🌙 CAPÍTULO 39:
QUIERO SER TUYO
Luego de haber estado media hora en el baño, una retocándose físicamente y otra acomodando su casa, por fin estaba lista para recibir a Chan. Está preparada para cualquier cosa que pase. Se había arreglado como si su vida dependiera de ello. Él sólo viene a trabajar, aún así una mujer precavida vale por dos y Min-seong no es para nada tonta.
Cuando escuchó el timbre en el apartamento, saltó de su tocador y corrió a la puerta, observando por la mirilla. Antes de abrir, pasó sus manos por su falda y acomodó su blusa, soltando un suspiro alentador. ¿Para qué va a mentir? Ha pasado demasiado desde que alguien la tocó y Christopher es más de lo que necesita ¿a quién no le gusta ese chico?
— Hola ba... — Chan se interrumpe a sí mismo mirando su cabello oscuro — ¡te cambiaste de look! Qué guapa.
— ¿Sí te gusta? — el chico hace un sonido de afirmación dándole un beso rápido, entrando al apartamento con un maletín y un bolso — veo que vienes muy preparado. Si quieres estar más cómodo, puedes ir a mi oficina, mi silla es más cómoda que el sofá de la sala.
— Está bien.
— ¿Ya has cenado? Compré un bowl de verduras y pollo que sé que te gusta mucho. Anda a acomodarte y ya te lo llevo— sonríe animada.
— Hey ¿Te encuentras bien, linda? Hoy te ves más emocionada que de costumbre — la mira con gracia.
— Sólo estoy feliz de que estés aquí.
—Te espero en tu oficina ¿bueno? — Acaricia su cabello y se dirige a la habitación mencionada.
Min-seong fue a la cocina y sirvió la cena en una bandeja junto con un vaso de agua. Se ha acostumbrado a los gustos de Chan, ya que su dieta es algo estricta, sin embargo, jamás deja que lo sea demasiado. Debe alimentarse correctamente si quiere quedarse hasta la madrugada trabajando.
Volvió a la oficina donde vió a su pareja ya empezando su tiempo laboral, concentrado en su laptop. Min acomodó el helado de caramelo que le hizo y tomó una silla sentándose a su lado, observando lo que hacía. Sólo se escuchaba el sonido del teclado y la música que traspasaba sus audífonos.
— Chan ¿no vas a comer? — ofrece luego de un rato.
— Dame un momento, amor.
La castaña hace una mueca esperando. A veces odia que se la pase tan ocupado pero entiende que no es culpa ser tan responsable y perfeccionista. Rodó la silla hacia él acercándose.
— ¿Cuánto vas a durar haciendo eso? — cuestiona impaciente.
— Hasta que esté terminada esta pista, sweetie.
— Debes comer primero para tener más fuerzas— toma una cucharada del bowl y se le extiende, él la acepta disfrutando el sabor— si vivieras conmigo sería más fácil...
— Debemos casarnos, entonces.
— Chan, por favor... No podemos casarnos.
— ¿Por qué no?
— Porque somos muy jóvenes para eso, debemos trabajar y nos falta vivir mucho más ¿Quién sabe? Tal vez algo pase en un lapso de tiempo, conozcamos a otras personas o algo así.
— Mis padres se casaron hace muchísimos años, además, no creo que otra chica me vuelva tan loco como tú — Chan sonríe aproximándose a ella, apoyándose en sus muslos — a propósito, te queda bonita esa falda.
Se observan directamente a los ojos durante unos segundos. Min-seong pudo analizar su mirada indicándole que quería besarla y tal vez más que eso. Chan es muy fácil de resolver porque se delata con cualquier mínimo detalle. Lo jaló de la camisa acercándolo y besándolo con necesidad.
— Te ves muy bien hoy — murmura entre sus labios.
— Tú también — dice entre risas por su cabello rizado y su rostro sin pizca de maquillaje.
Chan relame sus labios y vuelve a unirlos con los de ella. Moviéndolos con rapidez. Se ponen de pie sin separarse y la espalda de la castaña choca contra el escritorio apretando su cintura.
— ¿Por qué te pusiste esa falda tan corta si sabías que vendría? — gruñe mordisqueando su piel mientras sus manos se mantienen inquietas tratando de tocar lo más que pueda.
— ¿Premio o castigo? — él alza una ceja con una sonrisa y chocando su lengua con su mejilla maliciosamente por lo atrevido que se tornó el ambiente.
— Debería soltarte y dejar que te ocupes sola pero lo dejaré pasar por esta vez porque realmente te ves demasiado tierna, darling — responde dejando sus palmas en la mesa.
— Chan ¿Estás seguro de que es el momento correcto? ¿aquí y ahora? — lo aleja un poco esperando una respuesta concreta. No quería que se dejase llevar por el deseo, si no que lo disfrutara y supiera que en verdad está listo.
— Estoy seguro de que sí, de todas formas, te dije que me gustaría hacerlo en un lugar inusual — ella suelta una risa — so... ¿Cómo te gustaría comenzar?
Min-seong piensa divertida antes de lanzarse nuevamente a su boca. Bang Chan aparta la bandeja de comida acomodándola en la mesa y abre sus piernas con suavidad. Muerde su cuello haciéndola soltar leves jadeos.
— So pretty but so disobedient — sus dedos quitan los botones de su blusa de manera experta y besa su pecho, para mirando con atención — Espera, reconozco ese sostén.
— Escogiste tu regalo ciegamente.
— A ver... ¿Qué otras cosas tienes guardadas, mmm, pequeña traviesa? — le da un toque en la nariz haciéndola sonreír juguetona — Dime ¿tienes el conjunto completo?
— Quién sabe— se encoje de hombros jugando con su curiosidad.
— ¿Tengo que averiguarlo? — el castaño sube su mano por su muslo interno, acariciando su intimidad para después entrar en su ropa interior — yeah, you have it complete...
— Oh, Chris — cierra sus ojos, abriendo mucho más sus piernas por inercia. Sus dedos eran largos y la acariciaban despacio disfrutando de sus expresiones. Mordió su labio cuando hizo una leve presión en su centro.
Min-seong decide detenerlo y se baja del escritorio cambiando los roles. Chan se sorprendió un poco ante su determinación y, aunque no le guste demasiado dejarse llevar por su compañera, haría una excepción para aprender un poco más.
— ¿Qué pasa?
— Es que... Quiero darte un regalo que sé que te gustará mucho — murmura bajando su dedo por su pecho hasta su abdomen, con su vista fija en sus ojos — ¿me dejas dártelo?
— Bueno — acepta confunso pero confiando totalmente en ella.
Se arrodilla frente a él y Chan entendió a lo que se refería. Él se había empezado a tocar desde hace tiempo, no era en muchas ocasiones pero le ayudaba a calmar su estrés por el trabajo y en cierta parte lo animaba bastante. Y ya que tiene una novia tan bonita, eso le ayudaba a potenciar su imaginación.
Su novia bajó sus pantalones cortos, hallando una erección sobresaliente de su ropa interior, la cual también le estorbaba. Chris soltó un quejido cuando su boca lo envolvió perfectamente, sintiendo la calidez de esta y la facilidad con la que lo estimulaba.
— Min-seong... N-no pares — echó su cabeza hacia atrás tomándola del cabello.
Sonidos se aguantaron en la garganta de la chica, quien se dedicó totalmente a complacerlo. Está 100% segura que es el primer oral que recibe y él jamás se había sentido así de satisfecho. Se mantuvo quieta cuando la jaló del pelo, obligándola a parar.
— Ya no aguanto, ven conmigo, pequeña — la sostuvo contra la mesa volviendo a los besos. Christopher bajó sus manos a su zona baja apretando en el transcurso del beso fogoso— ¿Dónde está la protección, babygirl?
Min abrió el cajón a su lado sacando la caja que la señora Bang le había regalado. Chan buscó un condón con apuro y, luego de un par de segundos, ya lo tenía puesto — estuviste practicando, eh.
— Debo hacerte sentir como la princesa Bang ¿no? — sonríe dándole otro beso rápido — ¿Estás lista? puedes avisarme si quieres que me detenga o decir la palabra de seguridad.
— No creo que eso pase, la verdad
— ¿Quieres que vaya lento? ¿Qué velocidad te gusta más? Seguiré la que tú quieras— le pregunta siendo precavido.
— Por Dios, Christopher, sólo bésame y hazlo— Chris sonrió cuando lo acercó con desespero a ella. No pensó que se comportaría tan impaciente y eso lo hace sentir algo de ego.
Enrolló sus piernas alrededor de su cadera y apartó la tela de su ropa interior. Se acercó delineando su entrada, preparándose mentalmente para ello. Entró de un movimiento en ella haciéndola soltar un quejido fuerte, apretó su cabello arrugando sus cejas. El chico esperó unos segundos que se acostumbrara a él. También le dolió un poco pero no era nada grave que lo parase.
— ¿Lo estoy haciendo muy rápido? ¿Quieres que pare? — habla mirándola con preocupación cuando su cara es de incomodidad.
— S-sólo muévete. Ya pasará.
El castaño hizo caso a su petición comenzando a moverse contra ella, en movimientos rápidos y profundos pero sobretodo cuidadosos. Min-seong gimió con ganas, necesita esto, lo necesitaba a él. No podía aguantar más. La tardanza la estaba matando.
— Chris... Sí, sigue así. No pares — Min-seong lo abrazó por los hombros — ¿T-te está gustando, Chris?
— S-sí, mucho, p-pequeña — responde totalmente convencido de su disfrute. Ella sonrió y se dejó caer en el escritorio — Oh ¡Min!
Christopher sostuvo sus caderas empujándola a él cuando la tuvo de espaldas unos minutos después, aumentando sus estocadas en cada una de ellas, ganándose muchos más quejidos de su novia. Ella intentaba hablar pero le era imposible.
— Dime, hermosa, háblame ¿Qué quieres? — susurra en su oído, al mismo tiempo besando su nuca.
— Por favor, más rápido. Por favor, Chris... — pide desesperada apoyando su cabeza en su hombro.
— Llegaré para tí ¿de acuerdo, hermosa? Sólo para mi princesa — deja besos en su mejilla con delicadeza y se abraza a su cintura, acariciando su piel bajo la blusa sin detener su ritmo— M-min, oh my gosh...
Min-seong pone los ojos en blanco soltando un gemido fuerte, su cuerpo tembló bajo los brazos de Chan, quien dió sus últimos golpes apoyándose en su espalda y respiró profundo con su pecho subiendo y bajando.
— ¿Te hice sentir bien? — pregunta el chico sudado, primero viendo sus ojos, y después bajando la mirada a sus muslos internos, limpiando la zona con unos pañitos que había sacado del cajón a su lado.
— Claro que sí, Channie, ¿no te diste cuenta por mi cara? — ríe cansada.
— Quería asegurarme— Min sonríe por su caballerosidad. Echa los paños a la basura arreglando su pantalón para después verla en la mesa sentada haciendo lo mismo con su cabello — Mmm... Darling ¿Tienes algo importante qué hacer mañana?
— Jung-woo acomodará mi agenda para la tarde así que tengo la mañana libre ¿por qué? — alza sus cejas con curiosidad poniendo un mechón detrás de su oreja.
— ¿Puedo quedarme aquí esta noche?
— Sí, descuida— acepta sin problemas.
Chan se quedó en silencio con una sonrisa amplia en el rostro. La cargó en su hombro como un saco de papas y Min-seong supo que probablemente esto aún no había acabado.
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