TONY

Another Love - Tom Odell

***

Muchas veces, las personas indicadas llegan en el momento equivocado. Eso le pasó a Tony con Peter. 

El crush que le tenía Peter a Tony era notorio entre ellos dos. Peter tampoco se lo escondía al mayor y más de una vez se lo dijo.

Por otra parte, Tony simplemente se lamentaba la perdida de, la que era para él, su alma gemela. En verdad esa persona lo único que hizo en la vida de Tony fue sacarle el dinero y ya. Pero el tonto estaba demasiado enamorado.

En ese momento de debilidad absoluta, Tony consiguió ver la luz en Peter. El cual encima, se le veía perfectamente "enchochao" con él. El mayor tampoco se aprovechó de Peter, sino todo lo contrario. Intentó hacerle ver a Peter que esto sería complicado. Sin ver, que en verdad, Tony aún estaba superando esa ruptura tan dolorosa que tenía.

Pero por desgracia, Peter se cansaba de no ser correspondido, por ello Tony se quedó totalmente anonadado cuando el chico le presentó a Wade como pareja. Incluso el lío que tenía con Harley, él sabía que no tenían nada, realmente pensaba que Peter seguía algo enamorado de él. En verdad pensaba que, ahora que Tony estaba superando a su ex, pensaba que podría ver a Peter como algo más.

Al parecer, Peter tenía gusto por los mayores y por los aguacates.

Un día, trabajando los dos en el taller, Tony decidió sacar el tema de forma indirecta.

- Peter. 

- Dime Señor Stark.- Peter seguía con sus cosas mientras escuchaba a su mayor.

- ¿Cómo vas con Wade?- preguntó Tony apoyado en la mesa y cruzando sus brazos, mirando a Peter directamente.

- Muy bien la verdad, dentro de poco hacemos dos meses. ¿Por qué lo pregunta?

- A bueno, solo que tu actitud ha cambiado.

Peter dejó el soplete y se quitó la máscara para mirar a su jefe. Estaba asustado. ¿Y si le iba a echar por haber bajado su rendimiento en el trabajo? 

- ¿He hecho algo mal, Señor?

- NO no, no te asustes. Me refería más a tu actitud conmigo, es diferente.

- Ah... eso... Bueno, creo que sí, en eso tiene usted razón.

Tony se rio al escucharlo y agachó la cabeza.

- ¿Ves? Antes no me hablabas tan formal. Sí que me hablabas de usted y Señor, pero no tan distante. ¿Qué ha cambiado, Peter?

Tony subió la cabeza y miró a Peter. El cual traía una cara perpleja. El chico suspiró mordiendo su labio inferior se rio suavemente algo frustrado. Una acción que dejó algo confundido a Peter.

- Lo que ha cambiado, Señor Stark, es que me cansé de esperar.

- ¿A qué te refieres?

- Tony... 

Al mayor, cuando Peter dijo eso, se le pusieron los pelos de punta. Pocas veces le llamaba por su nombre, solo cuando estaban jugando o en momentos menos serios. Nunca en un momento serio, eso es que Tony sabía a lo que Peter se refería.

- Dime...- habló Stark, alentando que Peter hablara. Como buen masoquista, quería oírlo.

- Sabes a que me refiero. Realmente yo te quería, muchísimo. No me dejaste demostrártelo como quise y yo no quería ir más tiempo detrás tuya. 

Hubo un breve silencio en donde los dos se miraron. Peter le miró con pena, no quería seguir llorando por él de esta manera. Quería que todo se olvidase, Tony era demasiado especial para Peter, no iba permitir alejarse de él. Pero tampoco quería volver a lo de antes.

Peter comenzó a ver a Tony más como lo que era, una figura paterna y de admirar. No quería que el pedestal que le tenía, se destruyera. En este momento, ese pedestal, se tambaleaba como si una enorme ráfaga de viento lo moviera a punto de caerse.

- Realmente pienso que podría haberte cuidado muy bien, Señor Stark.

- Pero no quería que me cuidaras o que sanaras lo que era mío.- interrumpió Tony.

- Pero sí que podría haberte ayudado...

Stark lo miró y vio la cara de Peter. El chico estaba tranquilo y sosegado, lo había superado. Tony tenía que arreglar su mente, este muchacho nunca podría ser nada más que un simple ayudante y un hijo.

- Lo siento...- se disculpó Tony.

Peter sonrió y se acercó al mayor para acariciar su brazo en modo de apoyo.

- No se preocupe Señor Stark, está bien.

Los dos se volvieron a mirar. Sin intercambiar palabra ninguna, se abrazaron tras haber acordado como un mismo pensamiento. Fue algo escueto y rápido, pero pudo curar cualquier malentendido que tuvieron en su momento. El viento se calmó y la imagen de Tony hacia Peter, no se manchó.

Era mejor así.

Ocho años después y tras dejar el pasado atrás. Tony solo intentaba tranquilizar a un Peter muy ansioso.

- Peter, me estás poniendo muy nervioso.

- Lo siento Señor Stark, pero realmente estoy muy nervioso. 

- No hace falta que me lo jures.

- ¿Y sí me estoy equivocando, Señor Stark? ¿Y sí en su momento debí de haberme ido con usted?

- Che che, para el carro. Ya estoy felizmente casado y tengo una cría, no me vengas con que nos escapemos el día de tu boda muchacho. Porque como me insistas mucho, lo hago.

Los dos rieron mientras Peter daba saltitos por la habitación muy nervioso. Hasta que se agotó y se apoyó en la pared con sus brazos, como si fuese a empujarla y miraba al suelo muy estresado.

- La verdad es que no me imagino una vida junto a usted...

- ¿Y con quien te la imaginas?

Peter no tuvo que pensar mucho, solo sonrió teniendo muy clara su respuesta.

- Con Wade...

- ¿Estás listo Peter?

Tony se acercó a él y acarició su espalda. Peter le miró y sonriendo asintió mucho más calmado. 

- Gracias Señor Stark, por tranquilizarme.

- ¿Tranquilizarte? Si no he hecho nada, has llegado a tus conclusiones tu solito.

Peter se puso derecho y se colocó el traje bien.

- Pero usted me ha guiado, siempre lo hizo...

Tony no pudo evitar sonreír de orgullo al escuchar eso. No se podía creer que alguna vez se le había pasado por la cabeza salir con este chico de otra forma. Sabía que esto iba a acabar de manera catastrófica si eso pasaba.

- Pues hoy... me toca guiarte al altar. ¿Estás seguro que quieres que sea yo?

- Señor Stark... No hay mejor persona que usted...

El mayor no pudo evitar sostener algunas lágrimas, que secó al instante. Todo este momento fue interrumpido por Natasha, la cual avisaba que era la gran hora.

Tony miró al chico y preguntó.

- ¿Estás listo?

- Más que nunca, Señor...