8. TEXTOS
—¡Válida! ¡Cuatro, cero! —el entrenador anunció y los jóvenes tomaron posiciones una vez más.
El combate finalizó mucho más pronto de lo usual. Baekhyun y Jongdae se quitaron las caretas, saludaron y bajaron sus armas.
—¿Qué te pasa? —Baekhyun preguntó con curiosidad.
—Estoy un poco cansado —Jongdae respondió mientras dejaba su sable en su lugar.
—Nunca me habías dejado ganar.
Jongdae sonrió con cierta culpabilidad al sentirse descubierto. Se quitó el guante y se soltó la chaquetilla. Su cabeza no estaba muy en el esgrima ese día, todo lo que deseaba era que la práctica acabara.
—¿Tienes prisa? —Baekhyun preguntó mientras se acomodaba el cabello—. ¿Irás a algún lugar después de aquí?
—Solo tengo que pasar por la biblioteca.
Baekhyun se echó a reír, pero la torcida sonrisa de Jongdae no hizo ni el más mínimo intento por mostrarse.
—¿Estás hablando en serio? —Baekhyun preguntó extrañado.
—Sí —Jongdae murmuró y se echó el maletín al hombro—. Nos vemos después.
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Minseok cumplía con su castigo en soledad y realmente no le molestaba ya que le habían asignado limpiar la biblioteca, uno de sus lugares favoritos en el mundo. Además, la bibliotecaria le permitía tomar descansos para leer.
El primer día de castigo, cuando casi era hora de cerrar la biblioteca, Jongdae había llegado por él para llevarlo a casa. El segundo día, Jongdae llegó a la biblioteca más temprano y tomó un libro al azar para sentarse cerca de un gran ventanal, junto a cierto alguien que debería estar cumpliendo con un castigo.
Al principio, Jongdae llegó para ofrecerle compañía y luego llevarlo a casa, pero pronto descubrió que su novio falso terminaba de limpiar rápidamente y luego dejaba de lado los materiales de limpieza y se sentaba a leer. Minseok se perdía entre las páginas de las novelas que leía y no prestaba atención a su alrededor, así que Jongdae se quedaba observándolo en silencio. El cuarto día, al finalizar sus clases, Jongdae corrió a la biblioteca y encontró a su novio falso de nuevo en el mismo lugar y con el mismo libro casi por terminar. Ni siquiera había limpiado y al parecer no planeaba hacerlo ese día, y a la bibliotecaria no pareció importarle. Al llegar a la última página, Minseok suspiró, sonrió e incluso una lágrima se le escapó antes de cerrar cuidadosamente el libro.
—¿Qué haces aquí? —le preguntó por fin.
—Vine a leer —Jongdae mintió.
—Mentiroso, has estado viéndome todo el rato y dudo mucho que de verdad estés leyendo la historia de la conquista de América —lo acusó señalando el libro que sostenía en sus manos.
Jongdae se sonrojó un poco al verse descubierto, Minseok se levantó para buscar un libro entre los estantes. Lo tomó con cuidado y se lo ofreció. Jongdae leyó el título como si no entendiera la escritura, pero aun así lo abrió y empezó a leer.
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Con el paso de los días, la amistad entre los novios falsos crecía y se fortalecía, al punto de hacer sentir a Baekhyun un poco desplazado. Aunque si de esa forma Jongdae sonreía más y parecía más feliz, ¿qué clase de amigo sería Baekhyun si se molestara por haber sido degradado al segundo lugar?
Así que Baekhyun escuchaba a Jongdae mencionar la palabra "Minseok" entre conversaciones, cada tres minutos aproximadamente, sin mencionar nada al respecto. También la cantidad de tiempo que compartía con su amigo se había reducido tanto que empezó a pasar mucho tiempo con Luhan cuando Chanyeol estaba ocupado con sus múltiples clases extra, ya que este también se sentía un poco desplazado.
Los intereses de Jongdae habían cambiado un poco también, se le notaba menos interesado por las diversas cosas detrás de las estanterías en el centro comercial y más interesado por ver futbol en televisión y por visitar la biblioteca por mucho tiempo. Lo último era extraño, es decir, ¿quién va a la biblioteca en estos tiempos? ¿Para qué existe el Internet entonces? Esos habían sido los pensamientos de Baekhyun cuando su amigo no aceptó ir de compras con él, alegando que quería ir a la biblioteca a leer un poco.
Baekhyun había terminado esa misma tarde acompañando a Luhan en su castigo, que consistía en limpiar los jardines laterales del instituto. Kyungsoo también los acompañó y en algún momento incluso Sehun se les había unido. Había sido una excelente tarde aunque extrañaba a Jongdae.
Mientras quitaban polvo de algunos estantes, Luhan había comentado que Minseok siempre había tenido el hábito de leer y que siempre iba a la biblioteca cuando tenían alguna hora libre, así que en lugar de sentirse castigado al tener que limpiar aquel lugar, probablemente se sentía como un niño en una juguetería. Luhan también sospechaba que en lugar de cumplir con su jornada diaria de castigo, Minseok se escondía en un rincón y leía en lugar de limpiar.
Eso aclaraba todo el misterio de las frecuentes visitas de Jongdae a la biblioteca.
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Con el paso de los días se volvió una costumbre, o más bien una necesidad para Jongdae, buscar a Minseok por las tardes. Últimamente estaba saltándose muchas de sus clases extracurriculares, aunque no le importaba mucho; el esgrima, el judo o el taekwondo ya no le resultaban tan interesantes. Siempre encontraba a Minseok en el mismo lugar y con una novela en manos, entonces él tomaba la suya y se sentaba a su lado en silencio, hasta que la bibliotecaria los sacaba casi a patadas del lugar porque era hora de cerrar. Las recomendaciones literarias de Minseok eran excelentes, Jongdae adquirió el gusto por la ciencia ficción y el romance, las favoritas de Minseok.
El penúltimo día de castigo algo cambió.
Minseok levantó su mirada del libro, dándose por vencido, ese día no había forma de concentrar su atención en las letras. Jongdae estaba a su lado, sonriendo ante lo que leía y Minseok perdió la cuenta de los minutos en que pasó observando las emociones reflejadas en el rostro de su novio. De pronto Jongdae cerró su libro y se giró hacia Minseok.
—¿Qué?
Si le preguntan a Minseok, diría que no tiene idea de qué fue lo Jongdae preguntó, porque su atención se concentró en la forma en que sus labios se movían al hablar, en como se curvaban hacia arriba aunque no sonriera y en como los acariciaba con su lengua inconscientemente dejándolos brillantes y muy atractivos.
—Min —Jongdae lo llamó—. ¿Te sientes mal?
—¿Ah?
—Vamos, te llevaré a casa.
Jongdae colocó los libros en su lugar y tomó la mano de su novio falso para llevarlo a la salida.
—A casa —repitió Minseok sonando como E.T.
Esa tarde, el viaje de vuelta a casa fue muy silencioso. No fue incomodo para Jongdae, que tarareó suavemente las canciones de moda que salían por las bocinas de su auto. Minseok por su parte, tenía la sensación de que algo estaba mal.
—Gracias —Minseok dijo antes de bajarse del auto. No miró atrás y se perdió dentro de su casa.
Jongdae no dijo nada, no mostró ninguna expresión, solo lo vio alejarse con incomodidad. Se preguntó qué le pasaba, pero realmente no quería entrometerse.
⚡
—No puede ser —Minseok murmuró, apoyando su espalda contra la puerta y poniendo una mano en su frente.
—¿El qué no puede ser?
—¡Luhan!
La inesperada presencia de su mejor amigo casi lo mata del susto.
Luhan estaba ahí con su madre, preparando la cena. Los padres de Luhan llegaban muy tarde a su casa, por lo que su mejor amigo usualmente cenaba en la suya.
—¿Qué hiciste? Tienes cara de culpa —Luhan lo acusó.
—Nada —Minseok negó en un pobre intento por hacer parecer que todo estaba bien.
Luhan lo dejó pasar y le informó lo que había estado haciendo el resto del SQUAD que no estaba castigado, a excepción de Jongdae que se desaparecía por las tardes.
El SQUAD se había encargado todos los días anteriores de dejar como un cochinero el área que a Junmyeon le tocaba limpiar a diario, para hacer su tarea más difícil y que le tomara más tiempo.
Desafortunadamente la mayoría de veces Yixing se quedaba a ayudarle, por lo que el castigo no era un castigo completamente para el chico rico. Junmyeon procuraba arrinconar a su nuevo novio en cada esquina de los salones, que tenía como misión dejar impecables, para una acalorada sesión de besos cada vez que tenía oportunidad.
Curiosamente Minseok no le dio mucha importancia a lo que Luhan le contaba.
⚡
Más tarde, Minseok se encontraba terminando una tarea frente a su ordenador, bueno intentando, porque su cerebro seguía cambiando la dirección de sus pensamientos hacia Jongdae, preguntándose qué estaría haciendo y extrañando su compañía. Estuvo tentado a llamarle, o a escribirle un texto al menos, pero no encontró una excusa justificable para molestarlo.
Esa misma noche, pasadas las diez, un texto llegó a su bandeja de entrada. Dos palabras simples y comunes que lo dejaron sonriendo como un tonto, mirando su móvil como si fuera algún tipo de talismán.
"Buenas noches."
Jongdae, al parecer, sí había encontrado una excusa válida para comunicarse con él.
Todavía no me voy a dormir, pero buenas noches para ti.
¿Por qué no te duermes ya? Es tarde.
Estoy terminando una tarea.
¿Te falta mucho?
Un poco.
¿Te distraigo?
Sí. ¿No te ibas a dormir ya?
Ya no tengo sueño.
¿Por qué?
Porque por fin respondiste a mis mensajes.
Nunca me habías escrito.
¿No? ¿Qué clase de novio soy?
Debería escribirte.
Siempre.
Si no te molesta, claro.
No me molesta.
¿Cómo va la tarea?
Bien.
¿Apenas vas empezando?
Sí.
Te ayudaré, dime de qué se trata.
¿No ibas a dormir?
Si sigues distrayéndome nunca vamos a terminar.
Dime qué necesitas, ya encendí la PC.
Minseok empezaba a sentir sus mejillas entumecidas de tanto sonreír como un imbécil. Se palmeó un poco el rostro y tomó una profunda respiración, decidiendo que lo mejor sería tomarle la palabra a Jongdae y así terminar su tarea de una vez. Juntos tardaron solo una hora en completarla, aunque continuaron enviándose mensajes al menos una hora más.
Esa fue la primera noche desde hacía un tiempo en que alguno de los dos se dormía muy entrada la noche, entre textos cliché y sonrisas bobas en la oscuridad, extendiendo por horas una conversación que inició de la forma en que debió terminar.
❄️
Gracias por leer!
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