028. Trigger finger
❝ °⠄🌈☁️ꦿ CHAPTER TWENTY EIGHT:
We bet ... Judith! ❞
㍍⠄𝄒‧ꦿ🌤️チ↻°.
― HORA DE VOLVER a la realidad, ― el pelirrojo con una metralleta en la mano llamo al grupo quienes le dieron varias miradas confusas, ¿Irse?, ¿Ahora? ― hay que partir hacia Washington, ahora.
Rosita camino hasta el pelirrojo quien no cambio su semblante de autosuficiencia.
― Daryl y Carol van a volver ― explico Rick, pasivo ― no iremos a ninguna parte sin ellos.
Marlene y Carl compartieron una mirada que ambos comprendieron al instante, hay problemas.
― lo comprendo, pero Eugene está en riesgo y tengo que sacar su trasero de aquí antes de que todo esto se vaya más a la mierda. ― aquellas palabras salieron del militar sin el más mínimo pelo en la lengua, era una persona difícil de persuadir y teniendo en cuenta que tenía su objetivo bien predicho, todo sería un problema ― si no quieren venir, buena suerte, aquí nos separamos.
Dispuestos a irse, el pelirrojo junto con la latina dieron media vuelta, sin embargo no dieron muchos pasos debido a la voz de la Greene mayor. Meredith.
― ¿Van a volar para llegar hasta allá? ― interrogó la castaña poniéndose de pie caminando unos cuantos pasos al hombre quien había detenido su caminata ― me refiero, ¿Se irán a pie?.
― nosotros reparamos ese maldito autobús ― contesto Abraham con soberbia dando la media vuelta para encarar a la mujer quien río con cinismo.
― por si no lo has notado, somos más ― acotó la mujer sin quitar aquella sonrisa tan cínica que adornaba su rostro.
― si quieres que siga así, deberían venir ― dijo el hombre con la misma tranquilidad aún sin antes enviarle una mirada un tanto divertida a la castaña que tenía enfrente, para el militar aquello estaba siendo divertido.
No había duda que la mirada de todos pasaba del militar a la Greene que se intercambiaban miradas para nada agradables. Parecía un campo de batalla.
Marlene quería reír, estaba reprimiendo las ganas, aquello tambien le parecía divertido.
― Carol salvo tu vida, evito que terminarás como salsa de tomate ― defendió Meredith cambiando su semblante divertido a uno imponente, una cosa estaba clara, cuando la mujer se enojaba podía confundirse con el mismísimo satán ―, nosotros salvamos tu vida imbécil.
― y yo intento salvar la de todos ― Abraham levantó la voz pasando su mirada por el resto del grupo ― al maldito mundo.
― no nos iremos sin Carol y Daryl ― contradijo la mujer con recelo ― me importa un carajo tu maldita misión, si es por el camión, yo misma lo descompongó de nuevo si eso va a mantener tu estúpido cabello en estás cuatro paredes, no nos iremos sin nuestros amigos ― las palabras de la Greene habían sido intimidantes, incluso para el militar quien dio unos cuantos pasos atrás agachando la mirada tal cual perro regañado.
― no pueden hacerlo sin nosotros ― intervino Glenn poniéndose en medio de ambos adultos quienes parecían estar en un duelo de miradas.
― y por eso, mi mamá nunca perdía en las organizaciones escolares peleándose con las señoras que solo se sientan en la salida contándose todas las primicias de los estudiantes ― contó Marlene señalando a su madre quien seguía en la discusión de Washington.
― ya entiendo porque ― concordó Carl tragando saliva mientras que mesía a su hermana ― no quiero saber cómo era cuando te regañaba.
La rubia pensó, cuando la vida era aún normal y el mundo giraba con "tranquilidad" los regaños de Meredith llegaban a ser hirientes. Sus castigos eran algo temibles, Marlene nunca fue una niña tranquila, mucho menos alguien que se comportará bien.
A decir verdad, Marlene pasaba la mayor parte de su tiempo castigada, si no era en la escuela, era en casa. Meredith no estaba la mayor parte del tiempo pues es que al ser doctora su estadía en casa era escasa.
― la siguiente vez que peleen, apostamos ― aporto Marlene ignorando lo anterior ― apostamos... ¡A Judith! ― el Grimes menor río con ganas.
― ¡no vamos a apostar a Judith! ― exclamó él castaño calmando su carcajada sarcástica viendo cómo la Greene lo veía, esa mirada.. oh demonios pensó el Grimes ― voto por Abraham.
― yo por mamá ― chocando sus puños y compartiendo una mirada de complicidad, ambos jóvenes decidieron sentarse en una de las bancas de la iglesia.
― ni Judas fue tan traicionero niño ― Iris llegó por atrás de ambos niños haciendo que estos saltarán del susto ― ¿que se traen entre manos? ― indagó la pelirroja sentándose en medio de ambos jóvenes.
― apostamos a Judith ― contesto Marlene como si fuera el logro más grande del mundo ― ¿Te unes?.
― trato ― Iris, ella era.., algo infantil para su edad, tenía veintitrés años y seguía comportándose como una adolescente de quince ― voto por Meredith.
Carl bufó negando con la cabeza, si que había sido tonto de su parte apostar por el militar.
Que gran error.
La atención de Marlene se acaparó cuando no solo escucho una voz familiar, si no que lo que había dicho no le había gustado nada.
― si se quedan esta noche yo iré con ustedes ― fueron las palabras de Meredith Greene logrando que el lugar quedará en silencio.
Nada se acaba hasta que todos estén muertos; esas fueron las palabras de Rick. Muertos. Antes del apocalipsis las personas mataban nada más porque si, ahora, era diferente. Ya no eran muertos contra vivos, no.
Ya eran vivos contra muertos y parecía querer ser así siempre.
Matar muertos es una cosa pero, matar vivos es algo completamente distinto, es cuando el seudónimo de asesino puede encajar a la perfección contigo. Marlene no quería ser una asesina, pero puede que ya lo era, o bueno, al menos eso era lo que le susurraba su cabeza.
Entonces es cuando se pregunta si tiene sentido seguir, si aún hay una razón clara para vivir o, ¡puf!, simplemente ya había desaparecido.
Ahí es donde ella se encontraba, sentada en el piso viendo a su alrededor cuatro paredes y la temible oscuridad. Algo dentro de ella sabía que las cosas estaban saliendo mal.
O más bien, iban a terminal mal.
Marlene no estaba de acuerdo en muchas cosas, una de ellas era en la ida de su madre a Washington. No le gustaba para nada esa idea.
Se enfrentarían a Gareth, casi todo el grupo había salido en su búsqueda aunque el plan fuera otro. Todo estaba calculado.
La respiración agitada de la rubia se regularizo al sentir la presencia de alguien a su lado. Carl. El chico Grimes no dijo nada, simplemente tomo la mano de la chica brindándole unas leves caricias a esta. Quizás era su manera de decirle que todo estaría bien.
Aunque ni el mismo supiera.
Marlene pensaba en Daryl, pensaba en Carol, ambos habían desaparecido de la nada y eso no le daba buena espina. Ella sabía que jamás los abandonarían, por eso le preocupaba.
Alguien los tenía, eso era lo que ella pensaba.
Beth, Daryl, Carol, Jelly Bean, tantos y tantos nombres que hacían a Marlene enloquecer. Parecía que el nuevo mundo subía de nivel cada vez más y más.
Viendo a su hermano dormir en la canasta que a su vez compartía con Judith, Marlene se pregunto cuánto tiempo más seguirían de tal manera. Tal vez era para siempre, tal vez no era así.
Muchas veces la palabra esperanza rondó en su cabeza, como si se trata de la palabra con más significado en ese tiempo, pero, la esperanza moría, no prevalecía, y era así, entonces ¿Que le quedaba?.
Ser Marlene. Al menos hasta que sus heridas sanarán.
― Mar, dile a tu novio que deje de verte como idiota ― comento Rosita desde el otro lado de la habitación sentada de la misma manera en el piso ― da un miedo..
Marlene río con sarcasmo.
― no es mi novio tarada ― peleó la rubia con diversión ― y bueno, lo de idiota... Yo no lo voy a pelear.
― ¡Oigan! ― chillo el Grimes uniendóse a la conversación ― es una falta de respeto a mi persona ― su mal intento de hacerce el sofisticado logro que Marlene le diera un golpe en la parte baja de la cabeza causando la risa de Rosita ― auch.
― no seas llorón ― la Greene se acomodo mejor en el piso ― oye, enserio tengo una pregunta muy importante para ti. ― Rosita asintio poniendo toda su atención en la chica de ojos mar ― ¿Cuál es tu mascota maravilla favorita?.
Y ya había comenzado.
Cuando el sonido de la puerta de la iglesia abriéndose se oyó, Marlene y Carl apuntaron con sus armas a la puerta de la oficina que era donde se escondían.
El padre Gabriel rezaba un rosario mientras murmuraba cosas por lo bajo.
― bueno, ya saben que estamos aquí ― la voz de Gareth inundó el lugar dejando con un mal sabor de boca a la Greene quien quitó el seguro de su arma acercándose un poco más a la puerta ―, al igual, que ustedes.
Marlene tragó saliva intentando no demostrar el más mínimo miedo, era buena mintiendo, en otro momento quizás hubiera estado bajo las cobijas de su cama.
― estamos armados ― informo el líder de lo que fue Terminus ― así que no tiene sentido esconderse.
El silencio invadió el lugar dejando a Marlene algo desconcertada. Su piel se erizo al igual que sintió una extraña corriente de aire en su espalda. Los latidos de su corazón aumentaban al igual que su respiración.
El tan solo pensar en una perdida más la ponía en aquel estado.
― los hemos observado, sabemos quiénes están ― adentro de la oficina, Carl y Marlene se miraron tratando de conseguir algo de paz en el otro, desgraciadamente ninguno de los dos brindaba esa emoción en aquel momento ― están, Bob, a menos que ya esté muerto, Eugene, Rosita, el mejor amigo de Martín, Tyrese, Carl ― Gareth hizo una breve pausa antes de volver a hablar, Marlene sabía que estaba escogiendo muy bien sus palabras ― Judith y mi favorita, en lo personal claro, Marlene..
La rubia trago saliva sintiendo sus manos temblar, su labio de igual manera tembló poco al igual que sus piernas, Marlene podía oír la respiración del hombre incluso a través de una habitación.
― y si estás tú supongo que también está tu hermano, ¿Apolo se llama? ― la mandíbula de la rubia se tenso, sus manos apretaron son más fuerza su arma y pronto sintió su sangre hervir ― escucha, se que los demás salieron, llevaban armas. No sabemos dónde están ahora pero se que no es un lugar muy grande. ¡Sal!, Hablemos.
La nombrada puso su dedo en el gatillo dando dos pasos más a la puerta de la oficina sintiendo como Carl ponía una mano en su hombro. Aún no. Menos con los bebés ahí
― salgan ahora antes de que las cosas se pongan más feas, se que podemos hablar, hablemos ― la manija de la puerta comenzó a moverse indicando que los hombres de Gareth ya estaban tras esta.
Comenzaba a ser un reloj de arena, el tiempo comenzaba a agotarse y las escasas probabilidades de sobrevivir quemaban el subconsciente de Marlene.
Pero Gareth había causado daño,
ella también lo haría.
Author's note 📝
Extrañaba escribir!!, Aquí les dejo un nuevo capitulo de está historia la cuál está acabando con mis seguridades.
Tengo inseguridades sobre está historia se los juro, comenzando con mi escritura la cuál me vuelve loca. Siento que no soy buena.
Eso, y a parte el desarrollo de la relación de Carl y Marlene, ¿que piensan sobre esta?..
En fin, los ama su escritora <33
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