12 - Todo lo hice por ti

Seguí caminando sin pensar en lo que Matteo acababa de decir, lo entendía. Sí, lo entendía, se dejo llevar por cosas que estoy segura que Emilia le metió en la cabeza, por eso mismo no exploté más.

Sin que me lo dijeran, sabía que Sol estaba en el balcón que tenía cerca. Camino hasta ahí y la veo, estaba sentada en una silla mecedora, cuándo me vió se cruzó de brazos y esquivó cualquier contacto visual de ambas.

—¡Sol, por favor!—dije, y me acerqué a ella—. ¿Puedo sentarme?

Dijo no, con la cabeza.

«Niña terca».

—¡Sol, escúchame ¿sí?!

—¿Que voy a escuchar?—la escuché—. Que ese Michel es mi papá, prefiero no escuchar nada mamá.

—¿Y quién dijo que yo iba a decir eso, niña?

—Porqué venis a hablarme de mi papá—dijo ella—. Y déjame decirte que si ese... es mi papá, agradezco no parecerme nada a él—arrugó la cara—. Hubiese salido horrenda, gracias al cielo estoy bonita.

«Salió presumida la niña, salió toda una fresita».

—¡Sol!—dije sonriendo—. Escúchame.

—¿Vas a hablarme de mi papá, no?

—Sí.

—Entonces no te escucho.

—¡Haber!—me acomodé frente a ella y baje mi altura—. ¿Y si Michel, no es tu papá?

Su rostro cambió, y posó más atención a mis palabras. Sonreí, ahora si me escucharía.

—¡No es!—ella sonrió—. ¡Que genial! Pero...

«Ahí esta el pero...».

—Entonces ¿Quién es mi papá?—preguntó—. ¿Es Matteo?

Fruncí el ceño.

¿Matías se lo dijo?

Aunque no sería nada fuera de lo normal qué Sol ya supiese eso, con tanta polémica televisiva.

—¿Por, por qué dices eso, mi amor?

—Sabes...—dijo, y tomo mis manos—. Soñé muchas veces con él, mucho antes que lo conociera, el estaba en mis sueños pero no sabía su nombre, solamente estaba ahí—ella sonrió—. Por eso cuando lo ví por primera vez, sabía que era un buen chico, sentía una sensación con él.

Yo sonreí, no me sorprendía. Pues  es algo similar a mí, recuerdo antes que supiese que era Sol Benson.

—Sí, Sol—sonreí—. Matteo es tu papá.

No sabía cual sería su reacción, lo admito. ¡No sabía como lo tomaría! No sabía si iba a sonreír, o iba a enfadarse más. Afortunadamente, fue la primera.

Sonrió y me dijo;—¿Él sabe qué es mi papá?—preguntó—. ¿Sabe que tiene dos hijos contigo? ¿Ya dejo a esa chica Embolia?

—¡Emilia! Sol, ¡Emilia! ¡No embolia!—regañe.

—Lo qué sea, ella fue la que se lo llevo—dijo—. Mami, ¿Matteo lo sabe?

Baje la mirada.

—¿Recuerdas cuándo perdiste tu muñeca favorita y culpaste a Matías por eso?—ella asintió—. Luego la encontraste en el jardín de la mansión bajo la mesa de desayuno y recordaste que tu hermano en realidad no tomó nada—ella volvió a asentir—. Digamos que Matteo se siente cómo tú cuándo descubriste que culpaste a Matías sin razón ¿entiendes?

«Oh, claro que entiende. Entiende más que Matteo y yo juntos, enserio».

—¿Él está aquí?—preguntó.

—Sí.

—¿Puedo verlo?—preguntó otra vez.

—Esta en mi oficina—dije, y cómo ropa de invierno en primavera fui botada cuándo ella salió corriendo a buscar a su padre.

Me puse de pie, y caminé unos cuántos pasos mas a la orilla, recargué mis manos sobre la reja y observé toda la ciudad.

Que rápido pasa el tiempo.

Recuerdo mi cumpleaños número dieciocho, cuándo Matteo me regalo esa medallita de la luna y la fresa, también fue en ese año que Sharon confesó dónde estaban mis padres, fue ese año dónde perdí a Matteo, fue en ese año dónde pasó eso.

—Luna—escuché a mis espaldas, reconocía perfectamente la voz—. Luna necesito que hablemos por favor.

Giré sobre mis talones, y quedamos frente a frente.

—¿Qué me quieres decir ahora?—pregunté—. ¿Y los niños?

—Tengo que hablar con vos, los deje con Lili—explicó—. Luna—se acercó un poco más—. Por favor—dijo—. Decime la verdad—¡va de nuevo!

Rodé los ojos, solamente faltaba que no me creyese que son sus hijos.

—¿Enserio son mis hijos?—preguntó.

Ganas no me faltaron para acercarme a él y acabarlo de una buena vez, pero fue su mismo rostro que me detuvo. Sus ojos estaban rojos, estaba apunto de llorar, pero no eran lágrimas de tristeza, su rostro después de todo reflejaba felicidad. Estaba emocionado.

—Sí Matteo—respondí—. Y si no me crees, haz los estudios que quieras, y dónde quieras. Asegúrate a tu manera, si es que no confías en mí.

—Vos jamás me mentirías con algo de este tipo—dijo, y empezó a llorar. Una lágrima bajo por su mejilla.

Eso hizo que mis ojos también se tornaran cubiertos de una capa de lágrimas a punto de estallar.

—Luna...—dijo y bajó la mirada, apretó los puños. Eso me asustó.

Sabía que estaba apunto de comprender todo, de saber que le oculté a dos niños con su sangre. Que perdió los más de seis primeros años de vida de sus hijos.

—¡¿Por qué no me lo dijiste antes?!—gritó—. ¡¿Por qué tuve que enterarme de esta manera?! ¡De una televisión prácticamente! Si no es por ese maldito programa de tv, no sé que ellos son tus hijos. Nuestros hijos—gritó de una manera que me desgarró, lo decía con tanto dolor.

Y entendí que estuve mal. Debí decirle a Matteo, aunque estuviese pasando lo que estuviese pasando. El era sus padre, y eso lo tenía en todo el derecho.

—¡Yo no sabía que hacer!—grité—. En ese momento tu llegaste a despedirte de mí diciendo que te ibas a Italia con Emilia.

«Emilia, alias la Embolia según Sol».

—¡Debiste decirlo! Yo solamente estaba con Emilia porqué me sentía mal cuando perdió a él bebé—gritó—. Y temía en regresar porque sé que fui un gilipollas pero también tenia que hacerme responsable de mi hijo, un hijo que jamás llego al mundo, y me siento mal que después de eso no vine a buscarte, creó que hubiese estado demasiado a tiempo de ver crecer ¡a mis hijos!—dijo.

Las lágrimas caían por los ojos de ambos.

—¡Todo lo hice por ti!—grité llorando—. Si jamás te hable de ellos, fue porqué empezabas una nueva familia con ella. Todo lo hice por ti, Matteo.

Ví cómo sus ojos cambiaron.

—Pensé en Emilia, en el bebé que esperaban, no quería ser la arruina familias !Pensé en ti!

—No te equivoques Luna—dijo—. Si hubieses pensado en mí, me hubieses dicho la verdad, porqué si querías mi felicidad... ¡mi felicidad iba a ser contigo! ¡Con ellos!—se refirió a Sol y Matías.

—Matteo...—ya no podía—. Yo solamente hice lo que pensé que estaba correcto, todo lo hice pensado en ti, todo.

—No pensaste en nuestros hijos, se que no les faltó nada, incluso Bernie y Miguel le dan tanto amor a los niños pero... siempre hace falta la verdadera y principal figura paternal, y yo no estuve ahí, nadie estuvo ahí. Pero ahora nadie me impedirá estar con ellos, cuidarlos, criarlos y educarlos—dijo—. Así tenga que cancelar mi gira para estar con ellos.

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#SoyLunaPorSiempre ❣️

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