18 - Nuevamente en la familia

2/3

—¿Que sucedió después de la fiesta?—preguntó ella—. ¿Sí sabías que en el puto momento que te acostaste con Matteo, el era mi novio?—dijo.

Asentí con cabeza, pero luego negué. No lo recordaba.

—El fin es qué semanas después...—baje la mirada—. Me di cuenta que estaba embarazada, embarazada de Matteo.

¡Ámbar!—grité con lágrimas en los ojos.

Ámbar apareció al final del pasillo con una cara que no sabría decir si era alegría o desesperación, yo sostenía el papel dónde tenia...

Positivo

—¡Ámbar estoy embarazada!—grité aterrada, para ella no era algo malo. Ella ya era madre, pero yo no quería esto, no ahora—. Voy a tener un hijo.

«Qué resultaron dos».

Emilia apretó la mandíbula.

—¡Fue antes que yo me fuese a Italia con él!—dijo—. ¡¿Por qué no corriste hasta Matteo cómo la victima?! Digo, siempre haces eso.

—Sí, fue exactamente dos semanas antes que Matteo llegase a despedirse de mí porqué se iba contigo.

Ella frunció el ceño, entre abrió la boca.

—¡Fue a verte antes de...—negó con la cabeza—. ¡Sigo sin entender porqué demonios no dijiste nada a él!

No respondí.

—¡Luna!—gritó.

—¡Porqué yo sabía que tú ya te fuiste embarazada de aquí! Sabía que tú no te embarazaste en Italia, fue acá, en Buenos Aires—grité—. Cuándo subiste a ese avión, el bebé ya estaba formándose dentro de ti, Matteo me lo dijo.

Su rostro era indescriptible, tenía la boca abierta, los ojos llenos de decepción y lágrimas que empezaban a formarse.

—T-Tu, lo-lo, tú lo sabias—dijo tartamuda—. Tú lo sabías y no dijiste nada incluso sabiendo que también esperabas dos niños de él—ella se llevo la mano hasta la cara, y se dejo caer—. ¿Por qué lo hiciste?

—Por tu hijo—respondí sin pensarlo—. Así que ahora lleva las cosas tranquila, no querrán perder un hijo, por segunda vez—dije, y empecé a caminar hasta la puerta—. Y una cosa más—me detuve.

Ella volteó a verme.

—No mendigues amor—dije—. Emilia, tú te mereces a alguien que te ame con cada latido de su corazón—sonreí y salí de ahí.

•••

—¡Me duele la cabeza!—dije, y solté mi bolso.

—Yo iré a dormir—anunció Ámbar—. ¡Alexis no molestes!—dijo antes de subir las escaleras.

El rostro de Alex era para morir de risa.

—Creó que subiré al cuarto de So...—dijo Alex—. De los gemelos—completó.

Y subió los escalones con su madre.

—¡Alex, te dije que no me siguie...

—¡No estoy subiendo por ti Mamá!—dijo, y ahora Ámbar quedó boca abierta observando cómo su propio hijo la ignoró.

Simón no estaba, seguramente fue a la cocina–su lugar favorito–. No era muy tarde, las ocho de la noche aproximadamente, pero seguramente la fiesta los había agotado.

Matteo entró después de mi con la mirada en el celular, tecleó y yo me dirigí al sofá, me quité los tacones y los puse a un lado.

Después de unos minutos de estar Matteo con los ojos viendo solamente el celular y nada más, Simón apareció de la cocina con unos brownies de nutella, creó que habían como cincuenta en ese plato.

Se sentó a mi lado y me ofreció, sin dudarlo tome dos.

—Están buenos—dijo con la boca lleno de esos.

Yo solamente quise soltar una carcajada, pero seguramente me ahogaría.

—¡De suerte y Sol no los ha visto!—dijo él—. Ya hubiese acabado con todos.

—Es porque ayer le prepararon un pastel de chocolate completo para ella sola, que en dos días no habra no rastro de ese pastel—dije—. Y la única que lo probó, será Sol.

—¡Ella está enferma con los chocolates!—dijo—. Y Matías obsesionado con la fresa.

Y justamente la fruta favorita de mi hijo; era la fresa.

—En poco tiempo los gemelos entran al Blake—dijo Simón, y era cierto—. Pronto cumplirán siete.

Recordé la idiotes que dijo Ámbar.

—¡Ámbar quiere vestir a Alex de princesa en su cumpleaños ocho!—dije y ahí sí solté mi carcajada.

—¡¿Qué?!—Simón exaltó—. ¿Mi hijo de princesa? Esta loca es mujer—dijo—. Después que no culpe a Alex si le gusta el popote.

—¡SIMÓN!—grité y solté la carcajada de mi vida—. ¡Dios no puedo con tanto!—dije sin parar de reírme.

—¿Qué?—él empezó a reírse—. ¡Ya Luna, deténte!

Dijo al ver que no podía ni hablar por su comentario.

—Señorita Luna—apareció Rose, que abrió los ojos y sonrió al ver mi estado—. La cena esta lista.

—Gracias Ross—respondió Simón de mi parte—. Ámbar no creó que baje, súbanle la cena por favor. Díganle que yo lo ordené—dijo sonriente—. Por favor.

Matteo dejó el celular, y en un instante estábamos en la mesa. Estaban los platos colocados, pensé que nadie bajaría a cenar, pero me equivoqué.

—Los niños pidieron una pizza, ahorita la llevaron a su cuarto—me dijo Rose.

Asentí y agradecí.

—¿Qué es la cena?—preguntó Simón.

—Lasaña joven Simón.

Yo empecé a reír.

—¡La lasaña joven Simón, ha de estar riquísima!—dije, y tome mi lugar.

Ellos rieron.

Matteo tomó su asiento a mi lado, y eso me recordó a la vez que cenamos oficialmente cómo novios en la mansión.

Mi abuelo no faltaba en llegar.

Acababan de acomodar los platos cuándo lo ví.

—¡Abuelo!—dije y me puse de píe—. ¡Vas a tirar al bebé!—me acerqué a él y tomé a Andy.

—¡Eres una exagerada Luna!—dijo entregándome al bebé—. Estoy muy joven y demasiado fuerte para abrazar a mis bis nietos—yo sonreí y acomodé a Andy en mi pecho.

—¡Matteo! ¿Eres tú? ¡Que sorpresa tenerte en casa de nuevo!—dijo mi abuelo, Matteo se acercó a él y se saludaron.

—¿Por qué andas sin zapatos hija?—me preguntó mi madre entrando al comedor.

—Estaba exhausta usando esas cosas—dije—. Además estoy en mi casa.

Mi madre río, y luego también fue por Matteo, igual que mi padre y Sharon, lo saludaron como si no hubiese terminado nada entre él y yo. Todos se sentaron y yo esperaba a la niñera de Andy. Jugaba con el pequeño y el sonreía a cada rato, juro que esté niño me encanta.

Pero mi abuelo, siempre mi abuelo.

—¡Me alegra muchísimo que vos y mi nieta hayan regresado!—dijo—. Tienen dos hermosos hijos y sin duda serán una gran familia, ¡cómo los viejos tiempos!—el sonrió a Matteo—. Es bueno tenerte nuevamente en la familia. ¿Para cuándo la boda?

¡¿Qué?!

¿Qué?—Simón se echo a reir.

—¿Qué?—Preguntó Matteo sonrojado.

—La boda de vos y mi nieta, Luna—repitió mi abuelo—. ¿Para cuándo?


•••
Andy Alvarez en multimedia

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top