Capítulo: 38✔️

Mientras mis manos exploran su vientre por encima de la tela, ella exclama de repente, haciéndome sobresaltar: —¡Ni hablar! —su reacción inmediata me hace sentir raro y un poco avergonzado—. Jonathan, vamos a recibir el año, por favor.

—Vale —murmuro, apartando la mirada y exhalando un suspiro sonoro, mientras mis manos buscan refugio en los bolsillos de mis pantalones, como si fueran la única fuente de dignidad tras el rechazo que acabo de experimentar.

«Parece que alguien logró herir tu orgullo».

—Tengo algo para ti —susurra unos segundos después.

Sí, claro, ya puedo imaginarme de qué se trata. Burlas. Siempre se burla de mí.

—¿En serio? Acabas de rechazarme. ¿Qué tienes para mí? ¿Burlas?

—¿De verdad te vas a molestar porque te "rechacé"? —veo de reojo como entrecomilla la última palabra, como si realmente no lo hubiera hecho.

Dejar así de duro a alguien debería estar prohibido.

—Nunca antes me habían rechazado —confieso antes de poder procesarlo. No la estoy mirando a la cara, pero seguramente tiene una sonrisa burlona que me encantaría borrar mordiendo sus mejillas y haciéndole cosquillas.

¿Contenta?

—Nunca te habías enamorado tampoco —murmura—. Nunca te han rechazado antes porque nada era serio; solo compartías un momento de tu vida. Es natural que en algunos momentos durante la convivencia se pueda y en otros no —Ay ajá, habla como si hubiera vivido con siete novios diferentes—. No por eso quiere decir que no te amo o que ya no te deseo —finaliza, y justo cuando me voy a atrever a responderle, a mirarla a lo ojos, me da la espalda para ponerse el abrigo.

Intento resistirme, juro que lo intento, pero unas ganas enormes de llevarla conmigo, como había planeado desde esta tarde, se hacen presentes en este momento. Siento la tensión en mis músculos mientras luchan contra el deseo abrumador que me consume por dentro. Mis manos tiemblan ligeramente antes de ceder, y la cargo sobre mi hombro con firmeza, como si llevármela cada vez que pasa algo fuera la solución a los problemas.

—¿Qué haces? —me grita sobresaltada. Aún así, sé que le gusta, si no le hubiera gustado, conociéndola, ya se hubiera bajado o me hubiera dado un golpe en un sitio muy incómodo. Además, esto ya lo vivimos una vez y funcionó, funcionó muy bien.

El problema es que es muy jodido entender a las mujeres, les gusta una cosa pero se quejan de otra, uno es cariñoso, porque yo estaba siendo cariñoso en ese momento, y parece que les atrae el lado malo, este lado.

—Te llevaré a un sitio —solo contesto una vez que hemos llegado al estacionamiento, el cual está despejado y libre para que pueda gritar y vengarse si así lo desea.

—¿Serio? No me di cuenta —dice, con ese tono de voz que me hace dudar en si se está burlando o me está tentando—. Dime a dónde —patalea mostrando su impaciencia y le doy una "suave" nalgada.

—Ay, Jonathan —lloriquea, seguro sintiendo el hormigueo intenso recorrer esa parte de su cuerpo—. Te odio cuando te pones así.

Sí, claro, me odias y por eso no has hecho ni el más mínimo intento por bajarte.

—Y yo te amo —le hago saber una vez más, y con un rápido movimiento, la bajo y ya está frente de mí. Su cabello hecho un desastre y su mirada soltando chispas.

—Bestia. Eres un puto maniático —menciona, transportándome al pasado, a todos esos primeros encuentros que hicieron falta para llegar hasta donde estamos ahora. Mientras le doy la espalda para subirme en la moto y ajustarme el casco con gestos precisos y perfectos.

A continuación, confiado, extiendo el otro para ella: —Eso ya me lo dijiste una vez. Ahora súbete.

—Te lo diré todas las veces que te lo merezcas —a pesar de que parece pensárselo, no tarda en hacer lo que le indiqué. Sin embargo, no del todo, porque se aferra del tubo de atrás, no de mí.

—Ponte el casco y agárrate a mí —ordeno, y al ver que no lo hace, termino por girarme para hacerlo yo mismo. Es tan terca cuando quiere que parece que tiene la cabeza de piedra.

—No quiero. Voy a salir corriendo —de sus labios sale una amenaza vacía.

—Si quisieras salir corriendo, lo habrías hecho desde el día en que la bola de pelos se cruzó en mi camino y te llevé en mi hombro para subirte en la moto, ¿no crees? —cada palabra sale tortuosamente lenta de mis labios, y ella me mira atónita. Podría jurar que sus pupilas se dilataron en este momento.

Con extrema delicadeza acomodo el casco en su cabeza, mis dedos rozando su suave piel en cada intento de ajustar la correa con precisión.

Inevitablemente, por inercia o quién sabe, nuestros cuerpos se van acercando sin siquiera notarlo.

—¿Quieres que te bese? —su aliento mentolado me llama a rozar, tentar mis labios contra los suyos. Necesito este contacto, pero a pesar de ello, me desvío en cada intento que tiene de acortar la distancia.

En mi cabeza ya lo hice unas tres veces y exploré mi lengua con la suya en cada una de ellas hasta quedar sin aliento.

Asiente. Mis ojos aún clavados en los suyos; la intensidad del momento se ha vuelto impactante y me encuentro nuevamente a solo unos centímetros de su rostro, hasta tomar su barbilla con suavidad, notando como su labio de abajo tiembla ligeramente, impaciente. Ni siquiera parpadea, está completamente lista y con los labios entreabiertos para que acaricie cada parte de su boca.

Sin embargo, lastima que el karma existe, y lo iniciado que me dejó antes no se perdona.

Un brillo de malicia se apodera de mí al procesar mi próximo movimiento: —Oh, verdad que me rechazaste. El universo tiene sus formas curiosas de devolver los males —una vez las palabras salen de mis labios, yo me he quedado tan ardiente de ella como ella de mí, pero aún así, y por cruel que parezca, me giro para concentrarme en la carretera, o al menos intentarlo después de imaginarme su cara al dejarla así como ella me ha dejado a mí.

—¿Me puedes explicar por qué primero estabas mirando candados en la tienda y ahora me tienes con los ojos tapados? —pregunta, genuinamente curiosa, la curiosidad le sale hasta por los pies cuando tiene los ojos tapados, y es una de las cosas que más me gustan de ella, entre tantas. Con una mano le tapo los ojos y con la otra la guío hacia adelante.

—¿Por qué estás tan ansiosa? ¿Nunca te han dado una sorpresa? —pregunto mientras caminamos, con la esperanza de que el sonido del agua no me delate demasiado pronto.

—¿Acaso me vas a encerrar y luego vas a tirar las llaves al agua? —su pregunta, cargada de ironía, parece encajar perfectamente con el momento.

—Puede ser, pero eso solo lo haría si me quedo dentro contigo —una sonrisa maliciosa se dibuja en mi rostro sin siquiera avisar. Luego retiro mi mano, la misma mano que se acoplaba a la perfección para cubrir sus dos ojos, revelándole mi sorpresa.

Ella pestañea ligeramente, quizás debido al cambio brusco de visión o tal vez porque no puede creerlo.

La visión de la luna reflejada en todos los destellos plateados de los candados en el puente de Triana es una auténtica pasada. Los destellos convierten el puente en un mar de estrellas plateadas. Definitivamente esta fue el horario correcto para venir.

Me apremia con una sonrisa nerviosa y dice: —Tú nunca vas a dejar de sorprenderme, ¿verdad? —mientras me acerco a ella, su cuerpo se apoya en la baranda, el viento mueve su cabello y las palabras salen de sus labios, desvaneciéndose en la brisa.

Exacto, nunca...

De tal manera que cuando se gira para verme, mi pecho la detiene en el intento, y ahí se queda, abrazándome, atrapada en esta compleja y hermosa conexión que existe entre los dos.

—Eres un romántico —murmura.

De nuevo con eso...

—Eso no era lo que me decías hace unas horas —le recuerdo con malicia.

—Chuuu —su dedo se posa sobre mis labios con una velocidad que ni yo mismo esperaba, silenciándome de manera delicada—, no lo arruines —me suplica, poniéndose de puntillas para alcanzar mis labios con los suyos—. Cuando lleguemos a casa, continuaremos esa "forma curiosa del universo para devolver los males". Ahora atemos ese candado porque no me quiero separar de ti nunca más.

Creo que sería redundante responder que yo también deseo lo mismo.

3:00 am.
Una vez llegamos a casa, ella está tan exhausta como yo. Estaba tan preocupado de que pudiera caerse por el camino que tuve que sujetar sus manos mientras se agarraba de mi cintura. Finalmente, decido cargarla en mis brazos para entrar en casa y dejarla sobre la cama, cayendo yo también sobre su pecho.

Emma es una mezcla de fuerza con vulnerabilidad que me deja sin aliento.

—Yo también tengo algo para ti —me sorprende aún despierta.

—Así que era verdad —musito aún recostado en su pecho, sintiendo el latido firme y constante de su amor por mí, mientras sus dedos acarician mi pelo con la lentitud que solo nosotros dos, en nuestro sueño compartido, podemos soportar.

—Está en la gaveta de la mesita de noche. Hagamos algo: velo ahora y mañana finge que lo descubres por primera vez delante de mí.

El amor hace maravillas, eso está claro. A pesar de estar muerto de sueño, aquí me tiene, desempacando el regalo que dejó en la mesita.

No me lo puedo creer. Es tan Emma. Jamás habría imaginado que alguien me regalaría algo así: es un Funko; flipo con lo mucho que se parece a mí, incluso más que yo mismo. Es como si hubiera sido diseñado a medida para mí. ¡Me ha encantado!

No dudo en dejarle un beso en la frente y ayudarla a quitarse los zapatos antes de ir a dormir. Ella me sonríe como si estuviera despierta con los ojos cerrados, pero sé que en realidad no lo está. Incluso dormida, ella sigue siendo especial.

1 SEMANA DESPUÉS.

10:15 am.
Las suaves gotas de agua caliente recorren todo mi cuerpo mientras el reconfortante aroma del gel de baño se mezcla con el vapor, y el champú hace espuma en mi cabello, logrando que despierte por completo en cuestión de segundos.

La forma en que se acerca hacia mí no tarda en hacerse escuchar después de haberme levantado de la cama. Sus pasos resonando en el suelo me avisan de su llegada, y enseguida siento sus manos rodeando mi cintura por detrás, explorando cada curva con delicadeza y determinación. Si quedaba algo de somnolencia después de todo lo que me eché, sus caricias despiertan sensaciones por todo mi cuerpo, desde la nuca hasta los pies.

Detengo sus manos deseosas de explorar más a fondo, y su queja no se hace esperar: —Quiero hacerlo yo —dice con un dejo de reproche en su voz, mientras empieza a tentarme, trazando círculos en mi espalda con su lengua.

Joder, es realmente insaciable. Después de 3 rondas seguidas anoche, todavía me busca.

—Vas a hacer todo menos bañarme —aseguro, soltándola con picardía, lo que provoca que sus manos viajen rápidamente hasta mi ombligo, dejando en claro lo que quería conseguir desde un principio.

—¿Tienes algún problema con que haga todo menos bañarte? —acaricia mi bulto por encima de los bóxers empapados.

Sí, los bóxers empapados. He intentado deshacerme de esta manía, fetiche o lo que sea muchas veces, pero simplemente no puedo.

—Pues problemas, en el sentido estricto de la palabra, no —alargo las palabras lo más posible para desesperarla—. Pero ahora tendrás que afrontar las consecuencias.

En un instante, la tengo justo donde quería: atrapada entre mi cuerpo y las húmedas paredes translúcidas detrás de ella. Mis manos recorren su piel, ahora resbaladiza por el gel, saboreando cada sensación y disfrutando de las reacciones inmediatas de sus labios.

Entonces, cuando estamos a punto de unirnos por completo, el agua que en un principio era cálida, de repente se vuelve fría, casi insoportable para estas fechas. Emma suelta un pequeño quejido al sentir el repentino cambio de temperatura, lo que nos lleva a salir de la ducha, envueltos en una nube de vapor que se disipa lentamente en el aire fresco del baño.

—Algún defecto tenía que tener el depa —digo después de unos segundos, rompiendo el incómodo silencio que se había formado desde que salimos de la ducha. Nuestra risa viene después, y no puedo evitar revisar cada detalle del baño a nuestro alrededor con la vista, viéndole defectos por todas partes.

Cuando nos trasladamos a la habitación, comenzamos a vestirnos. Recordando lo que acordamos el día que nos mudamos a este departamento, me toca hacer la compra hoy. Además, también necesitaría salir a buscar un empleo, ya que las cosas de la compra y los gastos del depa no se pagan solos.

El móvil con el nombre de mi abuela en la pantalla comienza a sonar, sacándome de mis pensamientos de señor cuarentón y devolviéndome al mundo real.

Mantenemos contacto desde hace unos días, aunque aún no le he dicho dónde estamos. No quiero que nadie descubra esto, al menos por el momento, hasta que las aguas se calmen.

—Sí, ella está aquí conmigo, ¿por qué la pregunta? —respondo con otra pregunta, tras sus primeras palabras referidas a Emma.

—Ya sé que no quieres que me meta en lo que han hecho, pero es mi deber informar la situación que dejaron atrás yéndose. Es el abuelo de Emma, no está bien. De hecho, no cuentan con él para mañana.

—¿Qué pasó? —pregunta Emma, haciéndome caer en cuenta de que mi mirada está fija en ella. Pero de inmediato la dejo atrás y voy hacia la sala para poder contestar.

—¿Estás segura? ¿No será un plan de los mismos padres de Emma para que volvamos? Tal vez estén tratando de manipular la situación otra vez.

—No creo... —los pasos detrás de mí no tardan en hacerse presentes, y cuelgo la llamada.

¿Cómo le digo eso? ¿Cómo le digo eso sin que sus preciosos ojos azules terminen llenos de lágrimas?

—Jonathan, dime qué pasó —insiste, ya se las huele. Sus ojos azules reflejan preocupación, como si pudiera leer en los míos la noticia antes de que la comparta.

—Prométeme que vas a estar calmada —le pido, sabiendo que es prácticamente lo imposible.

—¡Ya dime! —vocifera, haciendo que mi corazón se hinche de tristeza al tener que ser yo quien se lo diga.

—Es tu abuelo... El está muy enfermo, en las últimas.

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Nota de la autora📖:
Holaaa, ¿todo bien?, espero que sí❤️.

Espero que el capítulo haya sido de su agrado, si fue así, me ayudarías mucho dejando tu ⭐️(voto) y si gustas comentar tus partes favoritas, sería de gran ayuda e inspiración para mí, las dos cosas lo son🥺.

Si encuentran algún error o falta de ortografía a lo largo de el capítulo, favor de hacérmelo saber, lo mismo al privado o en este hilo de comentarios📖.

🦋KOCT📖

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