28 - Buen chico 🐾

Matteo

—¡Sol desapareció!

—¡¿Qué?!—grité al celular y tome nuevamente mi saco—. ¿Cómo? ¿Por qué? Hace unos segundos apenas ella estaba ahí.

El corazón se me hizo pequeño y empezó a latir tan fuerte que todo mi cuerpo empezó a tensarse.

Matías—dijo Luna al celular—. ¡Matías tomó una actitud muy fea con su hermana! Evadió a Sol y le dijo que su momento de ser la favorita ya había pasado porque ahora esta de visita una niña.

No, no.

—¿Que demonios con Matías?—dije molesto.

No, jamás pensé molestarme algún día con ellos, pero ahora Matías si ha pasado.

Encima Alex también ignoró a Sol, pero Matías la jodio más, ahorita está idiotizado en el living, esta llorando, sigo demasiada molesta con él.

Tranquila hermosa, ya voy para allá.

Dije y colgué.

Justamente cuando abrí la puerta ahí estaba Gastón.

—¡Hermano!

—¡Gastón! ¿Qué haces acá?

—¿Cómo que qué hago acá Matteo ¡Quedamos de empezar a componer la canción nueva! ¿Lo olvidas?

«Por un maldito rayo entre la tormenta, lo que faltaba».

—¡Gaston, Sol esta desaparecida!—dije sin pensarlo dos veces.

—¡¿Qué?!—gritó—. ¡Maldita sea, empeza por ahí, coje mi auto y anda que te acompaño!

Ambos empezamos a salir de ahí, cuando asomó Louis, el que compone el audio de mis canciones. ¡También había olvidado que él trabajaría en mi laptop hoy en mi recámara mientras Gastón y yo componíamos la nueva canción!

—Oh, Matteo—dijo Louis—. Perdón pero tuve que traer a Landro, Anna fue con su madre a Chicago.

Landro era su pequeño hijo, no tan pequeño, creó que justamente tenía la edad de Alex.

—¡Entra a la habitación y has lo que necesites! Ahora venimos—dije y salimos corriendo.

No tenía noción del tiempo justamente en ese instante, solamente el saber que mi hija estaba sola en las calles a estas horas hacía que me estuviese muriendo vivo, quería alejar todos los pensamientos horribles que pasaba por mi cabeza pero los nervios no le permitía.

Lentamente recorríamos las calles de la ciudad sin quitar la mirada de cualquier rincón de esta. Aunque me parecía ilógico que Sol hubiese caminado tanto en tan poco tiempo no perdía la oportunidad de poder encontrarla por aquí.

No recibí la llamada de Luna informando algo sobre ella, eso significaba que tampoco ellos la habían encontrado.

Ahora estamos a pocas calles de la mansión, y enciendo más las luces y giró para ver si Sol esta metida en alguna de estas otras mansiones. Pero no, nada.

—Ve a esta dirección—dice Gastón, pero es una calle completamente oscura, Sol jamás entraría allí.

—Estas loco, esta algo retirado de la mansión y está completamente oscura, quién sabe que habrá ahí, Sol es algo miedosa.

—¿Sol? ¿Miedosa? ¿Conozco yo más a tu hija que vos?

—Tu la conociste desde bebé, yo tendrá dos meses que me enteré que soy padre. Siete años vs 2 meses.

El sonrió.

—Gira te digo—repitió.

Y le hice caso, después de todo no perdía nada haciéndolo.

Lentamente avanzaba y esa calle, a pesar que es una calle corta, se hacia eterna de tan oscura y temerosa que estaba. La luz mientras más se acercaba, más lograba ver una pequeña silueta, recostada en el piso.

Nada parecido a un humano.

Acercando más el auto, el rastro del animal se alzó y con ello logre ver que era...

—¡Rex!—gritó Gastón y bajo del auto.

Rex se puso de píe y dejo a Sol descubierta que estaba enrollada con él. Rex ladró al no reconocer a Gastón por la oscuridad.

—¡Sol, soy yo! Gastón—Gastón empezó a retroceder cuando el perro empezó a molestarse y a sacar sus enormes colmillos que por mi imaginación creí que estaban manchados de sangre, Rec seguía sin dejar de gruñir defendiendo a Sol.

Yo baje del auto, y tome la linterna de mi celular y alumbre la cara a Gastón. En ese instante el perro cambió y empezó a colear.

—¡Papá!—dijo Sol, y corrió a abrazarme.

Buen chico, Rex—dijo Gastón mientras lo acariciaba.

Cuándo mi hija me abrazó, logre ver que estaba demasiado asustada, y parecía haber llorado mucho.

¿Era normal? Claro, es una niña que esta sola en esta calle tan oscura.

Giré al ver al rededor de la calle, y noté como una persona se ocultó tras un árbol algo alejado de acá. No tome importancia.

—¿Estás bien pequeña?—pregunté.

Pero no recibí respuesta, Sol sollozo y me abrazó más.

—Matteo—me llamó Gastón, y me acerqué con Sol en los brazos.

Rex tenía sangre en los dientes, y era sangre fresca.

¿Que había pasado?

No, no había tiempo ahora, tenía que llevarla a la mansión.

—No quiero ir a la mansión papá, llama a mamá y llévame contigo—dijó recargándose en mi hombro.

—Pero...

—Por favor—dijo ella.

—Esta bien—dije y la subí al auto, Gastón abrió la puerta a Rex y este subió con Sol, recostándose en toda la parte de atrás y dejando su cabeza en las piernas de Sol.

Seguía sin entender porqué Rex tiene sangre en los dientes, eso lo hablaré con Sol mañana.

Buen chico—dijo Sol—. Me salvaste la vida, Rex.

Me tensé en ese momento y cuando seguí andando con el auto, Gastón vió que había un diminuto camino con pequeñas gotas de sangre que se dirigían hasta los arboles más alejados.

¿Que coña había pasado?

—Papá—llamó Sol.

—Dime pequeña.

—Cuando llames a mamá, dile que no quiero que nadie venga, ni siquiera ella, mucho menos Alexis y Matías—dijo—. No preguntes porqué, solamente no quiero verlos.

—¿Ni siquiera a mamá?

—No, ni siquiera a ella.

—Estás segu...

—Completamente papá.

Asentí, después de todo yo quería que ella se sintiese bien, no había tenido un buen rato.

—Daremos una vuelta a la ciudad mientras hablo con tu madre—dije—. Gastón, ¿podes?

—Obvio—dijo y cómo niños cruzamos asientos y Gastón empezó a conducir—. Se perfectamente dónde llevar a esta pequeña para reanimarla.

Yo giré a verlo, también ví a Sol que empezó a sonreír.

—¡Rainbow ice cream!—gritaron ambos.

«agradecí a Dios por traer a Gastón conmigo».

Después de una larga conversación tratando de hacer entender a Luna que su hija no la quería acá, por fin accedió. Estábamos pidiendo los helados, y Rex estaba a un lado en el suelo y se daba vuelta tras vuelta, creó que parecía una lombriz. Si lo veías nada más, es un perro grande y hasta provoca miedo, pero si le caes bien, es todo un amor de perro.

—Sol—dije—. ¿Rex tenía sangre en los dientes?

Ella lentamente asintió.

—¿Por qué?—pregunté.

Ella bajo la mirada, y se limitaba a contestar.

—Sol, dinos—dijo Gastón.

Ella asintió, y se dispuso a hablar.

—Un hom...

—¡Acá esta un unicorn ice cream, para la pequeña! ¡Y dos cappuccino ice cream para los caballeros!

En unos minutos, ya estábamos entrando a mi habitación en el Hotel, dónde estaban Louis y Landro.

Sol quedó parada cuándo vió al niño, y el niño no dejo de ver a Sol.

¡Oh no no no!  ¡Ni se les ocurra niños!

Landro se acercó y sonrió.

—Hola, soy Landro.

Sol sonrió.

—Hola, yo soy Sol.

«Matías y Alex, llegó sus hora de pagar lo que hicieron».

Así tenga que estar atrás de Sol cuidándole la espalda. La venganza no es buena, pero están a tiempo de aprender una buena lección.

Sol no es de a ratos, Sol es para siempre.

.
.
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¿Que creen que sucedió por la sangre en los dientes de Rex?
¿Que quieren que suceda con Sol y Leandro?
¿Ponemos celosos a Matías y a Alex?
¿Que quieren que suceda?

Voten y comenten 💞
(Rex de pequeño, y Rex joven; en multimedia)

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