✨Capítulo Cinco

Había cerrado sus ojos por la sensación de sus dedos acariciando la delicada piel de sus brazos sobre la ropa —Tae —murmuró con cariño al abrazarlo por la cintura y apegándose más a su cuerpo como si eso fuese más posible.

Dejó caer su cabeza hasta apoyarse en el hombro del más alto sin dejar de menearse contra el miembro del mayor. Escucharlo jadear sobre su oreja con el único motivo que bailaba para él lo dejaba delirando, pero cuando escuchó la voz de Ho Seok lo hizo despertar y casi salir corriendo de los brazos de Daddy JK, sin embargo no lo hizo, se mantuvo junto al mayor.

—Iré por otro trago —le susurró a Jung Kook por encima de su oreja. La mano que se adueñaba de su cintura subió hasta su mano entrelazando sus dedos con cariño, Tae Hyung alzó la mirada.

—Iré contigo —leyó de esos carnosos labios que deseaba volver a probar.

Ahora estaban a solas bajo luces bajas y bebiendo sobre el enorme sofá. No se decían demasiado, estaban más concentrados en sus tragos y mirándose en ocasiones —Señor... —su débil voz se hizo notar, sus ojitos celestes estaban brillando igual que la luz.

—Jung Kook —corrigió—, no estamos en el trabajo, puedes llamarme por mi nombre.

—Nunca antes lo he llamado por su nombre —dijo al reír mucho más cómodo que antes de comenzar la conversación. Jung Kook le sonrió cerrando la poca distancia que había entre ellos—. Con respecto al baile... sonará tonto... pero... lo siento.

—¿Por qué disculparse? —preguntó confundido acariciando con la yema de sus dedos el rostro del menor.

—Bueno usted es mi jefe...

—No estamos trabajando, cariño —jadeó tratando de relajarse, pero las caricias no ayudaban—. Sólo estamos celebrando tu cumpleaños —asintió sin mirarlo, pero Jung Kook supo cómo hacerlo prestar atención—. Extraño hablar contigo —sus ojos se conectaron enseguida cuando la distancia de su rostros se acortó.

—También lo extraño —murmuró al rozar sus labios con los del mayor—, extraño todo de ti —había tomado sus labios con desesperación intentando estar a un más cerca. Había tomado con ambas manos el bello rostro del menor para profundizar más el beso.

El sabor de la nostalgia se combinó con el ardiente licor. Sus miradas estaban sedientas cuando dejaron de besarse por falta de aire. Tae Hyung tomó su mano al ponerse de pie y en silencio regresaron a bailar.

El tiempo que había pasado, Tae Hyung no podía recordar cuánto había pasado después de su último trago, todo lo que recordaba era un sensual beso que se habían dado bajo la capa rosa y que ahora estaba bailando con papi.

—Kook —jadeó riendo, se sentía cansado, excitado y demasiado frustrado como para continuar soportando los traviesos toques sobre su cuerpo.

—Para ti puedo ser daddy —gruñó contra su cuello dejando su piel erizada.

—¿Daddy Jung Kook?

—Eres tan caliente —Tae Hyung había reído antes de tomar sus labios de forma ruda en un beso, sus lenguas luchaban por predominar en un lujurioso campo, el menor había gemido dentro de su boca y tan solo la vibración lo dejó duro.

—¿Qué sucede, cariño? —susurró sobre su oreja haciéndolo sonrojar, quién iba a decirle que era sensible a los susurros—. ¿Te gustó eso? —vaciló. Tae Hyung rió moviéndose más fuerte, lo sentía duro en su trasero, tan descaradamente húmedo, los besos que repartía en su oreja hasta su cuello, lo estaba mareando.

—No quieres oír una respuesta —las luces estaban tan bajas que verse entre los rayos de colores era difícil—. Quizá lo que puedo afirmar, es que me gustaría volver a salir contigo.

—Me gusta la idea. Siempre sabes que hacer por mí —entonces un suave beso en su mejilla lo hizo entrar en razón. Sabía que debía detenerse, había hecho todo lo que se suponía que no debería estar haciendo y diciendo. Se soltó de sus brazos y fue obvio para el mayor que algo había sucedido en la cuestionable cabeza del menor—. Tae... —quiso decir, pero el menor lo sujetó de la muñeca para mirar la hora.

—Es demasiado tarde, debería irme...

—Me iré contigo.

—Vale, busquemos a Hobi —pero no lo esperó para caminar.

«En serio Tae Hyung, ¿has sentido su polla toda la noche, has metido toda tu lengua en su deliciosa boca y te acabas de acobardar con un beso en la mejilla?, mierda pues sí», se dijo a sí mismo en un pensamiento, debía huir.

Ambos estaban fuera del auto esperando a Ho Seok con demasiado silencio. Estaba avergonzado ahora que pensaba en sus acciones de toda la noche, pero arrepentirse no estaba en su vocabulario. Se habían mirado en silencio, y quien dio el primer paso había sido Jung Kook tomándolo entre sus brazos, había sido correspondido aunque el ligero jadeo del menor lo angustió.

—Tae, no fue apropiado... Tenías razón, lo siento.

—También lo quería... lo siento por eso...

—¡Hey, que buena fiesta! —se había reído Ho Seok al llegar junto a ellos. Ambos habían tomado una distancia, pero Jung se haría el tonto por esa ocasión. Se subieron al auto y lo único de ambiente era la música. Una vez que habían dejado al mayor en su enorme casa, sintieron como el ambiente era mucho más liviano entre los amigos, hubo una fuerte tensión—. Hombre Tae, casi se enrollan.

—No me lo recuerdes... y ese es el problema, siempre me ha gustado, pero no va a corresponderme como yo quiero por muchas razones lógicas.

—No lo he visto rechazarte, si me preguntas.

—Pero él debe buscar una pareja formal... me había dicho que era un requisito para entrar en el testamento de su papá, y dudo que él quiera arriesgar eso por mí, además... no puedo olvidar lo de Suzy, la señorita Jennie... no quiero que me lastimen. Es un tema muerto... —Ho Seok no quiso comentar al respecto. A Tae Hyung se le veía desanimado, y no era lo apropiado para un día como la celebración de su cumpleaños.

El día se sentía muy pesado. Se había puesto el traje negro que su jefe quería y en seguida se fue al trabajo en autobús. Jeon Jung Kook pagaba muy bien, pero Tae Hyung no quería dejar su pequeño departamento en el que no tenía espacio para un auto, siquiera cabía una bicicleta y no había estacionamientos cerca.

Había hecho la rutina de entrada como todos los días y una vez llegó a su escritorio supo que Jeon no había llegado por las cerraduras que seguían puestas en las puertas de la oficina. El elevador abrió sus puertas dando con la mujer más hermosa que Tae Hyung conocía. Se sonrieron a distancia hasta llegar frente al escritorio —Señorita Hye Jin, buen día.

—Hola cariño —bajó sus grandes lentes de sol al puente de su nariz, Tae Hyung no lo sabría, pero lo examinaba en silencio—. Bueno, estaría mejor si el idiota de Jung Kook me atendiera —sonrió dando con lo que buscaba—. ¡Ohh! pero mira eso —le había tomado del mentón con suavidad para mirar el colgante y los pendientes que el menor lucía—. Entonces se decidió a dartelos.

—¿Darme qué? —titubeó, aunque sabía la respuesta.

—El regalo. El idiota estuvo quince días preguntándome si era buena idea, ¿por qué no iba serlo? Cariño luces perfecto. El jodido Ji Min tiene talento.

—Espere... —Hye Jin dejó el mentón del muchacho y colocó bien sus lentes—. ¿Consultó con usted si era buena idea dármelos? —el fino sonido del elevador abriendo lo distrajo.

—No debería decirte, pero Kook...

—Hye Jinnie —resonó la voz de Jeon sin tener idea de que hablaban—, no te esperaba hoy.

—Sí tienes tiempo para reunirte con Namnie tienes que tener tiempo para mí, ¿no?, sería lo justo.

—Con tu hermano tengo negocios.

—¿Y quién dijo que no vengo por negocios?, como si no me conocieras, Kook —Tae Hyung notó como se sonreían, Jung Kook tenía esa maldita mirada de idea de millones de wones.

—Vale. Tae-ah, que nadie interrumpa por favor, la señorita Hye Jin ha vendido por negocios, que se enteren todos.

—Sí señor Jeon...

—¿Señor Jeon? —había repetido la frase con burla mientras tomaba su bolso—, te has equivocado, era Daddy Jeon, le pega más, ¿no crees?

—Hye Jin, deja a Tae Hyungnie trabajar —ella hizo una mueca burlona al seguir el camino a la oficina seguido por el jefe.

Tae Hyung sentía que su monitor era muy pequeño para cubrir su rostro sonrojado. Solo podía existir una probabilidad, Hye Jin sabía lo de los sugar daddies, y si ella lo sabía, lo más seguro es que Park Ji Min también lo sabe, si los rumores eran ciertos, quizá pronto lo sepa Min Yoon Gi.

—Joder... —jadeó dejándose caer hacía atrás en su silla—, que se entere medio mundo que estuve jugando al sugar baby del señor Jeon —murmuró apenado.

Hye Jin se había sentado en la silla principal de Jung Kook. Podía tener una vista amplia de la oficina y las vistas por los ventanales —Cielos, ¿así se siente estar en el lugar del director? —dijo riendo—, se ve todo tan aburrido.

—Para ti es aburrido, así como yo me aburriría modelando y cantando por todo el país —volvió a reír cuando lo vio tomar asiento frente a la silla del escritorio—. Y bien cariño ¿de qué negocios hablamos?

—Vi que le diste el regalo —alardeó con gracia al dejar sus lentes sobre el escritorio—. No me hagas esa cara, hablaremos de mi propuesta luego, pero cuéntame qué ocurrió, ¿lo llevaste a cenar como querías?

—Él tenía otros planes en mente, no vi prudente intervenir.

—Debiste decirle, Kook —jadeó al cruzarse de brazos.

—Anoche tuvimos un tiempo a solas... y sé que me quiere tanto como yo a él... justo ahora no sé en qué dirección estamos —la menor sonrió con cariño, sabía que Jung Kook lo decía de corazón—. ¿Me puedes recordar por qué me humilló frente a ti?

—Soy tu mejor amiga, Jinnie, te he visto en peores ¿Entonces no hablaron de eso?

—No. Dejaré las fichas tal cual están, no quiero exponer a Tae Hyung en mi mundo de locos aunque me esté muriendo por él. Por cierto, lo de la boda... puede irse directo a la mierda.

—Cómo debe ser, pero sigue sin parecerme justo y espera que le cuentes a Ji Min, dejará a su maldito amante para venir aquí y golpearte con su costoso bolso de diseñador.

—No me hagas hablar de eso. Por cierto, ayer apareció Suzy por la oficina, debe creer que estoy jugando con él, ni siquiera aviso. Tengo meses de no responder —Hye Jin rodó los ojos—. Estuvo poco tiempo, pero le he pedido que me dejara a solas, ella no me interesa y lo sabe— con Suzy había tenido una historia complicada, pero nunca nada formal por ambas partes, a esas alturas de su vida lo menos que necesitaba eran esos dramas, no más de lo que ya vendrían—. Hablemos de negocios ahora, si viniste hasta aquí con tu apretada agenda, debe ser algo muy bueno —ella sintió, traía una propuesta muy buena en mente.

Muchas gracias por leer 🥰❤
-: ✧ :-゜・.FairyWin

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top