11 - Eres tú

—Por favor apresúrate en traer a los niños mamá—dije jugando con el lapicero que tenía en la mano—. Quiero acabar con esto.

Sol se niega a salir de la habitación, y no deja entrar a Matías para cambiarse la ropa.

«¿Por qué es tan terca esa niña?»

—Tengo la copia de la llave en mi habitación, en el primer cajón de mi mesita donde esta la foto de los niños.

Ya pedí la llave con Mica, no te preocupes—escuché como suspiró—. Yo llevo a Sol, porqué la llevo.

—Gracias mamá, y por favor dile a Matías que aún no le diga a su hermana.

¿Ya lo sabe?

—¿Matías? Sí, se lo dije hoy antes de venir.

Veo que lo tomó muy bien, porqué ni está peleando con Sol porque la señorita no abre la puerta.

Unos pasos se acercaban, lo escuché porqué no había otro sonido más que me impidiera escuchar que alguien se acercaba, y sabía de quién se trataba.

—Apresúrate por favor mamá, tengo que colgar—dije.

Suerte hija, ya no ocultes nada por favor.

Ya no mamá, gracias—dije para luego colgar.

Me puse de pie esperando que tocara la puerta, no tardo ni un segundo para que esto pasará.

—Adelanté—dije.

Me di media vuelta dándole la espalda a la puerta, tenía unas ganas infinitas de llorar, jamás imagine lo difícil que sería este momento.

No tenía palabras ahora mismo.

Siempre imagine todas las formar de hacer esto, de decirlo con las palabras adecuadas. Y ahora mismo no sé ni que maldito día de la semana es hoy.

Escuché como la puerta se cerro, me giré para ver a Matteo. Traía una camisa blanca con dos botones suelto antes del cuello, un pantalón negro que se le veía demasiado bien, su cabello alborotado. Creó que no había dormido.

—Luna...

Fue lo único que dijo, su voz me mató. Quería llorar.

—Matteo, yo tengo que explicarte todo...

Dije y camine un poco hacía él.

El negó con la cabeza.

—Todo es mi culpa Luna, yo... yo te deje—dijo—. Fue mi decisión irme con ella, te deje a vos ¡fui un estúpido!—casi grito.

—Matt...

—Pero si te digo, que jamás imagine que vos fueses capas de olvidarme tan rápido—él cerró los ojos con fuerza, ¿enserio estaba escuchando eso?—. Pero me equivoqué, al parecer Michel si tenía que estar con vos. Ahora entiendo porqué ese día dijo que había algo que los unía, eran ellos.

«Esto tiene que ser una jodida broma».

¡¿Matteo enserio eres taaaaaan estúpido?!

—Te ví en muchas ocasiones con ellos en la televisión, pero jamás pensé que fuesen tus hijos Luna, tus hijos con otro hombre—ví cómo ahora su rostro de tristeza paso a coraje—. Creó que debí quedarme con Emilia, debí escucharla antes de venir acá, antes de todo. Creó que después de todo ella no hubiese corrido a los brazos de otro cuándo le dije que tenía que irme.

No podía creerlo, esto era imposible.

¿Cómo puede decir todo eso? ¿Cómo puede decir que debió estar con Emilia cuándo estoy segura que fue ella quién le metió toda esa mierda en la cabeza?

—Te estás escuchando Matteo—dije, ahora también ya no había paciencia para mí.

—Te comportaste mal, me fui y lo único que hiciste fue correr a los brazos de algún hijo de puta como una...

¿Me quiso decir zorra? Sí, me dijo zorra con palabras más bonitas. ¡Pues a jugar Matteo!

—¡Escúchame bien Balsano!—grité—. No sé quién ni cuantas malditas veces te repitieron lo que me acabas de decir. ¡Pero aún así fuese de la manera que tu dices, no me convierte en nada!

—¿El irte con otro?—preguntó desafiante.

—¿Quién se fue con otra primero, Matteo? ¿Quién dejo a quién?

—Luna...

—¿Qué querías?—grité nuevamente—. ¿Que me quedará esperándote mientras tú ya tenías una familia? Porqué si bien recuerdo, vos te fuiste con Emilia porqué estaba esperando un hijo tuyo.

—¡Luna eso es diferente! Yo tenía que estar ahí haciéndome cargo del hijo que Emilia iba a tener, no podía ser un padre irresponsable—dijo, mientras se movía de un lado a otro.

«¿Padre irresponsable? Descuidaste a dos, por tener a ni uno. Y no te culpo, pero tus palabras no las soporto».

—Te dije que me esperarás—dijo—. Que iba a volver.

«¡Jamás tuve tantas ganas de partirle la cara a este!».

—Matteo, si bien recuerdo—sonreí cínicamente—. Antes de hace unas semanas, la última vez que te ví, fue hace siete años—dije—. ¿Quién espera siete malditos años?

—Alguien que ama, Luna.

Sin que pudiera evitarlo, una risa se me salió de los labios.

—Alguien que ama no espera siete años—dije—. Nadie espera siete años mientras el amor de su vida hace su familia con otra mujer. Así no funciona Matteo.

—Luna, basta...

¿Basta de qué? Si él es, el que empezó todo, yo estaba dispuesta a decirle todo de una buena manera, no de esta, no gritando ni diciéndome tantas cosas.

—Emilia te metió todas esas cosas en la cabeza ¿cierto?

—¡No la metas en esto! Ella solamente me habló siempre con la verdad, pero yo estaba cegado y obsesionado con vos.

—¡Tan obsesionado que sin tener ese hijo seguiste con ella!—grité—. Porqué si bien recuerdo se fueron por el hijo que esperabas con Emilia—me acerqué a él—. Y no tienen ningún niño.

Ví como él bajo la mirada.

—¡Eso no explica porqué cuando me fui te metiste con cualquiera! No explica porqué consciente o no de ello, ¡vos te embarazaste de no sé quién diablos! ¡Si no es que Michel es el padre de ellos!

«¡Esta cabreado! ¡Esta confundido!» me repetía para no darle una bofetada.

—Creó que vos ni siquiera sabes quién demonios es ese hijo de puta, que el padre de los niños.

¿Qué? Te dijiste a ti mismo hijo de puta, pendejo.

Giré cuándo escuché que la puerta se abrió, me di cuenta que se trataba de mi madre, que venía con Matías pero no venía Sol.

Matías me vió, para luego ver a Matteo quién observaba también a él. Mi pequeño niño sonrió.

—Mi papá—escuché decir a Matías, observé como la cara de Matteo se puso pálida, y sus ojos se abrieron como platos—. Es mi papá—volvió a decir cómo si Matteo fuese lo más maravilloso del mundo.

«Y creó si que lo era».

Mi madre soltó el agarre de Matías, y esté empezó a caminar temeroso.

—¿Su padre?—preguntó Matteo con un rostro inédito.

—Sí Matteo, su padre eres tú—dije y salí de ahí.

«Matteo es tan estúpido».

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top