023. 𝖳𝖾𝗋𝗆𝗂𝗇𝗎𝗌
❝ °⠄🌈☁️ꦿ CHAPTER TWENTY THREE:
i want to see my grandfather ❞
㍍⠄𝄒‧ꦿ🌤️チ↻°.
HABER ENTRADO A AQUEL TÚNEL solo los tres había sido una pésima idea, una muy mala.
El camino había sido obstruido por lo que parecían escombros, una parte del techo del túnel había caído en el camino de las vías impidiendo el paso.
No eso solo.
Si cruzaban una horda de errantes los atrapárian, no era opción tampoco, así que ahí se hallaban, escalando entre la pila de escombros cuidándo de no ser tomado por un errante atrapado en estos mismos.
Glenn les había puesto una trampa a los errantes pues había prendido la linterna de Abraham dejándola al otro extremo de los escombros para que así los tres supervivientes pudieran avanzar.
― ¿Marlene estás bien? ― pregunto Tara en susurro hacia la rubia quien parecía desorientada.
Marlene negó con la cabeza.
― me siento de nuevo mal ― confesó, parecía que la gripe no quería abandonar el cuerpo de la Greene.
― Mar aguanta un poco más, solo tenemos que salir de aquí ― susurró Glenn bajando de la montaña de escombro ― bien, ven, baja con cuidado.
Marlene comenzó a bajar lo mejor que podía sosteniéndose entre la pared y las rocas pero no salió bien, cuando te sientes mal no haces las cosas bien.
El pie de la rubia resbaló logrando que una gran roca cayera sobre su pie, no podían hacer ruido por lo que Marlene ahogó un grito.
― Mar espera ― murmuró Glenn.
― levantala Glenn ― pidió Tara tomando la mano de la menor pues está literalmente estaba ahogando su dolor.
Marlene tosió tratando de esconder el sonido con su mano, al separar la mano de su boca pudo notar como está estaba mojada en sangre.
― Glenn ― susurro lo castaña señalando el rostro de la rubia.
― ay no ― murmuró ― vamos Mar, recuerda lo que Hershel te dijo, se fuerte, aguanta un poco más ya casi quito esto.
Mentira, la piedra era demasiado pesada pues ni siquiera con Tara levantándola podían alcanzar a moverla.
Marlene lo pensó, seguía enferma, ahora tenía el pie lastimado, no llegaría muy lejos, estaba siendo un retraso.
Así lo pensaba ella.
Glenn debía encontrar a Maggie, el debía hacerlo, ella siempre iba a querer el bien de su familia porque Glenn era de la suya, ellos debían encontrarse, ella solo lo está retrasando.
Cada vez que Glenn intentaba mover la roca Marlene parecía sentir más el dolor, eso y que nuevamente volvía a escupir sangre.
A veces es mejor salvar a los tuyos.
― váyanse ― ordenó la rubia ― vete Glenn busca a Maggie, a mamá, váyanse, tienes una oportunidad, Tara, vete.
Los mayores vieron a la menor incrédulos.
No la dejarían, Glenn no lo haría.
― estás loca ― contesto el asiático ― vamos a salir de aquí los tres.
― No pueden salvarme, mírenme ― se señaló ― no les sirvió, todo el viaje trate de tener optimismo, ya no lo tengo, ¿Que podría perder?, Quieres que piense en lo que mi abuelo me dijo y el está muerto ― Glenn vio como los ojos de Marlene se enrojecieron ― el ya no está conmigo.
Las facciones de la Greene cambiaron pues su rostro se entristeció.
La rubia comenzó a llorar.
No era el momento pero ella lo estaba haciendo, no había tenido el tiempo de hacerlo, de llorar por Hershel, ya no soportaba la idea de perder a los suyos.
Poco a poco su árbol familiar se iba desmoronando.
Hershel era un soldado caído en la guerra.
― no te dejaremos ― afirmo Tara ― yo no lo haré y se que Glenn tampoco.
― déjenme aquí ― volvió a pedir la chica en un sollozo.
― tiene que haber otra forma, tiene que haber otra forma ― Glenn no lo haría, no quería ni siquiera pensarlo.
― chicos, se acercan ― informo la rubia más los adultos la ignoraron, les importaba quitar esa roca ― ¡Ya no quiero estar aquí! ― gritó mientras lloraba.
Toda esa ira, toda esa rabia, el enojo la tristeza, todos esos sentimientos se habían guardado en una caja que se rehusaba a salir del corazón de Marlene.
Aquel nudo en la garganta que la Greene había tenido por todo el viaje, era terror, impotencia, podía verse como el mismísimo sol pero en realidad una nube gris la cubría.
Su corazón estaba roto, es algo que nunca cambiaría, sin embargo había aprendido a vivir con ello.
Cuando la esperanza se pierde es cuando caes en un vacío, en un hoyo negro tan profundo como el infinito, ahí se hallaba Marlene.
― quiero ver a mi abuelo ― sollozo Marlene con su rostro fruncido viendo el rostro del coreano quien se había quedado helado tras su confesión.
― no voy a abandonarte, no lo haré ― respondió Glenn antes de voltear para comenzar a dispararle a los errantes que se aproximában.
Era un grupo bastante grande para Tara y el, debían impedir que llegaran hasta la rubia.
Los adultos comenzaron a disparar a los errantes pero cuando las balas se terminaron el verdadero miedo se sintió.
¿Que harían ahora?.
Una alumbrante luz iluminó el túnel.
Estaba salvados.
― ¡Todos abajo! ― Marlene oyó a una voz conocida.
Diversos disparos resonaron en el lugar dando incapíe a qué todo había acabado, nadie había muerto.
Eran Maggie, Sasha y Bob. No estaba Meredith. No estaba la persona que Marlene necesitaba en aquel momento.
Glenn y Maggie pudieron reencontrarse, por fin estaban juntos.
Aún así Marlene no sentía toda esa alegría que esperaba tener en su reencuentro, ella quería a su madre con ella.
¿Dónde estaba Meredith?.
― ¿Cómo va el pie? ― pregunto Abraham caminando a lado de la menor.
― tal vez mejor que tú cabello ― vaciló la rubia.
Era un nuevo día, una nueva mañana, el grupo se encaminaba a Terminus pues era su última salida.
Tal vez una nueva oportunidad.
Ahí es donde Marlene encontraría a su madre pues Maggie relato que la Greene mayor había decidido adelantarse al nuevo santuario justamente para encontrar lo más pronto a Marlene.
La suerte no estaba de su lado.
Por suerte el pie de la Greene no estaba roto más sin embargo tenía una ligera fractura según las palabras de Bob.
A esto Marlene cojeaba un poco al caminar.
― no tengo algo bueno que hacer así que preguntaré, ¿Tu y Rosita?.. ― la Greene movió las cejas de arriba a abajo escuchando una casta risa del pelirrojo.
― todo es de grupo, laboral, solo eso ― contesto Abraham, era cierto, el y la latina no mantenían nada más que una sólida amistad, solo eso.
Del bosque que se encontraba a lado de las vías unos crujidos se escucharon, eran pasos.
El sargento se puso adelante de la rubia apuntando con su arma al bosque, cualquier cosa que saliera del lugar la mataría sin dudarlo.
Cosa, más no persona.
Del bosque había salido Meredith de la misma manera que el pelirrojo, con un arma en mano.
El grupo volteo a ver a la castaña quien veía detenidamente a todos, aún no veía a la rubia quien era protegida por el pelirrojo.
Ese no era el mismo caso de Marlene pues ella había notado la presencia de su madre, quería correr a abrazarla pero primero debía esperar algo.
― ¿quien mierda eres? ― interrogó Meredith al pelirrojo.
― ¿Quién mierda eres tú? ― devolvió la pregunta el hombre.
Glenn dio unos cuantos pasos al frente decidido a acabar con la tensión.
― hey chicos ― trato de intervenir el coreano mas fue callado por Marlene.
― cállate Glenn, se siente el amor ― murmuró la rubia aún detrás de Abraham, el asiático negó bajando la cabeza.
Esa niña era todo un caso.
― ¿Marlene? ― interrogó Meredith tratando de ver atrás del hombre pelirrojo, este la cubría más.
Abraham no tenía ni idea de que ella era la tan honorable madre de la Greene.
― no puedo correr así que creo que tú tienes que venir ― comentó la chica saliendo detrás del sargento.
Los ojos verdes de Meredith se iluminaron, no tardó más de unos segundos en correr hasta la rubia atrayendóla fuertemente a ella, ambas se abrazaron tanto, con tanto amor.
No sabían estar sin la otra.
― déjame verte, hay dios, ¿Estás bien?, ¿Te hicieron algo?, ¿Cómo sigue tu gripe amor? ― la castaña hablaba atropelladamente verificando el rostro de su hija ― Quieres explicarme porque no puedes correr.
― una roca gigante cayó en mi pie ― explico con sencillez ― ¡vomité mucha sangre y estrene mi bat! ― resumió dejando a Meredith estupefacta.
― que bonito cuidado de niños Glenn ― comentó la Greene mayor con burla viendo como el nombrado sonreía apenado ― hey no, gracias.
― ahora sí, ¿Quienes son ustedes? ― volvió a preguntar Meredith situando su atención en los nuevos.
― sargento burro- no, quiero decir, no, es que, estúpido, ― Marlene río mientras oía al pelirrojo aclararse la garganta ― sargento Abraham Ford, ella es Rosita Espinosa y el Dr. Eugene Porter.
La castaña los miro.
― bueno, debo decirles a todos que, estamos en Terminus ― la Greene señaló una gran estructura en donde se veía el letrero "Terminus", parecía un buen lugar.
Poco a poco el grupo se reunía nuevamente, Marlene esperaba eso.
El día anterior la rubia había aprendido una cosa.
Había días buenos y días malos, estaba bien llorar, se había permitido llorarle a Hershel, había estado a punto de rendirse, no pensó en su madre ni tampoco en su hermano.
Ella solo había pensado en terminar con su dolor.
Pero no lo haría, si estaba rota por dentro trataría de no estar rota por fuera, así podría ganarle a la vida.
Tenía que volver a tener esperanza.
Author's note 📝
Saben? En en la escena de Marlene en el túnel sinceramente se me flasheo mucho a la de Carol en la cueva en la temporada diez, cuando dice: ella asesino a mi niño.
No sé, sinceramente cuando la termine de escribir y luego la releí para corregirla así me pareció.
Chille.
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