✨Capítulo Once

Se Hun conducía en dirección a su casa, había salido más tarde de la oficina dado que su trabajo en Kore Play se estaba volviendo más pesado con cada segundo que pasaba y el asunto del hotel lo mantenía sofocado, no había tenido más remedio que quedarse un par de horas más para preparar todo para su doble turno de mañana como presidente de Kore Play y vicepresidente de Epiphany Paradise.

Sana, su hermosa esposa debía de estar en casa, o eso imaginaba, sería una buena oportunidad para cenar en algún restaurante. Le estuvo marcando durante el camino, pero ella nunca contestó, ahora estaba preocupado porque intentó hablar con ella en la mañana y tuvo el mismo resultado. Habían discutido un poco antes de que Se Hun se fuera a trabajar, pero el enojo había perdurado más para ella que para él.

La entrada de su casa donde mostraba el amplio jardín estaba iluminada, pero la casa parecía apagada. Estacionó su auto en el garaje y vio el auto de su esposa, sin embargo, cuando entró al recibidor notó que las llaves no estaban en su lugar, lo que no era usual.

Cumplirían pronto su primer año de casados y estaba contento por eso, aunque sabía que Sana no lo estaba, no de su boca, sino de sus acciones.

Desde hace un tiempo estaba distante, ni siquiera se besaban o dormían en el mismo dormitorio, pero él tenía un matrimonio perfecto de apariencia, no quería que nadie supiera lo que estaba ocurriendo en realidad.

Su vida es perfecta para todo el mundo, un buen apellido, una buena casa, un gran trabajo y una preciosa esposa que lo ama, ¿por qué debía ser toda una mentira?, ¿por qué no pedir ayuda?, ¿por qué no hacer lo correcto?

Levantó la mirada cuando escuchó las llaves en la puerta principal. Se había acercado para recibirla, pero cuando la mujer abrió la puerta pudo notar el estado en el que venía. Apenas lo vio ahí de pie torció los ojos con fastidio.

—Sa... —pero un grito lleno de frustración de su parte le cortó las palabras de la boca.

—¿Eres mi perro guardián?, ¿qué haces detrás de la puerta?

—Acabo de llegar... yo iba a recibirte y... —ella volvió a torcer los ojos mientras caminaba hacia dentro, pero Se Hun la detuvo con su voz—. ¿Dónde estabas?

—Salí a divertirme, ¿o esperas tenerme aquí encerrada día y noche como una esposa trofeo?

—Puedes salir por supuesto, solo quería saber dónde estabas...

—¿Dónde estaba o con quién? —Se Hun tragó en silencio el nudo que se formaba en su garganta—. Se Hun, estoy cansada, en verdad no quiero discutir otra vez.

—Solo dime, ¿estás... viéndote con alguien más? —ella sonrió aún indispuesta por su estado de ebriedad.

—¿Tú qué crees, Se Hun? ¿Crees que yo merezco tus sobras?, ni siquiera estás aquí, ¿se supone que debo esperar hasta que quieras estar conmigo?

—¡No estoy aquí porque trabajo para darnos esta vida, no porque no quiera estar contigo! —exclamó limpiando sus recientes lágrimas, su corazón estaba herido de tan frías palabras—. ¡Para mí tampoco es fácil!, te ofrecí un puesto dentro de la empresa, pero no quisiste.

—¡¿Qué te hizo pensar que iba a trabajar?! Se Hun... ya nosotros no funcionamos como una pareja, no compartimos la cama... ni siquiera los sueños.

—Ni siquiera... vas a querer intentarlo...

—Hay alguien más, Se Hun. Acéptalo —dijo ella limpiando sus lágrimas—. Hablaré con mis padres, nos vamos a divorciar —comenzó a caminar dejándolo en el pasillo más que destrozado.

Jung Kook recibió un mensaje de texto de Nam Joon con la dirección de un lugar y una frase que lo molestó "me quedaré con él". Se llevó los dedos al puente de su nariz, ¿por qué los jóvenes adultos eran tan complicados? Había más razones por las que no era una gran idea emparejarse con él.

A diferencia de Jackson, Jung Kook completó la universidad en Corea, empezando porque estaba deseando estar lejos de su padre y todas sus mentiras.

La madre de los Jeon había fallecido hace bastante tiempo, cuando los mellizos apenas eran infantes. Ella tenía a su poder dos empresas que dividió para sus únicos dos hijos, porque uno de ellos lo odiaba injustamente, Tae Min se había quedado dejado fuera de todo lo que estaba bajo su nombre.

Sus hermanos menores habían hecho lo mismo que Jung Kook, así los tres apenas pudieron partieron de Italia. Habían establecido las sedes para Corea del Sur como matriz, así no tendrían que quedarse en el país por más tiempo.

Jung Kook miró a Tae Hyung que terminaba de arreglarse para volver a salir, pero su sonrisa lo estaba adelantando, ¿cómo no hacerlo?, haría una pijamada con su jefe.

—Estás muy emocionado —vaciló al tomarlo por la cintura.

—Lo estoy. Quiero ver a Candela —Jung Kook sonrió—. Debe haber crecido.

—Ahh creció, ahora tiene el tamaño de un gato —Tae Hyung abrió su boca con asombro.

—¡¿Cómo un conejo crecería tanto?!

—Lo verás cuando lleguemos. Pasaremos a tu departamento para que recojas algunas cosas, después podemos pasar por algo de comer —el menor asintió antes de abrazarlo.

Ambos salieron de la zona como los amigos que eran, uno a la par de otro y nadie tocaba la mano de nadie, aunque Jung Kook se moría por tomar su mano.

Jung Kook esperaba a Tae Hyung fuera del departamento cuando recibió una llamada de su hermano —Pasó algo muy malo —Jung Kook se enderezó en su asiento al escuchar su voz tan rota y dolida—, ¿dónde estás?

¿Dónde estás tú, Hunnie...?

Afuera de mi casa... metido dentro del auto. Te necesito...

Ve a mi casa, les informaré que vas. Por favor conduce con cuidado...

No podía dejar de pensar en su hermano buscando todos los motivos por los cuales estuviera llorando, lo conocía perfecto, Se Hun no era de llorar a menudo, siempre era tan positivo, algo realmente malo tuvo que suceder. Tae Hyung sabía que algo estaba pasando, pero Jung Kook no quiso decirle y él no preguntó.

La casa de Jeon era muy hermosa, fue casi igual como Tae Hyung la imaginó —Cariño, puedes ir comiendo si quieres, bajaré dentro de un momento —asintió tomando las bolsas con la comida—. La cocina está en el fondo —dejó un pequeño beso en su mejilla tomando la mochila del menor y se fue por la izquierda donde unas enormes escaleras se asomaban. Tae Hyung tomó camino directo hasta que a su derecha se encontraba el comedor y al final la cocina.

Jadeó mirando su alrededor, no podía imaginarse viviendo solo en una casa tan grande, y lo pensaba porque conocía al señor Jeon y sabía que vivía solo con Candela, su conejo y algunos empleados, era demasiado silencioso y solitario como para ser acogedor, podría decir diferente, porque él antes vivió en una casa así de enorme, pero no vivía solo, había alguien más con quien compartir y sin duda era acogedor, no como la casa de sus padres.

Jung Kook había empujado la puerta de su dormitorio viendo a su hermano abrazando al enorme conejo mientras se acurrucaba en la cama.

—Algo muy malo tuvo que pasar para que abraces a Candela así —apenas le dijo antes de dejar la mochila en el suelo—. Es un gran amigo, puede oír tus problemas y no se lo contará nadie.

—Bueno... espero que no se lo digas a nadie... pero... Sana tiene otro hombre. Nos vamos a divorciar...

—Se Hun —jadeó al sentarse en la cama—, mierda, lo siento tanto, pero eres joven aún, tienes una vida que no puedes seguir abandonando, míralo como un cambio positivo para ti.

—Yo la quería mucho...

—Lo sé, pero te faltaron cosas por vivir, no es la mejor decisión casarse con dos meses de conocerse... Se Hun, es tu oportunidad de corregirlo.

—Pero los hijos...

—Se Hun, cariño, escúchame. No tienes que complacer a nadie, no tengas hijos porque papá y abuelo quieren. Sana no era para ti y lo sabías, has querido ignorarlo, es tu oportunidad de vivir tu vida como lo quieres. No tienes necesidades económicas como para necesitar su estúpida herencia.

—No sé si pueda hacerlo, Kook... no quiero ser un fracaso.

—Y no lo eres, eres Jeon Se Hun. Cumple tus sueños, firma ese jodido divorcio —asintió en silencio, pero Jung Kook sentía su corazón quebrarse en pedazos—. Te apoyaré. Haz lo que te haga feliz —lo tomó entre sus brazos—. He comprado comida, debes venir muy cansado de trabajar, vamos a cenar.

—¿El hermanito está aquí? Debo verme como un desastre...

—Puedes confiar en él. No te preocupes, baja cuando estés cómodo —asintió. Jung Kook había bajado a la cocina donde encontró a su muchacho en el móvil, se mantenía apoyado en la isla de la cocina—. ¿Aún no comes?

—Oh, te esperaba.

—Bien, Se Hunnie, está arriba, cenará con nosotros y se quedará está noche.

—Está bien, aunque creí que estaríamos solos.

—Es un imprevisto, pero te aseguro que no me impedirá hacer todo lo que tengo en mente.

—¿Sí?, suena tentador —sonrió mientras lo tomaba entre sus brazos—, aunque no habrá sexo hasta que no tengamos el contrato listo.

—No me opongo a tu lado cuerdo —tomó sus labios en un beso pequeño, el menor jadeó al sentir la dulce mordida en su labio inferior—, pero no hablaba de sexo, quiero una ducha caliente, luego acostarme contigo, abrazarte toda la noche y besarte antes de que te quedes dormido, eso deseo —el menor sonrió tímido, deseando tanto tener su jodido contrato arreglado—. Ya podremos cumplir nuestras fantasías, me importa más que tengamos claras nuestras condiciones y reglas.

—Me parece perfecto —sonrió—, ¿papi puedo besarte?

—Buen chico —acercó su sonrojado rostro al mayor tomando sus labios rosas con los suyos.

Las caricias en su espalda lo estaban empujando a la locura, deseando desnudarse ahí mismo, pero no era irresponsable, antes de aceptar una relación así debía pasar por un proceso el cual no iba a evitar. Era la primera regla de todo baby y daddy.

Se Hun había bajado a la cocina con Candela en sus brazos —Ya me siento mejor —expresó en italiano mientras miraba a Jung Kook—. Hola hermanito —Tae Hyung sonrió, pero no era ciego, los ojos rojos, la carita hinchada y la naricita como cereza eran signos obvios de que había estado llorando.

Lo primero que hizo Tae Hyung cuando entró al dormitorio de Jeon fue subirse a la cama, era la jodida cama más grande que había visto en su vida —Cariño, no me gusta que estén en mi cama con ropa de calle —mencionó un poco apenado, se lo iba a dejar a pasar a Se Hun porque estaba triste.

—Oh, ¿quieres que me desnude? —dudó con una sonrisa.

—¿Podrías? —dijo de forma inocente mientras se desvestía también.

—¿Será una regla?, ¿baby no puede subirse a la cama con ropa de calle?

—Sí —apenas dijo, estaba mirando como Tae Hyung comenzaba a quitarse la ropa frente a él—, tampoco pudo hacerlo.

—¿Y por qué te desnudas si no estás en la cama? —sonrió dejando caer al suelo la ropa que traía puesta.

—Estoy adorando el hecho de que estás desnudo en mi cama con el colgante que escogí para ti.

—Papi —mencionó dejando caer su pantalón al suelo—. ¿Usaré un collar como tu mascota?

—Te daré uno, pero quiero que sepan que eres mío, así que te daré un anillo —jadeó al tomarlo de la mano cuando se hallaba desnudo por completo—, usarás uno con mi nombre y yo usaré uno con el tuyo, ¿eso te gustaría?

—Papi es creativo, me gusta.

—Estoy comprometido con esto —besó su hombro mientras soltaba el seguro del colgante de Teddy.

—Yo también, quiero que todos vean que eres mío.

—Es un trato justo —sonrió al tomar su caliente y sonrojado rostro—. ¿Nos bañaremos juntos?, nadie tocará a nadie, ¿de acuerdo? —asintió.

Caminaron al cuarto de baño que estaba dentro de la habitación. Un hermoso jacuzzi los esperaba. Se dedicaron a bañarse y cada quien cumplió su parte, aunque fue horrible contener la tentación. Cambió su boxer y ahora lleva puesta una camisa de Jung Kook, porque casualmente no guardo ropa de dormir para la pijamada. Una vez listo subió a la cama.

—¿Tienes una rutina de cuidado antes de dormir? —Jung Kook sonrió. Tae Hyung era demasiado observador, él apenas estaba pasando cremas por sus brazos mientras se mantenía en boxers.

—Sí, me gusta pasarme loción y cremas antes de dormir.

—¿Podrías pasarme crema para la cara? —pestañeó—, ¿también puedes cepillar mi cabello?

—Lo haré, dame un momento, cariño.

—Gracias papi. Eso es lo que yo hago, peinarme y crema antes de dormir —Jung Kook se acercó a él cuando terminó. El menor cerró sus ojos cuando los dedos del mayor se pasearon por su rostro manchándole varios puntos de crema y después comenzó a mover sus dedos circularmente sobre la suave piel—, es lindo cuando lo hace alguien por ti...

—Lo haré todas las noches, lo prometo, cariño —apenas abrió sus ojos mirando al mayor con una mirada que sin duda lo conmovió. Sonrió imaginando así todas sus noches. Era una locura, pensar que hace unos meses tan solo era el asistente de Jeon Jung Kook.

—Gracias papi —dijo despacio antes de volver a cerrar los ojos.

Cuando dicen "ropa de calle" se refiere a la ropa que utilizó durante el día.

Muchas gracias por leer❤

-: ✧ :-゜・.FairyWin

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