Pa' que no me puedas olvidar

-El dieciocho de noviembre pa' San Juan de Dios nos vamos y rogamos te adoramos virgen de Chiquinquirá.

Marcos cantaba a todo pulmón, rasgando las cuerdas de su cuatro e ignoró por completo las burlas y abucheos de su amigo José, luego del blanqueo sufrido por Las Águilas del Zulia en el juego de la chinita.

-¡Buu! Yo sabía que no debíamos venir pa' esta verga -insistió José.

-¡Porque vos con tu bondad milagrosa virgencita, tenéis la gracia infinita de bendecir mi ciudad! -Marcos continuó cantando sin importar nada más.

Aunque el juego de la chinita resultó un fiasco, perdiendo su equipo frente a Los Tigres de Aragua, él, mantenía las esperanzas y seguía entonando su gaita, con más fuerza, motivado por las carcajadas del amigo extranjero que les acompañó aquel día.

-¡Vergación, mijo! -exclamó exaltada Yuli, pasándose la mano por la frente para limpiarse el sudor- Cállate ya, ¡qué molleja de calor y vos cantando! Me va a dar un yeyo desde que estábamos allá.

-¡Qué molleja de calor, exclaman los maracuchos, cuando el sol que aprieta mucho, brilla en todo su esplendor! -Marcos cambió de canción, muerto de risa.

El rubio que les acompañaba parecía un tomate por el calor, aunque la tarde comenzaba a refrescar un poco. A pesar de que portaba una camiseta de los Tigres de Aragua y que durante el partido se la pasó molestando a Marcos desde la primera anotación que los aragüeños hicieron en la segunda entrada, "el catire" -como lo ha apodado Yuli- seguía riendo con las locuras de Marcos.

-Yuli, but he's a great singer -replicó el gringo hacia la chica y esta negó con la cabeza-. Really!

-Really? -increpó Yuli con ironía, ella ers la única del grupo que sí podía entenderle y el gringo asintió- You see it with eyes in love. -El chico abrió los ojos de la impresión ante sus palabras y sacudió la cabeza con desespero, entre risas.

Marcos para de cantar y, junto con José, contempló la escena en la que su amiga y el invitado platicaban en inglés, dejándolos a ellos por fuera de la conversación.

El gringo continuaba negando y Yuli afirmaba sonriente. Marcos empezó a sentir suma curiosidad, más aún, en el momento que su amiga le preguntó alguna cosa y los ojos del chico por inercia viajaron hacia él, encontrándose con los suyos durante algunos segundos antes de sonreír y volver a poner la atención en ella.

-What?! -inquirió el chico, se veía bastante apenado, y fue en ese momento que Marcos intervino, quizás cuántas cosas habrá estado diciéndole su amiga para incomodar así al extranjero.

-Yuli, sí, chévere; tus cursos del CEVAZ funcionan, pero yo sé que estáis hablando webonadas mías, así que dejá de joder.

Culminada la caminata más larga que han dado desde que salieron del estadio Luis Aparicio hasta el centro de la ciudad, los chicos -al fin- habían conseguido abordar un bus de "ruta 6" con destino a la Vereda del lago.

Por más que sus amigos se quejaban del cansancio, Marcos quería cumplir bien su papel de guía turístico y por eso le lanzó una advertencia en el trayecto al gringo: "Mijo, guardate bien esa verga -refiriéndose al iPhone del joven- o te van a choriar duro". Continuaron su trayecto entre bromas, burlas, canciones, además de insinuaciones por parte de sus amigos que terminaron detonando un rojo todavía más intenso en la piel del extranjero.

A diez para las seis llegaron a su destino. Los jóvenes se desplazaron entre las caminerías, disfrutando el verdor de los árboles y la pureza en el aire salpicado por los aromas salinos del lago de Maracaibo, el cual se extiende por toda la orilla.

-Wao, this place is amazing!

-No, mijo, esos son churros, no se amasan -replicó Marcos, en el acto, señalando a los churreros que realizaban sus preparaciones cerca de la orilla.

-¡Verga, Marcos, callate! -demandó Yuli cubriéndose el rostro con una mano ante la supuesta vergüenza- Lo que tu catire dice es que esto es asombroso, el parque, mijo.

-Ajá, pero lo de "tu catire". -Hace comillas al aire-. Está de más, mardeta.

El rubio no paraba de reír ante las discusiones de Marcos con sus amigos o los comentarios que estos hacían, de hecho, mientras ellos estaban en lo suyo, el chico sacó su teléfono para hacer fotografías del entorno; su lente se paralizó cuando captó el perfil distraído de Marcos. Entonces, se permitió estudiarlo un rato; sus mejillas algo llenitas, esas cejas pobladas enmarcando la oscuridad de sus ojos, mismos que asemejan granos de café.

Por un instante detuvo la mirada en el grosor de los labios de Marcos, perdiéndose en el movimiento que realizaban al hablar y se deleitó con esa bonita y genuina sonrisa que solía mostrar.

Aunque negara la atracción por ese chico, esta, había dejado de ser sutil hace mucho y no podría sentirse peor debido a ello. Luego de un retrato para la posteridad, enfocó su lente hacia la magistral visión del lago de Maracaibo en cuanto sintió una lágrima amenazando con escapar.

Pensó por un momento en la razón que lo trajo a este sitio, esa necesidad de escapar de una vida aparentemente perfecta, aunque solo fuese una temporada. Nunca imaginó que en este improvisado destino conocería a un ser jovial y agradable como el gordito que sigue repitiendo a sus amigos "yo no soy marico", ignorando el puñal que esa frase representa para él.

El chico se alejó para hacer una transmisión por Instagram:

-Hi everybody! I'm so excited to be right here now, this place is amazing. A really big park called "Verueda de Lagu" or something like this but...

-A ver gringuito, dame esa verga o te quiebro aquí mismo -espetó amenazante un encapuchado, apuntándole con su arma, el chico no tuvo más remedio que entregar su querido aparato y maldecir por lo bajo mientras el sujeto se alejaba a toda velocidad. Todo pasó en cuestión de segundos.

-Shit! -Golpeó con rabia el árbol a su lado-. Damn!

-¡Hey, hey, hey! -Marcos llegó corriendo y le atrapó los brazos para evitar que siguiera lacerándose con la corteza-. Chris, cálmate, ¿qué pasó? Vergación, ¿cómo te desaparecéis así? Los muchachos estaban mamaos y se fueron, pero ajá yo te he buscado...

-My fucking mobile!

-Ajá, ¿y por qué me insultáis ahora? -inquirió un confundido Marcos- Yo no entendí un coño, pero dijiste foquin y bola y verga, yo sé que estoy gordito, pero...

La descontrolada risa del chico interrumpió el parloteo de Marcos quien ahora lo observa atento, comprendiendo mucho menos su actitud. Chris negó con la cabeza sin parar de reír.

-Really. You're so very cute. -Sonrió y Marcos, sin entender nada, también lo hizo.

Ambos se embarcaron en un intercambio de miradas, ninguno variaba la sonrisa del rostro, cualquier voz entorno a ellos se apagó. El rubio no quería perderse ni un detalle de ese carismático gordito frente a él, Marcos no sabía qué era aquel sentimiento que albergaba en su interior, pero hubo algo en el azul de esos ojos que le impedía voltear a otra parte y, en realidad, tampoco deseaba hacerlo.

-¡Ah, verga! -Marcos se quejó al sentir algo caliente sobre su hombro derecho-. ¡Mardita sea! Me cagó un pájaro. ¡Yo lo que estoy es salao!

El rubio no paraba de reír ante el drama de Marcos por intentar limpiarse la camiseta con una hoja del arbol.

-Wait, wait, wait -expresó entre risas el chico, intentando controlar a un desesperado Marcos.

Sacó de su bolsillo trasero un diminuto paquetito de toallitas húmedas y comenzó a pasarlas por el lugar afectado. Marcos, quien ya venía confundido hacía un tiempo, sentía un nerviosismo superior en su interior ante la cercanía de Chris, algo que no conseguía interpretar.

A pesar de molestarse por las insinuaciones de sus amigos, había algo en ese chico y más en la sensación que su tacto le provocó en aquel momento.

-Well it's clean, damp, but clean -anunció el rubio sin retirar las manos del cuerpo de Marcos, este mantenía los ojos en los de Chris, tampoco hacía algún movimiento por alejarse; por largo rato se quedaron en lo mismo-. Marco... -agregó en un susurro, interrumpido por sus propios miedos.

-Ah, sí, g-gracias -contestó nervioso. Se hizo a un lado, sacó su cuatro una vez más y tomó asiento en la hierba, junto al árbol.

En su afán por no pensar sobre las cosas que habían pasado o lo extraño que se sintió, buscó en su mente alguna canción y volvió a rasgar el cuatro.

-Pa' que no me puedas olvidar, le prendí cuatro velas a Santo Tomás.

Chris sonreía al escucharlo y tomó asiento a su lado. De inmediato volvía a sentirse nervioso por la cercanía, más aún, al darse cuenta que no fue una buena elección de canción para ese momento en que se sentía así de enredado.

-Tanto cariño te puedo dar, si lo supieras corriendo vienes acá.

Sin embargo, siguió adelante con la canción, aunque en cada estrofa le iba temblando la voz.

Pese a que Chris sonreía, había algo de melancolía en su expresión, pero no quería dejar de escuchar la interpretación de Marcos porque sería la última vez que podría.

-Voy a pegarme en tu alma, negra; con cemento, arena y cal y, aunque te canses de intentar, jamás me puedas olvidar.

Marcos continuó punteando su instrumento, despacio, con la mirada fija en la hierba, pero ya sin emitir una sola palabra. Se quedó perdido en sus pensamientos, en ese revoltijo de sentimientos que no comprendía ni mucho menos supo expresar.

-Marco...

-Perdón -le interrumpió-, es que me quedé pensando en los webones esos -confesó, levantando la mirada hacia el rubio, mala idea porque esos ojos de nuevo le produgeron un revoltijo en su interior, así que la volvió a bajar-. Yuli y José, ellos no son malos, pero ¡cómo joden! Quieren mariquear a uno.

-Marco, i'm gay...

-Sí, eso, marico, gay; ellos, sobre todo la Yuli, quieren venir a decir vainas... -Chris volvió a sonreír, además hacía ademanes con sus manos para interrumpirlo.

Marco tragó hondo porque lo siguiente que vio fue a ese chico señalarse a sí mismo al volver a repetir la frase anterior, dejando bien claro lo que aquello significaba.

-When I came here, I wanted to forget about someone. -Marcos lo observó atento sin comprender-. First day in the city I got lost looking for the hotel and I got to the cafeteria, one day during the week and I enjoyed the place until night.

-Chris, no te entiendo ni verga. -El chico se soltó a reír contagiando a Marcos.

-I went back that Sunday after a long walk trying to lower the anger I felt for some publications from my ex-boyfriend who made me block him on my networks.

-Vergación, Chris, subtítulos.

-Exnovio, bastard -espetó molesto.

-¡Ese mardito!

-Then I arrived to the cafeteria, I wanted to clear my mind and you with your irreverence made me laugh.

-Coño e la madre, ¡qué falta me hacéis, Yuli! -El chico no podía parar de reír una vez más.

-You make me laugh. -Marcos se encogió de hombros-. Tú reír yo.

-¿Cuándo me he reído tuyo ¡mialma!? -inquirió enojado y Chris rio más fuerte, negando con la cabeza.

-No, tú a mí.

-¿Yo te hago reír? -El chico asintió-. Ahora me viste cara de payaso.

Chris no podía parar de reír, ya no aguantaba el dolor en vientre que sentía por semejantes carcajadas producto del parloteo que Marcos hacía, a propósito, porque la verdad es que disfrutaba la risa desmedida del rubio.

-Marco, I will miss you.

Pese a no haber comprendido, sabía que era algo triste lo expresado por el gringo, pues así lucía el chico a su lado y no pudo evitar sentirse igual.

El diecinueve de noviembre de dos mil dieciocho, en el aeropuerto internacional La Chinita, un cabizbajo Marcos decía adios a su "amigo", entre comillas porque a ambos le constaba que allí ocurría algo más, pero ninguno se atrevió a admitirlo.

Una última llamada para el vuelo de Chris y ambos chicos intercambiaron miradas en silencio, negándose a decir adiós, entonces fue el rubio quien se atrevió a hablar:

-I will remember you every morning when I kiss my coffee's cup. -Marcos como siempre no entendió, solo sabe que dijo algo de café-. Coffee tú siempre mente.

Marcos consiguió interpretar esas palabras luego de un largo silencio y sintió algo revolverse, por un momento se arrepintió de estar allí acompañando al chico porque por algún motivo resultaba triste verle partir.

-Me acostumbré a vos, a que aparecieras a diez pa' las seis todo el tiempo. -A ambos chicos les tembló la mirada-. Qué más coño, Chris, buen viaje.

Marcos desvió la vista y se hizo a un lado, quería que fuese más fácil, pero el rubio le siguió y sin previo aviso lo abrazó fuerte. Por un momento no supo cómo responder; sin embargo, luego sus brazos se movieron por inercia y replicó el gesto.

Desde el gran ventanal que mostraba la pista de despegue, un joven permaneció expectante, una lágrima rodó por su rostro mientras contemplaba en la distancia la aeronave que partió a 10 pa' las 6.




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El 18 de noviembre: esta canción que canta Marcos al comienzo es una gaita perteneciente al conjunto criollo Maracaibo 15.

Estadio Luis Aparicio: Es el estadio de béisbol y casa oficial de las Águilas del Zulia; forma parte del complejo polideportivo.

Qué molleja de calor: Gaita criolla maracucha.

Yeyo / suponcio / patatus /una verga: es una expresión criolla usada para decir que algo nos afecta mucho, al punto de sentir desfallecer. En este caso, Yuli, sentía que moría de calor y no es para menos, las temperaturas en Maracaibo son horripilantes.😆

CEVAZ: Centro Venezolano Americano del Zulia, es una academia de idiomas ubicada en Maracaibo y creo que otras regiones del Zulia.

Pa' que no me puedas olvidar: Esta canción es de Voz veis, es preciosa, dale play al multimedia para comprobarlo💖

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