021. 𝖲𝗍𝗈𝗋𝗒

°⠄🌈☁️ꦿ CHAPTER TWENTY-ONE:
tell me your story





























㍍⠄𝄒‧ꦿ🌤️チ↻°.

MARLENE Y GLENN NO ACEPTARÍAN NINGUNA oferta, Glenn quería encontrar a Maggie y Marlene quería encontrar a su hermano y a su madre.

Aún tenían esperanza.

― ellas irían a buscarnos ahí, y ahí es a donde iremos ― explicó Marlene caminando en medio de Tara y Glenn.

― pierdes el tiempo ― habló Abraham nuevamente detrás de ellos ― no hay ninguna posibilidad de que encuentres a quien estás buscando, ¿Quien es? ¿Tu padre?, Lamento ser yo quien te lo diga pero ya no está, se fue.

La rubia paro en seco escuchando atrás de ella la voz del pelirrojo.

― no hace falta que tú mueras, vamos.

Glenn vio a Marlene con temor, no sabía cómo podía reaccionar ante lo dicho.

Recordarle la muerte de su padre de esa manera no era la mejor.

― sube al camión y aprovecha lo fuerte que eres ― pidió Abraham.

Marlene tiró todas sus cosas al piso sintiendo nuevamente ese asqueroso nudo en la garganta, en sus mejillas dos lágrimas bajaban lentamente sin embargo la rubia seguía inmóvil.

― cuando las personas que amamos mueren, bueno desaparecen, no significa que tu debas seguir ese camino ― contó.

Marlene se dió la vuelta lentamente mirando a los ojos azules del hombre, tal vez era el enojo pero en otro caso la rubia se habría dado cuenta que el azul en sus ojos era muy parecido al de ella.

En realidad fue un movimiento muy rápido, Marlene alzo su bat pegándole al hombre en la cara con la parte libre de púas, tan solo quería tirarlo al piso.

Eugene ni se inmutó pero la latina si, Rosita corrió al pelirrojo tratando de verificar si estaba bien, tan solo había escupido algo de sangre.

Tara abrió los ojos con sopresa al ver aquel acto, no se lo había esperado.

― mi papá está muerto, yo lo mate ― habló por fin la Greene viendo al hombre en el piso ―. Piensa bien tus siguientes palabras si no quieres que te habrá la cabeza con las puas

Abraham se dió un golpe mental, lo admitía, había sido su culpa.

Pero aún seguía pensando con la boca y no con el cerebro.

― las niñas idiotas como tú mueren en pocos días ― atacó el pelirrojo poniéndose de pie, Marlene había vuelto a caminar por la carretera tratando de ignorar lo que el hombre le decía ― eres débil, morirás, y cuando lo hagas espero que te d-

Glenn le había soltado un fuerte golpe al hombre en la mandíbula acaparando la atención de la rubia quien se dió la vuelta viendo la escena.

Después fue Abraham quien se lanzó hasta el coreano iniciando una acalorada pelea, Tara y Rosita se acercaron ni menos empezó la esta para intentar detenerlos.

Marlene se acercó a pasos lentos con una enorme sonrisa en el rostro.

― ¡Dale más fuerte Glenn! ― apoyo la rubia ― ¡Que le duela!.

Aquellos alientos parecían motivar más la pelea pues los hombres se golpeaba con más intensidad.

― ¡En los huevos Glenn! ― grito Marlene ― ¡Eso! ¡Así!, ¡En la cabeza!.

Con los gritos de las mujeres de fondo y los murmullos de los hombres ninguno noto que un grupo de errantes estaba apareciendo entre el trigo y el bosque.

O así fue hasta que Eugene disparó una metralleta atrayendo la atención de todos.

― mierda ― murmuró la de ojos mar tomando a Ryan.

Todos corrieron hasta el camión pues es que era en donde los errantes mas se aproximaban.

Marlene arrasó con los caminantes gracias a su bat, le estaba siendo bastante divertido pues con un solo golpe en la cabeza lograba derribar a los muertos.

― ¡Inútil atrás de ti! ― grito la rubia en dirección al pelirrojo quien volteó viendo a dos muertos más.

Marlene corrió hacia el golpeando a uno de ellos sintiendo como el otro era asesinado por el sargento.

― lo bueno que soy débil ― atacó la Greene con media sonrisa escuchando una ligera risa del hombre.

― ¿Cómo te llamas ― interrogó.

― Marlene Greene ― se presentó.

Sería un día bastante largo.





































El camión se había averiado, resulta que Eugene nunca en su vida había manejado un arma por lo que al no tener control sobre está le dió al tanque de gasolina del transporte.

Cómo Abraham había dicho, estaban jodidos.

― lamento lo del vehículo ― comentó Glenn ― espero que lleguen a Washington.

― esto es todo señores, nos vamos ― concluyó Marlene caminando atrás del asiático.

― ¡espérenme! ― exclamo Tara corriendo tras ellos.

De tres supervivientes ahora eran seis, seis personas las cuales buscaban solo una cosa.

Sobrevivir.

Abraham junto con su grupo seguirían al coreano, la rubia y la castaña para ver a qué se enfrentaban, tocaba probar suerte, tocaba tener paciencia para saber con qué los podía sorprender el destino.

El camino transcurrió bastante extraño, algunos se intercambiaban miradas, otros no soltaban ni una palabra, o en el caso de Marlene parecía jamás cansarse, la rubia iba saltando de un lado para el otro, cantaba, contaba alguna anécdota, ¿De dónde se apagaba?.

Eso era lo que se preguntaba Abraham.

― ¿Ella es tu madre? ― interrogó Tara a la rubia quien había sacado de su mochila una foto de su madre y ella.

Marlene asintió feliz.

― ¿La conoces? ― preguntó ahora ella.

Marlene y Tara caminaban juntas, Glenn junto con Rosita iban adelante, Eugene iba separado de todos, Abraham quien iba atrás de la castaña y la rubia al no tener nada mejor que hacer decidió escuchar la conversación.

― si ella, ella habló antes de que la batalla comenzará ― explicó ― sus palabras eran ciertas, ella no quería más guerras ¿Sabes?, Solo quería que la terminaríamos de la mejor manera ― Marlene sonrió ― quería que nos quedaremos, ella estaba dispuesta a abrirnos las puertas, después cuando mataron a Hershel ella fue la primera en disparar.

La mirada de la menor cambio, no imaginaba como es que su madre se sentía.

― por eso es que quiero encontrarla, saber si está viva ― comento Marlene con nostalgia ― la voy a encontrar.

― ella escapó ― contestó Tara llevándose toda la atención de Marlene ― si lo hizo, solo que no ví a dónde se fue, pero está viva.

La Greene se sintió bien, se sintió bien por primera vez en el día. Esa si era una buena noticia.

A los oídos de Abraham Ford, la madre de Marlene parecía una extraordinaria persona.

Oh, si que lo era.





































"Santuario para todos, comunidad para todos, los que llegan sobreviven"

― Terminus ― leyó Bob el cartel de las vías ― en la facultad de veterinaria escuchamos un mensaje en la radio sobre esto.

― ¿Lo transmitían? ― interrogó Maggie.

― ¿Que decían en la radio ― pregunto Sasha.

― No lo entendíamos, solo lo sé porque lo estoy viendo ahora "los que llegan sobreviven" ― respondió el moreno.

Una oportunidad, esperanza.

― Maggie, ahí, ahí podría estar Marlene ― dijo Meredith con efusión y alegría sonriendo por primera vez luego de los sucesos en la prisión.

― y Glenn ― siguió la de pelo corto ― debemos de ir ahí.

Las mujeres Greene habían buscado al asiático y a la rubia hasta por debajo de las piedras, cuando todo en la prisión termino Maggie volvió a buscar a Glenn y Marlene sin embargo estos se ya no están.

Por eso es que sabían que estaban juntos, tenían que buscarlos, tenían que llegar a esa comunidad, era una nueva oportunidad, una nueva esperanza.

Una llave.

Meredith deseaba encontrar a su pequeña, la castaña creía que Polo estaba muerto pues había encontrado sangre en su portabebé, la única esperanza que tenía era su pequeña rubia.

Por ella iría a aquel lugar, la encontraría a como diera lugar.





































El relajante sonido de los grillos resonaba en aquella noche tan tranquila.

El grupo de Abraham se había detenido pues la noche había caído más rápido de lo esperado, Tara hacía guardia en un árbol alejado sin embargo Marlene se hallaba sentada recargando su espalda en un árbol mas próximo a las vías.

No podía dormir.

No podía dormir sin saber nada de los suyos, Meredith, Polo, Rick, Carl, Maggie, Beth, Daryl incluso Carol.

La rubia los extrañaba. A todos.

― deberías dormir ― Abraham llego sentándose a lado de la Greene ― mañana el chino no nos dejará descansar, deberías aprovechar.

― es coreano ― corrigió la rubia recordando la primera vez que Glenn se lo había dicho ― no quiero dormir, no puedo.

El pelirrojo asintió con la cabeza.

Ahora sí debía pensar antes de hablar.

― siento lo que te dije en la tarde ― confesó ― no lo dije enserio ― Marlene vio al hombre ― creo que tienes más agallas que todos aquí, eres valiente.

Marlene sonrió con tristeza, recordó todas las veces que su padre le había dicho aquello; eres valiente. Marlene temía no serlo.

La Greene se sentía en una esfera de oscuridad, se sentía perdida en su soledad, estaba sola, no importaba cuántas veces la chica dibujara una sonrisa en su rostro, siempre volvía a caer en ese hoyo.

Ella realmente quería estar bien, estar feliz, lograba estarlo pues muchas veces su alegría era real, ¿Hasta cuándo? Era la pregunta que retumbaba siempre en su cerebro.

Incluso en el hoyo más grande, más oscuro y solitario, incluso ahí se podía encontrar la luz, ella necesitaba de esa luz en ese preciso momento más no sabía cómo hacerla entrar.

Se sentía sola y perdida.

― ¿Cuál es tu historia? ― interrogó Abraham llevándose una mirada confusa de la chica ― tu historia, antes y durante este infierno ― Marlene tomo una hoja caída de un árbol.

Un lento suspiro salió de sus labios.

― mi vida antes de esto no era muy interesante, reporte por ahí, llamada de atención por allá ― el sargento río ― vivía en la dirección escolar.

― no me sorprende ― confesó el hombre escuchando a la rubia reír posando su vista en la luna.

Ambos rieron en realidad.

― mi papá era policía, amaba su trabajo, amaba su vida ― sus ojos mar brillaron ― mi mamá era doctora, antes de esto nunca conviví mucho con ella, siempre tenía cirugías o citas medicas.

»»Vivíamos en un pueblo bastante alejado de todo ― contó con nostalgia recordando aquellos momentos ― cuando todo empezó papá no estaba con nosotras, entonces mi nana, mamá y yo nos fuimos del pueblo pues este fue infestado por esas malditas cosas ― Marlene rompía la hojita que tenía en sus manos ― llegamos a la Granja de mi abuelo y nos quedamos ahí.

Abraham trataba de imaginarse la historia, no imaginaba por todo lo que la rubia había tenido que pasar.

Sucesos bastante traumáticos a decir verdad.

― después de un tiempo llego ahí mi grupo actual, unas semanas antes había perdido a mi nana, María, luego volví a ver a mi papá y estuvimos juntos un buen tiempo ― relató con una mínima sonrisa ― encontramos la prisión y estuvimos ahí, en el trayecto perdí a personas de la granja ¿Sabes? Personas queridas.

El pelirrojo veía el rostro de la rubia pues la luna reflejaba en este dejando ver el parecido en sus ojos.

El pelirrojo sonrió un poco.

― mi tío murió a manos del mismo hombre malo que me secuestro, ese mismo día ví a mi padre convertido en un errante ― los ojos de Marlene se cristalizaron mientras bajaba la cabeza ― tuve que pelear con el, lo mate, le aplaste la cabeza con una piedra ― el sargento escucho como la rubia sorbía su nariz mientras que abrazaba sus rodillas ― luego perdí a mi mascota y de paso estuve a punto de morir por una asquerosa gripe, mi abuelo murió hoy y bueno, eso es todo.

El hombre no supo que decir, no supo cómo contestar, quien iba a pensar que aquella niña tan extrovertida y alegre había pasado por esas cosas.

Marlene Greene había pasado por tantas cosas, tantos traumas, tantas perdidas, tantas cosas tan horribles que lo único que esperaba era que eso valiera la pena.

Esperaba volver a vivir en paz algún día, esperaba ya no tener que llorar por la perdida de alguien.

Ya no quería perder a nadie más,
el corazón de Marlene Greene estaba lleno de curitas los cuales intentaban curar sus heridas.






































































Author's note 📝

Siento que Marlene es muy Lydia con el tema de sus traumas y heridas, encima yo me imagino que Marlene tiene las mismas expresiones que Lydia en el tema de la lloracion y en esos aspectos tristes.

Sigan leyendo que aún hay más, yeyy jsksjs.

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