Capítulo: 33✔️
Ella se sume en un silencio reflexivo, como si estuviera sopesando la idea en lo más profundo de su ser.
—Sí —responde finalmente.
—Desde hace mucho tiempo he tenido ganas de hacerme otro —confieso, mientras sigo acariciando la parte baja de su espalda, notando como su piel responde a mis caricias.
—No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy —me dice, mientras roza la punta de mi nariz con la suya, en un gesto tierno y cercano.
Dios mío, no concibo la idea de volver a estar sin ella. El simple pensamiento de que sus padres nos separen me llena de angustia. No puedo imaginar un solo día sin verla, sin sentir su cercanía y su calidez, sin dormir a su lado, aunque sea a escondidas en un puto sofá.
—¿Me acompañarías a hacérmelo ahora? —le pregunto, tengo una idea en mente, no sé si sea buena o si ella la acepte, pero sin duda, estaría dispuesto a hacerlo.
—Ay, me encantaría —su emoción es notable, tanto en sus bellos ojos como en sus bonitas facciones—. ¿Qué te gustaría hacerte?
¡Ahí vamos!
—Algo contigo —parece no poder creérsela, y lleva su dedo índice a su oído, como si se lo hubiera tupido, algo bastante cómico pero que me desalienta un poco.
—¿Qué pasó?
—No te escuché bien, ¿podrías repetirlo?
¿Se está burlando de mí?
—Bueno, si no quieres, igual solo era una idea —intento ladear la cabeza, pero dicho acto queda en el aire cuando hace que vuelva a mirarla directamente a los ojos. No parece estarse burlando.
—No, de verdad, ¿podrías repetírmelo?
¿Se le escucha impaciente o es impresión mía?
—Que me gustaría hacerme un tatuaje contigo —repito y rápidamente desvío la vista. No estoy acostumbrado a estas cosas. Lo más cerca que había estado de eso con una chica es echar un polvo en el baño de un local de tatuajes. Por supuesto, no ese lugar, no soy tan cabrón como para llevar a Emma a donde me he liado con otras chicas.
—¡Sí, claro que quiero, me encantaría! —exclama con entusiasmo. Su reacción me toma completamente por sorpresa. Pensé que tendría miedo por sus padres, o quizá no estaba de acuerdo en manchar su piel por mí.
«Es Emma, solo quiere estar contigo».
—¿En serio has estado pensando en hacerte un tatuaje conmigo desde hace tiempo? —pregunta, tan curiosa como siempre.
—No, en realidad lo de hacernos uno juntos se me ocurrió ahora, debido al castigo que te impusieron tus padres. Me gustaría que tuviéramos algo que nos mantuviera cerca aunque estemos lejos —su reacción es de total emoción y alegría, pero no puedo evitar sentirme raro diciendo esto—. Lo sé, es bastante cursi —añado.
Ella se queda callada por unos segundos, con los ojos destellando emociones en los míos, sus labios curveados en una sonrisa. La suave luz de la luna ilumina su rostro, resaltando cada matiz de emoción que reflejan sus ojos azules, cuyo color opaca el mar.
—Te amo, Jonathan —me abraza con desesperación antes de que puedo procesar lo que ha salido de sus labios.
Sí, nos habíamos dicho que nos queríamos, pero esto... esto es mil veces mejor.
—Nunca me habías dicho eso —inevitablemente sonrío como un bobo enamorado.
—¿El qué? —sus ojos vuelven a estar en mi campo de visión y me mira.
—Que me amas —las palabras salen como un susurro de mis labios.
—Pues te amo y mucho —susurra con ternura mientras desliza sus manos con facilidad por debajo de mi camisa, buscando el contacto cálido de mi piel.
—También te amo mucho, Rubia Peligrosa.
~~~~~~~~~~~~~~~🎸~~~~~~~~~~~~~~~~
El sonidito de las puertas plegables ponen en alerta al tatuador y a la clienta que él estaba atendiendo.
Rápidamente me dirijo hacia él para avisarle que iremos detrás de la mujer que ya estaba ahí. Él asiente y nos manda a sentarnos para que pueda acabar.
—¿Ya pensaste en qué nos vamos a hacer? —le pregunto, y niega casi de inmediato.
—No tengo ni idea —responde con un gesto de confusión.
—¡Yo sí tengo una idea! —sale una niña de la nada, alzando un cuaderno de tatuajes en sus pequeñas manitas.
—¡Hola, princesa hermosa! ¿Cuál idea? —le dice Emma, de niña a niña.
—Mira todos los tatuajes que tengo acá. ¿Qué les parece si les escojo uno y lo descubrirán ya cuando mi papá haya terminado? —se acerca aún más.
Pues no, y espero Emma opine lo mismo.
—Bueno, nos llevaremos una sorpresa y esa es la idea, ¿no? Me parece bien —le dice Emma y extiende su mano, como sellando el trato.
¿Qué?
—¿Qué? ¡Ni de coña! —reacciono de inmediato, levantándome para salir afuera, incrédulo ante lo que acababa de escuchar.
Justo cuando estoy en la entrada del local, comienzo a notar mi móvil vibrar en mi bolsillo, pero al final no puedo cogerlo porque Emma sale detrás de mí.
—¿Qué te pasa? —me grita, la brisa está demasiado fuerte y ciertamente, aunque no hubiera brisa, estoy seguro de que también tendría ganas de gritarme.
—¿Estás loca? ¿Cómo voy a hacerme un tatuaje elegido por una niña?
—VAMOS —me corrige.
—Bueno, ya. ¿Quieres hacerte un tatuaje elegido por una niña? Pues vamos a hacernos un tatuaje elegido por una niña, pero si no me gusta, te advierto que me voy a tatuar bien grande tu número de teléfono —señalo mi abdomen. Ella fija su vista justamente ahí donde está mi mano.
—Pareces más niño que la misma niña —me dice y sonríe.
—Tú sí que pareces una niña —contraataco, contagiándome de su sonrisa.
Quince minutos después, ella ha querido ser la primera en hacérselo. Imagino que es porque es la primera vez que hace esto y quiere salir rápido de aquí. Ella aprieta mi hombro como si tuviera miedo y eso le brindara más seguridad.
Mientras la niña me pasa una venda para que me la coloque en los ojos y no vea nada hasta el final.
¡Qué gilipollez!, las cosas que hay que aguantar por amor.
La venda en mis ojos intensifica el zumbido característico de la máquina de tatuar, haciéndolo mucho más palpable. Me encuentro sumergido en la oscuridad, esperando a que ella termine para poder experimentar el zumbido por mí mismo.
—¿Cómo quedó, Jonathan? —pregunta nerviosa, rompiendo el silencio que se había hecho presente después del zumbido de la máquina.
—No lo sé, aún no lo he visto. ¿Puedes creer que esta mocosa me tapó los ojos con un jodido trapo? —me lo quito de mala gana.
—¡Jonathan! —me reprende, en vano, porque la niña igual se ha reído.
También ha terminado por vendarle los ojos a ella, obviamente no se resistió. Tiene paciencia con todos, menos conmigo.
«Mi amigo el menos celoso de una niña».
Aunque cualquier sentimiento de celos que pudiera estar experimentando en este momento se desvanece cuando ella toma mi mano con fuerza, sin que yo se lo pidiera.
El zumbido se intensifica a medida que llega a la parte deseada. Me subo ligeramente la camisa hasta la mitad del abdomen y comienza el proceso. Veremos si después de esto no necesito cubrirme con algo.
Al final el tatuaje no me ha disgustado, tiene un significado bonito y una simbología única, pero podríamos haber elegido uno nosotros. Como quiera que sea, es una niña y como niña al fin tiene cosas infantiles, imagina que hubiera elegido un diseño de dibujos animados; yo con un tatuaje de Boo en el abdomen, mejor ni pensarlo.
—¿Viste? Hay que confiar en el proceso —me lo saca en cara nada más llegar al auto.
—En mi opinión... —ladeo la cabeza para sonreír— tienes mucha paciencia.
Con los niños, no conmigo.
No dice nada, por ahora.
—Camino a casa te compraré una pomada para el tatuaje —le digo antes de arrancar, pero aún así ella se mantiene sin decir una sola palabra, como si no me hubiera escuchado.
Unos 45 minutos después, estaciono frente a una farmacia y busco algo de dinero a mi derecha.
—¿Compro condones? —mi pregunta le saca todos los colores de la cara y tiene que darme la espalda obligatoriamente para disimularlo.
—Dime —insisto—. Vamos, Rubia, sabes que no voy a aceptar tan fácilmente que una niña me ha ganado.
—Pero sí te gustó el tatuaje, ¿verdad? —por fin a vuelto a mirarme.
—Sí, claro que me gustó. Pero eso no significa que...
—Entonces —suspira—, ¿qué hay de malo en admitirlo? No te hace menos hombre reconocer que la elección de la niña fue acertada.
Suelto una risa y sacudo levemente la cabeza: —Vale, lo acepto.
Esta chica me va a volver loco.
—¿Ves que no era tan difícil?
—Seee, fue fácil —se me hace casi imposible resistirme a no besar su sonrojada mejilla.
—Ah, pero tú prefieres provocarme.
¿Para qué te digo que no si sí?
—Me perdería esa parte enojada tuya de la que me enamoré —le doy una lamida a su cuello, como si fuera una paleta, la paleta más deliciosa de el mundo; dicho acto la hace suspirar.
Será mejor parar, antes de que me salga una segunda cabeza.
—Será mejor que vuelva a la carretera —me alejo.
—¿No irás a la farmacia a comprar la pomada y los condones? —me pregunta, y abre su ventanilla para que circule el aire que este coche ya estaba necesitando.
Todavía te falta tanto por aprender, Rubia.
—Solo era una excusa para hablarte, tengo pomada y condones de sobra en casa —con una última sonrisa, vuelvo a centrar mi atención en la carretera.
~~~~~~~~~~~~~~~🎸~~~~~~~~~~~~~~~~
El camino de vuelta a mi casa fue bastante largo, así que no me sorprendería para nada que se haya quedado dormida. De hecho, ella está tan dormida que podría caer una bomba a su lado y no se despertaría.
Al cargarla, sus manos se envuelven instintivamente alrededor de mi cuello, y la llevo rápidamente dentro de casa para protegerla del viento frío que podría enfermarla.
«Te la llevaste a la playa en invierno, si no está resfriada ya es un milagro».
Al llegar al cuarto, me deshago de su incómoda chaqueta y de sus zapatos. Mientras ella permanece incapaz de quedarse quieta, voy a buscar una pomada para aplicarle en el tatuaje. Cuando regreso, ya se ha tapado con la colcha.
Aprovechando que está volteada hacia el otro lado, aparto su pelo de la nuca y le quito el pequeño papel protector del tatuaje para aplicarle la pomada. No se queja, es una chica fuerte y muy valiente.
Después me deshago de mi ropa y me acuesto a su lado. Es un remolino, ya se ha virado para el otro lado.
Paremos ese mal dormir, Rubia.
Envuelvo su cintura con mi brazo, acercándome a ella para abrazarla por detrás. Nuestros cuerpos se acomodan en una posición cómoda, como dos piezas que encajan perfectamente.
~~~~~~~~~~~~~~~🎸~~~~~~~~~~~~~~~~
8:30 am. (30 de diciembre).
—Buenos días. Ya casi es año nuevo —alguien demasiado activa en las mañanas, se deshace de mi brazo y logra subirse encima mío para comenzar a besarme, lo que despierta cosas en mí desde tan temprano.
Aferro mis dedos a la piel desnuda de su muslos en un gesto instintivo.
Ella, aún más atrevida, presiona suavemente mi pecho con sus pequeñas manos, rozando con su muslo mi entrepierna.
—¿Sexo o desayuno? —en un gesto rápido, la agarro de la cintura y la coloco debajo de mí.
Me besa en respuesta, dejándome claro que es lo que desea, cuando somos interrumpidos bruscamente por la puerta. Sus padres entrando junto a los míos, visiblemente enojados.
—Mire, Señor Emilio, aquí están nuestros hijos —dice mi padre, con esa mirada característica suya de que todo le da repugnancia.
_______________________________
Nota de la autora📖:
Holaaa, ¿todo bien?, espero que sí❤️.
Espero que el capítulo haya sido de su agrado, si fue así, me ayudarías mucho dejando tu ⭐️(voto) y si gustas comentar tus partes favoritas, sería de gran ayuda e inspiración para mí, las dos cosas lo son🥺.
Si encuentran algún error o falta de ortografía a lo largo de el capítulo, favor de hacérmelo saber, lo mismo al privado o en este hilo de comentarios📖.
🦋KOCT📖
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top