por Dios, me iré al infierno por haber pensado en eso último de manera tan casual!

—¿Melissa, estás bien?—Su voz me sacó de mis pensamientos pecaminosos, haciendome consciente de su presencia justo frente a mí.—Hum, veo que no te agradó mi propuesta, pero tranquila, si dices que no estará bie-

—¡No!—Grité cortandolo pero enseguida reparé que esa respuesta fue erronea.—Digo si, no, o sea...ugh.—Bufé poniendo una mano en mi cara y soltando un suspiro antes de ver a Noah, quien se encontraba confundido por mi tonto balbuceo nervioso.—No de que no es que no me agradó tu propuesta, y sí de que quiero sentarme contigo.

—Oh.—Dijo con más alivio y sonrió otra vez.—Debería empezar a aprender a hablar en tu idioma, así te comprendería a la primera.—Bromeó y yo hice un gesto ofendido.

—Ya quisieras comunicarte tan correctamente como yo.

—Estaría dispuesto a dejar que me enseñes.

Tragué saliva al sentirme sofocada y con falta de aire en los pulmones por sus palabras, aún así, me controlé y me dispuse a contestarle con alguna broma para calmar mis alteradas hormonas, pero alguien me venció al hablar primero.

—Oigan.—Nos llamó Zane con expresión impaciente, mirándome mal sobre todo a mí.—No dejaré que mi mejor amiga llegue tarde el primer día, así que deprisa o yo mismo te obligaré a ir, y apuesto a que no quieres entrar conmigo llevándote a cuestas a la clase, ¿no, Missy?

Le di una de las peores miradas a Zane por esa absurda amenaza pero dejé de fijarme en él cuando vi como la mandibula de Noah pareció tensarse, como si le incomodase los comentarios dichos, así que asentí de mala gana a mi molesto mejor amigo y los tres nos encaminamos hasta nuestra clase. 

El profesor de biología aún no había llegado, pero el aula ya se estaba llenando de todos los alumnos. Caras nuevas y viejas aparecieron en mi campo de visión, pero solo me enfoqué en buscar un lugar donde sentarme con mi nuevo compañero de banco y no tardé en encontrarlo en la fila horizontal del medio, justo al lado de la ventana de pared izquierda.

—Mira, encontré un banco por ahí, sentémonos en ese.—Exclamé precipitadamente y cuando me voltee, en lugar de ser Noah quien me contestase, Zane se puso delante y me abrazó de costado.

—Muy buen trabajo, pero lo siento Missy, este año no podré sentarme contigo, bueno, tal vez sí, pero no todos los días.—Informó haciendose el dolido y luego se acercó a mi oído.—La noche de la fiesta le dije a Hailey que puede sentarse conmigo hoy, para sentirse cómoda ya que me conoció antes del primer día, además pasaré mucho tiempo con ella así, espero que no te enfades, puedes sentarte con Kristen o Liv, o Micah, aunque aún no la veo aparecer pero... 

—Primero, no te hablé a ti.—Lo interrumpí.—Y segundo, me sentaré con Noah.—Aclaré directa.

—Ah.—Fue lo único que Zane respondió, yo le sonreí y quite su brazo, miré por sobre mi hombre al pelinegro que esperaba por mí y le hice una señal para ir a sentarme al lugar que indiqué. 

Ocupamos el banco, Noah me dejó el lugar pegado a la ventana y me sentí agradecida ya que tenía vistas muy bonitas del campus. Comenzamos a hablar y le conté un poco acerca de los profesores que tendríamos, ya que la mayoría ya los he tenido y normalmente varios de ellos se repiten en los años siguientes. 

Hubo un momento donde observé nuestro alrededor mientras él me contaba cómo fue su mañana, y fijé mi vista en mi mejor amigo, quien tenía una expresión seria a la vez que se enfocaba en su teléfono. 

Intenté no darle importancia pero la parte buena de mí se preocupaba por él, consideré ir a preguntarle si estaba bien, quizás así descubría qué fue lo que le pasó hoy que estuvo con actitudes extrañas, pero un par de minutos después Hailey entró al aula. Varios chicos, tanto los viejos como los nuevos posaron la vista en ella, se veía muy bonita con sus shorts de jean negro y su blusa ajustada de mangas largas y cuello de tortuga. Zane la vio y enseguida su expresión mala cambió a aquella que vi que tuvo en la fiesta varias veces por ella.

Hailey saludó a un par de chicas, al parecer ya había conseguido hacer amistades, y se fue a sentar directamente con mi mejor amigo, a quien saludó con un beso en la mejilla, causando en Zane una sonrisa atontada y nerviosa. 

No supe qué sentir ante eso, parecía tonto, pero al mismo tiempo era mejor verlo así que como estaba hace unos momentos atrás, por lo que acabé ignorandolo al ver su mejoría de estado y cuando llegó el profesor, quien dio una corta bienvenida a las alumnas y alumnos nuevos, me concentré en la clase.

O bueno, lo intenté.

Por alguna razón, le eché varios vistazos a Zane y Hailey, y cada vez que la veía a ella susurrarle cosas a él que lo hacían reír por lo bajo, solo pensaba en una cosa.

Más vale que mis reglas sirvan, porque por lo que vi, mi mejor amigo ya parecía un soldado caído en la guerra histórica contra el amor.

———

Nota de Autora: Debo admitir que estuve muy sentida al momento de describir el físico de Noah, así que babeen (pero prepárense porque voy a hacer lo mismo con Zane en su debido momento eh).

¿Qué les pareció el capítulo?, ojalá les haya gustado porque a mí sí y además, me siento orgullosa por actualizar una semana después de la última actualización, ¡esto pasa cuando apoyan mucho una historia, me motivan para escribir tres veces más rápido!

Nos leemos pronto, nos vemos el sábado con una nueva actualización de Malas Decisiones (En Ig avisé que su día de publicación semanal cambió, así que vayan a seguirme para enterarse de las novedades ejem)

¡Hasta la próximaaa! ♡

Los y las quiere, Cami.

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