13 - De bien, a mal
Matteo
¿Dejar mi gira? ¿Enserio dije eso? ¿Dejar lo que tanto me ha costado conseguir? Sí. Eso dije.
Creó que jamás me había importado menos la gira.
—No Matteo—dijo ella—. Ese es tu sueño desde que te conocí, ¡no puedes dejarlo de la nada! ¿Qué dirán tus fans? ¿Qué dirá todo el mundo?
¿Qué dirá el mundo? Y un carajo lo que dirá el mundo, ¡tengo dos hijos! Dos hijos con el amor de mi vida y cree que me preocuparé por lo que dirá el mundo.
—Todos podrán entenderlo, soy un humano, no un robot. Puedo sentir y tomar decisiones, y nadie puede decirme que hacer y que no—sonreí y me limpie las lágrimas—. Luna, tengo dos hermosos hijos, ¿Y crees que el fandom se enfadará? Te aman a vos, y amarán mucho más a ellos.
—Matteo, yo no quiero meter a ellos en el mundo de las cámaras—dijo, yo me acerqué a ella—. He trabajado mucho tratando que ellos reciban las menos cámaras posibles y ahora que todo el mundo sepa que son tus hijos, el trabajo será doble Matteo.
Tenía razón.
—Pero ahora no sólo estarás vos, también estaré yo para cuidarlos—tome sus manos—. Se que son muy pequeños para adentrarse tan a fondo a este tema, pero no pueden vivir encerrados todo el tiempo. Creó que deben aprender a lidiar con esto, crecerán y no siempre los lleváremos de la mano.
«Y yo qué creí qué no sabría hacerla de papá».
Apreté sus manos y la ví.
Es hermosa.
—Vamos a hacer esto juntos—dije, y solté una mano de su agarré, tomé su mentón—. Ahora más que nunca tenemos que estar juntos.
Ví cómo su rostro lleno de ilusión pasó a ser nuevamente de amargura. Había recordado algo.
—¿Qué pasará con Emilia?—preguntó.
Y esa misma pregunta me hacía yo ahora mismo.
—No sé, no sé de que manera le dire todo. Será algo muy fuerte para ella pero... debe entender que mi lugar está acá, con vos, con ellos. Ustedes son mi familia ahora.
Y hablando de familia lo recordé, ¡mis padres venían mañana!
—Mis padres vienen mañana, esperó no haya ningún problema si llevo a los niños...
—Matteo, creó que no es conveniente.¿Qué de la noche a la mañana tienes dos hijos? Matteo, me van a odiar.
Por alguna razón me causo risa lo que ella decía, solté una carcajada y ella me vió confundida.
«Si supiese que mi madre, la ama».
—Todo estará bien, ahora creó que tengo mucho que hablar con esos dos hermosos niños—sin poder evitarlo la abracé—. Gracias.
«¿Gracias? ¿Gracias por esconderme a mis hijos casi siete años? En fin, ambos cometimos errores».
—¿Gracias por qué?—la escuché decir mientras la apretaba mas a mí.
—No sé, ¿por hacerme tan feliz tal vez?
Escuché como ella río.
Esto era ser feliz.
•••
Fue uno de los mejores días de mi vida. Creó que escuchar a dos niños llamarme "papá" es lo más hermoso del mundo, mucho más si su madre es la estrella más hermosa de todo el universo, mi Luna.
Esta anocheciendo, el cielo se torna de un color naranja demasiado chillante. Todo el día estuve con ellos, y sí, fueron las mejores horas de mi vida. Las mejores.
La habitación esta sola, Emilia no está–lo cual agradezco–entonces decido quitarme la ropa, y entrar a la ducha.
El agua fría cae sobre mi cuerpo y estoy cómo un niño con un juguete nuevo. Me siento tan bien, tan feliz.
Y lo recordé.
—¡Cuidado!
—¡Hey hey hey! La próxima vez pide permiso ¿Okay?—dije.
—Perdón, dije cuidado.
Sonreí sarcástico.
—¡Sí, claro!—dije mientras me acomodaba los guantes.
—Además—posó sus manos en la cintura—. Tu te me estás atravesando.
—¿Yo? Tal vez buscabas chocarte conmigo.
Ella sonrió.
—¿Qué dices?—dijo burlona—. La verdad es qué no me interesa chocar contigo.
—¿Segura?—me acerqué—. A muchas chicas les interesaría.
Ella se alejó un poco y me vió detenidamente.
—¿Ah, sí? ¿Y por qué?
—Mírame—dije.
Ella sonrió.
—Estoy trabajando—dijo.
—¿Ah sí, donde?—pregunté.
Ella se empezó a alejar.
—Eso a ti no te interesa—dijo.
—¡Bueno, me gustaría hacer un pedido!—grité—. ¡Al menos dime tu nombre!
Pero se fue.
Y con la chica que choqué en Cancún, termino siendo la madre de mis hijos.
Pasaron demasiadas cosas.
Buenas, y malas.
Salí de la ducha y me puse la pijama de una vez, me cepille el cabello y me deje caer en la cama. Entre a Netflix y elegí una película que recién habían sacado, debo admitir que estaba buena y me entretuvo bastante mientras comía las papas que tenía en el cajon.
Entonces recordé que tenía que hablar con mis padres sobre sus nietos.
¡Sus nietos!
Pero antes le diría a Flor, mi prima. Pero no tenía tantas ganas de contarlo ahora. Solamente avisaría que les esperaba algo increíble. Tome mi celular y empece a teclear.
Y la señorita, rápidamente contestó.
«¿Qué había de malo en Emilia que nadie la quería conmigo?».
Sonreí sin saber porqué, y deje el celular en la mesa.
Entonces escuché unos pasos acercarse a la puerta, y como lo imagine, era Emilia, seguramente seguiría con sus ánimos de patadotas.
Pero mis palabras se fueron a la mierda cuando en esa puerta apareció la Emilia más sonriente del mundo.
¿Qué coña?
Sonriendo se dejo caer en la cama y me abrazó.
—¡Estoy embarazada!—gritó—. ¡Vamos a ser papas!
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