¹³· adiós
Aún seguía siendo de noche y todos seguían durmiendo, fue entonces que el viento soplo y una presencia se sintió dentro de la tienda de los jóvenes príncipes. Peter y Edmund se pusieron en guardia con sus espadas. Miles de pétalos rosas danzaban hasta la figura de una mujer se formó ante ellos, ninguno de los dos hermanos bajo la guardia, lo que no sabían era uno de los árboles amigos de Narnia.
—No teman príncipes, sus hermanas me han enviado con una triste noticia... Aslan, el león, Rey de Narnia y la guardiana de todo Narnia han muerto, Jadis los ha asesinado en la mesa de piedra y se prepara para la batalla en este mismo instante—Peter corrió hasta la tienda de Isabella, al entrar no encontró a nadie, pero en medio de su cama había una nota con una de las golosinas que Peter le había regalado cuando dijo que si quería ser su novia, se acercó lentamente y la tomo entre sus manos, deshizo él dobles y comenzó a leer.
Me despido amor mío...
Ya me despido, porque antes o después la muerte vendrá a buscarme y desapareceré de tu vida. Pero no quiero que te tomes esta carta como el adiós definitivo, porque esta es una carta de amor. Allá donde me lleve la muerte, te esperaré. Te esperaré mucho tiempo, pero cuando llegues te estaré esperando con un abrazo y con un beso.
Iré dejando muescas en el camino para que puedas seguirme, pero déjame un tiempo, no tengas prisa y yo me ocuparé de tenerlo todo preparado cuando tú llegues. Hasta que nos volvamos a reunir quiero que hagas una cosa: que vivas plenamente. Que te rías, que bailes, que te ilusiones, que te enamores. Y, si es preciso, que me olvides un poquito.
No tengas miedo de mi muerte, porque yo seguiré ocupándome de ti, seguiré dándote toda mi fuerza, todo mi apoyo, todo mi amor. Y no me gustaría marcharme sin que supieras cuánto me alegro de que la vida nos juntara, aunque no haya sido por mucho tiempo, por lo fácil que me hiciste ver las cosas, porque me enseñaste que la felicidad era más sencilla de lo que yo había pensado a lo largo de mi vida.
Este es el motivo de esta carta. Porque decirte que te quiero, tantas veces te lo he dicho cada día, pero nunca me arme de valor. Pero nunca te había dicho que aprecio lo que hiciste a lo largo de mi vida desde que te conocí, por ser partícipe y hacer de mis días los más felices de mi vida. Por eso, por muy lejos que me marche, siempre te esperaré. Porque este no es el adiós definitivo, sino el último adiós. La próxima vez que nos encontremos será para siempre.
Sé que tal vez me odies o quizá nunca me llegues a perdonar este sacrificio que estoy haciendo, no quiero que tú sufras lo que yo sufrí por perder a un hermano, quiero que cuides a tus hermanos y que los quieras todo lo posible, porque tú eres su motor y su ejemplo para seguir, te conocí un día como cualquier otro, comencé a hablar con Susan todos los días, ella me contaba sobre su familia, después te conocía a ti comenzamos a hablar siempre, a todas horas cuando iba a visitarlos. Cuando menos lo imagine ya te pensaba a diario, solo esperaba que cayera la tarde para poder ir a tu casa y pasar un rato contigo y tu familia.
Cuando menos lo pensé ya estaba escribiendo tu nombre en todos lados, ni siquiera lo vi venir, solo comencé a sentir que el corazón se aceleraba más y más cada que estaba contigo o pensaba en ti, todo pasó tan rápido, en verdad no me lo esperaba, pero cabe duda de que conocerte fue lo mejor que me pudo haber pasado.
Cuando me necesites recuerda mus palabras: Siempre estaré aquí contigo, en tu corazón, nunca me iré de allí, siempre estaré para ti, estoy orgulloso de ti.Sigue siendo feliz, Siempre te amararé Peter Pevensie...
Atentamente: Isabella Backer.
Al salir de la tienda se dirigió a la del gran león, estaba igual que la de Isabella, Edmund y Oreius se encontraban fuera de la tienda de Aslan. Peter llevaba mucho tiempo en la tienda. Edmund sabia que se estaba desahogando para no quebrarse frente a ellos, había perdido a su alma gemela y a una gran amiga, al salir agacho la cabeza, suspirando le dio la carta de Isabella le había dejado, Edmund la leyó y volvió a mira a su hermano.
—Es cierto... Murieron—el joven rubio se quedó observando el mapa frente a él conteniéndose para no llorar por él sacrifico que había hecho su amada para salvar a su hermano. Edmund venía a su hermano sufrir, giro para encontrarse con la mirada del centauro que asintió levemente.
—Tendrás que ser el líder... Peter hay todo un ejército allá afuera que es listo para seguirte—dijo el azabache mirando a su hermano que limpiaba una lágrima que había abandonado sin su consentimiento.
—No puedo—rechisto el rubio mirando a su hermano, cualquier persona que viera aquella escena diría que realmente le dolía perder al gran león y era verdad, pero con él se había llevado a la única persona a la que había amado, no le llamaban la atención las niñas porque pensaban que estaban huecas o que solo les importaba el cómo se veían, pero en cambio el día que conoció a Isabella no dejaba de pensar en ella. Se enamoró de ella y de su manera de ver la vida, de su sonrisa que encajaba perfectamente con la de él, de esas bonitas melodías que cantaba para él y sus hermanos con tan hermosa voz, se enamoró de sus manos aquellas que hacía que te sientas seguros en cada que las acariciaba, de las fotos que nos tomábamos y las caras raras que hacíamos mientras que los demás comían sus galletas, se enamoró de ella tanto que estaba seguro de que será para toda la vida, pero el destino quiso hacer de las suyas.
—Isabella y Aslan confiaban en ti y nosotros también—contesto el azabache mirando a su hermano con seriedad, no era momento de derrumbarse había muchas vidas de por medio en esa guerra.
—El ejército de la Bruja se acerca señor... ¿Qué Ordena? —hablo el centauro por primera vez, Peter lo miro, tomo aire para tratar de no llorar y seguir con el plan.
[...]
La guerra estaba por comenzar, Peter se encontraba al final de la montaña mientas que Edmund se encontraba junto a castores y los arqueros.
Todos vestían con sus armaduras con actitud digna para pelear hasta la muera para liberar su preciada Narnia de la malvada bruja, un hipogrifo llego alertando a todos, estos se pusieron en posición de combate esperando las órdenes del futuro monarca de Narnia.
El ejército de la Bruja era enorme a comparación del suyo, pero los Narnianos no se inmutaron, ellos eran felices con la lucha por su hogar, Peter se giró hacia Edmund y este le asintió dándole a entender que confiaba en cualquiera que fuera su decisión.
Peter alzó su espada y los Narnianos vitorearon al son del cuerno, la guerra comenzó en cuanto los sirvientes de la bruja corrieron hacia los Narnianos, los hipogrifos fueron los primeros en atacar dejando caer sobre los súbditos de la reina piedras enormes cayeron sobre ellos aplastándolos hasta morir.
—¡Por Narnia y por Aslan! —grito Peter, los Narnianos hicieron lo mismo, corrieron a luchar en nombre de su nación y en nombre de su difunto líder y guardiana.
Edmund observaba todo desde arriba mientas que el azabache se preparaba para dar la orden a los arqueros, desde donde estaba la guerra se veía fría y cruel pues los sirvientes de la bruja llevaban la orden de asesinar a cualquier Narnianos que se les cruzara por el camino.
—Edmund—escucho un pequeño murmuro, el azabache miro a todos lados buscando la dueña de aquella voz, pero al no encontrar a nadie siguió en lo suyo.
—¡FUEGO! —grito el pequeño Pevensie cuando vio que la bruja comenzaba a moverse y los arqueros lanzaron sus flechas de fuego, las cuales se convirtieron en un hermoso fénix el cual cayo frente a la mujer y sus sirvientes, impidiéndoles el paso al incendiar el pasto, sin embargo, no duro mucho pues usando sus poderes la bruja los apago en un abrir y cerrar de ojos.
Los Narnianos regresaron para llevarlos hasta las rocas, cuando se dio la señal, Edmund volvió a preparar a los arqueros y estos dispararon, pero no eran los únicos, había arqueros en el ejército enemigo, uno de los arqueros de la bruja blanca le dio al unicornio blanco de Peter provocando que el rubio cayera de espalda.
[...]
El aire volvió a sus fosas nasales, volviendo a la vida, sus ojos se abrían lentamente, para poder acostumbrarse a la luz del día, toco su estómago revisando su herida, ya no llevaba su vestido para dormir en lugar de eso llevaba un gran vestido blanco que dejaba al descubierto sus hombros, no sabía donde se encontraba, todo lo ocurrido la noche anterior había sido borrado por completo o casi por completo.
Sintió una punzada en el pecho sabía que algo estaba pasando, recordó que la guerra se aproximaba, tomo la falda de aquel vestido largo y comenzó a correr dispuesta a proteger a los suyos, a lo lejos la joven pelicastaña miro como el mayor de los Pevensie caer de espalda de su caballo blanco, al ver eso volvió a correr y bajo de la colina, pues sentía el deber de proteger a sus amigos como no pudo proteger a su hermano Adrián, la pelicastaña seguía corriendo como nunca, pero el centauro Oreius que era mucho más rápido que ella anduvo y corrió hasta la bruja buscando derrotarla y dar así fin de la guerra.
El combate entra la bruja y el centauro no duro mucho, pero este dio lo mejor de sí, Isabella no pudo ayudarle pues se enfrascó en una batalla con dos minotauros, Edmund termino su deber y bajo a ayudar a la pelicastaña, pero tampoco pudo llegar cuando ya estaba en su propia batalla.Peter comenzó a ver como la guerra empeoraba y sabía que Edmund e Isabella morían si quedan ahí, los súbditos de la bruja eran más, los Narnianos iban perdiendo esperanzas y la Bruja ya se encontraba peleando con espada y su centro mágico.
—¡EDMUND! ¡Son demasiados! ¡Tienes que salir de aquí! ¡Busca a las chicas y llevarlas a casa!
Isabella tomó una espada de uno de sus enemigos, miro a Peter, el señor castor jalo a Edmund buscaba a la pelinegra, por más que el azabache se resistiera le era imposible zafarse del pequeño agarre del animal, fue entonces que la vio pelear desesperadamente contra u enano, pero lo que llamo su atención fue que la bruja se aproximaba a ella—Ya te dije Peter y te lo repito, no me iré.
El azabache sería mejor espadachín que Peter algún día pies cuando llego frente a la bruja no dudo ni un segundo en chocar su espada con ella, fue en un movimiento que Edmund rompió el cetro de la mujer, el cual emitió una luz azul hielo y el fuerte sonido del cristal rompiéndose en cámara lenta, lo que llamó la atención de todos.
La Bruja con rabia comenzó a luchar con más velocidad, Isabella asesino al enano y corrió hacia el azabache para ayudarle, pero otro minotauro la intercepto, cuando le mato rápidamente pues este ya no tenía fuerzas su mirada se encontró con la peor imagen de todas, la Bruja tenía su espada atravesando al pequeño Pevensie quien le miraba con lágrimas en sus ojos.
—¡EDMUND! —grito la pelicastaña, Peter giro y al ver la escena un dolor y gran enojo inundaron su ser, el rubio y la pelicastaña luchaban rápida y ágilmente, hasta que la reina llego a rubio, por su parte la pelicastaña fue a proteger el moribundo cuerpo del azabache pues este aún se encontraba con vida y algunos seguidores de la reina querían asesinarlo por completo.
Tras unos minutos el imponente regido de Aslan es escuchó, algunos súbditos de la reina corrieron asustados, aquellos que se quedaron luchando murieron a manos del segundo ejército de Narnianos que Aslan había traído, la bruja fue asesinada por del magnífico león.
A unos cuantos metros de donde las chicas Pevensie abrazaban a su rubio hermano, Edmund se encontraba sufriendo con su cabeza en su regazo de su amiga pelicastaña.
—Vamos Ed, cariño... No mueras, te necesito aquí, conmigo, tus hermanos también te necesitan... Lo prometiste, Edmund—la pelicastaña sollozaba mientras le quitaba el apretado cascó al azabache y este luchaba por mantener los ojos abiertos pues el dolor era muy poco soportable.
—¡CUIDADO! —se escuchó la voz de Susan, Ginarrbrik se entonaba detrás de Isabella con un hacha levantada, la pelicastaña se giró y tomo la espada de Edmund, clavándosela al hombrecillo en el estómago, giro la espada encajándola un poco más en su estómago, la sangre comenzó a salir por su boca, dejándolo caer en el piso.
Isabella se acercó al hombrecillo y le susurro al oído—Te dije que te iba a matar y que ibas a sufrir, lo prometido es deuda bastarda—y así es como la pelicastaña saco finalmente la espada de aquel hombrecillo dando por terminada su vida.
Los Pevensie llegaron hasta su hermano e Isabella, Lucy rápidamente saco su líquido, dejando caer una gota en los labios de su hermano; el azabache dejo de respirar Isabella comenzó a llorar mientras los Pevensie sollozaban, fue entonces que un suspiro salió de los labios del joven azabache y todos lo miraron cuando poco a poco comenzó a abrir los ojos, una sonrisa apareció de sus labios.
—¿Por qué nunca haces lo que te dicen? —pregunto el rubio tras el primero en abrazarlo, seguido de sus hermanas y por último de higo hacia Isabella quien le miraba aún con lágrimas en sus ojos.
—Lo prometí, así como tú lo hiciste —susurro el niño y la pelicastaña se lanzó sobre él abrazándole con cuidado.
—No lo vuelvas a hacer, no otra vez Ed—pidió la entrometida pelicastaña, Edmund sonrió regresando el abrazo, asintiendo con la cabeza mientras sonreía.
[...]
—Aslan...
—¿Si, princesa?
—Yo, quería saber, que fue lo que sucedió la otra noche que morimos.
—Si, la bruja hubiera entendido el significado del sacrificio, habría interpretado la gran magia de otro modo... Cuando una víctima voluntaria que no ha cometido traición alguna es ejecutada en lugar de un traidor, la mesa de piedra se rompiera... Y tal vez hasta la muerte misma dará marcha atrás.
—Esa noche, porque no sobreviví al mismo tiempo y reviví esta mañana
—Solo tu alma, parece ser que estás más conectadas a Narnia que cualquier otro príncipe.
—¿Cómo es eso posible? —preguntó la pelicastaña pues sabía que Lucy había sido la primera en descubrir Narnia.
—Creíste en ella sin haberla visto, hasta que conociste al señor Tumnus.
—Pero dudé un poco.
—Mi niña, Narnia adopta a aquellos de corazón puro y salva a aquellos de corazón angustiado. Tal vez algún día lo entiendas, pero por ahora, es momento de que duermas, mañana será el día en que Narnia te vea finalmente como su guardiana y suma monarca alado del Rey Peter.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top