Capítulo: 29✔️
Ella se va y yo tampoco me quedo un segundo más es este lugar.
~~~~~~~~~~~~~~~🎸~~~~~~~~~~~~~~~~
11:30 pm. (28 de diciembre).
—¿Ya me vas a contar que te tiene así, mi pichón?, no eres el mismo desde que fuimos a Londres —acaricia mi pelo mientras estoy recostado en su regazo.
—Abuela, por favor —suplico—, ya deja eso.
—Tú siempre desde pequeño me contabas todo, ¿qué nos pasó?, ¿ya no confías en mí? —sus ojos se cristalizan.
—No digas eso —alzo la mirada para observarla.
—Al menos dime o dame indicios para entender porqué estás así —se queda callada por unos segundos —. ¿Es por Emma, verdad?
Joder con mi abuela, ¿últimamente todo el mundo tiene el poder de leerme la mente o qué?
—¿Cómo supiste?
—Ah, porque te conozco, y ya lo sospechaba hace tiempo, solo tenía que mencionar su nombre y ver tu reacción para cerciorarme.
—Que lindo.
—¿Me quieres contar qué pasó con ella?
—Ahora no —respondo rápido y parece entenderlo.
El timbre de la puerta principal se deja escuchar, haciendo que ella tenga que dejar de acariciarme e ir a abrir.
—Joni —grita Lina y se tumba a mi lado en la cama.
Gruño por el sobrenombre.
Ya sé que es demasiado común, los Jonathan son Joni pero no me gustan que me pongan apodos, solo me gusta ponerlos yo.
—¡Que sensibilidad te traes con lo de los apodos! —ríe—. ¿Por qué te fuiste ayer después de que regresó Alex?
—¿Y mi abuela? —ahuyento el tema.
Alex es la última persona que me apetece tener cerca en estos momentos.
—En la sala, hablando por teléfono —llega Marcos y responde.
—¿Y Alex? —pregunta Lina.
—Decidió quedarse en casa de la tía que tiene acá —se sienta en la butaca de la computadora.
Pues mucho mejor, que vaya y se coma a Emma, como ayer.
Marcos y Lina parecen cruzar miradas y después ella se levanta para ir hacia él y comenzar a mirarme los dos entre inquisitivos y suplicantes.
—¿Qué?
—Es que queríamos ver si hay posibilidad de que tú —se toca el pelo vacilante.
—Nos pestes la moto para ir al centro —termina Marcos por ella.
—¿Es en serio esto? —río—. ¿Para pedirme la moto se pusieron así de gallinas?
Marcos me mira mal y me tira una almohada.
—Es que pensábamos que no nos la prestarías ni en sueños.
Me giro de el otro lado de la cama para alcanzar las llaves en el cajón y hacérselas llegar.
—Ahí tienes tu sueño.
—Gracias Jo... —le volteo los ojos y me sonríe—. Mira, te traje esto de casa de Leo —me alcanza la guitarra—, después traemos los demás.
~~~~~~~~~~~~~~~🎸~~~~~~~~~~~~~~~~
—Ya no tienes que cuidarme, porque yo... siempre he sabido que tus besos matan, que tus promesas riman con dolor, que eres experta en robarle latidos a mi corazón —musito tocando los acordes correspondientes al pedazo de canción.
Cuando siento la puerta hago la guitarra a un lado y justo después veo a Emma siendo empujada por mi abuela para dejarnos encerrados.
—¿Pero qué hizo, Señora Victoria? —hace resonar sus puños en la madera.
—¡ABUELA! —espeto contra la puerta.
—De ahí no van a salir hasta que ambos aprendan a hablar y a resolver sus problemas.
—¡Abuela, abre! —hago a Emma a un lado para intentar meterle fuerza a la cerradura.
—Guarden esas energías para la reconciliación. Solo no hagan mucho ruido después, recuerden que soy una persona mayor.
No me jodas, abuela. ¿Qué es toda esta gilipollez?
—¡Está loca! —grito cabreado.
—No está loca, solo es tu abuela y quiere ayudarte a arreglar tus malas decisiones y cabezonerías —interfiere Emma.
—¿Malas decisiones?
«Sabes perfectamente que tomaste malas decisiones, una cosa totalmente diferente es que no quieras aceptarlo».
—Sí, malas decisiones y cabezonerías que nos han llevado hasta este punto —me señala con el dedo.
—¿Te parece una mala decisión irte cuando fuiste engañado?
«Pues sí, es una mierda de decisión de el tamaño de tu cabezonería, y esa sí que es grande».
—¿No te llama ni un poquito la atención la palabra «comunicación»? Suelen decir que la usan las personas para aclarar mal entendidos y arreglar las cosas —se vuelve a girar para intentar meterle cañona a la cerradura.
«1 punto a favor para ella».
—¿Te parece que esto tiene solución? —la hago girarse para que me mire. Cuando la tengo cerca puedo mirar con detalles sus ojos, los cuales están rojos y debajo tienen ojeras como si se mantuviera las noches con los ojos abiertos de par en par.
—Sí, si me escucharas... —promete con la voz quebrada, haciendo que mi corazón duela.
«Por una vez en la vida hazle caso a alguien».
—Pues, ya estamos aquí, ¿no? —retrocedo hasta llegar a la cama y sentarme en la esquina de ella para prestarle toda mi atención.
Las lágrimas comienzan a salir de sus ojos y las siento como si fueran mías. Y es que en realidad, aunque me niegue tanto a aceptarlo, yo también estoy sufriendo toda esta mierda, ya tampoco soporto estar más un segundo sin ella.
—No voy a decirte lo mismo que te dije ese día en el estacionamiento, porque eso sería en vano, jamás vas a creerme lo crees haber visto completo con tus propios ojos. Tampoco estoy dentro de ti para saber qué fue lo que sentiste tú en ese momento, yo solo sé lo que yo sentí después de que te fuiste, y créeme que no existe sinónimo tan desgarrador para describirlo —se toma unos segundos para limpiar sus lágrimas, respirar y yo aprovecho para asimilar todo lo que ha dicho hasta ahora—. Puedes creerme o no cuando te digo que no fui capaz de dormir una sola noche entera después de que te fuiste, que lloré con la almohada entre mis brazos hasta al fin poderme quedar dormida, que perdí peso, que muchas veces en las noches tuve que buscar el sueño en las cobijas de mi abuelo. Pero ya después de todo esto que te he confesado si tú quieres seguir pensando que te engañé con Carlos y que estuve ayer con Alex eres libre de hacerlo, al fin y al cabo, eso solo me dice que tú nunca confiaste en mí y que fue un gran error de los dos haber estado juntos.
Imaginármela pasando por todas esas cosas y sufriendo esas noches por mi culpa me hace sentir el hombre más despreciable de el mundo. Nadie más que yo fue el causante de su dolor.
Ella vuelve a la puerta y sigue insistente en poder abrirla.
A mala hora a mi abuela se lo ocurrió esto.
Cuando me doy cuenta ya estoy detrás de ella y ella se voltea para encontrarnos.
Sus ojos parecen leer en los míos lo que estoy a punto de decir.
—Yo... no sabía que estabas así por mi culpa —beso su frente con extrema delicadeza, aunque sé que eso no enmendará lo que le hice pasar—. Discúlpame por favor, mi rubia. Soy un cabezotas —admito.
—No tengo nada que perdonarte —sus pequeños brazos rodean mi torso desnudo, al hacerlo puedo sentir el bombeo fuerte de su corazón—. Solo no vuelvas a desconfiar de mí, nunca más por favor, eso me destrozaría.
«No prometemos nada».
—¿Todo vuelve a estar bien entre nosotros? —levanto su mandíbula, para observar sus ojos sin que ella tenga que dejar de abrazarme en el proceso.
—Todo vuelve a estar bien entre nosotros —inclina su nariz para rozarla contra la mía y ambos disfrutar de el contacto que ya necesitábamos el uno de el otro.
—Prométeme que jamás nos ocultaremos nada más, que vamos a hablar las cosas hasta solucionarlas —toma mi rostro entre sus delicados dedos.
—Lo prometo, jamás me iré de nuevo sin antes escuchar lo que tienes que decirme.
Nunca más te dejaré sola.
Entonces nuestros labios se juntan para sellar dicha promesa, al principio un beso un tranquilo, como preparándonos para la ola de pasión que estaba a punto de aproximarse.
Sus piernas parecen no poder valerse por sí mismas entonces encuentran de mis caderas y se enroscan entre ellas, hasta el punto de llevarnos a retroceder hasta llegar a el sofá, donde ella está encima de mí.
—No tienes una idea de cuánto extrañé —confiesa entre gemidos ahogados y hace a un lado su pelo para regalarme un acceso completo a su cuello.
—Sí que me lo puedo imaginar —le susurro en el oído, sintiendo como esa parte específica que la extraña tanto de mi cuerpo se despierta ante las caricias que le está haciendo con su muslo inferior.
—Vuélveme a llamar Rubia peligrosa, por favor —ruega con su cálido aliento pegado a mi cuello y sus juguetonas manos en mi abdomen. Mientras las mías van viajando por toda la tersa piel de sus piernas, concentrándose en llegar a su trasero y apretarlo contra ella misma.
—Solo este dolor quiero que me proporciones —dice y comienza a frotarse contra mi polla ya tiesa.
—¿Solo ese, Rubia peligrosa? —juego con el lóbulo de su oreja, cosa que no me atreví a hacer ayer.
—Solo ese y el de no poderme sentar en una semana.
Al paso que vamos creo que no vas a poder cerrar las piernas de el dolor.
Muerdo su lóbulo y suelta un pequeño gemido, pequeño pero sonoro. Cosa que me hace darme cuenta que no estamos solos en casa, mi abuela está aquí y conociéndola como la conozco si hizo eso de dejarnos trancados aquí porque sabía que eso iba a ayudarnos a poder arreglar nuestro problema, puede suponer que ya lo hemos arreglado y abrirnos en cualquier momento.
Sus caderas continúan yendo de atrás hacia adelante, dándose placer contra su centro.
Dios, se ve preciosa montándome y restregándose contra mí, pero por primera vez, siento que quiero hacer las cosas bien. Tengo muchas cosas nuevas que mostrarle sobre mí y me encantaría hacerlo ahora que estamos solos.
Mis manos terminar por deslizarse a través de su vestido color morado, hasta llegar a sus caderas y obligarme a hacer parar sus movimientos, haciendo que me mire confundida.
—¿Qué pasó? —me besa rápido en los labios.
—¿Y si esperamos un poco para esto? Recuerda que mi abuela está allá afuera y puede entrar en cualquier momento. Además, no quiero que nuestra relación dependa solo de esto —su expresión sigue siendo la de alguien confundida y me atrevería a decir que hasta dolida por rechazo.
«Aclárale, Jonathan. Puede que piense que no quieres estar con ella y tú, yo y tu amiguito allá abajo sabemos que eso no es así».
—No me malinterpretes, muero por hundirme dentro de ti y darte hasta dejarte sin poder sentarte en una semana —ella relame sus labios—, pero hay muchas cosas nuevas en mí que quisiera mostrarte —su mirada se suaviza—. En mi viaje descubrí y me atreví a hacer cosas que jamás pensé me fueran a gustar y siento la necesidad de compartirlas contigo.
_______________________________
Nota de la autora📖:
Holaaa, ¿todo bien?, espero que sí❤️.
Espero que el capítulo haya sido de su agrado, si fue así, me ayudarías mucho dejando tu ⭐️(voto) y si gustas comentar tus partes favoritas, sería de gran ayuda e inspiración para mí, las dos cosas lo son🥺.
Si encuentran algún error o falta de ortografía a lo largo de el capítulo, favor de hacérmelo saber, lo mismo al privado o en este hilo de comentarios📖.
🦋KOCT📖
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top