"Y cuando termines de hablar, te callas..."

Dipper se adentró al portal, grave error entrar sin cuidado, comenzó a caer por un oscuro hoyo, no se veía nada y pareciese que no tenía fin.

En eso llegó al piso. Había caído de sentón en el césped de un bosque muy colorido, se levantó y se sacudió. Mientras se sacudía pudo notar que sus prendas habian cambiado.
Ahora traía un overól de short color azul celeste, una camisa blanca con un moño negro y por supuesto, unas medias de rayas blancas y negras.
—¿Pero qué diablos Bill —Se dijo mientras miraba todo su afeminado conjunto de ropa.

"—Tic tac Pino, apresúrate"

Esa voz era la de Bill, se oía muy leve pero entendible, Dipper comenzó a caminar por el bosque.
En eso escuchó unas ramas romperse.

—¿Quién es? —Le preguntó a la nada.

Unos arbustos comenzaron a moverse, el castaño pensó que era Bill, vaya que esto había sido demasiado fácil pero de repente un pequeño niño con una tetera en la cabeza y unas orejas de liebre salió de ahí.

—¡Alicia! —Le gritó el pequeño niño liebre a Dipper.

—¿Alicia? —Preguntó Dipper, antes de que se diera cuenta, el niño ya lo estaba jalando del brazo.

—Pronto... El sombrerero quería verte desde hace mucho, ven.

Dipper se resistía pero ese niño sí era fuerte. Presenció el olor a té y café, mientras más caminaba con el niñito, más se intensificaba el olor hasta que llegó a una zona en el bosque donde había una enorme mesa de mantel rojo con manchas de café.

Ésta dichosa mesa tenía tazas, bebidas, pan y galletas por todos lados. Desprendían humos de diferentes colores.
En el otro extremo estaba un muchacho sentado, llevaba un sombrero de copa en el que tenía un papel que decía ¾. Su vestimenta bueno, en sí, nada de lo que traía combinaba.

—Alicia —El extraño muchacho se paró para acercarse hacia Dipper.

—Yo no soy Alicia —Dijo el castaño mientras se soltaba de la mano del pequeño.

—Mi nombre es Wirt —Contestó el chico mientras hacía una pequeña reverencia quitándose su sombrero para luego volverlo a colocar sobre su cabeza —Pero puedes llamarme Sombrerero. Era a ti a quien esperaba Alic...

—Dipper, Dipper Pines —Dijo mientras interrumpía al otro chico alzando la mano.

—Pero Al... Dipper, eres diferente a como te describían.

-¿Quién?

—Eres más... —Wirt miró a Dipper de pies a cabeza para luego concluir su oración. —¿Guapo?

—Sí amigo, soy hombre.

—Pues, "Dipper" no es tan masculino —El muchacho comenzó a reír mientras Dipper giraba los ojos algo sonrojado.

—Bien Greg, déjame a solas con Dippy.

—Claro Wirt —Contestó el niño liebre mientras se alejaba saltando.

—Bien Dipper —Wirt agarró de la cintura al castaño mientras caminaban hacia la mesa.

—Suéltame.

—Vamos... Y bien ¿Por qué estas aquí? —Preguntó Wirt mientras sentaba a Dipper en la mesa y le servía una taza de té.

—Busco a alguien.

-¿ah?... Acaso al conejo amarillo de un solo ojo.

Por poco y Dipper escupe el café que se estaba tomando.

—Sí, ¿Dónde está?

—Tal vez lo sé, tal vez no. Ese hombre es misterioso, nunca se sabe donde está —Contestó Wirt mientras pulía un reloj de bolsillo.

—Tch... —Chasqueó la lengua.

—Te diré, pero necesito algo.

—¿Qué? —El sombrerero se paró y fue hacia Dipper, lo tomó de su barbilla y se acercó lentamente a su oreja.

—No lo sé —Se apartó de su oreja para luego comenzar a reír como un loco.

Dipper para ese momento estaba completamente rojo. En cierto modo ese chico era atractivo y su mente de adolescente con hormonas alborotadas lo había traicionado.

—Bueno si al conejo quieres hallar, seguir el rastro de sangre deberás. Claro con una condición, mirar hacia atrás no es una opción.

Este tipo, en cierto modo perturbaba pero era más la ansiedad de encontrar a Bill, que el miedo.
Inmediatamente después de que Wirt le dijera esta advertencia a Dipper, apareció un rastro de pequeñas gotas de sangre en el piso. El castaño sonrió, pronto encontraría al rubio.

Pero al seguir dicho rastro, no encontró a quien esperaba.
Sino otro portal.

El primer cuento había concluido.

¿Cuántas historias tendrá este libro?