cαρıтυʟσ iv
JungKook
La pequeña bola de miseria que me acompaña me está poniendo nervioso. Sus ojos todavía están hinchados y cada tanto resopla. Tengo ganas de llorar, entre las olas de estrés y cólera donde sólo quiero sacudirlo.
Su olor es también bastante molesto, llenó el coche y ya me dan ganas de follarlo. ¿Es eso lo que hace el vínculo? ¿Ponerme duro constantemente? ¿Cómo tratan las parejas vinculadas con esta mierda? Yo en serio lo jodí anoche. Pensarías que con eso sería suficiente para satisfacernos por lo menos un día. La calecfación del coche sólo lo hace peor.
Sólo hemos estado conduciendo durante diez minutos y se podría cortar la tensión con un cuchillo. Ellis tiene muy pocas librerías y necesito mejores recursos. No hay manera de que podamos regresar a Fairburne y correr el riesgo de ser descubiertos. Papá tiene ojos por todas partes.
Así que ahora vamos a la siguiente ciudad, que está a una hora en coche, y estoy atrapado con emo boy. Canavan River es más pequeño que Fairburne, pero más grande que Ellis. Un chequeo rápido en línea muestra que tienen una abundancia de tiendas de antigüedades y de caridad. Tiene que haber algo allí.
Enciendo el estéreo y enchufo mi teléfono con música aleatoria. No voy a lidiar con otros cincuenta minutos de silencio, y necesito una distracción de la culpa de hacer llorar al omega. Estúpido vínculo. No tengo por qué sentirme culpable.
El sonido del The Rose-Baby llena el coche y me relajo. Esto es lo que necesitaba. Me puedo perder en la música y fingir que estoy solo. Mis manos golpean ligeramente el volante y tarareo cuando la guitarra comienza.
Siempre me ha gustado la guitarra. Papá dice que es un instrumento del hillbilly para los engendros. Para alguien que se enorgullece de ser sofisticado y culto, me maravilla su ignorancia a veces. Mi cólera se filtra lentamente.
Hay movimiento por el rabillo del ojo y miro a mi pasajero. TaeHyung mueve su cabeza al ritmo, una sonrisa tirando de sus labios. Este es el omega de anoche. Sonriente y relajado.
Empiezo a cantar en voz alta. En voz alta y fuera de tono, observando su reacción. Su sonrisa crece ligeramente más grande y él comienza a tararear. Por un momento, tal vez podamos olvidarnos de todo este lío.
La música es terapéutica y, por un momento, puedo dejar de lado mis sentimientos de resentimiento hacia este chico. Yo canto más alto y él comienza a cantar también. Su voz es mejor que la mía. Ligera y suave. Me imagino que estamos juntos. Yo con mi guitarra, él con un micrófono.
En poco tiempo diviso la señal Bienvenido a Canavan River. Me acerco y tecleo librería en mi GPS. La primera está muy cerca. Apago la música mientras conducimos por la pequeña ciudad. Los grandes ojos de Simon exploran nuestro entorno, recogiendo todo. Me pregunto si alguna vez ha dejado la ciudad antes.
La primera librería no tiene mucho. Sólo hechizos básicos y pociones para el público común. Tae se aventura mientras tomo todo lo que puedo y los llevo al frente, apilándolos delante del cajero, que levanta una ceja.
—¿Gran proyecto planeado?
—Diversión recreativa. —Me encogí de hombros. Estirando mi cuello, exploro los estantes para ver al omega rebelde. Por un momento, me pregunto si él ha aprovechado la oportunidad para escaparse y mis ojos se estrechan. Si lo ha hecho, creo que podría matarlo después de todo.
Pero reaparece tan rápidamente como desapareció y me sorprende verlo llevando un par de libros de tapa dura. Los pone junto a los míos y leo el lomo. Uno es un libro de texto sobre la relación entre omegas y alfas, el otro es un libro de historia sobre varios vínculos del alma.
Buen chico.
El cajero registra las compras, y nos da una sonrisa. —Son una pareja adorable, ¿saben?
TaeHyung se ruboriza y mira a sus pies. Le doy una falsa sonrisa mientras empaqueta los libros. Es una beta bonita y no quiero avergonzarla. Tae se aleja un poco de mí cuando salimos al coche y vaciamos las bolsas en el espacio de atrás.
El segundo lugar en mi lista es una de segunda mano. Tienen más opciones y aprovecho. Hay una sección entera sobre los rituales sexuales y me meto un par de libros sobre rituales sexuales y orgasmos en la canasta. Hay otra sección sobre los rituales de sangre y TaeHyung escanea cuidadosamente antes de escoger unos pocos de allí. Tomo los libros que pueda encontrar sobre hechizos y vínculos y Tae va a buscar una segunda canasta.
El cajero se ve como si la Navidad hubiese llegado antes mientras registra las compras. Tengo la sospecha de que me está cobrando demasiado dinero mientras pago, pero no me siento como para una confrontación. Además la forma en que el alfa está mirando a TaeHyung me pone inquieto.
Paramos para almorzar cuando el estómago de TaeHyung gruñe ruidosamente y recuerdo que él apenas comió el desayuno. Para mi deleite, el restaurante donde nos paramos cuenta con hamburguesas de cordero. TaeHyung ordena los raviolis de espinacas y arrugo la nariz con disgusto.
—¿Cómo puedes comer esa mierda?
—Es bueno para ti —murmura.
Rodé los ojos.
Nos detenemos en una gasolinera en el camino de regreso. TaeHyung corre dentro y vuelve con cuatro cuadernos y una caja de bolígrafos. Gimo interiormente. Si había algo en la escuela que odiaba más que matemáticas, era tomar notas. Me doy cuenta de una tienda electrónica cerca y casualmente salgo con un ordenador portátil. Sería estúpido no usar todos nuestros recursos.
En el camino de regreso, disfruto de los movimientos incomodos de Tae al encender un porro. Le ofrezco una calada y me mira con ojos tan grandes como platillos y no puedo evitar reír. Este chico tiene un palo tan atascado en el culo que es una maravilla que pueda sentarse.
Tal vez pueda arreglar eso.
TaeHyung
Que suerte la mía de estar unido a un delincuente.
Sé que está soplando el humo en mi cara a propósito y es todo lo que puedo hacer para no atragantarme con ello. Trato de señalar que conducir bajo la influencia es un delito y no me gusta la amplia sonrisa que me da mientras toma una bocanada particularmente profunda. Mis ojos miran nerviosamente delante de nosotros, esperando que un coche de policía viniera para sacarnos fuera a una orilla de la carretera.
—Vas a hacer que nos detengan —murmuro.
—Eh, estaremos bien —dice.
—Tú debes conducir con ambas manos.
—¿Estás conduciendo? ¿No? Entonces cállate.
Su música k-pop y k-rock explotan a través del coche otra vez y no puedo evitar relajarme. Tiene buen gusto en la música, especialmente para alguien tan rico. He oído hablar de los Jeon. Jeon JiSung es el jefe de una compañía farmacéutica y gana muchísimo. Su padre, Jeon TaeYeon, era una figura política y sirvió como alcalde de Fairburne con éxito por diez años.
Cuando me imagino al hijo y al nieto de esos hombres, me imagino una especie de coche deportivo de lujo. Me imagino ropa de diseño y música fancy. Clases de esgrima y viajes a París y Roma. JungKook lleva jeans desgastados y una chaqueta de cuero que parecen surgir de una tienda de segunda mano. Él conduce una camioneta y escucha música con solos de guitarra. No tiene problemas para ir a los pequeños pubs y recoger omegas muy por debajo de su clase.
—Prueba un poco —dice, mientras sostiene la caja—. Te ayudará a relajarte.
—Eso da cáncer de pulmón. —Le digo.
—Mentiras. —Se burla.
Antes del vínculo, lo recuerdo siendo encantador, sonriendo como si no fuera suciedad debajo de sus zapatos. Fue cuando él solo quería una buena follada, me recuerdo. Yo no era nada para él entonces, y no soy nada para él ahora. Sólo tengo que recordar eso.
El porro se empuja en mi cara otra vez. Trato de empujarlo lejos, pero para mí horror, él suelta el volante.
—¿Qué demonios? —Gimo, extendiendo la mano para agarrar el volante y evitar que salgamos de la carretera. Él solo sonríe y una gran mano se adhiere a mi mandíbula, forzando mi boca abierta. Gimo e intento sacudir mi cabeza lejos, pero su otra mano fuerza el porro entre mis labios y empuja mi boca cerrada. El humo llena mi boca y gimo.
—Inhala, y te dejaré ir —dice, todavía sonriendo ampliamente.
—Mmph. —Lo miro con los ojos muy abiertos.
—Vamos. —Insta—. Un poco no te matará.
¡Lo odio! Vacilante, tomo una calada e inmediatamente comienzo a toser. Se ríe y suelta mi boca, volviendo su atención al camino.
—Vete a la mierda —digo entre jadeos.
—Oh, aguanta —dice—. Es bueno para ti.
Jesús, le gusta empujarme. Trato de decirme a mí mismo que es un idiota mientras ignoro la forma en que mi corazón vibra cuando me agarró o me empujó. El recuerdo de ser dominado hace que mi agujero se apriete y mi polla se contraiga. JungKook probablemente se siente de la misma manera, independientemente de sus verdaderos sentimientos. La vinculación no nos dejara ir por demasiado tiempo sin sexo antes de que se vuelva insoportable. Espero que podamos terminar la semana. Me preocupa que cualquier sexo que tengamos ahora solo fortalezca el
vínculo.
De nuevo a Ellis y JungKook se estaciona en una última tienda. Recuerdo que lo mencionó. Una librería usada que parece que ha visto días mejores, si las grietas en el yeso son una indicación.
El tendero es un omega, sorprendentemente. JungKook lo ignora y se dirigea los libros. Me quedo atrás. El omega me mira con penetrantes ojos grises. Su cabello castaño está recogido en una cola de caballo.
—¿Estás bien? —pregunta.
Me encogí de hombros. Mis ojos se cierran ligeramente y puedo sentir la mala hierba jugando conmigo ligeramente. —Ha sido un largo día.
Asiente. De hecho, él mismo parece cansado. Su piel es pálida y sus ojos están hundidos con bolsas de color púrpura que empiezan a mostrarse. Parece el cantante de una banda de rock.
—¿No eres de aquí, verdad?
Sacudo la cabeza. —Sólo estaremos por una semana.
—¿Luna de miel?
—Dios no. —Me río—. Estamos un poco atrapados uno a otro, soy Kim TaeHyung.
—Kim SeokJin.
—¡Chico! —Una voz grita de repente, casi haciéndome saltar de mi piel.
Un alfa alto y musculoso emerge de la cámara trasera. —SeokJIn tenemos un cliente, ¿qué demonios estás haciendo allí?
El omega me da una mirada de dolor antes de girar para hacer frente a su jefe. —No parecía querer ayuda.
El alfa lo agarra por el cabello y sacude la cabeza. — ¿Preguntaste?
—Lo siento señor —murmura.
El alfa no está hablando de mí, me doy cuenta. Está hablando de JungKook. JungKook es un alfa y a sus ojos, un cliente adecuado. Me encojo mientras los ojos oscuros del hombre se cierran sobre mí.
—¿Qué mierda estás mirando? —Gruñe.
Inclino la cabeza en un gesto sumiso. Tira del cabello de SeokJin de nuevo, lo que le hace gritar y no puedo evitar estremecerme ante el sonido del dolor. Con un suspiro, lo suelta y se va a la parte trasera, lo más probable que para adular a JungKook.
Jin se tambalea ligeramente hacia adelante, las manos agarrando la mesa con tanta fuerza que sus nudillos se vuelven blancos. Puedo ver que está temblando.
Me acerco a la mesa y me inclino. —¿Estás bien? —susurro tan silenciosamente como puedo.
Él asiente. —Los negocios han sido lentos este mes, JaeHwan está muy estresado.
Mordiéndome el labio y mirando hacia arriba para asegurarnos de que todavía estamos solos, me estiro hacia delante y coloco mi mano sobre la suya. JungKook enloquecería si supiera lo que iba a hacer, y ciertamente no sé de dónde viene este pequeño asalto de coraje.
—Nos quedaremos en el Gold River Motel, si necesitas ayuda, nuestro número de habitación es dos-cero-nueve.
El aspecto de sorpresa y gratitud en su rostro me hace sentir que podría tomar a diez alfas y darles una sonrisa suave. JungKook solo tendrá que soportarlo, decido. Puedo ser un omega, pero me niego a dejarlo controlarlo todo.
JungKook se cerca, parecía más molesto que nada. Deja su brazada de libros en el mostrador y mira al otro alfa mientras paga. Decido que no quiero saber.
De repente su mano se engancha alrededor de mi muñeca otra vez, arrastrándome fuera de la tienda y de nuevo al coche. Miro detrás de mí y Jin me da un saludo simpático.
—Maldito gusano. —Gruñe JungKook, cerrando la puerta de golpe. No le pregunto, pero me lo dice de todos modos. —En serio es una maravilla que todavía estén en el negocio. ¡Nadie quiere comprar con un hombre de las cavernas respirando en sus oídos sobre las ventas!
Una pequeña risa se me escapa. —Parecía un hombre de las cavernas, ¿verdad?
—Me apena el pobre bastardo trabajando para él. —JungKook murmura. Bueno, eso es una buena señal. Piedad está cerca de la simpatía, ¿verdad?
De vuelta en el motel, JungKook abre una cerveza y me sirvo una coca. La nevera y el congelador están cargados con suficiente comida para mantenernos vivos durante dos meses, u obstruir nuestras arterias dentro de una semana. No me considero una nuez de salud o cualquier cosa, pero ¿le habría matado al menos obtener algunas manzanas?
Mirando hacia atrás en la pila de libros en el suelo, suspiro. Todavía no tengo esperanzas. De ningún modo. Pero no tiene sentido decírselo a JungKook.
Me siento en el suelo, preguntándome por dónde empezar. JungKook está ocupado cocinando un cuenco de macarrones y arrugo la nariz con disgusto. Cómo alguien podría comer esa porquería está más allá de mí.
Empiezo ordenando los libros por categoría. Hechizos, pociones, sexo, vudú e historia. Levanto una ceja al de los orgasmos y le disparo a JungKook una mirada fea. Él sonríe y agita. Ruedo los ojos. Al menos uno de nosotros debería tomar esto en serio.
Sintiendo que estoy en un proyecto de grupo, empujo mis gafas y abro el primer libro de hechizos, tratando de ignorar la sensación de mareo. Esta va a ser una semana larga.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top