15 - Mi único lugar
—Entonces...
—Tendremos un hermanito tarado—dijo Sol—. ¿El bebé si se llamará Embolia, mamá?
—¡Sol basta ya!—dije fuerte—. Si es niño no sería Embolia—¿Qué diablos dije?
—Embolio—dijo Matías.
¡Ya Luna, pará!
—Ya niños, esto no es un juego—dije—. Es la vida de un bebé.
—Ojalá sea niña—dijo Sol.
—¿Para qué sea igual de jodona que tú? No gracias, prefiero niño—dijo Matías, yo sonreí.
—Y tener que aguantar a otro más, no no—dijo Sol—. Demasiado tengo contigo y Alex.
—¿Y Alex que te hizo?
Sol se puso a pensar, de hecho, Alex debería estar molesto con ella. Ella le dijo a la mamá que tenía novia.
—Sos una dramática—dijo Matías guardando sus juguetes.
—Los dramáticos son vos y Alexis—grito ella—. Tu hermanito Alex no me habla desde la noche.
—También es tu hermano—dijo Matías.
—¡Ya paren los dos! Y Alex ya te hablará, se le pasará. Son niños—dije, y senté a Sol para empezar a peinarla—. Además usted señorita, no tenia porqué decir que su primo tenía novia.
—Es qué ella es muy fea—dijo Sol—. ¿No pudo fijarse en Rachel? O en alguien mejor.
—¡Hablas cómo una adolescente ardida!—dije.
—¿Qué?—preguntaron ambos.
—Olvídenlo.
Termine de arreglar a los niños, y entré a mi habitación. Jamás había sentido mi habitación tan fría y oscura desde hace mucho tiempo. Tal vez era la extraña sensación que estaba perdiendo a Matteo otra vez.
«En realidad nunca lo tuve».
Estaba lista, vestida. Solamente faltaba arreglarme el cabello y maquillarme un poco, que es casi nada pues es lo más fácil del mundo.
Ayer me sentí de la mierda, cosa de la que estaba acostumbrada últimamente. Desde la llegada de Matteo, solamente han sido altos y bajos. Pero no puedo doblarme, tengo a mis hijos.
Terminé de arreglarme y tome mi celular, a la par este sonó.
No respondí, solamente baje.
Los niños, Ámbar y Simón estaban esperándome. Mis padres se fueron con Sharon hace unas horas, mi mamá Monica esta allá desde el amanecer ayudando a Anna, Ricardo por su parte no dejo que poner cámaras para grabar cualquier momento en el cumpleaños de su nieta.
Antes, fui a la cocina para tomar un vaso de agua. No sabía el sin fin de cosas que pasarían en esa fiesta teniendo a los hijos de Matteo, junto a Matteo y Emilia.
—¡Escúchame jovencito!—escuché a Simon un poco retirado—. ¡No puedes estar peleando con Sol! Ella es como tu hermanita ¡es tu hermanita! Es la única niña, tienes que cuidarla y estás haciendo todo lo contrario.
—¡Pero ella le dijo a mamá que Danna es mi novia!—lo escuché—. Y ahora tengo que terminar con ella.
—¡Alex, eres un niño para pensar en esas cosas! ¿Me prometes que le hablarás a la enana?
No escuché respuesta.
—Alex.
—Está bien—dijo.
Salí de ahí para luego verlos pasar, Alex me sonrió y Simon también lo hizo. Luego de eso, subí a mi coche con mos hijos, y Simón hizo lo mismo con su familia.
Familia.
Sol cantaba fuerte la canción de Flootloose, mientras Matías iba en el asiento trasero enojado porqué su hermana iba en el asiento copiloto. «Niños», luego la dramática es Sol.
Fuimos llegando y aparqué el auto, Sol rápidamente corrió hasta la pequeña pelirroja, Zoe. Ambas entraron adentro.
Matías tomó mi mano, como si tuviese pena, o incluso lo sentí miedoso.
—¿Pasa algo, Matt?—pregunté.
El solamente negó con la cabeza.
Pero lo conocía, es mi hijo.
—¡Matías!—dije y me detuve, agaché mi altura—. ¿Que sucede?
El arrugó la cara, y demostró preocupación.
—Tengo miedo—dijo.
—¿A qué?
—Ahí adentro.
—¿Pero por qué?
—Ví a mi papá—dijo él—. Con su novia.
Lo sabía, sabía que me encontraría a la hermosa familia aquí dentro. Pero no imaginé que Matías, se pusiese de esa forma. ¡Matías! Podía esperarlo de Sol, no de él.
—Ella no tiene porqué decirte nada—dije—. Matteo te quiere, y no permitirá que ella te diga o haga algo malo. Y si eso pasa, para eso estoy yo ¿entiendes?
El asintió.
—¡Matías! ¡Allá esta Diego!—Alex llego corriendo—. ¡Carajo, esta con David!
—¿Dijiste "carajo" Alexis?—escuché a Ámbar.
—Perdón mami—dijo y sonrió—. Nos vamos—dijo y salió corriendo con Matías.
—La decoración está demasiada linda, mi color no es el rosa, pero acá se ve tan lindo—dijo Ámbar—. ¿Se vería muy mal si vistiera a Alex de princesa en su cumpleaños ocho?—dijo.
—¡Ámbar!—dije y empece a reír.
—Es qué cómo que buscar siempre una temática de dinosaurios, superhéroes no es tan cool—dijo.
—¡Tía Luna! ¡Tía Ámbar!—de pronto vimos correr a Georgia con un lindo vestido blanco con tonos pasteles.
Tras ella venía Gastón con una sonrisa.
—¿Dónde esta mi niña preciosa?—dije y cuándo llego a mi la alce dándole vueltas, por lo cual comenzó a reír—. Feliz cumpleaños pequeña.
—¡Alexis!—gritó Ámbar—. Un segundo, este muchachito se va a matar—dijo y salió corriendo—. ¡Bájate de ahí! ¡Simon ve a tu hijo!
Empecé a reír junto a Gastón.
—¡Tu regalo llegará en un momento!
Ella sonrió en mis brazos y me dió un beso.
—¡Ve con tus amiguitos, pequeña!
—¡Te quiero!—dijo ella.
—Yo más—y se fue corriendo—. ¿Dónde está Nina?—pregunté.
—Está por ahí junto a Elena—dijo y cambió su rostro—. Hoy por la mañana ella rompió el vestido que pondría Georgia.
—¿Qué?—enserio ¡qué!—. ¿Es el que tiene puesto?
—No—dijo él—. Ese se lo dió Anna hoy, Georgia lloró mucho.
No podía creerlo.
—Me moleste un poco con Elen, hoy—dijo él—. Le gritó a Georgia qué ojalá fuese el último año de su vida, que no la soportaba más.
Diablos, eso si es demasiado cruel. Más para un amor cómo mi Georgia.
—¡Por cierto!—recordé el regalo de Michel—. ¡El regalo!—abrí la puerta del auto y lo saqué—. Dáselo a Geo, es de Michel. Se fue a Venez...
—¡Lo sé!—sonrió—. Me habló.
—¿Ahora también le haces los mandados a Michel?—escuché esa voz, era Matteo.
Giré molesta ante su comentario, pero el traía una sonrisa en los labios. Estaba bromeando.
—Chistosito—dije y giré a Gastón.
—Bueno, me iré—dijo Gastón, tomó el regalo y se fue después de sonreír.
Cuándo giré para ver a Matteo, él estaba muy cerca de mí tratando de ¡¿Besarme?!
—¿Qué haces?—pregunté alejándome un poco.
—¿Ya te dije que te vez preciosa, hoy?—dijo, y me gustó.
Pero no.
No.
No me lo había dicho.
—¡Matteo, Emilia está acá!
—¿Y?—el sonrió—. ¿Dónde están mis hijos?
—¿Tuyos?—pregunté.
—¡Sí, míos!—dijo y sonrió, pero me entendió después—. Perdón, nuestros.
¡Joder que bonito se escuchó eso!
Pero tenía que venirme eso a la mente.
El hijo que esperaba con ella.
—Felicidades—dije.
El empezó a reír.
—Me llamó Matteo, Georgita está allá—dijo él.
Que pendejo.
—Te estoy felicitando por el hijo que esperas con Emilia.
Su rostro cambió, cambio mucho.
—Ya lo sabes.
—Ya, ya lo sé.
El vió hacia el suelo.
—Por fin formaran la pareja que tanto querían, por fin serán una familia feliz, por fin Emilia se casará contigo—dije, ¿Cómo lo dije? Ni yo sé.
El reacciono.
—Nadie hablo de ninguna boda—dijo él—. Perdón pero estás completamente equivocada, Luna.
«¡¿Me dijo loca?! Sí Luna, te dijo loca de forma bonita».
—Yo no pienso hacer lo mismo que vos, yo no pienso casarme con Emilia—dijo, y quedé boca abierta ¿y el niño?—. A ellos no les faltará nada, es mi hijo y me haré responsable de él—dijo y tomo mi mano—. Pero no pienso perderte a vos otra vez, Sol, Matías y vos son mi familia ahora, y mi único lugar es con ustedes.
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