014. 𝖰𝗎𝗂𝖾𝗍 𝗆𝗈𝗇𝗍𝗁𝗌

°⠄🌈☁️ꦿ CHAPTER FOURTEEN:
do not give them names





























㍍⠄𝄒.ꦿ🌤️チ↻°‧

CON EL PASAR DE LOS DÍAS, INCLUSO LOS MESES las heridas deberían de sanar, pero, las del corazón son más profundas y por supuesto que más tardádas.

Quizá Ryan Dixon merecía vivir más, tal vez el merecía ver crecer a sus hijos y sobrevivir como solo el sabía hacerlo, tal vez era cierto, pero lamentablemente Ryan se fue demasiado rápido como para ver los avances de la nueva comunidad que se formaba.

Todo había cambiado en tan solo seis meses, ya no era un grupo el cual solamente se concentraba en armas, ahora solo buscaban la paz y sobrevivir.

Solo eso.

La muerte de Ryan Dixon había logrado ser superada por el grupo, todos y cada uno de ellos lo recordaban como un verdadero guerrero el cual hubiera estado dispuesto a todo contal de proteger a los suyos, el hombre se había vuelto una leyenda.

Y mientras más contarás esa leyenda, el jamás desaparecería.

Marlene había tomado muy mal la muerte de su padre pues paso semanas sin aquel brillo tan característico, eso hasta que decidió no terminar el legado.

Si ella se rendía, entonces, ¿Que quedaba?, ¿Ryan estaría orgulloso de ella?, Fueron las preguntas que se hizo la rubia durante su lamento. Por esto la rubia no solo superó, si no también lucho.

Ella seguiría un legado.

Fue así que en seis meses la rubia había limpiado su cabeza volviendo a ser la misma persona de antes, no sin antes recordarse por quien estaba haciendo aquello.

Recordarse que honraria al arquero más valiente que conoció en toda su vida.

― no me despertaste ― un crecido Carl se acercaba a la pequeña granja que había montado el líder de la prisión.

― estuviste despierto la noche entera cuidando a Mar ― el castaño sonrió ― por cierto, ¿Que peinado es ese Mar? ― Una cabellera rubia se acercaba a unos pasos más atrás que Carl extrañamente sin zapatos, ambos Grimes vieron divertidos a la chica quien se tallaba los ojos aún.

Desde lo ocurrido con Ryan, Rick había tratado de acercarse más a la rubia pues de alguna manera sentía que debía acompañar a la Dixon en sus buenos y malos ratos.

El Grimes le había tenido mucho cariño al fallecido Dixon.

― ¿Que le pasa a Violet? ― pregunto Marlene llegando con los Grimes.

― Mar te dije que no les pongas nombres, ya no son cochinitos, son comida ― explico Rick.

― pero Violet es un lindo nombre, es clásico ― se excuso Mar entre un bostezo ― a demás Chispita aprobó ese nombre.

Evadiendo el tema el Grimes mayor decidió contestar la pregunta.

― nosé que le pasa, puede estar enferma, puede que no sea nada ― explico el hombre ― siéntete mejor, Violet ― acepto por fin Rick el nombre regalándole una mirada cómplice a la Dixon quien sonrió.

― o puede que tenga sueño, como tú ― agrego Carl con burla sintiendo como la rubia lo golpeaba en el hombro.

― ahora que lo pienso, Rick, si le pego a Carl ¿se consideraría maltrato animal? ― el Grimes mayor bajo la cabeza sonriendo con burla ― yo creo que si.

Fue el turno de Carl en fruncir el ceño.

― bien niños, vamos a trabajar, alto, ¿No te piensas poner zapatos cierto? ― la rubia negó ― bien, andando.

Se notaba que las cosas andaban mucho mejor por la prisión.

No solo había una pequeña granja si no que también se contaba son unos pequeños cultivos que de igual manera brindaban comida.

Era un gran avance.

La prisión se había extendido, todos los bloques estaban limpios al igual que el resto de la prisión.

Ahora aquel lugar tenía vida.

Había muchas más personas en la estructura, igual que de la misma manera brindaban alguna aportación, algunos sabían disparar, otros sabían cocinar, otros lavaban, otros cortaban, era un trabajo entre todos.

Nada era caridad.

Meredith Greene también había tenido un gran cambio, antes de la muerte de su esposo la mujer sabía defenderse.

Sabía disparar, sabía lo básico, pero no era buena, ella nunca había querido abrir los ojos para afrontar la verdadera y cruda realidad, no fue hasta que su esposo murió cuando decidió quitarse la venda de los ojos.

Durante aquellos seis meses la castaña habia aprendido de Daryl, todo, desde sus buenos hábitos hasta los malos, Meredith Greene ya no era una mujer indefensa.

Ya no.

Había una sola cosa que no había cambiado en ella, el amor hacia sus hijos, en realidad era al revés, la mujer se había vuelto más afectuosa hacia estos, y bueno, ahora que sabía protegerse incluso hasta sobreprotectora.

Las horas en la prisión se pasaban relativamente rápidas, sin peligro el tiempo parecía ir volando, vaya que lo hacía.

― ¿Crees que le quede marca? ― interrogó Carl acomodando unos cuantos troncos de la pequeña granja.

Marlene pensó recordando lo ocurrido.

Apolo había rasguñado en la mejilla a Judith. Marlene esperaba que no dejará marca.

― ne, no creo que sea para tanto, fue un ligero rasguño niño, no seas dramático ― el castaño río.

Ambos chicos voltearon bruscamente la escuchar un silbido.

Habían vuelto.

― vamos ― dijo Rick hacia los dos niños quienes ya corrían en dirección a la puerta principal de la prisión.

Michonne junto con una nueva integrante del grupo llamada Roxane salían con frecuencia llegando a irse durante varias semanas en busca de muevas cosas para la prisión.

Marlene había congeniado muy bien con la pelirroja de interrogantes ojos verdes.

Rick y Carl abrieron las puertas de la prisión dejando que ambas mujeres entrarán llevadas cada quien por un caballo.

― encantados de verlas ― saludo el líder llegando hacia las mujeres quienes ya habían bajado de los caballos.

― decimos lo mismo ― contestó la morena con alegría acariciando al caballo.

Marlene se desconecto de la plática de los Grimes y la morena para abrazar a la pelirroja quien correspondió con una grande sonrisa.

― hey ― Roxane acaricio el cabello de la rubia ― creo que tú me hiciste un pedido especial ― de una curiosa mochila café la pelirroja saco lo que parecía un juego de cartas.

― ¡Gracias! ― chillo Marlene con emoción saltando en su lugar volviendo abrazar a la mujer con más emoción escuchando como está reía.

― bien, bien, jugaremos en la noche, llamaremos a Iris y tendremos una buena jugada ― ambas chocaron cinco viendo como Daryl en su motocicleta se acercaba a ellos seguido de dos camionetas.

De una de ellas salió Meredith encaminándose hasta donde su hija quien corrió a abrazarla.

Un pequeño grupo iría a buscar provisiones a un misterioso lugar que Daryl había encontrado. Tal vez valía la pena intentarlo.

― te diría cuídate pero creo que tú los cuidarás a ellos ― comento Marlene con burla escuchando a su madre reír.

― te quiero linda ― se despidió la castaña.

― yo iré ― aviso Michonne.

― igual yo ― secundo Roxane alzando la mano ― les vendrán mejor más manos.

― acaban de llegar ― dijo Marlene.

― volveremos ― Michonne le regaló una sonrisa a la rubia ― a demás yo también jugaré contigo.

La Dixon sonrió viendo como las tres mujeres entraban a una de las camionetas.

Solo esperaba que volvieran, como siempre.






































Una de las cosas que ahora implicaba la nueva vida en la prisión era socializar, eso para Marlene no había sido un problema pues la chica hablaba hasta por los ojos.

Tal vez el problema era para Carl quien aún no se acoplaba a no usar armas y al ya no tener que ver tanta violencia como antes.

Eso para el Grimes aún era extraño.

- ¿Los estan poniendo nombre? - Carl llegó junto con Marlene y un niño llamado Patrick, normalmente a ellos tres se les veía juntos todos los días pues eran los que compartían una similitud de edad.

― bueno, uno de ellos tenía una etiqueta con nombre, así que nombramos a todos ― explico Mika Samuels, ella era una tierna niña rubia con una sonrisa angelical, a veces llegaba a ser demasiado buena para el mundo que se vivía.

― tenían nombres cuando estaban vivos, ahora están muertos ― dijo Carl moviendo el balón que tenía en sus manos.

― no es cierto ― negó la mayor de las Samuels, Lizzie, la niña rondaba entre los once o doce años, Marlene la encontraba algo siniestra, por lo menos eso pensaba ― son diferentes.

― si, si son diferentes, se comen a las personas, matan personas, no hablan y tampoco piensan, son simplemente basura humana ― explico la Dixon observando a los cuatro niños que tenía enfrente.

― las personas lo hacen y aún tienen nombre ― contratacó Lizzie.

Unas tiernas risitas junto con unas pequeñas pisadas desviaron el desacuerdo que se creaba, Jelly Bean la menor de las hermanas Samuels se acercaba corriendo a pasos torpes a la rubia de ojos mar.

A decir verdad la pequeña era bastante adorable, Jelly tenía tan solo cuatro años y si prestabas bastante atención parecía una niña extremadamente feliz.

Normalmente la infante lucía dos tiernas colitas en cada lado que resaltaban su tierno cabello rubio.

Marlene se agachó a la altura de la bebé extendiendóle sus brazos, cuando la Samuels estuvo lo suficientemente cerca la Dixon cargo a Jelly sintiendo como la menor enredaba sus pequeñas piernas a su cintura.

― no son gente, no son mascotas, no les pongan nombres ― mando el Grimes.

― se supone que vayamos a leer, vamos ― murmuró Lizzie saliendo de la escena llevando a todos los niños con ella a excepción de su hermana Mika quien no se movió.

― ¿vendrás a leer esta noche? ― pregunto la niña con dulce voz en dirección a Patrick quien titubeó.

― si ― respondió este escuchando una alegre despedida de parte de la Samuels.

Tanto Marlene como Carl vieron al chico de gafas con una ligera sonrisa burlona.

― bueno a veces voy ― se defendió ― soy inmaduro, no te gustaría, es para niños ― comento este en dirección a Carl ― aunque, Carol dijo que leería Peter Pan.

Marlene dio pequeños saltitos en su lugar escuchando a la niña que tenía en brazos reír.

― creo que empezaré a ir a esas lecturas ― dijo Marlene con emoción en su voz.

Ambos chicos rieron.

― voy a ir para allá también, los veo luego amigos ― se despidió Patrick antes de comenzar a caminar.

Marlene volteo a ver al castaño quien se veía desanimado, el realmente estaba intentando volver a comportarse como un niño normal.

El quería ser feliz, sin embargo no de la misma manera que los otros, el quería ser feliz teniendo al grupo a salvo, el quería ser feliz teniendo a Marlene a su lado.

Era lo único que quería.

Sintiendo como la pequeña Samuels jugaba con su cabello Marlene tomo la mano de Carl brindándole unas pequeñas caricias en señal de apoyo.

Ella sabía que lo estaba intentando.

Marlene sabía que Carl estaba intentando volver a ser feliz.




















































Author's note 📝.

Ay va cómo andan? bueno pues nada, realmente me emociona el acto tres pues se vienen muchas cosas inesperadas.

Otra cosuqui más, ¿queréis beso de Carl y Marlene en este acto?.

Leo sus comentarios, los amoo.

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